Los viejos vicios de siempre

La eclosión de los mundos abiertos en los videojuegos vino acompañada de una gran cantidad de propuestas de todo tipo. Como Grand Theft Auto fue quien acertó de lleno en la diana, una buena cantidad de estudios de desarrollo le siguieron por el mismo camino que habían allanado. Como es bien sabido, pocos igualaban la calidad del juego de Rockstar, pero sí se concretaron propuestas interesantes que aportaban muy buenas ideas al género. Uno de ellos fue Mafia, el juego de Illusion Softworks que utilizaba toda la ambientación de la ley seca norteamericana con los gánsters en los años 30 como principal reclamo. Fue tal el revuelo, que Electronic Arts fue a rebufo con dos adaptaciones de las películas de El padrino, pero Mafia ya había conseguido el golpe de efecto y se había posicionado hasta tal punto que el estudio pasó a formar parte del conglomerado de Take Two bajo el apelativo de 2K Czech. Esto provocó que Mafia 2 fuese una realidad... de eso se cumplen ahora diez años, momento en el que 2K ha decidido sacar a relucir el excelente trabajo realizado en la franquicia con un recopilatorio en el que encontraremos las ediciones definitivas de Mafia 2, de Mafia 3 y el esperado remake de la primera parte que llegará a finales de agosto.

La buena noticia es que todos los que tengan la segunda parte (usuarios de PC) y la tercera entrega (PC, Xbox One y PS4) recibirán las ventajas de esta nueva edición sin pasar por caja. Pero... ¿qué es una edición definitiva? Pues la idea es ofrecer todo el contenido descargable aparecido hasta el momento junto al juego y mejorar el apartado técnico de los juegos, lo que se traduce en ofrecer mejor resolución en los sistemas más potentes como son el caso de Xbox One X y PS4 Pro. De lo prometido a lo hecho hay un trecho, mientras que en Mafia 3 ha desaparecido la subida a 4K de resolución tras el último parche (por lo menos en Xbox One X), Mafia 2 luce varios problemas que no nos encontrábamos en la versión del juego vista en 2010.


Mafia 2 nos cuenta la vida de un joven siciliano, Vito Scaletta, al que las malas compañías y las malas decisiones le hacen ir por el camino más peligroso de la vida. Empire Bay, esa urbe ficticia hecha a pedazos de Nueva York, Chicago y Los Ángeles será el teatro en el que se sucederán todos los acontenicimientos, principalmente por carretera, porque si Mafia 2 se caracteriza por algo es de su atrayente trama y del tiempo que pasaremos al volante para ir de una punta a la otra de la ciudad. La aventura, segmentada en capítulos, nos llevará desde sus escarceos con su compinche Joe en su barrio hasta ser un nombre reconocido dentro del hampa de la ciudad. Como buen juego de estructura abierta, las partes narrativas disponen nuestro siguiente movimiento dentro del argumento principal mientras que el mapa aparecen opciones secundarias para desviar nuestra atención y engordar el número de horas de juego. Robar coches, asaltar comercios o encontrar coleccionables como las fotos reales de chicas Playboy de la época (pongamos en contexto la misoginia y la situación social de aquella época) serán algunos quehaceres alternativos.

Si apuramos y nos ceñimos a la trama, será complicado llegar a la veintena de horas de juego. Lo jugamos en su día y esta segunda vuelta se nos ha hecho mucho más corta y sencilla (jugando en difícil) que la que jugamos hace una década. Los tiroteos con coberturas son muy mejorables, los enfrentamientos a puñetazos terminan por ser básicos y la conducción no termina de tener mucha garra, será la permisividad de la policía y la poca potencia de los vehículos de la época (podremos mejorarlos pasando por un taller). Pero Mafia 2 es muy de detalles, de interiores, de visitar tiendas diferentes, de contemplar el cambio de ciudad nevada a soleada (no hay ciclos de tiempo ni atmosférico pero hay cambios en función del capítulo). Después de este regreso a los zapatos de Vito, Mafia 2 es mejor juego de acción lineal que sandbox, de eso pocas dudas pueden quedar, en cada misión pasaremos más parte conduciendo que cualquier otra cosa y eso a la larga termina por pasarle factura.