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Análisis de Shin chan: Nevado en Carbónpolis - La nueva y relajada aventura de Shinnosuke
Uno de los personajes más conocidos de la cultura del manganime está de vuelta con una nueva aventura llena de relax, naturaleza y humor.
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Shin chan: Nevado en Carbónpolis ya no es un concepto que nos pille de nuevas si recordamos Shin chan: Mi verano con el profesor - La semana infinita, el título que se encuentra disponible en Nintendo Switch, PlayStation 4 y PC desde 2022. Ya quedan atrás los títulos protagonizados por el personaje creado por el mangaka japonés Yoshito Usui, en los que el protagonismo corre a cargo de los saltos y las plataformas. Shinnosuke ahora se va de vacaciones a lugares tranquilos para ofrecernos experiencias en las que vivir el día a día, y conocer cómo es la vida más rural y campestre. Ante nosotros volvemos a tener una experiencia con un ritmo pausado, en la que el videojuego transmite al jugador su atmósfera de relax, pero eso sí, sin dejar apartado el humor del famoso manganime que nos lleva acompañando durante ya más de de 20 años. Shin chan: Nevado en Carbónpolis sale a la venta para Nintendo Switch y Steam el 25 de octubre de 2024.
Akita, el pueblo natal de Hiroshi
En esta ocasión nos encontramos en Akita, lugar donde Hiroshi, el padre de Shin Chan, pasó sus primeros años de vida. Es por esto, que el abuelo de Shinnosuke se encarga de transmitirnos aquellas actividades, y herramientas, con las que Hiroshi disfrutaba de pequeño en este lugar. A diferencia del anterior videojuego, donde teníamos un ciclo de días que se repetía constantemente, aquí no tenemos ese esquema, pero el transcurso de los días sí va aconteciendo, y en cada una de las jornadas podemos ir conociendo más detalles de la historia o avanzando en aquello que dejamos a medias el día anterior. Es importante tener en cuenta que podemos estar durante el día y la tarde fuera de casa, así como el principio de la noche, aunque en esta última franja horaria solo en las cercanías. La historia juega un papel importante a la hora de abrirnos caminos para conocer nuevas localizaciones, pero las actividades cotidianas que no tienen impacto directo en la narración también son vitales para poder progresar.
¿Y de dónde viene el título de Shin chan: Nevado en Carbónpolis? Pues bien, por motivos y acontecimientos en los que no queremos hacer especial hincapié para evitar spoilers, nuestro protagonista llega desde Akita a la ciudad de Carbónpolis acompañando a Nevado. En este paradero la vida minera es la principal actividad, y por ello se diferencia de los pasajes campestres de Akita. Y como es esperar, la gente de este lugar nos va a encomendar diferentes tareas que nos adentran en un motivo de peso mayor para querer ayudar a estas buenas gentes y no solo a los vecinos de Akita. De esta forma tenemos dos escenarios principales entre los que podemos viajar, y a su vez cada uno de ellos con actividades particulares, aunque en ocasiones estas llegan a ser complementarias para la aventura de nuestro protagonista.
Tareas como la pesca o la caza de insectos vuelven a la palestra respecto al último videojuego de Shin chan, y como herramientas clave conseguimos tanto un cazabichos, como un par de cañas, una para peces y otra para cangrejos. Además de esto las labores de labranza son otro de nuestros quehaceres, y tenemos que ir consiguiendo diferentes tipos de semillas para cultivar más hortalizas en los campos cercanos de nuestra casa. Recoger plantas y minerales son otras de estas actividades que nos hacen ir parando según nos movemos por los escenarios, ya que todos estos elementos se generan aleatoriamente dependiendo de la localización o el momento del día. Algunos de ellos los encontramos gracias a Nevado, ya que este nos avisa de que ha encontrado algo y debemos ir tras él para averiguar qué ha olisqueado. El intercambio de estos objetos, o también el comercio, es un factor clave para en muchas ocasiones conseguir aquello que requerimos para avanzar en nuestra historia principal o en las misiones secundarias que nos preparan los habitantes de Akita y Carbónpolis.
Carbónpolis, el lugar de los inventos, la comida y las vagonetas
Ahora bien, si hay una característica, dentro de estas actividades que tenemos que llevar a cabo día a día, esa es la capacidad de realizar inventos. En Carbónpolis, nos encomiendan diferentes labores para ayudar a las personas, y esto lo logramos con la ayuda de Yuri, una científica que realiza los experimentos más llamativos y curiosos que puedes imaginar. De esta manera tenemos que recopilar las piezas necesarias para dar luz a esas creaciones. En Carbónpolis además también tenemos la tarea de ayudar en uno de los restaurantes de la zona, y esto lo conseguimos dando rienda suelta a la creatividad y creando nuevos platos de comida según las peticiones de los comensales. En el fondo ambas actividades consisten en lo mismo que la caza de bichos o peces, o la recolección de otros tipos de materiales, pero ambas son posibles gracias a las posibilidades que ofrece Carbónpolis.
En el videojuego de Mi verano con el profesor vimos una actividad secundaria que consistía en luchas de robots, y en este caso la nueva ubicación minera nos ofrece su propia experiencia o minijuego. Las carreras de vagonetas las desbloqueamos al avanzar en la historia y para hacernos con la victoria dentro de este "deporte" debemos realizar un buen uso de los mutadores que obtenemos en las pistas. Además, la personalización de las vagonetas es otra actividad en la que gastamos nuestro tiempo, por lo que podemos hacer nuestras propias creaciones para que las vagonetas luzcan de una manera especial, siempre que consigamos enlazar victorias para ganar estos elementos personalizables.
Es cierto que las diferentes actividades se desbloquean de manera paulatina, pero nos volvemos a encontrar con las mismas sensaciones que el anterior título cuando ya llevamos cierto tiempo jugando. Es fácil ver como pasan las horas del reloj mientras jugamos, y eso es algo bueno ya que quiere decir que el juego nos gusta y entretiene, pero a la misma vez la sensación de estar repitiendo procesos es algo que aflora y que resta algunos enteros a la experiencia. No llega a ser como un Animal Crossing que funciona con el reloj real y las actividades diarias son el motivo de jugar un poco cada día, pero en cierta parte tomar la experiencia en sesiones cortas hace que sea mucho más ameno, en lugar de en sesiones más extendidas.
¡Culito, culito!
El humor de Shin chan y los personajes del manganime es muy particular, y puede no convencer a todo el mundo, pero lo cierto es que el videojuego representa muy bien el clásico humor del personaje. Así mismo cabe destacar el trabajo de localización del videojuego, no solo por el buen trabajo realizado para traducirlo al castellano, también por la reinterpretación y adaptación de algunos chistes o comentarios a nuestro idioma, haciendo que cobren más sentido para nosotros. Y sí, el famoso "culito, culito" de Shinnosuke no falta a la cita, siendo este el movimiento que podemos utilizar para "correr" y desplazarnos más rápido.
En lo artístico nos encontramos con un videojuego realmente bonito, y que entra por los ojos. Los escenarios, especialmente los de Akita, lucen realmente hermosos y representan escenarios al aire libre donde los verdes del campo son los tonos predominantes. Por su parte Carbónpolis luce con tonos más oscuros y menos bellos, algo que tiene sentido dada la naturaleza minera de este lugar. Las melodías que suenan acompañan la aventura de Shin chan de una manera notable, aunque lo más destacable es el tema musical introductorio que hace alcanzar una nota alta en este sentido, pero después no se vuelve a igualar.
CONCLUSIONES
Shin chan: Nevado en Carbónpolis es un videojuego para disfrutar de relax. Las aventuras del pequeño niño extrovertido donde debíamos saltar, derrotar enemigos y demás quedaron en el pasado, por el momento, y ahora Shin chan nos invita a vivir la vida campestre sin prisas ni preocupaciones. Pese al ritmo pausado y desenfadado de la experiencia, el humor de la serie no falta a la cita, y con él los comentarios, chistes o chascarrillos que son capaces de dejar a cuadros tanto a los personajes del juego como a nosotros como jugadores. No tiene la profunidad de un Animal Crossing o Stardew Valley, entre otros, pero sí que es una buena toma de contacto para aquellos que desean adentrarse en el género de estos con un producto directo y sin un sin fin de opciones con las que andar perdido.
Akita, el pueblo natal de Hiroshi
En esta ocasión nos encontramos en Akita, lugar donde Hiroshi, el padre de Shin Chan, pasó sus primeros años de vida. Es por esto, que el abuelo de Shinnosuke se encarga de transmitirnos aquellas actividades, y herramientas, con las que Hiroshi disfrutaba de pequeño en este lugar. A diferencia del anterior videojuego, donde teníamos un ciclo de días que se repetía constantemente, aquí no tenemos ese esquema, pero el transcurso de los días sí va aconteciendo, y en cada una de las jornadas podemos ir conociendo más detalles de la historia o avanzando en aquello que dejamos a medias el día anterior. Es importante tener en cuenta que podemos estar durante el día y la tarde fuera de casa, así como el principio de la noche, aunque en esta última franja horaria solo en las cercanías. La historia juega un papel importante a la hora de abrirnos caminos para conocer nuevas localizaciones, pero las actividades cotidianas que no tienen impacto directo en la narración también son vitales para poder progresar.
¿Y de dónde viene el título de Shin chan: Nevado en Carbónpolis? Pues bien, por motivos y acontecimientos en los que no queremos hacer especial hincapié para evitar spoilers, nuestro protagonista llega desde Akita a la ciudad de Carbónpolis acompañando a Nevado. En este paradero la vida minera es la principal actividad, y por ello se diferencia de los pasajes campestres de Akita. Y como es esperar, la gente de este lugar nos va a encomendar diferentes tareas que nos adentran en un motivo de peso mayor para querer ayudar a estas buenas gentes y no solo a los vecinos de Akita. De esta forma tenemos dos escenarios principales entre los que podemos viajar, y a su vez cada uno de ellos con actividades particulares, aunque en ocasiones estas llegan a ser complementarias para la aventura de nuestro protagonista.
Tareas como la pesca o la caza de insectos vuelven a la palestra respecto al último videojuego de Shin chan, y como herramientas clave conseguimos tanto un cazabichos, como un par de cañas, una para peces y otra para cangrejos. Además de esto las labores de labranza son otro de nuestros quehaceres, y tenemos que ir consiguiendo diferentes tipos de semillas para cultivar más hortalizas en los campos cercanos de nuestra casa. Recoger plantas y minerales son otras de estas actividades que nos hacen ir parando según nos movemos por los escenarios, ya que todos estos elementos se generan aleatoriamente dependiendo de la localización o el momento del día. Algunos de ellos los encontramos gracias a Nevado, ya que este nos avisa de que ha encontrado algo y debemos ir tras él para averiguar qué ha olisqueado. El intercambio de estos objetos, o también el comercio, es un factor clave para en muchas ocasiones conseguir aquello que requerimos para avanzar en nuestra historia principal o en las misiones secundarias que nos preparan los habitantes de Akita y Carbónpolis.
Carbónpolis, el lugar de los inventos, la comida y las vagonetas
Ahora bien, si hay una característica, dentro de estas actividades que tenemos que llevar a cabo día a día, esa es la capacidad de realizar inventos. En Carbónpolis, nos encomiendan diferentes labores para ayudar a las personas, y esto lo logramos con la ayuda de Yuri, una científica que realiza los experimentos más llamativos y curiosos que puedes imaginar. De esta manera tenemos que recopilar las piezas necesarias para dar luz a esas creaciones. En Carbónpolis además también tenemos la tarea de ayudar en uno de los restaurantes de la zona, y esto lo conseguimos dando rienda suelta a la creatividad y creando nuevos platos de comida según las peticiones de los comensales. En el fondo ambas actividades consisten en lo mismo que la caza de bichos o peces, o la recolección de otros tipos de materiales, pero ambas son posibles gracias a las posibilidades que ofrece Carbónpolis.
En el videojuego de Mi verano con el profesor vimos una actividad secundaria que consistía en luchas de robots, y en este caso la nueva ubicación minera nos ofrece su propia experiencia o minijuego. Las carreras de vagonetas las desbloqueamos al avanzar en la historia y para hacernos con la victoria dentro de este "deporte" debemos realizar un buen uso de los mutadores que obtenemos en las pistas. Además, la personalización de las vagonetas es otra actividad en la que gastamos nuestro tiempo, por lo que podemos hacer nuestras propias creaciones para que las vagonetas luzcan de una manera especial, siempre que consigamos enlazar victorias para ganar estos elementos personalizables.
Es cierto que las diferentes actividades se desbloquean de manera paulatina, pero nos volvemos a encontrar con las mismas sensaciones que el anterior título cuando ya llevamos cierto tiempo jugando. Es fácil ver como pasan las horas del reloj mientras jugamos, y eso es algo bueno ya que quiere decir que el juego nos gusta y entretiene, pero a la misma vez la sensación de estar repitiendo procesos es algo que aflora y que resta algunos enteros a la experiencia. No llega a ser como un Animal Crossing que funciona con el reloj real y las actividades diarias son el motivo de jugar un poco cada día, pero en cierta parte tomar la experiencia en sesiones cortas hace que sea mucho más ameno, en lugar de en sesiones más extendidas.
¡Culito, culito!
El humor de Shin chan y los personajes del manganime es muy particular, y puede no convencer a todo el mundo, pero lo cierto es que el videojuego representa muy bien el clásico humor del personaje. Así mismo cabe destacar el trabajo de localización del videojuego, no solo por el buen trabajo realizado para traducirlo al castellano, también por la reinterpretación y adaptación de algunos chistes o comentarios a nuestro idioma, haciendo que cobren más sentido para nosotros. Y sí, el famoso "culito, culito" de Shinnosuke no falta a la cita, siendo este el movimiento que podemos utilizar para "correr" y desplazarnos más rápido.
En lo artístico nos encontramos con un videojuego realmente bonito, y que entra por los ojos. Los escenarios, especialmente los de Akita, lucen realmente hermosos y representan escenarios al aire libre donde los verdes del campo son los tonos predominantes. Por su parte Carbónpolis luce con tonos más oscuros y menos bellos, algo que tiene sentido dada la naturaleza minera de este lugar. Las melodías que suenan acompañan la aventura de Shin chan de una manera notable, aunque lo más destacable es el tema musical introductorio que hace alcanzar una nota alta en este sentido, pero después no se vuelve a igualar.
CONCLUSIONES
Shin chan: Nevado en Carbónpolis es un videojuego para disfrutar de relax. Las aventuras del pequeño niño extrovertido donde debíamos saltar, derrotar enemigos y demás quedaron en el pasado, por el momento, y ahora Shin chan nos invita a vivir la vida campestre sin prisas ni preocupaciones. Pese al ritmo pausado y desenfadado de la experiencia, el humor de la serie no falta a la cita, y con él los comentarios, chistes o chascarrillos que son capaces de dejar a cuadros tanto a los personajes del juego como a nosotros como jugadores. No tiene la profunidad de un Animal Crossing o Stardew Valley, entre otros, pero sí que es una buena toma de contacto para aquellos que desean adentrarse en el género de estos con un producto directo y sin un sin fin de opciones con las que andar perdido.
Copia digital proporcionada por JF Games
Alternativas
Animal Crossing: New Horizons. Stardew Valley.
Tan relajante como cautivador. El humor y la localización al castellano.
Pocas novedades jugables respecto al anterior título.
Un título para jugar sin prisas en el que el humor de Shin chan juega un papel importante.