Nintendo 3DS
Zzzzzzzzzzzz...
La nueva entrega del RPG de Nintendo llega como colofón al año en honor a Luigi
Por Andrés JC,
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Estamos en el año de Luigi, si bien ya hemos podido disfrutar de New Super Luigi U y Luigi's Mansion 2, a continuación llega Mario & Luigi: Dream Team Bros, cuyo eje principal también es el fontanero verde. La decisión de Nintendo sea dotar de mayor importancia a un personaje aparentemente clónico a su personaje estrella, Mario, es una decisión atípica. Sabemos que Luigi no es tan valiente como su hermano sino más bien miedica y patoso, los únicos rasgos de la personalidad que lo identifican desde que apareció Luigi's Mansion. Las apariciones de Luigi en otros juegos siempre han dado buenas dosis de humor precisamente por esto. Quien haya jugado a Paper Mario 2: La Puerta Milenaria sabrá de lo que estoy hablando; y es que fue precisamente ése título de GameCube el que encumbró la serie RPG del fontanero. Las situaciones hilarantes, la imaginación desbordante y las apetitosa jugabilidad de La Puerta Milenaria llevaron a los hermanos Mario a un nuevo nivel, que desde entonces se intenta mantener en las sucesivas entregas de Paper Mario y Mario & Luigi.
Conservadurismo ante la crisis
Que Nintendo está siguiendo una senda más conservadora en sus productos es algo que no hace falta justificar, frente a la explosión de nuevas franquicias o innovaciones sin parangón que caracterizaron a la gran N en épocas pasadas. Nos encontramos con enésimas entregas de Mario Kart, Mario Tennis, New Super Mario Bros. o Animal Crossing, que se aferran en consolidar las fórmulas clásicas de la era de Nintendo 64 pero que siguen aportando unos ingresos astronómicos a la firma de Kyoto. Y Mario & Luigi: Dream Team Bros. no es una excepción.
Sí es verdad que el concepto del que parte el juego es más que interesante. El mundo real y el mundo onírico se entremezclan por obra y gracia de los sueños de Luigi. Él es el único que puede interactuar con los extraños seres de Reino Almohada; un extraño lugar en el cual, mira tú por donde, la Princesa Peach está desaparecida. Gracias a Luigi y su espléndido poder para quedarse dormido en un plis plás, su hermano Mario puede llegar a una dimensión onírica donde, por supuesto, se encontrará con el Luigi Soñador, que no es ni más ni menos que la personalidad de Luigi en su propio sueño, y como tal, tiene espectaculares poderes. Como en un sueño lúcido, vaya.
Manejamos, como de costumbre, a los dos hermanos en fila india y podemos hacer con ellos varias cosas, como saltar, golpear con un martillo, conversar, y por supuesto llevar todas las gestiones de equipamiento, ítems y habilidades típicas de todo RPG. Las batallas son por turnos, bastante sencillas y ágiles, con quick time events para atacar y defender y varios comandos algo más complejos para los ataques tándem: aquellos que realizan los dos hermanos de manera conjunta. Hasta ahora, todo lo habitual en todos los juegos de la serie. La circunstancia de jugar con Luigi Soñador nos permite realizar varias acciones especiales en el escenario. Si interactuamos en la pantalla inferior con el Luigi que está durmiendo, conseguiremos modificar lo que ocurre en el mundo de los sueños. En principio no suena mal, ¿no?Pues lo cierto es que todo este planteamiento se ha desaprovechado bastante.
Tenemos un auténtico conglomerado de elementos de los anteriores Mario & Luigi, en especial del último: Viaje hacia el centro de Bowser, que además están orquestados de manera más bien torpe. El desarrollo del juego es soso y predecible casi todo el tiempo, se echa en falta la chispa, la magia de anteriores entregas. Todo está prediseñado, las soluciones a los puzzles son muy evidentes, avanzar no tiene gracia y se convierte en una tarea monótona. En otras palabras, la historia tiene un guión bastante estúpido y sin fuerza, pasados los instantes iniciales. Un mundo onírico como éste podría dar para muchísimo más, pero nos encontramos casi siempre con los mismos "sueños". ¿Os imagináis soñar cada noche lo mismo pero cambiando de color el fondo? Pues eso.
Conservadurismo ante la crisis
Que Nintendo está siguiendo una senda más conservadora en sus productos es algo que no hace falta justificar, frente a la explosión de nuevas franquicias o innovaciones sin parangón que caracterizaron a la gran N en épocas pasadas. Nos encontramos con enésimas entregas de Mario Kart, Mario Tennis, New Super Mario Bros. o Animal Crossing, que se aferran en consolidar las fórmulas clásicas de la era de Nintendo 64 pero que siguen aportando unos ingresos astronómicos a la firma de Kyoto. Y Mario & Luigi: Dream Team Bros. no es una excepción.
Sí es verdad que el concepto del que parte el juego es más que interesante. El mundo real y el mundo onírico se entremezclan por obra y gracia de los sueños de Luigi. Él es el único que puede interactuar con los extraños seres de Reino Almohada; un extraño lugar en el cual, mira tú por donde, la Princesa Peach está desaparecida. Gracias a Luigi y su espléndido poder para quedarse dormido en un plis plás, su hermano Mario puede llegar a una dimensión onírica donde, por supuesto, se encontrará con el Luigi Soñador, que no es ni más ni menos que la personalidad de Luigi en su propio sueño, y como tal, tiene espectaculares poderes. Como en un sueño lúcido, vaya.
Manejamos, como de costumbre, a los dos hermanos en fila india y podemos hacer con ellos varias cosas, como saltar, golpear con un martillo, conversar, y por supuesto llevar todas las gestiones de equipamiento, ítems y habilidades típicas de todo RPG. Las batallas son por turnos, bastante sencillas y ágiles, con quick time events para atacar y defender y varios comandos algo más complejos para los ataques tándem: aquellos que realizan los dos hermanos de manera conjunta. Hasta ahora, todo lo habitual en todos los juegos de la serie. La circunstancia de jugar con Luigi Soñador nos permite realizar varias acciones especiales en el escenario. Si interactuamos en la pantalla inferior con el Luigi que está durmiendo, conseguiremos modificar lo que ocurre en el mundo de los sueños. En principio no suena mal, ¿no?Pues lo cierto es que todo este planteamiento se ha desaprovechado bastante.
Tenemos un auténtico conglomerado de elementos de los anteriores Mario & Luigi, en especial del último: Viaje hacia el centro de Bowser, que además están orquestados de manera más bien torpe. El desarrollo del juego es soso y predecible casi todo el tiempo, se echa en falta la chispa, la magia de anteriores entregas. Todo está prediseñado, las soluciones a los puzzles son muy evidentes, avanzar no tiene gracia y se convierte en una tarea monótona. En otras palabras, la historia tiene un guión bastante estúpido y sin fuerza, pasados los instantes iniciales. Un mundo onírico como éste podría dar para muchísimo más, pero nos encontramos casi siempre con los mismos "sueños". ¿Os imagináis soñar cada noche lo mismo pero cambiando de color el fondo? Pues eso.