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Ejército de un solo hombre
Karl Fairburne regresa al campo de batalla con Sniper Elite 5, el trabajo más redondo de Rebellion.

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Damos por sentado que si una franquicia suma ya cinco entregas a sus espaldas es porque algo se está haciendo bien y porque cuenta con una comunidad fiel que se emociona con la llegada de nuevas entregas. Sniper Elite, una serie camino entre el AA y una superproducción, no se codea con las altas esferas ni rompe récords, pero todos sus títulos son notables. Más de 17 años después del lanzamiento de su primera entrega y con una subsaga protagonizada por zombis, Rebellion nos trae Sniper Elite 5, un clásico más y mejor, divertidísimo de principio a fin y que no decepcionará a nadie. Se pondrá a la venta mañana mismo, 26 de mayo, para PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S y PC. Además, desde el primer día estará disponible en el servicio de Xbox Game Pass, lo que probablemente se traduzca en un aumento exponencial de su público.
Déjame que te adelante que, si ya has jugado antes a Sniper Elite, especialmente a sus dos últimas entregas, te puedes hacer a la idea de lo que puede ofrecer Sniper Elite 5. Es una entrega bastante continuista y parecida a lo que ya se ha hecho anteriormente en la serie, pero ahora cambiamos el norte de África o Italia por la campiña francesa. Hablamos de un juego de acción que combina la cámara en tercera persona para el movimiento y la exploración del escenario con una cámara en primera persona para los momentos de acción intensa. Esto variará en función del estilo de juego de cada uno, ya que aunque podemos utilizar armas letales, siempre podemos usar munición no letal o noquear a los enemigos para avanzar por el escenario, evitando en todo momento ser detectados por las fuerzas enemigas. Niveles, por cierto, ambientados en la Segunda Guerra Mundial, que nos lleva a revivir algunos de los momentos más críticos de nuestra historia. ¿Y qué hay de nuevo en Sniper Elite 5? Estamos ante el título más grande y ambicioso de la serie, muy pulido y mejorado que lo convierte en uno de los juegos más divertidos de este año.
No vamos a entrar en destripes sobre la historia, por lo que nos limitaremos a contar resumidamente cómo ha llegado Karl Fairburne a terreno francés. La historia de Sniper Elite 5 cubre un periodo muy específico en la Segunda Guerra Mundial: justo antes del Día D, pero viviremos la llegada de las tropas aliadas a Normandía. Fairburne, que ayudó a la liberación del norte de África y despejó las tierras italianas de los fascistas con la ayuda de la resistencia local, no conoce el significado de la palabra vacaciones. Como uno de los mejores francotiradores de la historia y una auténtica máquina de matar nazis, no puede resistir la llamada del deber cuando la resistencia francesa le llama para una importante misión. Aquí aparece una vieja amiga de Karl que le pone al día de la Operación Kraken, un proyecto secreto de las fuerzas alemanas que involucra al Obergruppenführer Abelard Moller, el villano principal de esta entrega.
La historia no es nada que hayamos visto antes, pero mantiene el interés en todo momento, que no se puede decir lo mismo de Sniper Elite 4. No tardamos mucho en comprender que la historia es un pequeño hilo conductor entre nivel y nivel, con algunas pinceladas en forma de destellos de los motivos que mueven a nuestro protagonista a involucrarse en estos conflictos bélicos. Antes de entrar en cada misión nos ponen en situación con un vídeo introductorio, ya que no tenemos esa especie de punto de encuentro que había en cada misión de la cuarta entrega, por lo que no siempre podremos hablar con la resistencia local para estar al tanto de las novedades que ocurren en el país. La campaña se compone de nueve misiones principales, o diez si hemos reservado/comprado el primer contenido descargable, que incluye una misión especial -y aparentemente no canónica- en la que debemos matar al infame de Hitler. Cada una de estas misiones ronda la hora de juego, que puede aumentar enormemente en función de nuestro estilo de juego y de si completamos todas las tareas secundarias que nos asignan al inicio de la misión. En una primera partida a un buen ritmo la duración puede oscilar las 12 horas perfectamente.
Como ya es costumbre en la serie, estaremos en solitario durante todo el tiempo que pasemos en territorio enemigo. Al ser persona non-grata, lo más sensato es mantener un perfil bajo, infiltrándonos en completo secreto por las líneas enemigas, apartados de los focos y moviéndonos por la hierba alta o por los obstáculos repartidos por el escenario. El entorno siempre ha sido una herramienta más en la serie Sniper Elite, pero cobra mucha más importancia si cabe en esta entrega. El escenario es completamente libre y más complejos que los que ya hemos visto con anterioridad. Los mapas gozan de un tamaño considerable, los más grandes de la serie, donde podemos explorar con total libertad los interiores y exteriores. Esta filosofía ya la pudimos ver en Sniper Elite 4, pero ahora se ha llevado a otro nivel. Cada escenario funciona como un pequeño rompecabezas donde todas las piezas funcionan a la perfección. Sin un buen diseño de niveles, la estructura de Sniper Elite 5 caería por su propio peso, pero por fortuna en Rebellion tienen experiencia en la creación de escenarios. Nos ha sorprendido gratamente el listón que mantienen todos escenarios de la campaña, se nos hace muy complicado quedarnos con uno.
La jugabilidad se basa en elementos bien diferenciados, empezando por el sigilo. Como buen francotirador, nuestro objetivo es avanzar con cautela para no ser descubiertos, y para ello tenemos los prismáticos, una herramienta básica en Sniper Elite que nos ayuda a marcar a los enemigos, conocer un poco más sobre ellos, sobre su ruta a la hora de patrullar y si están calmados o nerviosos. En definitiva, gracias a los prismáticos podemos reconocer el terreno, y con unos escenarios tan amplios, es de vital importancia hacerlo en primera instancia. Para ello hay que buscar posiciones elevadas, como montañas, torres o el tejado de algún edificio derruido. Todo esto se ve potenciado con una nueva mecánica que nos permite escalar por las enredaderas o utilizar unas tirolinas para movernos a grandes distancias. La forma en la que podemos acometer cada uno de los objetivos principales o secundarios es completamente abierta, nosotros tenemos la última palabra. Podemos cumplir objetivos en el orden que queramos, priorizando la búsqueda de las tareas secundarias o ciñéndonos al plan principal. Estos encargos secundarios no sólo prologan la vida útil del juego, sino que nos ofrecen jugosas recompensas en forma de puntos de experiencia, que se traduce en nuevos puntos de habilidad y la posibilidad de desbloquear nuevas armas y accesorios para ellas.
Sniper Elite 5 ofrece una infinidad de opciones a la hora de enfocar los niveles, opciones que siempre nacen como fruto de nuestro estilo de juego. Es uno de los puntos fuertes de esta entrega: haz lo que quieras, cuando quieras y como quieras. Si te apetece puedes moverte furtivamente por la hierba alta, romperle el cuello a uno de estos malnacidos de Hitler, disparar a un barril explosivo y hacer saltar un tanque por los aires en el proceso. Y si optas por el sigilo, siempre serás recompensado con esas nuevas cámaras de rayos X que ahora también se activan con los ataques cuerpo a cuerpo y que podemos ver con todo lujo de detalles como la garganta del enemigo estalla en mil pedazos al entrar en contacto con el filo de nuestra navaja. Rebellion no ha escatimado a la hora de mostrar la crudeza de esta cámara, y aunque podemos desactivarla en todo momento, tal y como sucede en Mortal Kombat no es más que una recompensa por haber sido certeros con un disparo desde la lejanía o con un ataque imprevisto.
Decíamos que los escenarios eran mucho más grandes que en otras entregas, y eso se traduce en más actividades para realizar. Cada escenario tiene su misión principal asignada, pero también tareas secundarias para frenar el desarrollo de nuevas armas para el ejército alemán o para ayudar a la resistencia francesa. Por ejemplo, en la segunda misión, que es la que pudimos jugar hace unas cuantas semanas, debemos robar varias obras de arte que han robado los nazis, mientras que otra tarea implicaba liberar una ruta para que la resistencia pudiese entrar a la zona desde ahí y asegurarla. En este título tenemos dos nuevas actividades en cada misión, siendo una de ellas los reportes de inteligencia que nos marcan zonas de interés en el mapa. Un arsenal del ejército alemán, una enfermería clandestina o la localización de archivos personales. Para ello debemos encontrar pistas repartidas por el escenario que nos lleven a la localización, momento en el que se nos indicará en el mapa su ubicación. Por otro lado están las tareas de acabar con uno de los cabecillas de Hitler. Siempre habrá uno de estos objetivos en cada misión, y se moverán por una zona que debemos triangular hasta reconocer a la persona a la que estamos buscando. Tras hacerlo, basta con meterle una bala en la cabeza para cumplir el objetivo, aunque si lo matamos de la manera que nos propone la misión, desbloquearemos nuevas armas y cosméticos. En uno de estos objetivos se nos pedía noquear al alemán y lanzarlo a una construcción con cemento.
Lamentablemente, todavía tenemos nuestras dudas con la inteligencia artificial enemiga, que continúa siendo torpe y errática. Las opciones de accesibilidad son variadas, pero en nuestro caso hemos adaptado la experiencia a una aventura equilibrada, con una pizca de desafío pero sin tener que sufrir por cada impacto de bala fallido. Es cierto que los enemigos ahora buscan mejor cuando tienen la certeza de que estamos en un punto concreto, pero se quedan estáticos cuando les disparamos, algunos de ellos huyen, pero no es la norma. Suelen cambiar de cobertura, pero no empujan o nos asedian para hacernos salir de nuestro escondite. No deja de ser extraño que un soldado vea a otro sin vida y siga en estado normal, en cautela, sí, pero que no parece que haya cambiado nada en su manera de comportarse.
Y si queremos aumentar todavía más la vida útil del juego, no pueden faltar los coleccionables, marca de la casa en las últimas entregas. Hay un montón de ellos que se dividen en distintas categorías, como las cartas personales en las que miembros de la resistencia francesa se ponen en contacto con sus seres queridos, o los documentos confidenciales, a través de las cuales podemos indagar en los planes de Hitler para dominar el mundo. Hay más, por supuesto, y algunos de ellos son nuevos, como los objetos ocultos, una suerte de suvenir que encontramos desperdigados por el mapa y que nos cuentan un poco más de la cultura local. Además, en esta entrega tenemos repartidas 24 mesas de trabajo por todas las misiones, que nos desbloquean nuevas piezas para modificar nuestras armas. Estas mesas suelen estar bien escondidas en edificios de la resistencia, pero encontrarlas merece la pena.
Una de las novedades que tenemos en cuanto a la progresión de nuestro personaje es que el árbol de habilidades ha desaparecido tal y como lo conocíamos, por lo que ahora no tenemos por qué elegir una habilidad entre dos. Ahora cada rango de nuestro personaje, que alcanzan los 40 niveles, nos recompensa con un punto de habilidad que podemos distribuir en tres apartados. Algunas de estas habilidades nos brindan la posibildad de curarnos nosotros mismos con un botiquín tras ser derribados o el poder llevar con nosotros más munición y herramientas. Además, a medida que subamos de rango, también desbloqueamos algunas personalizaciones para nuestras armas, que están muy bien recreadas. Todas ellas pertenecen a la época y están repletas de pequeños detalles que nos meten de lleno en la época.
Adentrándonos en el terreno de los modos de juego, uno de los mejores añadidos de esta entrega son las invasiones, que os sonarán de algo si habéis probado juegos de FromSoftware como el reciente Elden Ring o la serie Souls. Desde el menú principal podemos jugar a ser invasores, lo que nos llevará a la partida de otro jugador que tenga la característica de las invasiones activa -es opcional y se puede desactivar en cualquier momento-. Al hacerlo podemos seremos uno más del ejército nazi, y podremos personalizar a nuestro personaje para que parezca de una infantería específica, de manera que así iremos bien camuflados en el entorno. A partir de ahí, el juego del gato y el ratón; buscamos pistas de nuestro enemigo, triangulamos su posición, nos ponemos en contacto con otros miembros de nuestro ejército e intentamos escuchar si alguno de nuestros aliados ha dado el aviso de que el otro jugador se está moviendo por la zona. Si como invasores acabamos con el enemigo, nos sumará una baja a nuestro historial, y esto es importante ya que cuantas más bajas en total sumemos a nuestro casillero, más recompensas desbloquearemos.
Por otro lado, si un jugador ha invadido nuestra partida, recibiremos una notificación para alertarnos de esto. Aquí hay una pequeña desventaja, ya que nos puede pillar el invasor en medio de una trifulca con otros enemigos y será alertado de nuestra posición. Podemos escoger la vía rápida y escondernos en un punto ciego a la espera de que el enemigo se acerque a nuestra posición, pero no servirá de mucho ya que tras un tiempo oculto en el mismo lugar, el invasor recibirá una notificación de una triangulación de nuestra posición. Si aún así nos mantenemos en el lugar, directamente verá nuestra posición exacta en todo momento hasta que nos hayamos movido de área. Hay dos formas de identificar al invasor, siendo la primera de ellas acudir a uno de los puestos telefónicos que hay distribuidos por todo el mapa y reclamar a la resistencia una posición aproximada del enemigo. Si acabamos con él, más experiencia para nosotros, pero no optamos a esos cosméticos que solo se consiguen en el bando del invasor. ¿Y qué sucede si el invasor acaba con nosotros? Realmente nada, pues no hay una penalización como tal. Tampoco perdemos el progreso de la misión, ya que el juego hace un guardado automático un instante antes de efectuarse la invasión, por lo que no perderemos nada.
Hay otras modalidades que repiten en esta entrega, como el modo Supervivencia, que nos invita a cooperar con otros dos jugadores para hacer frente a múltiples oleadas de nazis. Hay hasta tres mapas para elegir y también un árbol de habilidades que funciona de manera independiente al que tenemos en el modo campaña. Por supuesto también hay modos competitivos donde 16 jugadores se enfrentan a otro equipo de 16, como en Lados opuestos, una partida en la que ambos equipos están separados por una barrera impenetrable, por lo que solo queda ser un maestro con el rifle de francotirador. Lo demás, lo que ya os podéis imaginar: un Todos contra todos, una Partida por equipos o la Lucha de pelotones, que no es otra cosa que cuatro equipos formados por cuatro jugadores luchando entre sí. Hay variedad para todos los gustos, y aunque no lo hemos mencionado antes, también podéis completar toda la campaña junto a otro jugador, compartiendo progreso y recompensas. ¿Lo mejor de todo? Rebellion se ha sumado a la tendencia y ha habilitado el juego entre plataformas, por lo que jugadores de PlayStation pueden cooperar con otros de Xbox y PC o viceversa.
En cuanto al apartado gráfico hay poco que objetar. Es un juego que luce muy bien para los estándares de hoy día, notándose que se ha aprovechado parte de la potencia que brindan las consolas de nueva generación y del uso de unas técnicas de fotogrametría (que ya hemos visto utilizar en Microsoft Flight Simulator, por ejemplo). Esta tecnología le permiten a Rebellion recrear con exactitud escenarios reales, y eso lo hemos podido comprobar de primera mano. Nosotros hemos jugado a la versión de PlayStation 5 y estamos muy satisfechos con el resultado, comprobando que funciona a una resolución y a una tasa de fotogramas por segundo esperada. Sí que hay algún que otro diente de sierra un tanto extraño, pero debemos resaltar que no hemos jugado con el parche de lanzamiento ya aplicado, que en un principio solucionará este problema.
CONCLUSIÓN
Como ya hemos comentado a lo largo del artículo, Sniper Elite 5 es una continuación de manual, un más y mejor, que es justo lo que estábamos buscando. Estamos ante un juego divertídisimo, para nada revolucionario, pero sí con altas dosis de rejugabilidad, una enorme cantidad de opciones para abordar cada situación, unas dinámicas de sigilo competentes y una amplia variedad de modos cooperativos y competitivos. Le podemos achacar que es un tanto continuista, que sus animaciones claman una renovación y que la IA enemiga es estúpida, pero en todo lo demás es un juego muy disfrutable. Quizá por el hecho de que esté en Game Pass vea un crecimiento en su comunidad, y ojalá que sí, porque sin llegar a ser una serie de nicho, no se entiende que Sniper Elite se olvide en el imaginario colectivo.
Hemos jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Bumble3ee Interactive.
Déjame que te adelante que, si ya has jugado antes a Sniper Elite, especialmente a sus dos últimas entregas, te puedes hacer a la idea de lo que puede ofrecer Sniper Elite 5. Es una entrega bastante continuista y parecida a lo que ya se ha hecho anteriormente en la serie, pero ahora cambiamos el norte de África o Italia por la campiña francesa. Hablamos de un juego de acción que combina la cámara en tercera persona para el movimiento y la exploración del escenario con una cámara en primera persona para los momentos de acción intensa. Esto variará en función del estilo de juego de cada uno, ya que aunque podemos utilizar armas letales, siempre podemos usar munición no letal o noquear a los enemigos para avanzar por el escenario, evitando en todo momento ser detectados por las fuerzas enemigas. Niveles, por cierto, ambientados en la Segunda Guerra Mundial, que nos lleva a revivir algunos de los momentos más críticos de nuestra historia. ¿Y qué hay de nuevo en Sniper Elite 5? Estamos ante el título más grande y ambicioso de la serie, muy pulido y mejorado que lo convierte en uno de los juegos más divertidos de este año.


La campiña francesa es el escenario escogido para esta entrega, aunque también visitaremos ciudades e instalaciones nazis.
No vamos a entrar en destripes sobre la historia, por lo que nos limitaremos a contar resumidamente cómo ha llegado Karl Fairburne a terreno francés. La historia de Sniper Elite 5 cubre un periodo muy específico en la Segunda Guerra Mundial: justo antes del Día D, pero viviremos la llegada de las tropas aliadas a Normandía. Fairburne, que ayudó a la liberación del norte de África y despejó las tierras italianas de los fascistas con la ayuda de la resistencia local, no conoce el significado de la palabra vacaciones. Como uno de los mejores francotiradores de la historia y una auténtica máquina de matar nazis, no puede resistir la llamada del deber cuando la resistencia francesa le llama para una importante misión. Aquí aparece una vieja amiga de Karl que le pone al día de la Operación Kraken, un proyecto secreto de las fuerzas alemanas que involucra al Obergruppenführer Abelard Moller, el villano principal de esta entrega.
«En una primera partida a un buen ritmo la duración puede oscilar las 12 horas perfectamente.»
La historia no es nada que hayamos visto antes, pero mantiene el interés en todo momento, que no se puede decir lo mismo de Sniper Elite 4. No tardamos mucho en comprender que la historia es un pequeño hilo conductor entre nivel y nivel, con algunas pinceladas en forma de destellos de los motivos que mueven a nuestro protagonista a involucrarse en estos conflictos bélicos. Antes de entrar en cada misión nos ponen en situación con un vídeo introductorio, ya que no tenemos esa especie de punto de encuentro que había en cada misión de la cuarta entrega, por lo que no siempre podremos hablar con la resistencia local para estar al tanto de las novedades que ocurren en el país. La campaña se compone de nueve misiones principales, o diez si hemos reservado/comprado el primer contenido descargable, que incluye una misión especial -y aparentemente no canónica- en la que debemos matar al infame de Hitler. Cada una de estas misiones ronda la hora de juego, que puede aumentar enormemente en función de nuestro estilo de juego y de si completamos todas las tareas secundarias que nos asignan al inicio de la misión. En una primera partida a un buen ritmo la duración puede oscilar las 12 horas perfectamente.


El sigilo ha mejorado enormemente, ahora es mucho más satisfactorio completar misiones sin activar las alarmas.
Como ya es costumbre en la serie, estaremos en solitario durante todo el tiempo que pasemos en territorio enemigo. Al ser persona non-grata, lo más sensato es mantener un perfil bajo, infiltrándonos en completo secreto por las líneas enemigas, apartados de los focos y moviéndonos por la hierba alta o por los obstáculos repartidos por el escenario. El entorno siempre ha sido una herramienta más en la serie Sniper Elite, pero cobra mucha más importancia si cabe en esta entrega. El escenario es completamente libre y más complejos que los que ya hemos visto con anterioridad. Los mapas gozan de un tamaño considerable, los más grandes de la serie, donde podemos explorar con total libertad los interiores y exteriores. Esta filosofía ya la pudimos ver en Sniper Elite 4, pero ahora se ha llevado a otro nivel. Cada escenario funciona como un pequeño rompecabezas donde todas las piezas funcionan a la perfección. Sin un buen diseño de niveles, la estructura de Sniper Elite 5 caería por su propio peso, pero por fortuna en Rebellion tienen experiencia en la creación de escenarios. Nos ha sorprendido gratamente el listón que mantienen todos escenarios de la campaña, se nos hace muy complicado quedarnos con uno.
«Cada escenario funciona como un pequeño rompecabezas donde todas las piezas funcionan a la perfección [...] Nos ha sorprendido gratamente el listón que mantienen todos escenarios de la campaña, se nos hace muy complicado quedarnos con uno »
La jugabilidad se basa en elementos bien diferenciados, empezando por el sigilo. Como buen francotirador, nuestro objetivo es avanzar con cautela para no ser descubiertos, y para ello tenemos los prismáticos, una herramienta básica en Sniper Elite que nos ayuda a marcar a los enemigos, conocer un poco más sobre ellos, sobre su ruta a la hora de patrullar y si están calmados o nerviosos. En definitiva, gracias a los prismáticos podemos reconocer el terreno, y con unos escenarios tan amplios, es de vital importancia hacerlo en primera instancia. Para ello hay que buscar posiciones elevadas, como montañas, torres o el tejado de algún edificio derruido. Todo esto se ve potenciado con una nueva mecánica que nos permite escalar por las enredaderas o utilizar unas tirolinas para movernos a grandes distancias. La forma en la que podemos acometer cada uno de los objetivos principales o secundarios es completamente abierta, nosotros tenemos la última palabra. Podemos cumplir objetivos en el orden que queramos, priorizando la búsqueda de las tareas secundarias o ciñéndonos al plan principal. Estos encargos secundarios no sólo prologan la vida útil del juego, sino que nos ofrecen jugosas recompensas en forma de puntos de experiencia, que se traduce en nuevos puntos de habilidad y la posibilidad de desbloquear nuevas armas y accesorios para ellas.


Las cámaras de muerte son más viscerales que nunca. Ojo a esos estómagos sensibles.
Sniper Elite 5 ofrece una infinidad de opciones a la hora de enfocar los niveles, opciones que siempre nacen como fruto de nuestro estilo de juego. Es uno de los puntos fuertes de esta entrega: haz lo que quieras, cuando quieras y como quieras. Si te apetece puedes moverte furtivamente por la hierba alta, romperle el cuello a uno de estos malnacidos de Hitler, disparar a un barril explosivo y hacer saltar un tanque por los aires en el proceso. Y si optas por el sigilo, siempre serás recompensado con esas nuevas cámaras de rayos X que ahora también se activan con los ataques cuerpo a cuerpo y que podemos ver con todo lujo de detalles como la garganta del enemigo estalla en mil pedazos al entrar en contacto con el filo de nuestra navaja. Rebellion no ha escatimado a la hora de mostrar la crudeza de esta cámara, y aunque podemos desactivarla en todo momento, tal y como sucede en Mortal Kombat no es más que una recompensa por haber sido certeros con un disparo desde la lejanía o con un ataque imprevisto.
Decíamos que los escenarios eran mucho más grandes que en otras entregas, y eso se traduce en más actividades para realizar. Cada escenario tiene su misión principal asignada, pero también tareas secundarias para frenar el desarrollo de nuevas armas para el ejército alemán o para ayudar a la resistencia francesa. Por ejemplo, en la segunda misión, que es la que pudimos jugar hace unas cuantas semanas, debemos robar varias obras de arte que han robado los nazis, mientras que otra tarea implicaba liberar una ruta para que la resistencia pudiese entrar a la zona desde ahí y asegurarla. En este título tenemos dos nuevas actividades en cada misión, siendo una de ellas los reportes de inteligencia que nos marcan zonas de interés en el mapa. Un arsenal del ejército alemán, una enfermería clandestina o la localización de archivos personales. Para ello debemos encontrar pistas repartidas por el escenario que nos lleven a la localización, momento en el que se nos indicará en el mapa su ubicación. Por otro lado están las tareas de acabar con uno de los cabecillas de Hitler. Siempre habrá uno de estos objetivos en cada misión, y se moverán por una zona que debemos triangular hasta reconocer a la persona a la que estamos buscando. Tras hacerlo, basta con meterle una bala en la cabeza para cumplir el objetivo, aunque si lo matamos de la manera que nos propone la misión, desbloquearemos nuevas armas y cosméticos. En uno de estos objetivos se nos pedía noquear al alemán y lanzarlo a una construcción con cemento.
Lamentablemente, todavía tenemos nuestras dudas con la inteligencia artificial enemiga, que continúa siendo torpe y errática. Las opciones de accesibilidad son variadas, pero en nuestro caso hemos adaptado la experiencia a una aventura equilibrada, con una pizca de desafío pero sin tener que sufrir por cada impacto de bala fallido. Es cierto que los enemigos ahora buscan mejor cuando tienen la certeza de que estamos en un punto concreto, pero se quedan estáticos cuando les disparamos, algunos de ellos huyen, pero no es la norma. Suelen cambiar de cobertura, pero no empujan o nos asedian para hacernos salir de nuestro escondite. No deja de ser extraño que un soldado vea a otro sin vida y siga en estado normal, en cautela, sí, pero que no parece que haya cambiado nada en su manera de comportarse.


Completar objetivos, ya sea principales o secundarios, nos otorgará puntos de experiencia, que se traduce en nuevas habilidades para desbloquear.
Y si queremos aumentar todavía más la vida útil del juego, no pueden faltar los coleccionables, marca de la casa en las últimas entregas. Hay un montón de ellos que se dividen en distintas categorías, como las cartas personales en las que miembros de la resistencia francesa se ponen en contacto con sus seres queridos, o los documentos confidenciales, a través de las cuales podemos indagar en los planes de Hitler para dominar el mundo. Hay más, por supuesto, y algunos de ellos son nuevos, como los objetos ocultos, una suerte de suvenir que encontramos desperdigados por el mapa y que nos cuentan un poco más de la cultura local. Además, en esta entrega tenemos repartidas 24 mesas de trabajo por todas las misiones, que nos desbloquean nuevas piezas para modificar nuestras armas. Estas mesas suelen estar bien escondidas en edificios de la resistencia, pero encontrarlas merece la pena.
Una de las novedades que tenemos en cuanto a la progresión de nuestro personaje es que el árbol de habilidades ha desaparecido tal y como lo conocíamos, por lo que ahora no tenemos por qué elegir una habilidad entre dos. Ahora cada rango de nuestro personaje, que alcanzan los 40 niveles, nos recompensa con un punto de habilidad que podemos distribuir en tres apartados. Algunas de estas habilidades nos brindan la posibildad de curarnos nosotros mismos con un botiquín tras ser derribados o el poder llevar con nosotros más munición y herramientas. Además, a medida que subamos de rango, también desbloqueamos algunas personalizaciones para nuestras armas, que están muy bien recreadas. Todas ellas pertenecen a la época y están repletas de pequeños detalles que nos meten de lleno en la época.


No pueden faltar los coleccionables. La rejugabilidad está a la orden del día.
Adentrándonos en el terreno de los modos de juego, uno de los mejores añadidos de esta entrega son las invasiones, que os sonarán de algo si habéis probado juegos de FromSoftware como el reciente Elden Ring o la serie Souls. Desde el menú principal podemos jugar a ser invasores, lo que nos llevará a la partida de otro jugador que tenga la característica de las invasiones activa -es opcional y se puede desactivar en cualquier momento-. Al hacerlo podemos seremos uno más del ejército nazi, y podremos personalizar a nuestro personaje para que parezca de una infantería específica, de manera que así iremos bien camuflados en el entorno. A partir de ahí, el juego del gato y el ratón; buscamos pistas de nuestro enemigo, triangulamos su posición, nos ponemos en contacto con otros miembros de nuestro ejército e intentamos escuchar si alguno de nuestros aliados ha dado el aviso de que el otro jugador se está moviendo por la zona. Si como invasores acabamos con el enemigo, nos sumará una baja a nuestro historial, y esto es importante ya que cuantas más bajas en total sumemos a nuestro casillero, más recompensas desbloquearemos.
Por otro lado, si un jugador ha invadido nuestra partida, recibiremos una notificación para alertarnos de esto. Aquí hay una pequeña desventaja, ya que nos puede pillar el invasor en medio de una trifulca con otros enemigos y será alertado de nuestra posición. Podemos escoger la vía rápida y escondernos en un punto ciego a la espera de que el enemigo se acerque a nuestra posición, pero no servirá de mucho ya que tras un tiempo oculto en el mismo lugar, el invasor recibirá una notificación de una triangulación de nuestra posición. Si aún así nos mantenemos en el lugar, directamente verá nuestra posición exacta en todo momento hasta que nos hayamos movido de área. Hay dos formas de identificar al invasor, siendo la primera de ellas acudir a uno de los puestos telefónicos que hay distribuidos por todo el mapa y reclamar a la resistencia una posición aproximada del enemigo. Si acabamos con él, más experiencia para nosotros, pero no optamos a esos cosméticos que solo se consiguen en el bando del invasor. ¿Y qué sucede si el invasor acaba con nosotros? Realmente nada, pues no hay una penalización como tal. Tampoco perdemos el progreso de la misión, ya que el juego hace un guardado automático un instante antes de efectuarse la invasión, por lo que no perderemos nada.


El modo Invasión es de los grandes añadidos de esta entrega.
Hay otras modalidades que repiten en esta entrega, como el modo Supervivencia, que nos invita a cooperar con otros dos jugadores para hacer frente a múltiples oleadas de nazis. Hay hasta tres mapas para elegir y también un árbol de habilidades que funciona de manera independiente al que tenemos en el modo campaña. Por supuesto también hay modos competitivos donde 16 jugadores se enfrentan a otro equipo de 16, como en Lados opuestos, una partida en la que ambos equipos están separados por una barrera impenetrable, por lo que solo queda ser un maestro con el rifle de francotirador. Lo demás, lo que ya os podéis imaginar: un Todos contra todos, una Partida por equipos o la Lucha de pelotones, que no es otra cosa que cuatro equipos formados por cuatro jugadores luchando entre sí. Hay variedad para todos los gustos, y aunque no lo hemos mencionado antes, también podéis completar toda la campaña junto a otro jugador, compartiendo progreso y recompensas. ¿Lo mejor de todo? Rebellion se ha sumado a la tendencia y ha habilitado el juego entre plataformas, por lo que jugadores de PlayStation pueden cooperar con otros de Xbox y PC o viceversa.
«también podéis completar toda la campaña junto a otro jugador, compartiendo progreso y recompensas. ¿Lo mejor de todo? Rebellion se ha sumado a la tendencia y ha habilitado el juego entre plataformas.»
En cuanto al apartado gráfico hay poco que objetar. Es un juego que luce muy bien para los estándares de hoy día, notándose que se ha aprovechado parte de la potencia que brindan las consolas de nueva generación y del uso de unas técnicas de fotogrametría (que ya hemos visto utilizar en Microsoft Flight Simulator, por ejemplo). Esta tecnología le permiten a Rebellion recrear con exactitud escenarios reales, y eso lo hemos podido comprobar de primera mano. Nosotros hemos jugado a la versión de PlayStation 5 y estamos muy satisfechos con el resultado, comprobando que funciona a una resolución y a una tasa de fotogramas por segundo esperada. Sí que hay algún que otro diente de sierra un tanto extraño, pero debemos resaltar que no hemos jugado con el parche de lanzamiento ya aplicado, que en un principio solucionará este problema.


CONCLUSIÓN
Como ya hemos comentado a lo largo del artículo, Sniper Elite 5 es una continuación de manual, un más y mejor, que es justo lo que estábamos buscando. Estamos ante un juego divertídisimo, para nada revolucionario, pero sí con altas dosis de rejugabilidad, una enorme cantidad de opciones para abordar cada situación, unas dinámicas de sigilo competentes y una amplia variedad de modos cooperativos y competitivos. Le podemos achacar que es un tanto continuista, que sus animaciones claman una renovación y que la IA enemiga es estúpida, pero en todo lo demás es un juego muy disfrutable. Quizá por el hecho de que esté en Game Pass vea un crecimiento en su comunidad, y ojalá que sí, porque sin llegar a ser una serie de nicho, no se entiende que Sniper Elite se olvide en el imaginario colectivo.
Hemos jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Bumble3ee Interactive.
Los escenarios son enormes y muy bien detallados. El modo Invasión y una vez más el cooperativo.
La IA enemiga es un tanto torpe. Parte del público lo verá demasiado continuista.
A medio camino entre el AA y una superproducción, Sniper Elite 5 es divertídisimo de principio a fin. Un más y mejor de manual.