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Terror textual en los 60
Mothmen 1966 nos hace partícipes de una historia de terror interactiva y con un cuidado aspecto retro

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La nostalgia pesa cada vez más en la cultura. Por eso, ante la innovación tecnológica, los gráficos, los FPS, el 4K y demás mejoras técnicas que pueda tener el mundo de los videojuegos, siempre quedará alguien dispuesto a asegurar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Si algo está claro es que a todos nos gusta recordar con cariño la primera etapa jugona que vivimos, y para muchos, esa es la de los inicios del videojuego doméstico, más cercano a un ordenador que a una consola.
Si a esa nostalgia le sumamos la más que reciente moda de recrear juegos con aspecto añejo y con prácticamente las mismas herramientas de la época (hola, Sonic Mania) el resultado se traduce en juegos como Mothmen 1966, dispuestos a hacernos recordar viejos tiempos o, aún mejor, descubrirlos a toda una generación que ni sabía de su existencia y para los que todo lo anterior a 2010 ya es retro.


Pero empecemos por el principio: Mothmen 1966 es una novela gráfica, un género muy exitoso hace unas cuantas décadas. Se acercaba a la experiencia que te ofrece una novela habitual, pero con dos añadidos clave: por un lado, las imágenes, pixeladas, que ilustran las diferentes escenas y por el otro, mucho más importante: el poder de elección. Todo eso lo tiene Mothmen 1966 y lo cumple perfectamente.
Sin desvelar grandes acontecimientos de la historia, te podemos decir que el juego tiene lugar en una noche estrellada y cuenta una historia con tintes sobrenaturales: la leyenda del hombre polilla, el Mothman. Protagonizada por tres personajes, podremos vivir sus capítulos independientes aunque en prácticamente todos coinciden en ellos. Pero la clave es que lo vivamos desde el punto de vista de cada uno de ellos, aunque esté sucediendo todo en un orden cronológico natural.
Y aquí entra la jugabilidad: se trata de un juego puramente textual, por lo que nos pasaremos toda la partida leyendo, tomando decisiones e incluso jugando a minijuegos, pero siempre desde los comandos de texto, algo que limita un poco la jugabilidad pero es parte del encanto retro y nos parece totalmente lícito y nos adaptamos en nada.
El tema de las decisiones nos ha dejado un poco fríos ya que, acostumbrados como estamos a otros juegos en los que las bifurcaciones son inmensas y tomar una decisión diferente puede cambiar por completo tu partida, la sensación que tenemos aquí es la de que solo hay un camino correcto. En el juego puedes morir tomando decisiones equivocadas, pero por suerte puedes recuperar la partida antes de tomar esa decisión y continuar con aquella que no provoque tu muerte. Es decir: que no esperes finales alternativos ni grandes cambios en la historia, más allá de descubrir un poco más de información al elegir una respuesta “correcta”.


A nivel de puzzles nos ha parecido entretenido, no es muy exigente pero sí te hará pensar en algún que otro momento. Hay que dedicarle un espacio propio al minijuego del solitario, un solitario diferente al que se juega normalmente, en el que perderás el 90% de las veces pero, curiosamente, volverás a intentarlo una y otra vez. ¿Estamos ante un minijuego Souls? Probablemente. Por suerte, estará disponible en el menú principal una vez te pases el juego, para echar las partidas que quieras rápidamente.
Ya sabemos que se trata de un juego con aspecto retro, por lo que no vamos a encontrar gráficos de nueva generación, ni los necesitamos. El cuidado que se ha puesto en todas y cada una de las ilustraciones pixeladas que acompañan las escenas es enorme, y te mete completamente en la historia. Los tonos verdosos, los primeros planos de los personajes y hasta la música colaboran en crear un ambiente genial para jugarlo a oscuras, en una noche solitaria y con un café al lado.


Cabe decir que Mothmen 1966 basa su funcionalidad en la lectura de los textos, por lo tanto la traducción es un elemento muy importante, y aquí tenemos una de cal y una de arena. El juego está traducido al español, pero no el de España, sino el de Argentina. Por lo tanto, prepárate a leer cosas como “Mirás vos” y “manejar el auto”. Pero, teniendo en cuenta todas las veces que la comunidad hispanohablante de Latinoamérica se ha tenido que comer traducciones puramente españolas de España, no está de más que por una vez seamos nosotros los que suframos las consecuencias. Dicho esto, el juego está disponible en inglés, además de otros idiomas, por lo que hay opciones para todos los gustos.
Si hay algo que criticar es la excesiva corta duración de este juego, que se acerca a la hora y media sin tener ninguna prisa mientras lo juegas. Poco más de una decena de capítulos perfectamente narrados y ambientados que nos saben a muy poco y con un final algo abrupto. Sobre esto, un consejo: ¡no te saltes los créditos!
Mothmen 1966 es un juego que nos transporta a dos momentos específicos: por un lado, unas cuantas décadas atrás, al origen del videojuego doméstico, y por otro, a los años 60, cuando el mito de los hombres polilla estaba más vivo que nunca en Estados Unidos. Sea como sea, cuando entiendes el tipo de juego ante el que te encuentras, pocos fallos le vas a encontrar, más allá de una duración extremadamente corta. Pero si quieres más de algo, es porque es bueno, ¿no?
Si a esa nostalgia le sumamos la más que reciente moda de recrear juegos con aspecto añejo y con prácticamente las mismas herramientas de la época (hola, Sonic Mania) el resultado se traduce en juegos como Mothmen 1966, dispuestos a hacernos recordar viejos tiempos o, aún mejor, descubrirlos a toda una generación que ni sabía de su existencia y para los que todo lo anterior a 2010 ya es retro.


Una ambientación única y muy lograda
Pero empecemos por el principio: Mothmen 1966 es una novela gráfica, un género muy exitoso hace unas cuantas décadas. Se acercaba a la experiencia que te ofrece una novela habitual, pero con dos añadidos clave: por un lado, las imágenes, pixeladas, que ilustran las diferentes escenas y por el otro, mucho más importante: el poder de elección. Todo eso lo tiene Mothmen 1966 y lo cumple perfectamente.
Sin desvelar grandes acontecimientos de la historia, te podemos decir que el juego tiene lugar en una noche estrellada y cuenta una historia con tintes sobrenaturales: la leyenda del hombre polilla, el Mothman. Protagonizada por tres personajes, podremos vivir sus capítulos independientes aunque en prácticamente todos coinciden en ellos. Pero la clave es que lo vivamos desde el punto de vista de cada uno de ellos, aunque esté sucediendo todo en un orden cronológico natural.
«Se trata de un juego puramente textual, por lo que nos pasaremos toda la partida leyendo y tomando decisiones»
Y aquí entra la jugabilidad: se trata de un juego puramente textual, por lo que nos pasaremos toda la partida leyendo, tomando decisiones e incluso jugando a minijuegos, pero siempre desde los comandos de texto, algo que limita un poco la jugabilidad pero es parte del encanto retro y nos parece totalmente lícito y nos adaptamos en nada.
El tema de las decisiones nos ha dejado un poco fríos ya que, acostumbrados como estamos a otros juegos en los que las bifurcaciones son inmensas y tomar una decisión diferente puede cambiar por completo tu partida, la sensación que tenemos aquí es la de que solo hay un camino correcto. En el juego puedes morir tomando decisiones equivocadas, pero por suerte puedes recuperar la partida antes de tomar esa decisión y continuar con aquella que no provoque tu muerte. Es decir: que no esperes finales alternativos ni grandes cambios en la historia, más allá de descubrir un poco más de información al elegir una respuesta “correcta”.


Las decisiones son importantes, pero solo para poder avanzar
A nivel de puzzles nos ha parecido entretenido, no es muy exigente pero sí te hará pensar en algún que otro momento. Hay que dedicarle un espacio propio al minijuego del solitario, un solitario diferente al que se juega normalmente, en el que perderás el 90% de las veces pero, curiosamente, volverás a intentarlo una y otra vez. ¿Estamos ante un minijuego Souls? Probablemente. Por suerte, estará disponible en el menú principal una vez te pases el juego, para echar las partidas que quieras rápidamente.
«Está completamente traducido al español... pero con acento argentino»
Ya sabemos que se trata de un juego con aspecto retro, por lo que no vamos a encontrar gráficos de nueva generación, ni los necesitamos. El cuidado que se ha puesto en todas y cada una de las ilustraciones pixeladas que acompañan las escenas es enorme, y te mete completamente en la historia. Los tonos verdosos, los primeros planos de los personajes y hasta la música colaboran en crear un ambiente genial para jugarlo a oscuras, en una noche solitaria y con un café al lado.


Los gráficos sorprenden muy positivamente dentro de lo retro
Cabe decir que Mothmen 1966 basa su funcionalidad en la lectura de los textos, por lo tanto la traducción es un elemento muy importante, y aquí tenemos una de cal y una de arena. El juego está traducido al español, pero no el de España, sino el de Argentina. Por lo tanto, prepárate a leer cosas como “Mirás vos” y “manejar el auto”. Pero, teniendo en cuenta todas las veces que la comunidad hispanohablante de Latinoamérica se ha tenido que comer traducciones puramente españolas de España, no está de más que por una vez seamos nosotros los que suframos las consecuencias. Dicho esto, el juego está disponible en inglés, además de otros idiomas, por lo que hay opciones para todos los gustos.
Si hay algo que criticar es la excesiva corta duración de este juego, que se acerca a la hora y media sin tener ninguna prisa mientras lo juegas. Poco más de una decena de capítulos perfectamente narrados y ambientados que nos saben a muy poco y con un final algo abrupto. Sobre esto, un consejo: ¡no te saltes los créditos!
Mothmen 1966 es un juego que nos transporta a dos momentos específicos: por un lado, unas cuantas décadas atrás, al origen del videojuego doméstico, y por otro, a los años 60, cuando el mito de los hombres polilla estaba más vivo que nunca en Estados Unidos. Sea como sea, cuando entiendes el tipo de juego ante el que te encuentras, pocos fallos le vas a encontrar, más allá de una duración extremadamente corta. Pero si quieres más de algo, es porque es bueno, ¿no?
Jugado en PlayStation 4. Copia digital proporcionada
Alternativas
Toda la saga Ace Attorney, Detroit: Become Human o si te sientes travieso: Hatoful Boyfriend
La ambientación es espectacular, desde los gráficos al sonido
Demasiado corto, sin grandes bifurcaciones argumentales
Una novela visual corta pero que engancha, con minijuegos y puzzles que te tendrán entretenido