
PlayStation 4
Xbox One
Camino a la victoria
Konami no podía faltar a la competición anual, esta vez con los deberes hechos.

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Analizado en PlayStation 4. Copia física proporcionada por Konami.
Konami lleva unos años algo tumultuosos. Su franquicia deportiva no alcanzaba el nivel de calidad, especialmente cuando la competencia estaba en sus mejores momentos. El año pasado ya vimos cómo Pro Evolution Soccer tomaba el buen camino y se encauzaba hacia un futuro prometedor. El futuro ya es presente y en esta edición de 2016 vemos cómo han sabido tomar la base del año pasado y trabajar sobre ella para mejorar y pulir sus defectos.
Uno de las mayores virtudes que tenía en su haber PES era el comportamiento del balón, por lo que esto se ha mantenido tal cual. Pero si hablamos de físicas, tenemos que hablar de los jugadores. Este aspecto se ha trabajado bastante y los forcejeos se sienten reales, al igual que las entradas y las zancadillas. Se nota la potencia del Fox Engine y la importancia que le han dado a las físicas. Esto se aprecia sobre todo en los partidos con lluvia, cuando vemos cómo los jugadores tropiezan al moverse por el campo (esto quizás ocurre demasiado a menudo) y cómo el balón necesita más fuerza para llegar a su objetivo.
El control de la defensa no responde todo lo bien que nos gustaría. Al dejar pulsado el botón de presión, el jugador no se "pega" como antes al rival y da sensación de que no está defendiendo correctamente.
Una vez más, tenemos que hacer referencia al Fox Engine, porque muchas de las mejoras que esta edición tiene es gracias al trabajo en el motor gráfico. Las animaciones hace que el control de los jugadores sea fluido en todo momento. Pasar el balón, controlarlo, fintar, superar al rival, correr por la banda, centrar al área y cabecear para marcar gol. Todo se realiza de manera orgánica y no hay animaciones que no encajen entre sí ni discordantes.
Todo esto encaja muy bien con una inteligencia artificial mejorada, tanto de nuestros compañeros como de nuestros rivales. Evidentemente, estos cambios que comentamos se aprecian en las dificultades más altas, donde al jugador realmente se le pone en más de un aprieto. El juego no beneficia claramente a una y otra estrategia y el equipo contrario reacciona ante nuestra forma de jugar. Sí que hemos percibido durante nuestras horas de juego que constantemente el rival buscaba forzar el fuera de juego, lo cual nos resultaba algo pesado. Hay fallos en la inteligencia artificial, por supuesto, aunque muchos se quedan en anécdota. Sin embargo, los porteros parecen fallar más a menudo como para considerarlo una casualidad aislada: mala colocación, fallos al despejar un balón, etc.