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La cámara de los horrores
Prepara unas mudas de reserva para explorar la casa de tus abuelos y enfrentarte a lo que te espera en ella
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Hace ya ocho años de uno de los lanzamientos que más se ha hablado en esta casi década. Ni siquiera hablamos de un videojuego, o por lo menos no de uno finalizado. Solo una demo, una pequeña parte jugable que apenas mostraba un pasillo con una esquina que llevaba a otro pasillo y los cuales debíamos recorrer en bucle. Nos referimos a P.T., desarrollado por Hideo Kojima y distribuido por Konami que contaba con la participación de Guillermo del Toro y que fue cancelado. A pesar de que esta demo estuvo poco tiempo disponible en la Store, y que solo algunos afortunados tenemos todavía instalada en nuestras PlayStation 4, desencadenó un furor desorbitado que hoy día todavía es palpable. Muchos juegos han intentado emular las sensaciones que ofrecía aquella demostración, aunque la mayoría sin éxito. Un terror psicológico espectacular, con unos gráficos realistas que parecían sacados directamente de una obra real, aderezados con un sonido que ponía los pelos de punta, y que generaba tal tensión que daba miedo dar dos pasos o girarse por miedo a lo que pudieras encontrarte. Visage, el terrorífico videojuego lanzado por SadSquare Studio en 2018, sí llegó a acercarse y se postuló como un digno sucesor espiritual. Con una clara influencia en ellos dos, pero manteniendo su propio espíritu, llega MADiSON de la mano de BLOODIOUS GAMES, con la promesa de hacernos tener pesadillas durante muchas noches.
La historia comienza con Luca, el adolescente al que encarnas, que se despierta totalmente ensangrentado en la casa de su familia, y con su padre golpeando la puerta mientras pide explicaciones entre sollozos por lo que ha hecho. Si nos fijamos en el propio título, BLOODIOUS GAMES juguetea con ese 'MAD' i 'SON', que nos marca desde el principio como un hijo loco (si lo traducimos del inglés, donde "mad" es loco y "son" hijo). El argumento pues gira en torno a Luca, el cual es manipulado por un demonio que le obliga a realizar sangrientas acciones para completar un ritual oscuro. La única posibilidad de nuestro protagonista para escapar de esta posesión es avanzar por la casa familiar, con una estructura que suele cambiar debido a infernales alucinaciones, mientras resuelve acertijos de todo tipo. En el camino conocerás a Madison Hale, una asesina en serie que cometió una serie de horripilantes asesinatos, a cuyas víctimas descuartizaba y fotografiaba con una cámara Polaroid, la cual encontrarás a los pocos compases de comenzar el juego y que tiene una importancia radical en la jugabilidad.

El uso de la cámara tiene detrás una larga historia en el género de terror del mundo videojueguil. A veces ha jugado el papel simplemente de linterna o como dispositivo de visión nocturna para así poder moverte en la oscuridad como en ambas entregas de Outlast, otras como parte de un rompecabezas para generar tensión como en Visage, y finalmente algunas que su modelo de juego se basa totalmente en ello como ocurre en Project Zero. Aquí seguiremos un camino similar con nuestra cámara de fotos instantánea Polaroid, convirtiéndola en la herramienta más importante del juego y prácticamente en el elemento conductor de sus mecánicas. En primer lugar, te permite iluminar las zonas oscuras durante una fracción de segundo, aunque avisamos que esta acción genera en ocasiones más sustos de lo que nos gustaría, y es que a veces es mejor no saber qué acecha en la oscuridad. Además también nos sirve para fotografiar ciertos lugares y objetos importantes, con lo que obtendremos fotos en las cuales aparecen pistas necesarias para resolver algunos rompecabezas. Finalmente, usándola en algunos puntos clave, los cuales normalmente conoceremos tras unir las pistas obtenidas, se influirá en la realidad existente, haciendo que se realicen cambios en el entorno, que pueden ir desde romper barreras, hacer que una estatua se mueva o abrir puertas a nuevas áreas.
Pero la cámara no es siempre la respuesta a todos los acertijos. Nuestro asustado protagonista también tiene un inventario limitado en el cual guardarás los más variopintos accesorios que encuentres desperdigados por la casa y el resto de lugares en los que se localiza el juego. Esta recolección de herramientas y la consiguiente resolución con ellas recuerda en gran medida a la saga Resident Evil, en especial a sus primeras entregas. Aunque hay acertijos ingeniosos, por desgracia algunos son quizás algo enrevesados y suele ser fácil perder el hilo sobre qué hacer a continuación. Así pues, es probable que estés un rato deambulando por las diferentes localizaciones buscando el objeto necesario que te permita avanzar o incluso una forma de usar el que acabas de obtener. En más ocasiones de las deseadas te preguntarás a ti mismo cómo podía ser esa la solución. Por suerte, esto no desentona para nada el global del juego, pero sí puede llegar a desesperar por estar dando vueltas de un lado a otro y teniendo que revisitar habitaciones que parecían ya estar vacías.

Explorar esta morada maldita te hará estar en tensión, y más de una vez con los pelos de punta, gracias a su atmósfera opresiva y su excepcional trabajo de iluminación, además de unos buenos gráficos, algo que no suele verse demasiado en las producciones de esta índole. Cruzar una esquina, abrir una puerta o bajar unas escaleras hacia un oscuro sótano, son acciones cotidianas, pero que aquí te obligan a detenerte y tomar aire. Cada paso que has de dar te hace dudar sobre lo próximo que puede aterrarte. MADiSON presenta una gran cantidad de momentos "no", esos en los cuales piensas si merece la pena sufrir tanto, pero a la vez te hace querer seguir adelante. No recuerdo la de veces que tuve que pausar la partida simplemente para recuperarme un poco y bajar mis pulsaciones. Aunque la primera mitad del juego basa todo su terror en lo psicológico, a partir de la segunda se vuelve más agresivo y habrá más jump scare de lo que nos gustaría, aunque no llega a hacerse pesado. Hay que hacer mención a cierta parte de la aventura, la cual sin querer desvelar nada de más, es de los momentos más tensos y agobiantes que he vivido en un videojuego. Sin duda cuando lo pruebes sabrás a qué me refiero.
Si hay un apartado que destacar, es el sonido, en el cual se ha realizado un fenomenal trabajo. No podríamos hablar de un ambiente tan terrorífico con solo una buena iluminación (que también). Por un lado, el juego ofrece música tenue que nos acompaña a la perfección, pero por otro nos bombardea constantemente con sonidos del entorno que están magistralmente realizados. El simple crujido de las tablas bajo nuestros pies, el estruendo de unos cuadros cayendo en una habitación cercana, un trueno repentino por la tormenta que cae en la calle o directamente la respiración nerviosa de Luca. Estos y otros sonidos similares acumulan tensión a la perfección, poniéndonos en pie una y otra vez. Y de nuevo quiero hacer mención a la parte que comenté antes, la cual acompaña una música tétrica que aun todavía resuena en mi cabeza. Obligatorio jugar con auriculares y luz apagada si quieres adentrarte en su mundo o te perderás gran parte de lo que intenta transmitirte.

Normalmente, los videojuegos de esta corte no suelen tener una duración demasiado larga. Excepto algunas excepciones como podrían ser los casos de los Outlast, en apenas unas 2-3 horas sueles haber alcanzado su final. MADiSON se posiciona en este aspecto en una posición equilibrada, teniendo así una duración adecuada, ni muy corta para no quedarnos con ganas de más, ni muy larga para no perder el factor sorpresa, siendo ésta de unas 6 horas aproximadamente. Por desgracia el juego no ofrece ningún motivo que invite a la rejugabilidad. Más allá de la posibilidad de obtener sus coleccionables, unas fotografías rojas y azules que suelen estar muy escondidas y las cuales se consiguen usando tu cámara con ellas en pantalla, pero que no sirven realmente para nada, salvo el hecho de haberlas encontrado. Por lo demás, se incluye un modo difícil, en el cual las pistas son más difíciles de encontrar o algún enemigo que aparece es más agresivo, pero una vez finalizada la primera partida ya sabes dónde está todo, y aunque en cada una las resoluciones son diferentes (por ejemplo, el código de un candado es otro), no supone un interés demasiado elevado.
Conclusión
MADiSON es uno de los juegos más terroríficos de los últimos años. Gracias a su genial ambientación, liderada por unos buenos gráficos y un sonido espectacular, así como su sombría historia, genera momentos de tensión poco vistos en el género. Habrá momentos en los que tendrás que pausar el juego, avanzar mirando a otro lado de la pantalla o simplemente desconectar debido al elevado nivel de miedo que puede producir. A pesar de ello merece la pena superar esta experiencia, ya que hay situaciones muy buenas y que sin duda recordarás durante tiempo. Si eres de los que les gusta dar la vuelta en un pasillo con los ojos entrecerrados o bajar las escaleras al oscuro sótano con una mano delante por temor a lo que viene, sin duda MADiSON te encantará. Prepárate para tener pesadillas.
La historia comienza con Luca, el adolescente al que encarnas, que se despierta totalmente ensangrentado en la casa de su familia, y con su padre golpeando la puerta mientras pide explicaciones entre sollozos por lo que ha hecho. Si nos fijamos en el propio título, BLOODIOUS GAMES juguetea con ese 'MAD' i 'SON', que nos marca desde el principio como un hijo loco (si lo traducimos del inglés, donde "mad" es loco y "son" hijo). El argumento pues gira en torno a Luca, el cual es manipulado por un demonio que le obliga a realizar sangrientas acciones para completar un ritual oscuro. La única posibilidad de nuestro protagonista para escapar de esta posesión es avanzar por la casa familiar, con una estructura que suele cambiar debido a infernales alucinaciones, mientras resuelve acertijos de todo tipo. En el camino conocerás a Madison Hale, una asesina en serie que cometió una serie de horripilantes asesinatos, a cuyas víctimas descuartizaba y fotografiaba con una cámara Polaroid, la cual encontrarás a los pocos compases de comenzar el juego y que tiene una importancia radical en la jugabilidad.


Tendrás que recorrer la casa familiar mientras resuelves acertijos y un demonio te hace la vida imposible.
El uso de la cámara tiene detrás una larga historia en el género de terror del mundo videojueguil. A veces ha jugado el papel simplemente de linterna o como dispositivo de visión nocturna para así poder moverte en la oscuridad como en ambas entregas de Outlast, otras como parte de un rompecabezas para generar tensión como en Visage, y finalmente algunas que su modelo de juego se basa totalmente en ello como ocurre en Project Zero. Aquí seguiremos un camino similar con nuestra cámara de fotos instantánea Polaroid, convirtiéndola en la herramienta más importante del juego y prácticamente en el elemento conductor de sus mecánicas. En primer lugar, te permite iluminar las zonas oscuras durante una fracción de segundo, aunque avisamos que esta acción genera en ocasiones más sustos de lo que nos gustaría, y es que a veces es mejor no saber qué acecha en la oscuridad. Además también nos sirve para fotografiar ciertos lugares y objetos importantes, con lo que obtendremos fotos en las cuales aparecen pistas necesarias para resolver algunos rompecabezas. Finalmente, usándola en algunos puntos clave, los cuales normalmente conoceremos tras unir las pistas obtenidas, se influirá en la realidad existente, haciendo que se realicen cambios en el entorno, que pueden ir desde romper barreras, hacer que una estatua se mueva o abrir puertas a nuevas áreas.
«El uso de tu Polaroid es la mecánica principal de MADiSON. Sentirás tensión al agitar cada foto y ver qué gran revelación aparece»
Pero la cámara no es siempre la respuesta a todos los acertijos. Nuestro asustado protagonista también tiene un inventario limitado en el cual guardarás los más variopintos accesorios que encuentres desperdigados por la casa y el resto de lugares en los que se localiza el juego. Esta recolección de herramientas y la consiguiente resolución con ellas recuerda en gran medida a la saga Resident Evil, en especial a sus primeras entregas. Aunque hay acertijos ingeniosos, por desgracia algunos son quizás algo enrevesados y suele ser fácil perder el hilo sobre qué hacer a continuación. Así pues, es probable que estés un rato deambulando por las diferentes localizaciones buscando el objeto necesario que te permita avanzar o incluso una forma de usar el que acabas de obtener. En más ocasiones de las deseadas te preguntarás a ti mismo cómo podía ser esa la solución. Por suerte, esto no desentona para nada el global del juego, pero sí puede llegar a desesperar por estar dando vueltas de un lado a otro y teniendo que revisitar habitaciones que parecían ya estar vacías.


Resuelve los complicados rompecabezas mediante el uso de la Polaroid, un bloc de notas y tu ingenio.
Explorar esta morada maldita te hará estar en tensión, y más de una vez con los pelos de punta, gracias a su atmósfera opresiva y su excepcional trabajo de iluminación, además de unos buenos gráficos, algo que no suele verse demasiado en las producciones de esta índole. Cruzar una esquina, abrir una puerta o bajar unas escaleras hacia un oscuro sótano, son acciones cotidianas, pero que aquí te obligan a detenerte y tomar aire. Cada paso que has de dar te hace dudar sobre lo próximo que puede aterrarte. MADiSON presenta una gran cantidad de momentos "no", esos en los cuales piensas si merece la pena sufrir tanto, pero a la vez te hace querer seguir adelante. No recuerdo la de veces que tuve que pausar la partida simplemente para recuperarme un poco y bajar mis pulsaciones. Aunque la primera mitad del juego basa todo su terror en lo psicológico, a partir de la segunda se vuelve más agresivo y habrá más jump scare de lo que nos gustaría, aunque no llega a hacerse pesado. Hay que hacer mención a cierta parte de la aventura, la cual sin querer desvelar nada de más, es de los momentos más tensos y agobiantes que he vivido en un videojuego. Sin duda cuando lo pruebes sabrás a qué me refiero.
Si hay un apartado que destacar, es el sonido, en el cual se ha realizado un fenomenal trabajo. No podríamos hablar de un ambiente tan terrorífico con solo una buena iluminación (que también). Por un lado, el juego ofrece música tenue que nos acompaña a la perfección, pero por otro nos bombardea constantemente con sonidos del entorno que están magistralmente realizados. El simple crujido de las tablas bajo nuestros pies, el estruendo de unos cuadros cayendo en una habitación cercana, un trueno repentino por la tormenta que cae en la calle o directamente la respiración nerviosa de Luca. Estos y otros sonidos similares acumulan tensión a la perfección, poniéndonos en pie una y otra vez. Y de nuevo quiero hacer mención a la parte que comenté antes, la cual acompaña una música tétrica que aun todavía resuena en mi cabeza. Obligatorio jugar con auriculares y luz apagada si quieres adentrarte en su mundo o te perderás gran parte de lo que intenta transmitirte.


Si MADiSON da tanto miedo es en gran parte debido a su gran ambientación, con un buen nivel gráfico y un sonido envolvente terrorífico
Normalmente, los videojuegos de esta corte no suelen tener una duración demasiado larga. Excepto algunas excepciones como podrían ser los casos de los Outlast, en apenas unas 2-3 horas sueles haber alcanzado su final. MADiSON se posiciona en este aspecto en una posición equilibrada, teniendo así una duración adecuada, ni muy corta para no quedarnos con ganas de más, ni muy larga para no perder el factor sorpresa, siendo ésta de unas 6 horas aproximadamente. Por desgracia el juego no ofrece ningún motivo que invite a la rejugabilidad. Más allá de la posibilidad de obtener sus coleccionables, unas fotografías rojas y azules que suelen estar muy escondidas y las cuales se consiguen usando tu cámara con ellas en pantalla, pero que no sirven realmente para nada, salvo el hecho de haberlas encontrado. Por lo demás, se incluye un modo difícil, en el cual las pistas son más difíciles de encontrar o algún enemigo que aparece es más agresivo, pero una vez finalizada la primera partida ya sabes dónde está todo, y aunque en cada una las resoluciones son diferentes (por ejemplo, el código de un candado es otro), no supone un interés demasiado elevado.
«MADiSON es TERROR, en mayúsculas, negrita y cursiva. Lo vas a pasar mal de verdad, muy mal»
Conclusión
MADiSON es uno de los juegos más terroríficos de los últimos años. Gracias a su genial ambientación, liderada por unos buenos gráficos y un sonido espectacular, así como su sombría historia, genera momentos de tensión poco vistos en el género. Habrá momentos en los que tendrás que pausar el juego, avanzar mirando a otro lado de la pantalla o simplemente desconectar debido al elevado nivel de miedo que puede producir. A pesar de ello merece la pena superar esta experiencia, ya que hay situaciones muy buenas y que sin duda recordarás durante tiempo. Si eres de los que les gusta dar la vuelta en un pasillo con los ojos entrecerrados o bajar las escaleras al oscuro sótano con una mano delante por temor a lo que viene, sin duda MADiSON te encantará. Prepárate para tener pesadillas.
Analizado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Perp Games.
Alternativas
P.T., aunque difícilmente podrás probarlo hoy día, y en especial Visage.
Su sombría historia, la maravillosa ambientación, el uso de la cámara y la gran tensión que genera.
Algunos acertijos no son del todo intuitivos y no es especialmente rejugable.
MADiSON da miedo, mucho miedo. No es un juego apto para todos, pero sí es perfecto para los que disfrutan de una experiencia de terror de verdad.