
Xbox One
El olimpo de los gladiadores
Ryse es la nueva gran serie de Microsoft para la nueva generación, conoce los pormenores.
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El sistema funciona correctamente, pero solamente si optamos por los niveles de dificultad más altos y nos empeñamos en alcanzar las máximas puntuaciones posibles. Ahí es cuando el combate se convierte en algo frenético y divertido, cuando tenemos que estar atentos a que no nos corten el combo y buscamos el mejor posicionamiento para ejecutar las eliminaciones dobles. De nos ser así, podremos equiparnos la recuperación de vida constantemente y acabar con los enemigos de uno en uno, lo que limita la experiencia de juego y lo convierte en una rutina pesada. El problema de Ryse no es su sistema de combate, es su abuso y lo que ocurre entre cada batalla. Los lineales escenarios esconden multitud de coleccionables y se han añadido alguna que otra mecánica para aportar variedad, como utilizar ballestas-ametralladoras en posiciones fijas o guiar una "tortuga" romana desde dentro, pero poco más haremos que no sea senderismo por hermosos parajes. El colmo llega cuando vemos que de los ocho capítulos, el primero es casi testimonial en cuanto duración, por lo que en unas seis o siete horas lo habremos terminado. Nos quedará el consuelo de desbloquear el último nivel de dificultad y de proseguir la búsqueda de objetos, pero como no nos empeñemos en superar la puntuación de los marcadores (que todavían no están implementados), no encontraremos razones de peso para volver a jugarlo.
Todo lo contrario pasa con el "Coliseo", una variante para dos jugadores en línea que aprovecha de mejor manera la lucha encarnizada de su brutal puesta en escena. Durante sucesivas oleadas tendremos que eliminar enemigos en complejos anfiteatros que cambian de estructura cada poco tiempo. Podemos asegurar que estamos ante el principal modo de juego de Ryse. Y es que, en cierta medida, le ocurre lo mismo que a Shadow of Rome, el juego de romanos creado por Capcom. En aquel título aparecido para Playstation 2, los brutales niveles en la arena de gladiadores eran todo un festín de casquería y acción, mientras que las partes de sigilo entre medias se convertían en un tostón insoportable. Aquí ocurre algo parecido, salvo que en la campaña hay de esa acción, pero es a la hora de ir de combate en combate donde el juego patina. Puede que a los shooters bélicos les funcione, pero en los juegos de acción en tercera persona se necesita algo más.
Claro que donde resalta el juego es el apartado gráfico. Crytek ha presentado las credenciales de su CryEngine3 para la generación que ahora empieza. El modelado de Marius es excelente. Sus animaciones, los detalles de su armadura, cada gesto... todos los personajes están creados con una calidad exquisita. La pega, como siempre en esto casos, la encontramos en la reutilización de enemigos, algo innato en este género y a lo que se debe dar mayor importancia. Los escenarios son un portento de solidez y buen gusto, con multitud de elementos que configuran algunas estampas para enmarcar. A su favor juega un sistema de iluminación portentoso, que igual nos transmite un cálido atardecer en una villa romana que sentimos la humedad matutina de un desembarco. Será difícil ver algo mejor durante el primer año de vida de la consola. En cuanto al audio, el doblaje tiene mucha calidad aunque quizás a Marius le falte una voz algo más desgarradora. La banda sonora se queda en segundo plano y ambienta sin molestar en exeso. Los que puedan, que pongan de fondo la banda sonora de Gladiator y 300 cuando jueguen al "Coliseo".
Conclusiones
Ryse: Son of Rome causa controversia. Sus sistema de combate está pensado para que busquemos continuamente superar los combos y potenciar las recompensas por hacerlo, pero también permite progresar sin esforzarse tanto, lo que puede provocar disparidad de criterios. Es un juego que tiene más de Call of Duty que de otros juegos, ya que los engalados pasillos de su recorrido apenas nos dejan desviarnos para rebuscar objetos mientras vamos de enfrentamiento en enfrentamiento. Ahí es donde le falta algo más, alguna mecánica que se compenetre con la lucha, ya que darnos caminatas para contemplar su espectular apariencia no resulta tan satisfactorio como debería. No es el desastre que se vaticinaba (han sabido meter mano a los combates a tiempo), pero tampoco le llega para ser el juego referencia de la consola. Se queda con el galardón de lo que puede llegar a ofrecer en cuanto a gráficos se refiere, que visto cómo está el panorama en cuanto a resoluciones e imágenes por segundo, no es poco.
Todo lo contrario pasa con el "Coliseo", una variante para dos jugadores en línea que aprovecha de mejor manera la lucha encarnizada de su brutal puesta en escena. Durante sucesivas oleadas tendremos que eliminar enemigos en complejos anfiteatros que cambian de estructura cada poco tiempo. Podemos asegurar que estamos ante el principal modo de juego de Ryse. Y es que, en cierta medida, le ocurre lo mismo que a Shadow of Rome, el juego de romanos creado por Capcom. En aquel título aparecido para Playstation 2, los brutales niveles en la arena de gladiadores eran todo un festín de casquería y acción, mientras que las partes de sigilo entre medias se convertían en un tostón insoportable. Aquí ocurre algo parecido, salvo que en la campaña hay de esa acción, pero es a la hora de ir de combate en combate donde el juego patina. Puede que a los shooters bélicos les funcione, pero en los juegos de acción en tercera persona se necesita algo más.
Claro que donde resalta el juego es el apartado gráfico. Crytek ha presentado las credenciales de su CryEngine3 para la generación que ahora empieza. El modelado de Marius es excelente. Sus animaciones, los detalles de su armadura, cada gesto... todos los personajes están creados con una calidad exquisita. La pega, como siempre en esto casos, la encontramos en la reutilización de enemigos, algo innato en este género y a lo que se debe dar mayor importancia. Los escenarios son un portento de solidez y buen gusto, con multitud de elementos que configuran algunas estampas para enmarcar. A su favor juega un sistema de iluminación portentoso, que igual nos transmite un cálido atardecer en una villa romana que sentimos la humedad matutina de un desembarco. Será difícil ver algo mejor durante el primer año de vida de la consola. En cuanto al audio, el doblaje tiene mucha calidad aunque quizás a Marius le falte una voz algo más desgarradora. La banda sonora se queda en segundo plano y ambienta sin molestar en exeso. Los que puedan, que pongan de fondo la banda sonora de Gladiator y 300 cuando jueguen al "Coliseo".
Conclusiones
Ryse: Son of Rome causa controversia. Sus sistema de combate está pensado para que busquemos continuamente superar los combos y potenciar las recompensas por hacerlo, pero también permite progresar sin esforzarse tanto, lo que puede provocar disparidad de criterios. Es un juego que tiene más de Call of Duty que de otros juegos, ya que los engalados pasillos de su recorrido apenas nos dejan desviarnos para rebuscar objetos mientras vamos de enfrentamiento en enfrentamiento. Ahí es donde le falta algo más, alguna mecánica que se compenetre con la lucha, ya que darnos caminatas para contemplar su espectular apariencia no resulta tan satisfactorio como debería. No es el desastre que se vaticinaba (han sabido meter mano a los combates a tiempo), pero tampoco le llega para ser el juego referencia de la consola. Se queda con el galardón de lo que puede llegar a ofrecer en cuanto a gráficos se refiere, que visto cómo está el panorama en cuanto a resoluciones e imágenes por segundo, no es poco.
Demuestra el potencial de la nueva generación. El Coliseo. El sistema de combates apunta maneras...
... pero el resto de las mecánicas no están a la altura. Campaña corta.
Ryse impacta por sus gráficos, pero el desarrollo de su campaña flaquea en varios aspectos. A pesar de eso, es un digno espectáculo.