PlayStation 5
Análisis de Marvel’s Spider-Man 2 - Una gran continuación conlleva una gran responsabilidad
Miles y Peter se reúnen en Marvel’s Spider-Man 2, uno de los grandes exclusivos de PlayStation 5… Y uno de los mejores juegos de superhéroes de todos los tiempos.
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Recuerdo, con sorprendente vividez, que me impactó bastante ver el tráiler de revelación del Marvel’s Spider-Man original. Nunca he sido mucho de videojuegos basados en superhéroes; a excepción de títulos más notables, como la archifamosa saga de Batman Arkham, y de los clásicos del trepamuros en PSX, firmados por Neversoft (mención especial también para el sensacional Spider-Man 2 de la generación de PS2), normalmente me han parecido casi todos un producto, si bien respetable, muy dirigido a una comunidad concreta, una comunidad de la que nunca me he sentido parte. Sin embargo, el primer Spider-Man de Insomniac me atrapó desde el primer segundo porque era justamente una de las asignaturas pendientes del mundo de los videojuegos: crear un videojuego que te hiciera sentir de verdad como Peter Parker balanceándose por las torres infinitas de la ciudad que nunca duerme.
El resultado, como ya sabemos, fue un pelotazo. No en vano Marvel’s Spider-Man fue el exclusivo más vendido de PlayStation 4, una consola con un catálogo y una vitalidad envidiables, desde The Last of Us: Parte II hasta God of War, el antecesor del también genial Ragnarök. Desde entonces, obviando los remasters, cuya naturaleza y razón de ser sigue siendo objeto de debate, hemos tenido el más que notable Miles Morales, una muestra inequívoca que de que un spin-off de menor presupuesto es, de hecho, una buena manera de oxigenar el calendario de lanzamientos de las grandes editoras, y el presente Marvel’s Spider-Man 2, que ya salió el pasado 20 de octubre y que, desde entonces, nos ha dejado con grandísimos momentos que parecen sacados directamente de la imaginación del legendario Stan Lee.
La historia de Marvel's Spider-Man 2: Nos vamos de cacería
Lo cierto es que las premisas argumentales de la historia de Marvel’s Spider-Man 2 son bastante sencillitas, algo que tampoco debería sorprender a nadie. El título empieza a toda mecha, como es ya costumbre en su género y en su, digamos, universo temático, con una vibrante persecución protagonizada por los dos Spider-Man, Miles y Peter, y Sandman, un personaje que no tiene mucha cuota de participación en la trama de manera directa pero que sí que es explorado con un significativo grado de profundidad a través de misiones secundarias. El prólogo, como es lógico, da paso a más movidas de superhéroes, que pronto empiezan a involucrar a otros personajes y villanos fundamentales de la franquicia, como el a veces denostado Kraven (cuya aparición en el juego predijimos adecuadamente en nuestro avance, allá por 2020, dicho sea de paso) o Venom, probablemente uno de los grandes rostros dentro de la nómina de malos-malosos de Marvel.
En general, en su interconexión con su propio universo, así como en su cohesión con los videojuegos inmediatamente anteriores (es decir, Marvel’s Spider-Man y Miles Morales), se hallan buena parte de las virtudes narrativas del nuevo exitazo de Insomniac. Es un gustazo ver cómo se relacionan los personajes y cómo se van hilvanando los hechos de la historia, uno tras otro, en una especie de tapiz de Spider-Man en el que vemos las consecuencias de acontecimientos pasados y empezamos a atisbar las de sucesos futuros. No quiero entrar mucho en materia para evitar spoilers; baste decir, por tanto, que la trama cumple, sin tampoco deslumbrar, y que hay muchos detallitos brutales para el fan de la saga o del superhéroe en sí mismo. También hay unos cuantos mensajitos de cara a un más que seguro tercer juego de la franquicia, tanto a nivel de villanos como de protagonismo. Pero, como diría el narrador de La historia interminable, eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Los personajes en general también cumplen. Kraven está sensacional, Venom ha venido aquí a hablar de su libro (por mucho que haya un sector un tanto ácido de la comunidad lapidando su contribución, es uno de los mejores Venom que hemos visto) y Mary Jane, aun con sus cositas, respira un poquito más tranquila que en la primera entrega. Eso sí, me ha quedado una pequeña espinita clavada, una que ha sido solo posible entender gracias al lento e infalible paso del tiempo: al igual que sucede con el videojuego original, Marvel’s Spider-Man 2 no deja poso argumental, no es especialmente memorable en cuanto a escenas sueltas, sino que más bien es una experiencia disfrutable en su conjunto. Es otro rollo, pero es también un rollo necesario, perfecto para distraerse y simplemente pasar un buen rato, lejos de la prisión del pensamiento y de la reflexión que a veces te acosan en las noches incómodas. Vamos, que te lo pones, te lías a tortas, tiras unas telarañas por la ciudad y estás como nuevo, filled with determination.
Del cómic al videojuego: una representación brutal
Es básicamente un corolario decir que la base jugable de Marvel’s Spider-Man 2 es exactamente la misma que ya vimos en Miles Morales y en la primera parte; en general, la mayor parte del trabajo viene precisamente de aunar ambos mundos, ambos Spider-Man, y situarlos en la misma ciudad con un sistema que recuerda al cambio de personajes que ya tuvimos en GTA V, mismamente. Esto implica que en cualquier momento podremos alternar entre Miles y Peter, a excepción de determinadas misiones o actividades fijadas por la historia o el argumento, que nos forzarán a utilizar a uno de los dos trepamuros en específico. Queda, por tanto, a disposición del jugador la elección de su personaje favorito, o de si de verdad divide el protagonismo de manera equilibrada entre ambos. En mi caso, yo opté por controlar a Peter la mayor parte del tiempo, ya que sentía que tenía algo más visto a Miles por la cercanía de su spin-off homónimo.
Eso sí, pilles a quien pilles la navegación por la ciudad es una absoluta maravilla. Más rápida ahora, ya que cuenta con el hardware de negación, deslizarse, trepar muros (obviamente), balancearse por entre los edificios de Manhattan o pillar corrientes de aire con el wingsuit, una nueva mecánica de esta segunda entrega, es una experiencia que ya de por sí vale la pena, incluso si la desligas por completo del resto de mecánicas del juego. Las cuales, dicho sea de paso, tampoco están nada mal: repetimos con el combate que mezcla elementos de hack and slash y acción en tercera persona, con esa reinterpretación ágil y frenética del molde que vimos en los Batman Arkham, ahora con más gadgets, utensilios y spider-movidas que nunca. Miles, por su parte, sigue descubriendo sus poderes, que como en el cómic son una burrada (invisibilidad, bioelectricidad…) y Peter combina artilugios con los poderes del simbionte... Además de una cosita que prefiero no desvelar para evitar destripes gratuitos, pero que mola bastante.
La novedad en el cóctel es que los combates contra jefes, que siempre fueron espectaculares, ahora son espectaculares y dinámicos, con un fondo mucho más interactivo que te lleva a pelear con los villanos, más que a simplemente resolver una especie de puzle combativo para salir victorioso. También hay unas cuantas sorpresitas que no te esperas y que están muy bien resueltas, tanto en el plano creativo como jugable, algo que contribuye a añadir variedad al título. Más o menos lo mismo ocurre con las fases de Mary Jane, que vuelven (no en forma de chapa, por descontado) con interesante giro de tuerca: ahora el personaje se puede defender con una especie de pistola de energía. Tampoco te esperes la octava maravilla del mundo moderno, pero dosifica sus fases, que ya de por sí están mejor medidas que en el videojuego original, y las hace más que pasables.
Quizás la nota negativa en cuestiones jugables la pone un cierto abuso de los árboles de talentos y de las mejoras de habilidades, una herencia un tanto problemática de la extraña fiebre RPG que padece el medio desde hace unos cuantos años. No es algo nuevo de esta entrega, en cualquier caso; lo que sucede es que, al haber ahora más cosas, también hay más mejoras, de modo que el resultado final es a veces un pelín farragoso y te tiene entrando al menú con más frecuencia de lo que podrías pensar en primera instancia. Lo mismo se podría decir de las misiones y del contenido secundario, puesto que está bien pero no sorprende.
La Nueva York de Insomniac Games
Audiovisualmente, en cambio, es muy difícil encontrarle pegas. El juego se ve y se juega de escándalo, con un modo rendimiento que le sienta a las mil maravillas y que pone la acción a los siempre codiciados 60 cuadros por segundo, sin renunciar a un muy buen acabado gráfico. Es cierto que los rostros, las animaciones faciales, y determinados detalles del escenario no sorprenden tanto como los de God of War: Ragnarök, Horizon Forbidden West o incluso The Last of Us: Part II, que cuatro años después de su lanzamiento original sigue siendo imponente en expresividad y ultrarrealismo, pero en espectacularidad pura y dura es complicado superar a Marvel’s Spider-Man 2.
La banda sonora, por su parte, está bien, acompaña bien a la acción y deja algunas melodías pegadizas, si bien adolece un poco de lo mismo que la historia en sí, en tanto en cuanto no es muy memorable. Por otro lado, buenas voces originales, con un doblaje aceptable al español que, lejos de polémicas innecesarias relativas al uso de lenguaje inclusivo por parte de un personaje de un podcast (también lo hace en la versión inglesa), deja unas sensaciones más positivas que negativas.
Conclusiones
Marvel’s Spider-Man 2 no es la secuela más original o rompedora de la historia de los videojuegos; en esencia, es más bien una de esas continuaciones que se hace fuerte en el eterno y ancestral arte de ofrecer una experiencia muy similar, pero simplemente mejor y más depurada. A nivel narrativo, la historia y los personajes regalan buenos momentos, aunque no se graban con fuerza en los dominios del recuerdo, y la coalición de villanos es bastante potente, con una serie de intrigas que se van hilvanando hasta culminar en un desenlace espectacular en el plano escenográfico. Jugablemente es exquisito, como ya de costumbre con los juegos de Insomniac Games, y audiovisualmente sorprende tanto por su fluidez como por su puesta en escena. En definitiva, tiene algunas asperezas en su sistema de progresión y mejora de habilidades y en la calidad de parte del contenido secundario, pero estamos ante uno de los grandes imprescindibles de PlayStation 5 y probablemente el mejor videojuego de superhéroes de todos los tiempos.
El resultado, como ya sabemos, fue un pelotazo. No en vano Marvel’s Spider-Man fue el exclusivo más vendido de PlayStation 4, una consola con un catálogo y una vitalidad envidiables, desde The Last of Us: Parte II hasta God of War, el antecesor del también genial Ragnarök. Desde entonces, obviando los remasters, cuya naturaleza y razón de ser sigue siendo objeto de debate, hemos tenido el más que notable Miles Morales, una muestra inequívoca que de que un spin-off de menor presupuesto es, de hecho, una buena manera de oxigenar el calendario de lanzamientos de las grandes editoras, y el presente Marvel’s Spider-Man 2, que ya salió el pasado 20 de octubre y que, desde entonces, nos ha dejado con grandísimos momentos que parecen sacados directamente de la imaginación del legendario Stan Lee.
La historia de Marvel's Spider-Man 2: Nos vamos de cacería
Lo cierto es que las premisas argumentales de la historia de Marvel’s Spider-Man 2 son bastante sencillitas, algo que tampoco debería sorprender a nadie. El título empieza a toda mecha, como es ya costumbre en su género y en su, digamos, universo temático, con una vibrante persecución protagonizada por los dos Spider-Man, Miles y Peter, y Sandman, un personaje que no tiene mucha cuota de participación en la trama de manera directa pero que sí que es explorado con un significativo grado de profundidad a través de misiones secundarias. El prólogo, como es lógico, da paso a más movidas de superhéroes, que pronto empiezan a involucrar a otros personajes y villanos fundamentales de la franquicia, como el a veces denostado Kraven (cuya aparición en el juego predijimos adecuadamente en nuestro avance, allá por 2020, dicho sea de paso) o Venom, probablemente uno de los grandes rostros dentro de la nómina de malos-malosos de Marvel.
En general, en su interconexión con su propio universo, así como en su cohesión con los videojuegos inmediatamente anteriores (es decir, Marvel’s Spider-Man y Miles Morales), se hallan buena parte de las virtudes narrativas del nuevo exitazo de Insomniac. Es un gustazo ver cómo se relacionan los personajes y cómo se van hilvanando los hechos de la historia, uno tras otro, en una especie de tapiz de Spider-Man en el que vemos las consecuencias de acontecimientos pasados y empezamos a atisbar las de sucesos futuros. No quiero entrar mucho en materia para evitar spoilers; baste decir, por tanto, que la trama cumple, sin tampoco deslumbrar, y que hay muchos detallitos brutales para el fan de la saga o del superhéroe en sí mismo. También hay unos cuantos mensajitos de cara a un más que seguro tercer juego de la franquicia, tanto a nivel de villanos como de protagonismo. Pero, como diría el narrador de La historia interminable, eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Los personajes en general también cumplen. Kraven está sensacional, Venom ha venido aquí a hablar de su libro (por mucho que haya un sector un tanto ácido de la comunidad lapidando su contribución, es uno de los mejores Venom que hemos visto) y Mary Jane, aun con sus cositas, respira un poquito más tranquila que en la primera entrega. Eso sí, me ha quedado una pequeña espinita clavada, una que ha sido solo posible entender gracias al lento e infalible paso del tiempo: al igual que sucede con el videojuego original, Marvel’s Spider-Man 2 no deja poso argumental, no es especialmente memorable en cuanto a escenas sueltas, sino que más bien es una experiencia disfrutable en su conjunto. Es otro rollo, pero es también un rollo necesario, perfecto para distraerse y simplemente pasar un buen rato, lejos de la prisión del pensamiento y de la reflexión que a veces te acosan en las noches incómodas. Vamos, que te lo pones, te lías a tortas, tiras unas telarañas por la ciudad y estás como nuevo, filled with determination.
Del cómic al videojuego: una representación brutal
Es básicamente un corolario decir que la base jugable de Marvel’s Spider-Man 2 es exactamente la misma que ya vimos en Miles Morales y en la primera parte; en general, la mayor parte del trabajo viene precisamente de aunar ambos mundos, ambos Spider-Man, y situarlos en la misma ciudad con un sistema que recuerda al cambio de personajes que ya tuvimos en GTA V, mismamente. Esto implica que en cualquier momento podremos alternar entre Miles y Peter, a excepción de determinadas misiones o actividades fijadas por la historia o el argumento, que nos forzarán a utilizar a uno de los dos trepamuros en específico. Queda, por tanto, a disposición del jugador la elección de su personaje favorito, o de si de verdad divide el protagonismo de manera equilibrada entre ambos. En mi caso, yo opté por controlar a Peter la mayor parte del tiempo, ya que sentía que tenía algo más visto a Miles por la cercanía de su spin-off homónimo.
Eso sí, pilles a quien pilles la navegación por la ciudad es una absoluta maravilla. Más rápida ahora, ya que cuenta con el hardware de negación, deslizarse, trepar muros (obviamente), balancearse por entre los edificios de Manhattan o pillar corrientes de aire con el wingsuit, una nueva mecánica de esta segunda entrega, es una experiencia que ya de por sí vale la pena, incluso si la desligas por completo del resto de mecánicas del juego. Las cuales, dicho sea de paso, tampoco están nada mal: repetimos con el combate que mezcla elementos de hack and slash y acción en tercera persona, con esa reinterpretación ágil y frenética del molde que vimos en los Batman Arkham, ahora con más gadgets, utensilios y spider-movidas que nunca. Miles, por su parte, sigue descubriendo sus poderes, que como en el cómic son una burrada (invisibilidad, bioelectricidad…) y Peter combina artilugios con los poderes del simbionte... Además de una cosita que prefiero no desvelar para evitar destripes gratuitos, pero que mola bastante.
La novedad en el cóctel es que los combates contra jefes, que siempre fueron espectaculares, ahora son espectaculares y dinámicos, con un fondo mucho más interactivo que te lleva a pelear con los villanos, más que a simplemente resolver una especie de puzle combativo para salir victorioso. También hay unas cuantas sorpresitas que no te esperas y que están muy bien resueltas, tanto en el plano creativo como jugable, algo que contribuye a añadir variedad al título. Más o menos lo mismo ocurre con las fases de Mary Jane, que vuelven (no en forma de chapa, por descontado) con interesante giro de tuerca: ahora el personaje se puede defender con una especie de pistola de energía. Tampoco te esperes la octava maravilla del mundo moderno, pero dosifica sus fases, que ya de por sí están mejor medidas que en el videojuego original, y las hace más que pasables.
Quizás la nota negativa en cuestiones jugables la pone un cierto abuso de los árboles de talentos y de las mejoras de habilidades, una herencia un tanto problemática de la extraña fiebre RPG que padece el medio desde hace unos cuantos años. No es algo nuevo de esta entrega, en cualquier caso; lo que sucede es que, al haber ahora más cosas, también hay más mejoras, de modo que el resultado final es a veces un pelín farragoso y te tiene entrando al menú con más frecuencia de lo que podrías pensar en primera instancia. Lo mismo se podría decir de las misiones y del contenido secundario, puesto que está bien pero no sorprende.
La Nueva York de Insomniac Games
Audiovisualmente, en cambio, es muy difícil encontrarle pegas. El juego se ve y se juega de escándalo, con un modo rendimiento que le sienta a las mil maravillas y que pone la acción a los siempre codiciados 60 cuadros por segundo, sin renunciar a un muy buen acabado gráfico. Es cierto que los rostros, las animaciones faciales, y determinados detalles del escenario no sorprenden tanto como los de God of War: Ragnarök, Horizon Forbidden West o incluso The Last of Us: Part II, que cuatro años después de su lanzamiento original sigue siendo imponente en expresividad y ultrarrealismo, pero en espectacularidad pura y dura es complicado superar a Marvel’s Spider-Man 2.
La banda sonora, por su parte, está bien, acompaña bien a la acción y deja algunas melodías pegadizas, si bien adolece un poco de lo mismo que la historia en sí, en tanto en cuanto no es muy memorable. Por otro lado, buenas voces originales, con un doblaje aceptable al español que, lejos de polémicas innecesarias relativas al uso de lenguaje inclusivo por parte de un personaje de un podcast (también lo hace en la versión inglesa), deja unas sensaciones más positivas que negativas.
Conclusiones
Marvel’s Spider-Man 2 no es la secuela más original o rompedora de la historia de los videojuegos; en esencia, es más bien una de esas continuaciones que se hace fuerte en el eterno y ancestral arte de ofrecer una experiencia muy similar, pero simplemente mejor y más depurada. A nivel narrativo, la historia y los personajes regalan buenos momentos, aunque no se graban con fuerza en los dominios del recuerdo, y la coalición de villanos es bastante potente, con una serie de intrigas que se van hilvanando hasta culminar en un desenlace espectacular en el plano escenográfico. Jugablemente es exquisito, como ya de costumbre con los juegos de Insomniac Games, y audiovisualmente sorprende tanto por su fluidez como por su puesta en escena. En definitiva, tiene algunas asperezas en su sistema de progresión y mejora de habilidades y en la calidad de parte del contenido secundario, pero estamos ante uno de los grandes imprescindibles de PlayStation 5 y probablemente el mejor videojuego de superhéroes de todos los tiempos.
La jugabilidad. Desplazarse por NY. El apartado audiovisual. Los villanos.
Abuso de árboles de talentos. Una parte del contenido secundario no está a gran nivel.
Divertido, espectacular, jugablemente exquisito... Marvel's Spider-Man 2 es un título absorbente que te mantendrá pegado al mando durante más de 20h.