El olimpo de los gladiadores

Mucho se ha hablado de Ryse: Son of Rome en los últimos años. Primero por ser el juego que iba a demostrar que en Kinect era posible hacerse un título para el público más exigente y luego por pasar su desarrollo a la nueva plataforma de sobremesa de Microsoft. Crytek recibió el encargo y durante todo este tiempo ha cambiado de enfoque varias veces, hasta el punto que se ha convertido en un juego de acción en tercera persona en el que el mando de toda la vida es la principal herramienta jugable. Después llegarían los comentarios que pondrían en duda su sistema de combate o su jugabilidad. Pero lo que en ningún momento se ha puesto en duda es su aspecto y es que esta desarrolladora alemana ha conseguido llamar nuestra atención por su espectacular puesta en escena. Ahora le toca el turno a los medios especializados, y sobre todo, al usuario final valorar esta nueva propuesta como César hacía al inclinar su dedo pulgar hacia arriba para perdonar la vida del valeroso gladiador o bajarlo para su ajusticiamiento. En esas estamos ahora.

Veni, vidi, vici

Marius Titus es un general romano versado en la batalla. Su habilidad con el gladius y el escudo son innegables, tanto como incuestionable es su lealtad a la república. Su vida y su alma están llenas de sangre, desde la derramada por su familia hasta los caudalosos ríos que han brotado de los inertes cuerpos de sus enemigos. Esta es su historia, contada en perspectiva desde la experiencia que le confiere su cargo al frente de las tropas romanas. Cada nueva escaramuza contra los bárbaros supone un nuevo paso dentro de la jerarquía del ejército, hasta convertirse en un reconocido mando por el que morirían sus hombres. A pesar de que Marius es solamente un títere en otras manos, serán las suyas las que decidan la guerra que están librando, aunque en el fondo de su corazón sea la venganza la fuerza que guíe su espada. Sí, la trama es parecida a la de Gladiator.

Ryse: Son of Rome converge en un juego de acción, con un protagonista absoluto que no es otro que su sistema de combates. Tanto su modo historia como su modalidad cooperativa se centran en el enfrentamiento contra sucesivos enemigos, de esos que nos rodean varios al mismo tiempo de una forma muy parecida a la vista en las series Assassin's Creed y Batman Arkham. En estas situaciones, nuestro protagonista se verá superado en número por una serie de enemigos, de manera que deberemos priorizar los golpes a los esbirros que primero queramos quitar de en medio, responder según el tipo de ataque que recibamos y aumentar el número del combo para que el beneficio sea mayor. Ryse cumple a pies juntillas esta premisa, pero añade la ejecución a cámara lenta como principal elemento, tanto para cobrar ese premio final como para encadenar los golpes.

En primer lugar deberemos elegir la recompensa entre la recuperación de vida, un mayor número de puntos de experiencia, mayor daño o una mejora de la habilidad especial que atonta y ralentiza a los enemigos. Una vez lo tengamos claro (se puede cambiar en cualquier momento con la cruceta), tendremos que golpear (ataque con espada o escudo) y defendernos (contrarrestar o esquivar) según corresponda, hasta que el símbolo de la ejecución aparezca para desencadenarla. Este movimiento final (hay más de cien para desbloquear y se dividen en individuales o finalizaciones dobles) se realiza de manera automática, pero si pulsamos el botón que corresponda en el momento oportuno sumaremos golpes al contador de combos. En pocas palabras, al ejecutar morirá el enemigo, pero se queda en nuestra destreza a la hora de combinar los botones que ese movimiento nos sea más beneficioso.