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Análisis de Rugrats: Adventures in Gameland, un nuevo juego de NES en HD
Los bebés más ingeniosos de los 90 regresan en un juego actual, plataformas puro y duro.
Por Andrés JC,
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¡Qué tiempos aquellos cuando cada serie, película, anime o franquicia en general tenía su videojuego!. No siempre eran de la mayor calidad, e incluso a menudo eran productos de bajo valor creativo, diseñados para aprovechar la inercia de una nueva película o similar. Sin embargo, hay un encanto especial en descubrir cómo son estas adaptaciones, que en la actualidad han vuelto a ponerse un poco de moda, con lanzamientos como TMNT Shredder's Revenge o Dragon Ball Kakarot. El nuevo juego de los Rugrats, una franquicia menor, es cuanto menos sorprendente, porque ha nacido como un juego de NES (creado en la actualidad, pero funcional en una NES de los 80) y al mismo tiempo se ha remasterizado para sistemas modernos. Una obra de Wallride y The MIX Games destinada a los niños de ayer pero también para los de hoy.
Bebés al ataque
Como todo juego de NES, Rugrats Adventures in Gameland es una experiencia bastante primitiva, con tan solo dos botones y un gusto por lo sencillo. Elige una dificultad para empezar —la más difícil se asemeja a los juegos de los 80 más desafiantes, donde cualquier error sale caro, la dificultad intermedia es un reto más acorde a la actualidad pero aún nos hace perder el progreso si perdemos todas las vidas. A continuación se pueden superar sus seis niveles principales, en cualquier orden, fases de unos 5 minutos que esconden 4 monedas y un jefe final. Una vez superamos todos y conseguimos todas las monedas, el último nivel aglutina ideas de todos los anteriores, y resulta en un considerable salto de dificultad.
Una de los detalles más curiosos es poder elegir entre uno de los cuatro bebés como personaje jugable: Tommy, Chuckie y los hermanos Phil y Lillian. Cada uno tiene ligeras diferencias en altura de salto y habilidad para tirar objetos. Ésta es, de hecho, la acción más interesante del juego, similar a Super Mario Bros. 2, ya que es posible saltar encima de un enemigo (juguetes maliciosos) y luego agarrarlo y tirarlo. En algunas fases hay pequeños puzzles de colocar cajas o resortes para poder progresar, nada muy sofisticado, pero que añade cierta variedad a la jugabilidad. Existe la opción de jugar en cooperativo, aunque el juego está bastante orientado al juego solitario, quizá en este aspecto sea más interesante para jugar con los más pequeños de la casa.
En cualquier momento se puede elegir entre gráficos originales de 8 bits o HD, en este último modo, con fondos y detalles dibujados a mano muy resultones como en la serie de animación. Lo mismo ocurre con la banda sonora, que aunque es muy escueta, el toque retro de los 8 bits resulta muy interesante y nostálgico. Como es natural, al ser un juego de NES, la relación de aspecto es de 4:3 pero podemos hacer zoom para ajustarlo a la pantalla panorámica, con buenos resultados.
En general, la experiencia con Rugrats Adventures in Gameland es bastante directa y breve, es posible superar el luego en poco más de una hora, y no ofrece mucha profundidad, incluso en comparación con otros juegos de NES como Super Mario Bros., Ducktales o Kirby. Sin embargo, se percibe un buen diseño de niveles, consistente con un juego más actual, en cada fase hay alguna mecánica única y entretenida. Los enfrentamientos contra los jefes requieren cierta habilidad, así como algunas secciones plataformeras, que incorporan el clásico estilo "NES hard": si un enemigo te golpea en el borde de la plataforma, te empuja al abismo y pierdes dos vidas.
Conclusiones
Como experimento retro, Rugrats: Adventures in Gameland es interesante, un juego pequeñito y gracioso que recupera los simpáticos dibujos de la infancia. Como juego no es nada extraordinario, pero sí consigue capturar la esencia de los 8 bits. La versión HD tiene bastante carisma, con muchos detalles de la serie divertidos y que da gusto descubrir.
Bebés al ataque
Como todo juego de NES, Rugrats Adventures in Gameland es una experiencia bastante primitiva, con tan solo dos botones y un gusto por lo sencillo. Elige una dificultad para empezar —la más difícil se asemeja a los juegos de los 80 más desafiantes, donde cualquier error sale caro, la dificultad intermedia es un reto más acorde a la actualidad pero aún nos hace perder el progreso si perdemos todas las vidas. A continuación se pueden superar sus seis niveles principales, en cualquier orden, fases de unos 5 minutos que esconden 4 monedas y un jefe final. Una vez superamos todos y conseguimos todas las monedas, el último nivel aglutina ideas de todos los anteriores, y resulta en un considerable salto de dificultad.
Una de los detalles más curiosos es poder elegir entre uno de los cuatro bebés como personaje jugable: Tommy, Chuckie y los hermanos Phil y Lillian. Cada uno tiene ligeras diferencias en altura de salto y habilidad para tirar objetos. Ésta es, de hecho, la acción más interesante del juego, similar a Super Mario Bros. 2, ya que es posible saltar encima de un enemigo (juguetes maliciosos) y luego agarrarlo y tirarlo. En algunas fases hay pequeños puzzles de colocar cajas o resortes para poder progresar, nada muy sofisticado, pero que añade cierta variedad a la jugabilidad. Existe la opción de jugar en cooperativo, aunque el juego está bastante orientado al juego solitario, quizá en este aspecto sea más interesante para jugar con los más pequeños de la casa.
En cualquier momento se puede elegir entre gráficos originales de 8 bits o HD, en este último modo, con fondos y detalles dibujados a mano muy resultones como en la serie de animación. Lo mismo ocurre con la banda sonora, que aunque es muy escueta, el toque retro de los 8 bits resulta muy interesante y nostálgico. Como es natural, al ser un juego de NES, la relación de aspecto es de 4:3 pero podemos hacer zoom para ajustarlo a la pantalla panorámica, con buenos resultados.
En general, la experiencia con Rugrats Adventures in Gameland es bastante directa y breve, es posible superar el luego en poco más de una hora, y no ofrece mucha profundidad, incluso en comparación con otros juegos de NES como Super Mario Bros., Ducktales o Kirby. Sin embargo, se percibe un buen diseño de niveles, consistente con un juego más actual, en cada fase hay alguna mecánica única y entretenida. Los enfrentamientos contra los jefes requieren cierta habilidad, así como algunas secciones plataformeras, que incorporan el clásico estilo "NES hard": si un enemigo te golpea en el borde de la plataforma, te empuja al abismo y pierdes dos vidas.
Conclusiones
Como experimento retro, Rugrats: Adventures in Gameland es interesante, un juego pequeñito y gracioso que recupera los simpáticos dibujos de la infancia. Como juego no es nada extraordinario, pero sí consigue capturar la esencia de los 8 bits. La versión HD tiene bastante carisma, con muchos detalles de la serie divertidos y que da gusto descubrir.
Los gráficos HD y la música 8 bit son geniales.
Muy corto y básico incluso para la época de NES.
Incluso en NES hay varios plataformas más elocuentes, sin embargo esta propuesta tiene su punto.