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Vivo en la carretera
Nintendo Switch PC

Vivo en la carretera

Un nuevo tipo de aventura procedural asoma desde el infinito asfalto para llevarnos por derroteros que nosotros marcaremos con nuestras decisiones.

Por Juan Emilio Palomino González,
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Versión analizada Nintendo Switch. Copia digital proporcionada por Koch Media.


Estamos ante el nuevo juego de Digixart, el equipo creativo detrás de títulos tan especiales como Valiant Hearts o 11-11: Memories Retold, porque al mando de ambos juegos estaba su director Yoan Fanise y os podemos asegurar que son juegos que no dejan indiferente a nadie ni por su estética ni por su planteamiento. Son ese tipo de juegos que tienen corazón, mensaje y se quedan atrapados en tu recuerdo con el paso del tiempo. Pues ese nuevo juego al que hacemos referencia se llama Road 96 y es una road-movie interactiva procedural con mucho de aventura gráfica y otro mucho de demanda social. Esta nueva propuesta jugable llega solamente a PC y a Nintendo Switch, aunque no nos extrañaría nada en absoluto que en un tiempo el juego de el salto a las consolas de Sony y Microsoft. Hacemos el petate, nos ponemos nuestras zapatillas más cómodas y nos lanzamos a recorrer kilómetros hasta llegar a la frontera, comenzamos.

Todos los adolescentes quieres salir de Petria. El país se viene abajo, literalmente. En breve se cumple el aniversario del atentado que cambió el panorama político del país y poco después serán las esperadas elecciones que pueden cambiarlo todo. La juventud se divide entre salir escopetada del país, rebelarse o intentar cambiar la situación de la única forma legal posible: mediante el uso de su voto. Son tiempos convulsos, la prensa tiene una imagen muy definida con una mediática presentadora que manipula al pueblo con su atractiva apariencia mientras que las brigadas clandestinas calientan las revueltas desde las sombras. Dos políticos duopolizan al electorado, el conservador trumpista Tyrak y la demócrata Florres que promete airear la enquistada y enfrentada sociedad. Rojos contra azules (aunque aquí los colores están cambiados), como siempre ha ocurrido. La noticia de que hay un asesino en serie corre como la pólvora, pero queda eclipsada frente a los rumores de un posible atentado justo antes de las elecciones. Pero eso no es lo peor de todo, otro rumor se convierte en el tema más candente de toda Petria. Se comenta que la policía tiene órdenes de trincar a todos los jóvenes desesperados que quieren cruzar la frontera y llevarlos a unas minas de metal en las que les lavan el cerebro. Está claro que el panorama no pinta nada bien, sobre todo si somos uno de esos jóvenes que no ven claro su futuro y se proponen salir del país.



Así arranca esta aventura gráfica procedural en la que encarnaremos a uno de esos jóvenes que están deseando salir de Petria. Pero nuestro viaje no terminará cuando nuestro anónimo prófugo logre cruzar la ansiada frontera, ni mucho menos, nada más terminar solo habremos completado un capítulo del juego y empezaremos de nuevo con otro adolescente en otro punto de Petria ansioso por llegar a la Road 96, la última carretera antes de salir del país. De esta forma, Digixart crea la que sería la primera aventura procedural roguelike como si de un gigantesco libro de "Elige tu propia aventura" se tratase. Empezaremos con nuestro adolescente a una distancia de la frontera, de esa Road 96 que marca el final del camino, de manera que cada decisión que tomemos nos llevará a un evento jugable en el que se irán recortando kilómetros del contador. El dinero y nuestra resistencia serán los principales indicadores en un primer momento, conseguir efectivo y descansar durante el largo camino serán nuestras preocupaciones hasta el punto que tendremos que dormir entre unos cartones al intemperie si hemos malgasta nuestro dinero o si nos han robado en el camino.

El juego está formado por estos trozos jugables, capitulitos de lo que antes hacía Telltale, que se intercalan según lo que decidamos, porque al igual que en la vida real no será igual ir andando por polvorientas carreteras o hacer autostop que ir en autobús o cómodamente en un taxi. El vil metal manda y lo que nos ocurra también, no es lo mismo que te encuentras por casualidad la guarida de una pareja de ladrones con pasamontañas que acaban de volver de dar un golpe que participar en la acalorada discusión en la parte trasera de un autobús en la que un policía acaba de detener a un chico que tiene prácticamente tu edad por lo mismo que estás planeando hacer de cruzar la frontera. Todos estos eventos tienen denominadores comunes, siete personajes que se cruzarán con nuestras encarnaciones sucesivamente hasta que consigamos hacernos una idea de cómo son y qué los motiva en la vida (tras cada encuentro veremos aumentar el porcentaje de conocimiento que tenemos de ellos en el menú de opciones). Otro detalle que nos ha gustado mucho es la posibilidad de "tener" habilidades especiales (como forzar cerraduras o disponer de papeles en regla), ya que volver a visitar una zona con otro joven prófugo puede abrir posibilidades jugables que antes se nos habían cerrado.

Alcanzar la frontera por primera vez puede llevarnos entre hora y media y dos horas, pero eso solo será el primer paso de un largo camino o lo que es lo mismo, completar el primer capítulo. En el segundo nos darán a elegir entre otros adolescentes que arrancarán su fuga de Petria desde otros puntos del mapa diferentes. Será en estos momentos cuando nos volveremos a cruzar con los siete personaje anteriormente comentados, conformando así un mapa de sus personalidades. Hemos encontrado alguna contradicción en este sentido, como al cruzarnos con la joven Zoe en el campamento de caravanas en las inmediaciones de la frontera a punto de cumplir su sueño de huir y varios días después en otro capítulo hacer con ella de autoestopista muchos kilómetros atrás. Todo esto no tendría mayor relevancia si no existiese una línea temporal que nos indica constantemente el tiempo que queda para las elecciones, por lo que creemos que puede sacarnos un poco de contexto. En cuanto a la duración, no preocuparos, no solo es un juego muy rejugable y que ofrece multitud de soluciones diferentes, también está cargadito de eventos especiales, minijuegos y coleccionables en forma de casetes de música (se ambienta a mitad de los noventa, que no lo hemos dicho).



En cuanto a la versión de Switch, que es la que hemos podido probar para este análisis, sufre con la tasa de imágenes por segundo, la aparición repentina de elementos en pantalla y dientes de sierra a tutiplén. ¿Fastidia esto la experiencia? Para nada, no es un juego que se base en su apartado técnico para ser disfrutado, aquí lo que importa es la historia y las sensaciones que transmite. De hecho los escenarios pueden pecar de pequeños y estar demasiado acotados para no dejarnos libertad para ir por donde nos gustaría en un primer impulso, pero la verdad es que casi mejor así porque esto no va de explorar un mundo abierto. El estilo gráfico puede parecer colorido y alegre, aunque tienen un toque lúgubre e inquietante que saben ponernos con la mosca detrás de la oreja constantemente. Resulta muy meritorio lo variado que resulta el juego, ya que todo el tiempo estaremos en moteles, caminando por los arcenes o en el interior de algún vehículo hasta llegar a la famosa Road 96 que da nombre al juego. Nos encanta lo que han hecho con los encuadres, sobre todo a la hora de tener las conversaciones más tensas en las que solo tendremos que mover la cámara levemente para tener consciencia de todo lo que pasa en la escena. A esto sumamos un gran doblaje en inglés, una buena localización con textos en castellano y una banda sonora maravillosa.

Puede que algunos etiquetarán Road 96 como otro juego tipo Life is Strange y no les faltará razón, pero el juego de Digixart tiene entidad propia mientras sigue ese tortuoso camino de llevar moralina y trasfondo social como hilo conductor del argumento. No solo toca temas políticos, sociales y familiares dentro de un universo de ficción totalmente inventado, también lo salpimenta todo con toques de terror, comedia o amor sin despeinarse. Al final el jugador recorre esta incipiente Gilehad de dibujos animados con sensaciones encontradas, sin saber muy qué esperar en el siguiente segmento jugable mientras ve el marcador de kilómetros bajar progresivamente. El dinero, el cansancio y los coleccionables son solo otros compañeros de nuestro viaje, un camino que merece ser jugado por su arriesgada propuesta y porque cada vez hay menos juegos cómo este, uno que ponga al jugador en situaciones morales incómodas como conseguía la primera entrega de The Walking Dead de Telltale. Volvemos a lo que dijimos al principio, si el juego es de Digixart no nos va a dejar indiferentes, que ya es mucho.

Redactado por Juan Emilio Palomino (Spiderfriki)
Análisis de Road 96 para Switch: Vivo en la carretera
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La cantidad de situaciones y posibilidades que el juego nos plantea.
El rendimiento en Switch es justito. Hay desajustes en la continuidad.
Una historia coral que se degusta mediante aperitivos cortos, pero que termina por ser más grande que sus partes.
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