Salva tu mundo, héroe de hojalata

Algún día tiene que llegar el momento en que los humanos consumamos nuestro planeta natal y con él a nosotros mismos, entonces puede que, como propone Scrapland, lo único que quede sean nuestras propias creaciones destinadas a reducirnos el trabajo y aumentar el consumo, máquinas y robots. Lo que ya sería curioso es que estas máquinas sean iguales a nosotros y lleguen a formar el mismo tipo de sociedad rencorosa, competitiva y depredadora y aun así se mantuviera con vida. Pues en Scrapland pasa, aunque esté a punto de no ser así...

"Encarnamos" (aunque de carne más bien poca) a D-Tritus, un robot aparentemente autosuficiente que se ha construido a sí mismo a partir de desechos de vertedero. En su viaje por el espacio, D-Tritus llega a Quimera, un mundo-asteroide habitado por robots en el que no está permitido el acceso a ningún miembro denominado como "biscoso" o dicho de otra manera, que tenga algún componente orgánico. Como todo buen inmigrante que se precie de serlo, D-Tritus necesita un trabajo para ser aceptado en la sociedad de Quimera y gracias a la ágil y alegre ayuda de un funcionario encargado de la adjudicación de trabajos conseguirá un puesto como reportero, trabajo ineludible si tu papel en el juego es el de desentramar una larga conspiración; y este es el de D-Tritus. Su nuevo jefe le encargará cubrir una misteriosa línea de asesinatos de los más altos mandatarios de Quimera, quienes deberían poder ser reconstruidos (siempre hablamos de robots) gracias a las copias de seguridad de su información vital almacenadas en una Gran Base de Datos sino fuera porque, con cada asesinato, estas copias de seguridad son robadas...

Con su capacidad para hackear la Gran Base de Datos que le permite convertirse en cualquier robot de Quimera y la inevitable obligación de ser él el encargado de hacer los trabajos sucios, D-Tritus tendrá que llegar al final de todo este misterio para impedir que el único recurso que mantiene viva la sociedad de Quimera sea usado con las peores intenciones.

Gráficos y tecnología

Mercury Steam diseñó un motor propio para representar el mundo de Scrapland y la verdad es que les ha salido francamente bien. Todo en Quimera está perfectamente representado, desde el modelado de los personajes hasta la construcción de los escenarios, ya sean exteriores o interiores, repletos de detalles visuales y con numerosos efectos de luces y sombras, reflejos y sistemas de partículas representados en forma de humo o chispas. Pero lo mejor en este apartado es la cantidad de elementos que se mueven con decisiones propias en Quimera, que hacen del asteroide un mundo vivo y creíble. Cada distrito de la ciudad tiene decenas de naves que circulan con un objetivo y todos los espacios interiores están repletos de robots que cumplen con sus funciones diarias en la sociedad. Así que resulta inevitable moverse por el juego y sorprenderse de cómo el motor gráfico es capaz de trabajar con fluidez con tantos elementos en pantalla y sin apenas usar tiempos de carga, los cuales además son un ejemplo de velocidad.

Es un apartado que sin aportar nada realmente nuevo y espectacular, cumple perfectamente con su cometido y quizá una de las pocas críticas negativas podría consistir en el uso de los colores que a veces no diferencian suficientemente bien los elementos de tu alrededor como podrían ser las naves en las diferentes escenas de combate o los items de munición difíciles de encontrar en medio de tantas luces de tráfico.