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PlayStation 4
El sutil regreso del mago precoz
Lo esperábamos y Oliver no ha faltado a la demanda generalizada y regresa con versión remasterizada incluida.
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Versión analizada PlayStation 4 Pro. Copia digital proporcionada por Bandai Namco.
Acostumbrados como estamos a que cualquier juego de tres al cuarto vuelva enarbolando la bandera de la nostalgia en forma de remasteriloquesea para recordarnos que el que tuvo retuvo, resultaba cuanto menos ofensivo que Ni No Kuni: la ira de la Bruja Blanca no contase con su merecido tamizado por la ultra-altísima definición. Se barruntaba antes de la confirmación de la segunda entrega, pero no ha sido hasta el presente ejercicio que Level-5 junto a Bandai Namco nos obsequió con la buena nueva. No solo llegaría este mismo septiembre en una versión que mejorase sus prestaciones en PC y PlayStation 4, también saldría el juego en Switch, deferencia por aquello de que el juego originalmente salió en Nintendo DS.
Esta versión funciona casi tal cual como la disfrutamos en PlayStation 3, pero la de PC y PS4 tiene sus mejoras, como os contaremos un poquito más abajo. Pero ahora el juego se ha convertido en una serie, y la verdad es que Ni no Kuni II: El renacer de un reino nos gustó, pero para nada nos dejó el poso que la primera parte había provocado en nuestro interior. Porque Level-5 cumplió con la continuación, pero el puntito que le otorgó el Studio Ghibli se quedó en el camino.
Pero volvamos al meollo, a este regreso de nuestro amigo Oliver junto a toda su pandilla de aventureros por ese loco mundo de criaturas imposibles, todo por enmascarar una tragedia que le asola desde los primeros compases del juego y que intenta desesperadamente deshacer. Estamos ante un drama a dos niveles, en el mundo real y en el de fantasía, que le hace realizar un viaje de duelo para aprender a llevar la pena que alberga dentro mientras busca la esperanza de un desenlace imposible. Oliver encuentra consuelo en Drippy, un peluche- duende según dónde estemos que desde ese momento se convertirá en su mejor amigo y principal apoyo de todo lo que está por venir, que no es otra cosa que un viaje hacia la madurez, hacia la vida, en la que encontrará aliados y enemigos, ayuda y piedras en un camino tortuoso por mucho que esté representado por los bellos diseños de estos magos de la animación japonesa.

La chupipandi, de lío en lío.
Oliver allí será un mago, porque en ese mundo en el que todo es posible, él debe poder hacer cosas increíbles frente a la frustración de poder hacer nada que siente en el mundo real. Luego vendrán los combates, los encargos, las sinuosas mazmorras y la bruja blanca que da nombre al juego, pero Oliver lo que hará realmente en todo este viaje será crecer y aprender lo que es la vida. Si queréis saber un poquito más de Ni No Kuni: la ira de la Bruja Blanca, solo tenéis que pinchar en el enlace para conocer lo que dijimos en su día, hace ya seis años, de la versión de PlayStation 3.
En cuanto al juego propiamente dicho, a la parte de jugar, estamos ante un juego de rol japonés de manual. Un título que en lugar de innovar, buscar recompensar (o contentar) a todos aquellos jugadores ya talluditos que empezaron a jugar con las grandes creaciones de Squaresoft y Enix antes de su fusión y que añoran aquellas grandes aventuras inabarcables, que prometían decenas de horas de juego y viajes imposibles. Level-5 recoge todo aquello y lo encaja a la perfección en el mundo de fantasía creado por el Studio Ghibli. Repasemos la lista, ¿mapamundi por el corretean nuestros personajes para ir de una ciudad a otra? Está. ¿Combates por turnos? Ni preguntes. ¿Grupo de personajes encantador? Están los arquetipos que no fallan: el prota, la chica lista y el pícaro que centra todos los chascarrillos. ¿También tiene mascota icónica? Claro, Drippy es el Chocobo/Slime de este juego.
Todo este clasicismo tiene su encanto, pero también sus problemitas. Porque el sistema de combate se puede quedar cortito por la cantidad de mecánicas jugables y la dificultad de éstas. Cualquier jugador medio curtido en la materia podrán pasarse los combates mientras contesta a todos los grupos de Whatsapp que había puesto en silencio sin despeinarse. Y ahí reside el taloncito de Aquiles, pequeño pero molesto, ya que afecta de forma tan clara en el resto (exploración, misiones, estructura de progresión de los personajes) que termina por mermar la experiencia. No es el reto que buscas después de terminar un Dark Souls con una mano a la espalda (ya, son géneros diferentes), pero sí puede ser el juego relajado que te lleve a mundos afables y encantadores sin muchas más pretensiones.
Y es que solo hay que ver las pantallas que nos acompañan, estamos ante una puñetera película de Ghibli. Y nos solo nos referimos a las bellísimas secuencias realizadas por el propio estudio, todo el juego es Ghibli al cien por cien, cada personaje, monstruo o escenario transmiten esa inconfundible iconografía que reconocemos en cualquier lugar de globo terráqueo. Ya se intentó replicar con Ni no Kuni II: El renacer de un reino y el resultado fue diferente, algo chirriaba. Claro, no eran ellos, punto.
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Aunque nos parezca gigantesco, resulta encantador recorrer el mapamundi.
De esta nueva versión se ha encargado QLOC, los mismos que han remasterizado Dark Souls Remastered y Tales of Vesperia: Definitive Edition para Bandai Namco, lógico que hayan confiado en ellos visto el trabajo tan bueno que hicieron. Como en PC el juego bufa a 4K y 60fps (siempre en función del equipo que tengamos) y en Switch se ha perdido lo de "remastered" por el camino (rula a 720p y 30fps conectado al dock), vamos a hablar un poquito de la versión de PlayStation 4 Pro que es la que hemos podido probar. Como ya es habitual en estos casos, hay dos opciones diferentes, una para los que prefieren resolución y otro para los que se pirran por la estabilidad.
Esto se traduce en que los primeros podrán elegir los famosos 4K a 30fps, mientras que los segundos podrán disfrutar de los 60fps a una resolución de 1440p. En PlayStation 4 se queda en 1080p con 60fps, lo que no está nada mal teniendo en cuenta la diferencia de potencial respecto a su hermana mayor. Eso sí, ni en PC ni en PS4 veremos HDR, técnica que le habría venido de lujo al llamativo estilo visual del juego. Al menos podremos poner las voces tanto en inglés como en japonés, para goce de los puristas. La banda sonora de Joe Hisaishi, habitual del Studio Ghibli, es tremenda y trasciende al juego gracias a la Orquesta Filarmónica de Tokyo. Puestos a hacer las cosas bien, en esto lo han clavado.
Ni No Kuni: la ira de la Bruja Blanca tiene muchas virtudes (gráficos, sonido, jugabilidad, encanto) y muy pocos defectos (sistema de combate simple), y pasa lo mismo con esta versión remasterizada, nos deja un gran sabor de boca y un minúsculo sabor agridulce al final. Para ser un juego de hace poco más de un lustro, podían haber añadido algún extra más, alguna mazmorra, algún capítulo, algún modo de juego... algo. Como hace Nintendo con sus ports de Switch mismamente, que meten un nuevo personaje o un modo cooperativo y ya con eso te animan a volverlo a jugar si ya lo disfrutaste en su primera versión. No hay nada de eso y la verdad es que por el juego que es, lo merecía.
Pero bueno, por pedir que no quede, porque volver a acompañar a Oliver en su vía crucis familiar nos ha encantado. Hemos vuelto a sentir la camaradería juntos a nuestros compañeros de grupo al corretear esos caminos, a sufrir (poquito) con los enemigos finales y a deleitarnos boquiabiertos con las secuencias de animación marca de la casa. Le echarán en cara que es demasiado clásico en su propuesta (que lo es) para los tiempos que corren/corrían, pero tiene ese aire a título con peso, con solera, muy similar al aura que transmiten las entregas más clásicas de las series Dragon Quest y Final Fantasy. Y eso, hoy en día, es un mundo.
Studio Ghibli, el juego transmite su magia. Luce muy bien con las mejoras.
Ninguna novedad ni extra. El sistema de combate puede quedarse corto.