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En el desierto no brillan las estrellas
PC PlayStation 3 Xbox 360

En el desierto no brillan las estrellas

Vivimos una guerra para buscar la verdad y nuestra humanidad entre el horror y la muerte.

Por David Vigón Rodríguez,
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La guerra que no cesa

Spec-Ops: The Line no es un juego bélico al uso, ni tampoco su desarrollo. Mientras otros estudios sacan juegos militares y sus expansiones por año a una velocidad de vértigo, Yager ha tardado varios años en tener su título terminado. No sólo eso, sino que además sufrió un parón, desapareció de la mirada de los medios y tuvo una crisis de identidad que obligó a una remodelación bastante seria.

La influencia es doble, por un lado el de la novela "En el corazón de las tinieblas" y por otro el de la película Apocalipsis Now, aunque realmente la influencia es la misma, ya que esas dos obras no dejan de tener la misma esencia pero en diferentes medios. Esta bien que una novela tan intensa tenga su representación en medios tan dispares como el cine o los videojuegos, y que en cualquiera de ellas siempre resulte actual y verosímil, ya que la guerra es la guerra, ya sea en el siglo XX como el XXI, sea en Vietnam o en Dubái.

Nos encontramos en un futuro cercano, en uno donde las fuerzas de la naturaleza ponen en aprietos a la humanidad. Dubái, el famoso país de Oriente Medio famoso por su expansión económica, su competición de Formula Uno, su lujo y su arquitectura rompedora, está en peligro por una inminente tormenta de arena. Para ayudar en la evacuación, Estados Unidos envía al Escuadrón 33, apodados "Los malditos" dirigidos por el coronel John Konrad, sin embargo la tormenta llega antes de tiempo y con mayor turbulencia de la prevista y todos los dan por muertos. Seis meses más tarde se capta una señal de radio por la zona así que el gobierno estadounidense manda a los Delta Force para comprobar si quedan supervivientes (bien habitantes de Dubái o soldados del 33) y regresar para pedir refuerzos.

Este grupo de fuerzas especiales está compuesto por el capitán Martin Walker, el teniente Alphanso Adams y el sargento John Lugo, y cada uno está especializado en una materia y tiene una visión distinta del mundo. Adams es sensato, equilibrado y utiliza sobre todo las armas pesadas y la fuerza física, en cambio Lugo tiene un gran sentido del humor que le hacer ser muy insolente en ocasiones pero es todo un especialista en comunicaciones por los idiomas que domina junto a su pericia con los rifles de francotirador. Walker como capitán y protagonista de la historia es el que más responsabilidad aguanta sobre sus hombros, pues de él depende su escuadra y la suerte de los civiles y del desaparecido Escuadrón 33. De sus decisiones pueden morir o salvarse personas, descubrirse la verdad y en última instancia decidir el destino de Dubái.

El argumento y la narrativa son el plato fuerte de este juego, algo inusual en un juego sobre la guerra. No porque los conflictos bélicos no tengan diferentes interpretaciones ni profundidad sino porque las desarrolladoras de estos juegos no ponen mucho interés en este aspecto. El comienzo del juego es convencional: "soldados norteamericanos que van a un país árabe y se encuentran con que sus habitantes han montado una revuelta", pero a medida que avanza la trama se observa que nada es lo que parece. Walker y sus hombres descubren horrorizados que el Escuadrón 33 se ha erigido como fuerza ocupante del país y controla con mano de hierro a sus habitantes. Y por si fuera poco, un extraño personaje conocido como El locutor retransmite por radio noticias y canciones hasta que se empieza a burlar de Walker con saña. Se asemeja al "gran hermano" que nos vigila en todo momento. El país está en llamas, la lucha azota las derruidas calles, hay un loco que vocifera continuamente y no hay señales de vida del coronel Konrad... ¿está vivo?, ¿donde está?, ¿es quién ha provocado todo esto?

A día de hoy puede parecer que los jugadores están insensibilizados respecto a la guerra por culpa de la manera con la que se representa. Si se dan casos de adolescentes que se alistan por querer emular a sus héroes virtuales, con The Line será todo lo contrario (o eso esperamos) ya que muestra el horror de los conflictos armados con toda su crudeza. No matamos a enemigos sin nombre ni humanidad sino a personas, nuestros actos tienen repercusiones, quizás queramos hacer el bien pero causamos daños colaterales entre la población. Todo es subjetivo y relativo, no hay blanco ni negro, ni malos malísimos ni buenos buenísimos, sólo el gris y muchas personas que hacen lo que consideran que deben hacer.
Logo del juego
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Abandona toda esperanza
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La bandera al revés es una petición de ayuda internacional
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La arena está presente en todo momento
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Las escenas de carga aparecen raramente, pero cuando lo hacen es para ilustrar a lo grande
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Las coberturas no pueden faltar
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Dubái: el paradigma de la creacción y destrucción de un imperio en días
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