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¡No me asustan los fantasmas!
Koei Tecmo le da una segunda oportunidad a Project Zero con la remasterización de Maiden of Black Water, que pasó desapercibido en Wii U

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La serie Project Zero (o Fatal Frame según el territorio) llevaba abandonada tanto tiempo que se la daba por muerta. Con una trilogía para PlayStation 2 (y algunas conversiones a Xbox y móviles) que será recordada por todos, la serie se embarcó en una nueva aventura con Nintendo al cargo de los derechos de la publicación. Una decisión incomprensible, pues ha sido la propia Nintendo la que no ha parado de poner trabas para la publicación de nuevas entregas. Sin ir más lejos, Project Zero: Mask of the Lunar Eclipse no salió de territorio nipón al tratarse de uno de los títulos con más errores de programación dentro del catálogo de Wii. Ahora, y por aquello de que hay que celebrar los 20 años de la serie en pleno Halloween, Koei Tecmo ha decidido recuperar Project Zero: Maiden of Black Water de Wii U en forma de remasterización, y ahora sí, para todas las plataformas. Un movimiento cuestionable al tratarse de una de las entregas más flojas y que deja por el camino algunas de las características más interesantes de la versión original.
Project Zero: Maiden of Black Water ya lo tuvo difícil en su momento para destacar. Su naturaleza inherentemente de serie de nicho combinada con una base de jugadores limitada de Wii U y unas tiradas de venta muy flojas lo convertían en un título más que no supo ganarse al gran público. Ahora, lo que tenemos aquí en nuestras manos es una remasterización que mejora ligeramente la resolución y la estabilidad en cuanto a fotogramas, pero perdiendo una de las características que lo hacían único: el uso del GamePad. Al fin y al cabo si por algo es conocido Project Zero es por aquello de ir eliminando figuras fantasmagóricas con la cámara arcana en mano, así que el uso del periférico híbrido entre mando y tablet le sentaba estupendamente. Cierto es que el control era nefasto y los combates contra los entes se complicaban por lo torpe que resultaba encuadrar las fotografías, pero tenía cierto encanto. Un encanto que, por otra parte, se ha perdido al rediseñar el mapeado de botones para adaptarlo a un mando común como es el de PlayStation 5 (plataforma en la que hemos jugado). El sensor de movimiento nos brinda la posibilidad de controlar la cámara oscura con los sticks mientras apuntamos con sensor de movimiento a los espíritus, pero la sensibilidad está por las nubes y no es regulable, con lo que no queda otra que desactivar los controles modernos y volver a los clásicos. Afortunadamente, las características de Nintendo Switch le deberían permitir una experiencia más cercana a la original.
Los Project Zero suelen destacar por su guion, y Maiden of Black Water no se queda atrás. El sonido y la ambientación son la guinda de una historia plagada de suicidios, asesinatos a sangre fría y unos recuerdos macabros con un filtro VHS que recuerda a la icónica película de The Ring. En esta ocasión, la aventura cuenta con tres personajes jugables, lo cual ofrece un desarrollo mucho más variado al alternar entre ellos según el capítulo. Estas tres historias tienen un nexo en común: el monte Hikami, un lugar terrorífico y famoso por ser la última parada de aquellos que se sienten atraídos por sus susurros y deciden poner fin a sus vidas. De los tres personajes, Yuri Kozukata es la más recurrente, una chica que cumple con todos los chiclés de la sociedad japonesa, llena de inseguridades y con problemas para socializar. Cuando su amiga se pierde en el monte Hikami, Yuri sale en su búsqueda y se hace con su Cámara Oscura, que combina a la perfección con su habilidad sobrenatural para seguir el rastro de personas sólo con tocar un objeto relacionado con ellas, la cual es otra de las mecánicas de este Project Zero.
Por su parte, Ren Hojo es un escritor frustrado que vive obsesionado por una pesadilla que se repite cada noche y que, al menos según él cree, podría estar relacionada con los sucesos del monte Hikami, lugar al que acude junto a su compañera para buscar la inspiración necesaria para su próximo libro. Ren también posee una Cámara Oscura, pero con una utilidad diferente la de Yuri: mientras que Yuri potencia sus fotos con lentes, Ren puede disparar ráfagas de cuatro fotos seguidas para causar más daño. Por último está Miu Hinasaki, la menos interesante de los tres, pero que al tratarse de la hija de Miku Hinasaki (la protagonista del primer Project Zero) se convierte en un elemento interesante para la trama. Además, al completar la aventura principal desbloquearemos el acceso a un capítulo especial protagonizado por Ayane, cara habitual de juegos como Ninja Gaiden y Dead or Alive.
Para lo bueno y para lo malo, Project Zero: Maiden of Black Water sigue siendo un juego de la era de los 128 bits. La parsimonia para abrir puertas o para recoger objetos es una decisión de diseño hecha a propósito, pero fue uno de los motivos por los cuales fue duramente criticado en su momento. Es una decisión que a nosotros no nos terminó de convencer en 2015, y la cosa no ha cambiado en pleno 2021. El control tipo tanque entorpece el ritmo de las sesiones de juego, es muy pesado y no responde bien a los mandos. Está claro que un juego con un tempo opuesto a lo actual no necesita que los personajes sean ágiles, pero se le podría exigir mucho más, especialmente en una remasterización que bien podría haber incluido una acción para dar una vuelta de 180º para evitar males mayores enfrentándonos a los espíritus. Por lo demás, la exploración es el núcleo de la experiencia. El monte Hikami es el escenario más grande dentro de la serie Project Zero, y aunque da la sensación de que la exploración sea abierta, el desarrollo es totalmente lineal salvo por unos cuantos caminos secundarios por los que podemos desviarnos para buscar objetos coleccionables y ser emboscados por nuevos espíritus maleantes. Durante los dieciséis capítulos que dura la historia pasaremos por casas abandonadas, bosques frondosos y algún que otro lugar turbio como una casa de muñecas. No son los escenarios más trabajados que hemos visto en un survival horror, pero la ambientación está muy, muy lograda.
Lo que menos nos ha convencido de esta remasterización de Project Zero: Maiden of Black Water es la falta de novedades. Nos hubiese gustado ver un nuevo capítulo especial como lo fue el de Ayane, pero no ha sido así. Tampoco nos termina de sentar bien la poca dedicación al juego en forma de calidad de vida, echamos en falta un ligero rediseño de los controles o la posibilidad de girar rápidamente sobre nuestro eje como habíamos comentado antes. Eso sí, trajes en bikini para las dos protagonistas que no falten. Comentaba hace unos días Makoto Shibata, director de Project Zero, que el recibimiento de esta remasterización marcaría el futuro de la serie, y de ser así, no se entiende la decisión de haber recuperado una de las entregas más flojas. Probablemente sea porque es más moderno visualmente y debería ser más fácil de llevar al hardware existente, pero, dado el pobre resultado, tal vez lo ideal habría sido apostar por algunas de las primeras entregas. Tampoco ayuda que el juego nos llegue por segunda vez sin traducir, lo que será un escollo para muchos jugadores.
Project Zero: Maiden of Black Water no fue un portento técnico, y tampoco lo es ahora con esta remasterización, pero cumple con una atmósfera muy lograda que nos sumerge totalmente en la aventura. Lo más destacable de su apartado en Wii U fueron los rostros bien modelados y las manchas de agua y suciedad en nuestra ropa (por algo es de los creadores de Dead or Alive), cosa que se mantiene. Podemos asegurar que la versión de PlayStation 5 funciona a 60 fotogramas por segundo, aunque no hemos tenido acceso a la configuración de la resolución, con lo que no podemos afirmar que funcione a 1080p o 4K. Nos hemos quedado con las ganas de probarlo en su versión para Nintendo Switch, que a falta de una comparativa puede que sea la opción ideal para aquellos que busquen una experiencia cercana a la versión original del título. Afortunadamente, los usuarios de la familia PlayStation recibirán las dos versiones del juego (para PS4 y PS5) con la compra de la copia digital, mientras que los usuarios de Xbox cuentan con la característica Smart Delivery para evitar preocupaciones. La parte que mejor mantiene el tipo es el sonido, con el juego doblado completamente al japonés y al inglés (con un doblaje muy bueno) y una banda sonora tétrica, que acompaña a la perfección todo lo que ocurre en pantalla. Los efectos de sonido no suenan del todo bien pese a su importancia, pero eso no nos libra de ponernos en situación cuando un fantasma está cerca y nos suelen jugar malas pasadas con sustos que nos hacen saltar del sillón.
CONCLUSIÓN
Una oportunidad más, eso es Project Zero: Maiden of Black Water. Poco más podemos comentaros acerca de esta adaptación que no pasa de ser una conversión meramente solvente. Se trata de una aventura interesante que seguramente satisfará a los entusiastas del género de terror, más incluso de lo que ha conseguido el cuarto episodio de la franquicia. Y si nunca habéis probado un Project Zero, se trata del momento ideal para hacerlo. ¿Y si ya lo habéis jugado en su primer lanzamiento para Wii U? Pues en ese caso resulta difícil recomendar esta compra con tan pocas novedades. Una aventura a tener en cuenta este Halloween en cualquier caso.
Project Zero: Maiden of Black Water ya lo tuvo difícil en su momento para destacar. Su naturaleza inherentemente de serie de nicho combinada con una base de jugadores limitada de Wii U y unas tiradas de venta muy flojas lo convertían en un título más que no supo ganarse al gran público. Ahora, lo que tenemos aquí en nuestras manos es una remasterización que mejora ligeramente la resolución y la estabilidad en cuanto a fotogramas, pero perdiendo una de las características que lo hacían único: el uso del GamePad. Al fin y al cabo si por algo es conocido Project Zero es por aquello de ir eliminando figuras fantasmagóricas con la cámara arcana en mano, así que el uso del periférico híbrido entre mando y tablet le sentaba estupendamente. Cierto es que el control era nefasto y los combates contra los entes se complicaban por lo torpe que resultaba encuadrar las fotografías, pero tenía cierto encanto. Un encanto que, por otra parte, se ha perdido al rediseñar el mapeado de botones para adaptarlo a un mando común como es el de PlayStation 5 (plataforma en la que hemos jugado). El sensor de movimiento nos brinda la posibilidad de controlar la cámara oscura con los sticks mientras apuntamos con sensor de movimiento a los espíritus, pero la sensibilidad está por las nubes y no es regulable, con lo que no queda otra que desactivar los controles modernos y volver a los clásicos. Afortunadamente, las características de Nintendo Switch le deberían permitir una experiencia más cercana a la original.


Juego al escondite con el espíritu de una niña muerta (sale mal)
Los Project Zero suelen destacar por su guion, y Maiden of Black Water no se queda atrás. El sonido y la ambientación son la guinda de una historia plagada de suicidios, asesinatos a sangre fría y unos recuerdos macabros con un filtro VHS que recuerda a la icónica película de The Ring. En esta ocasión, la aventura cuenta con tres personajes jugables, lo cual ofrece un desarrollo mucho más variado al alternar entre ellos según el capítulo. Estas tres historias tienen un nexo en común: el monte Hikami, un lugar terrorífico y famoso por ser la última parada de aquellos que se sienten atraídos por sus susurros y deciden poner fin a sus vidas. De los tres personajes, Yuri Kozukata es la más recurrente, una chica que cumple con todos los chiclés de la sociedad japonesa, llena de inseguridades y con problemas para socializar. Cuando su amiga se pierde en el monte Hikami, Yuri sale en su búsqueda y se hace con su Cámara Oscura, que combina a la perfección con su habilidad sobrenatural para seguir el rastro de personas sólo con tocar un objeto relacionado con ellas, la cual es otra de las mecánicas de este Project Zero.
Por su parte, Ren Hojo es un escritor frustrado que vive obsesionado por una pesadilla que se repite cada noche y que, al menos según él cree, podría estar relacionada con los sucesos del monte Hikami, lugar al que acude junto a su compañera para buscar la inspiración necesaria para su próximo libro. Ren también posee una Cámara Oscura, pero con una utilidad diferente la de Yuri: mientras que Yuri potencia sus fotos con lentes, Ren puede disparar ráfagas de cuatro fotos seguidas para causar más daño. Por último está Miu Hinasaki, la menos interesante de los tres, pero que al tratarse de la hija de Miku Hinasaki (la protagonista del primer Project Zero) se convierte en un elemento interesante para la trama. Además, al completar la aventura principal desbloquearemos el acceso a un capítulo especial protagonizado por Ayane, cara habitual de juegos como Ninja Gaiden y Dead or Alive.


La Doncella suele aparecer en los momentos más difíciles de la aventura. Lo suyo es escapar de su maldición, aunque te puedes enfrentar a ella... si te atreves.
Para lo bueno y para lo malo, Project Zero: Maiden of Black Water sigue siendo un juego de la era de los 128 bits. La parsimonia para abrir puertas o para recoger objetos es una decisión de diseño hecha a propósito, pero fue uno de los motivos por los cuales fue duramente criticado en su momento. Es una decisión que a nosotros no nos terminó de convencer en 2015, y la cosa no ha cambiado en pleno 2021. El control tipo tanque entorpece el ritmo de las sesiones de juego, es muy pesado y no responde bien a los mandos. Está claro que un juego con un tempo opuesto a lo actual no necesita que los personajes sean ágiles, pero se le podría exigir mucho más, especialmente en una remasterización que bien podría haber incluido una acción para dar una vuelta de 180º para evitar males mayores enfrentándonos a los espíritus. Por lo demás, la exploración es el núcleo de la experiencia. El monte Hikami es el escenario más grande dentro de la serie Project Zero, y aunque da la sensación de que la exploración sea abierta, el desarrollo es totalmente lineal salvo por unos cuantos caminos secundarios por los que podemos desviarnos para buscar objetos coleccionables y ser emboscados por nuevos espíritus maleantes. Durante los dieciséis capítulos que dura la historia pasaremos por casas abandonadas, bosques frondosos y algún que otro lugar turbio como una casa de muñecas. No son los escenarios más trabajados que hemos visto en un survival horror, pero la ambientación está muy, muy lograda.
"Para lo bueno y para lo malo, Project Zero: Maiden of Black Water sigue siendo un juego de la era de los 128 bits."
Lo que menos nos ha convencido de esta remasterización de Project Zero: Maiden of Black Water es la falta de novedades. Nos hubiese gustado ver un nuevo capítulo especial como lo fue el de Ayane, pero no ha sido así. Tampoco nos termina de sentar bien la poca dedicación al juego en forma de calidad de vida, echamos en falta un ligero rediseño de los controles o la posibilidad de girar rápidamente sobre nuestro eje como habíamos comentado antes. Eso sí, trajes en bikini para las dos protagonistas que no falten. Comentaba hace unos días Makoto Shibata, director de Project Zero, que el recibimiento de esta remasterización marcaría el futuro de la serie, y de ser así, no se entiende la decisión de haber recuperado una de las entregas más flojas. Probablemente sea porque es más moderno visualmente y debería ser más fácil de llevar al hardware existente, pero, dado el pobre resultado, tal vez lo ideal habría sido apostar por algunas de las primeras entregas. Tampoco ayuda que el juego nos llegue por segunda vez sin traducir, lo que será un escollo para muchos jugadores.


Gráficamente no luce mal. Lo mejor es sin duda su ambientación.
Project Zero: Maiden of Black Water no fue un portento técnico, y tampoco lo es ahora con esta remasterización, pero cumple con una atmósfera muy lograda que nos sumerge totalmente en la aventura. Lo más destacable de su apartado en Wii U fueron los rostros bien modelados y las manchas de agua y suciedad en nuestra ropa (por algo es de los creadores de Dead or Alive), cosa que se mantiene. Podemos asegurar que la versión de PlayStation 5 funciona a 60 fotogramas por segundo, aunque no hemos tenido acceso a la configuración de la resolución, con lo que no podemos afirmar que funcione a 1080p o 4K. Nos hemos quedado con las ganas de probarlo en su versión para Nintendo Switch, que a falta de una comparativa puede que sea la opción ideal para aquellos que busquen una experiencia cercana a la versión original del título. Afortunadamente, los usuarios de la familia PlayStation recibirán las dos versiones del juego (para PS4 y PS5) con la compra de la copia digital, mientras que los usuarios de Xbox cuentan con la característica Smart Delivery para evitar preocupaciones. La parte que mejor mantiene el tipo es el sonido, con el juego doblado completamente al japonés y al inglés (con un doblaje muy bueno) y una banda sonora tétrica, que acompaña a la perfección todo lo que ocurre en pantalla. Los efectos de sonido no suenan del todo bien pese a su importancia, pero eso no nos libra de ponernos en situación cuando un fantasma está cerca y nos suelen jugar malas pasadas con sustos que nos hacen saltar del sillón.
"La parte que mejor mantiene el tipo es el sonido, con el juego doblado completamente al japonés y al inglés (con unos valores de producción muy buenos) y una banda sonora tétrica, que acompaña a la perfección todo lo que ocurre en pantalla."


Como en cualquier otro Project Zero, podemos rejugar los capítulos para desbloquear nuevos trajes, cosméticos y mejoras para la cámara consiguiendo la mayor puntuación posible.
CONCLUSIÓN
Una oportunidad más, eso es Project Zero: Maiden of Black Water. Poco más podemos comentaros acerca de esta adaptación que no pasa de ser una conversión meramente solvente. Se trata de una aventura interesante que seguramente satisfará a los entusiastas del género de terror, más incluso de lo que ha conseguido el cuarto episodio de la franquicia. Y si nunca habéis probado un Project Zero, se trata del momento ideal para hacerlo. ¿Y si ya lo habéis jugado en su primer lanzamiento para Wii U? Pues en ese caso resulta difícil recomendar esta compra con tan pocas novedades. Una aventura a tener en cuenta este Halloween en cualquier caso.
Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Koch Media.
Alternativas
Tormented Souls puede ser una alternativa ideal
La ambientación es una pasada. El sonido continúa siendo lo más destacable.
Se pierde la característica del GamePad de Wii U. El control es nefasto. Sin nuevo contenido.
Project Zero: Maiden of Black Water es un juego chapado a la antigua, pero sabe satisfacer a los que buscan un survival horror de corte clásico