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Análisis de Like a Dragon Gaiden, el regreso a Osaka para contar la historia secreta de Kiryu
Ryu Ga Gotoku Studio conecta a su histórico protagonista con el nuevo rumbo de la franquicia en una entrega intermedia

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Son siete entregas principales, varios spin-offs, un cambio de rumbo hacia el RPG que empezó con Yakuza: Like a Dragon, y todavía muchas ganas por seguir capturando los corazones de los jugadores. Ryu ga Gotoku Studio muestra con gallardía su legado al comenzar Like a Dragon Gaiden, con una presentación de su logo que recorre los múltiples personajes y aventuras que han salido de su fábrica. Este equipo de desarrollo de Sega perdió a dos de sus principales activos hace ya casi dos años: Toshihiro Nagoshi y Daisuke Sato, pero las ganas de seguir expandiendo su universo de yakuzas no paran. Esta nueva entrega, a todos los efectos, es un aperitivo para el siguiente gran lanzamiento de la serie, dispuesto para febrero de 2024, Like a Dragon: Infinite Wealth.
El hombre sin nombre
Bajo el subtítulo The Man Who Erased His Name (El hombre que borró su nombre), esta es una entrega que sus propios creadores han señalado de menor alcance que las demás. Empezó como un DLC para Yakuza: Like a Dragon, con la idea de contar un vacío argumental ocurrido con el protagonista tradicional Kiryu Kazuma, es decir, lo ocurrido entre el último juego Yakuza 6: The Song of Life y su aparición estelar en Yakuza: Like a Dragon. Sin embargo, el desarrollo empezó a ganar entidad, y en tan solo seis meses de trabajo, el equipo lo dio por terminado y consideró que merecía ser comercializado como un juego independiente. Los seguidores de la serie ya han cogido cariño a Ichiban, el nuevo protagonista de pelo alborotado y energía interminable, además de contar con Takayuki Yagami, protagonista de la serie paralela Judgment; sin embargo, todavía queda Kiryu para rato. Este Like a Dragon Gaiden vuelve a otorgarle el testigo en un rol en el que nunca había estado.

Ahora Kiryu se convierte en agente secreto de una organización llamada Daidoji, un servicio de dudosa legalidad que realiza encargos de todo tipo para clientela de alto poder adquisitivo. A las órdenes de Hanawa, Kiryu pasa la mayoría de sus días enclaustrado en un templo shinto, esperando a su próxima misión. Esta situación es una continuación directa de lo ocurrido tras Yakuza 6, cuyo dramático final dejaba a Kiryu fuera del crimen organizado en el que siempre había participado. El personaje tiene ya un trasfondo muy denso y complejo, que abarca un gran número de juegos, donde hemos presenciado traiciones, amor, muertes dolorosas, vínculos inolvidables, y un camino lleno de desafíos para convertirse lo que ahora es: el yakuza legendario, el hombre capaz de decidir el futuro del crimen organizado japonés. Ahora conocemos a un Kiryu cansado, estoico, con un temple especial. Es un hombre que supera los 50 años, y cuya trayectoria ha dejado mella en su ser.
Like a Dragon Gaiden se puede catalogar como un spin-off que continúa con todo el legado de los juegos de Kiryu, que mira al pasado con frecuencia, y no solo de forma referencial. La historia sucede de forma paralela a la de Yakuza: Like a Dragon: mientras que Ichiban resuelve la trama de Masumi Arakawa y descubre el plan secreto entre el clan Tojo y la Alianza Omi, Kiryu se topa con la facción Kijin, que ya había aparecido en Yakuza 0, y ahora cuenta con un nuevo patriarca y principal antagonista, Homare Nishitani III. Este hombre regenta un espectacular castillo flotante, un paraíso de la ilegalidad a bordo de un gigantesco crucero que surca el mar de Japón, y es un nuevo escenario disponible desde los primeros compases de la historia. Sin embargo, la historia principal sucede en Sotenbori, siendo así Like a Dragon Gaiden el primer juego en la serie que otorga a Osaka el papel protagonista por encima de Kamurocho (Tokio) e Isezaki Ijincho (Yokohama). Si bien no es una versión de Sotenbori tan elaborada como la que vimos en Yakuza 0, sí que es la más viva, con más interacciones y pasatiempos.
Agente secreto Joryu, basado en Sotenbori
Este nuevo Kiryu tiene la obligación de ocultar su verdadera identidad, y en consecuencia toma un alias: Joryu. Vestido con traje, corbata y gafas, Joryu participa en varias intrigas de la yakuza una vez más, como siempre desde una posición externa. Como es natural, todo el mundo le conoce por mucho que se esfuerce en esconderse, pero la historia no desaprovecha la oportunidad para jugar con los nuevos personajes introducidos aquí, todos de la Alianza Omi, que en esta ocasión tiene el papel protagonista y nos presenta a unas cuantas caras nuevas. Ryu ga Gotoku Studio ha demostrado en varias ocasiones su habilidad para tejer personajes interesantes, con inclinaciones complejas y mucha expresividad, y aquí lo vuelven a hacer. Tanto los aliados de Joryu como sus enemigos desprenden una gran presencia, como de costumbre, y podemos esperar varios giros de guión sorprendentes que convierten un argumento sencillo en un viaje muy intenso. Hay que hacer notar, eso sí, que varias situaciones y misiones secundarias, aún con el encanto de siempre, son un poco reiterativas con lo que ya hemos jugado en otras entregas de la saga.

La serie recupera su jugabilidad beat'em up, añadiendo un nuevo estilo de lucha. Kiryu ahora puede alternar entre el clásico estilo yakuza y el nuevo estilo agente, que le otorga varios gadgets para machacar a los macarras. Si en el estilo yakuza podemos ejecutar poderosos ataques cargados y muy poderosos, el estilo agente permite golpear a grandes grupos de enemigos con habildades especiales, como lanzar hilos invisibles a lo spiderman y estamparlos contra la pared, lanzar drones que aturden o lanzar un placaje con unos zapatos que llevan cohetes integrados. Es tan absurdo y divertido como suena, y es un enfoque refrescante, en especial cuando tenemos que enfrentar muchos enemigos a la vez. En varias etapas de la aventura nos toca enfrentar decenas de enemigos a la vez, una batalla campal como nunca antes habíamos visto en la saga y resulta realmente hilarante arrasarlos con el nuevo repertorio de Joryu. Estas novedades no ocultan, sin embargo, que el sistema de combate se maneja en los mismos parámetros desde hace una década, sigue siendo un control a menudo impreciso y el comportamiento de los enemigos un tanto difícil de leer.
Se nota que esta es una entrega con menos profundidad que las demás en cuanto a que la historia solo dura cinco capítulos, que se pueden superar en unas 10 horas. Pero ojo, porque el juego da mucho más de sí, y el contenido secundario es una colección de grandes éxitos de lo que ya vimos en otras entregas y algunas novedades. De entre lo ya conocido encontramos las carreras de cochecitos de Pocket Circuit, el Coliseo que ahora permite luchar con un equipo de personajes aliados y las máquinas recreativas de Sega, que esta vez nos traen el irrepetible Sonic Fighters, Virtua Fighter 2, Fighting Vipers 2, Motor Raid y el inédito hasta ahora en consolas, Daytona USA 2, una secuela fantástica del juego de carreras clásico de Sega. Si esta ya es de por sí la selección más interesante de clásicos arcade que ha tenido nunca la serie Like a Dragon, hay que sumar también una colección de juegos de Master System, 12 juegos que se desbloquean cuando conseguimos el cartucho correspondiente durante la aventura. Se ejecutan en un emulador que permite guardar partida y rebobinar, y entre otros, hallamos auténticas joyas como Fantasy Zone, Enduro Racer, Galaxy Force o Secret Command. Este añadido es realmente interesante, ya que a diferencia de lo que hacen otras compañías como Capcom en Street Fighter 6, está totalmente incluido en el juego de forma gratuita, sin descargas adicionales ni micropagos.
Un final para recordar
Seré sincero, la trama principal de Like a Dragon Gaiden parece a grandes rasgos un arreglo para conectar las historias de Kiryu e Ichiban, que como ya sabemos, serán aliados en Like a Dragon: Infinite Wealth. Al menos, eso es lo que parece durante gran parte del juego. Sin embargo, esa predisposición y bajas expectativas dan un vuelco totalmente inesperado hacia el final. Like a Dragon Gaiden tiene, quizá, el final más intenso y emocionante que he visto nunca en un juego de esta franquicia, y posiblemente de todo lo que he jugado nunca. La historia de Kiryu toma aquí un golpe de efecto absolutamente dramático, consecuencia directa de todo el trasfondo del personaje, que se lleva cociendo durante varias entregas y termina por explotar aquí. Si bien Kiryu siempre me pareció un personaje divertido y con giros hacia la seriedad más dramática excelentes, en Like a Dragon Gaiden conocemos una faceta insólita de este personaje, una que es capaz de llevarte a las lágrimas más insoportables. Pocas veces ocurre, pero esta es una de ellas en las que la conclusión de un videojuego eleva drásticamente la experiencia completa con él.

El final de la historia ha conseguido que Like a Dragon Gaiden tenga un lugar especial en mi corazón, y estoy seguro de que también ocurrirá lo mismo con otros jugadores. Sin embargo, va con letra pequeña: el efecto dramático de esta conclusión argumental es especialmente potente tras haber dedicado muchas horas a estar con Kiryu, a vivir su trayectoria a lo largo de varios juegos. Mientras que no es imprescindible jugar a los anteriores Yakuza para apreciar el desarrollo y desenlace de Gaiden, considero que su premisa narrativa es muchísimo más efectiva para el jugador si hemos experimentado, al menos, los tres primeros juegos de la serie, disponibles ahora como Yakuza Kiwami, Kiwami 2 y Yakuza 3 Remastered.
Conclusiones
Ryu ga Gotoku Studio es capaz de convertir el agua en vino, y obrar con pocos recursos una entrega de Like a Dragon que tiene entidad suficiente para estar a la altura de las demás. Like a Dragon Gaiden salda una deuda pendiente con Kiryu, que regresa por todo lo alto a la serie tras Yakuza 6, también otorga el protagonismo que siempre había merecido a Sotenbori, el barrio de Osaka basado en Dotonbori. Por encima de eso, nos regala una nueva trama llena de sorpresas y momentos tan divertidos como lacrimógenos. El legado de la serie Like a Dragon es ancho y largo, pero Gaiden hace un gran trabajo para continuarlo, con una historia concentrada en pocas horas que ofrece una experiencia muy notable. Se nota que es una entrega menor, sí, pero también es una experiencia capaz de llegar más profundo de lo que otras han llegado, y conectar varios juegos de la serie con mucha elegancia.
El hombre sin nombre
Bajo el subtítulo The Man Who Erased His Name (El hombre que borró su nombre), esta es una entrega que sus propios creadores han señalado de menor alcance que las demás. Empezó como un DLC para Yakuza: Like a Dragon, con la idea de contar un vacío argumental ocurrido con el protagonista tradicional Kiryu Kazuma, es decir, lo ocurrido entre el último juego Yakuza 6: The Song of Life y su aparición estelar en Yakuza: Like a Dragon. Sin embargo, el desarrollo empezó a ganar entidad, y en tan solo seis meses de trabajo, el equipo lo dio por terminado y consideró que merecía ser comercializado como un juego independiente. Los seguidores de la serie ya han cogido cariño a Ichiban, el nuevo protagonista de pelo alborotado y energía interminable, además de contar con Takayuki Yagami, protagonista de la serie paralela Judgment; sin embargo, todavía queda Kiryu para rato. Este Like a Dragon Gaiden vuelve a otorgarle el testigo en un rol en el que nunca había estado.


Ahora Kiryu se convierte en agente secreto de una organización llamada Daidoji, un servicio de dudosa legalidad que realiza encargos de todo tipo para clientela de alto poder adquisitivo. A las órdenes de Hanawa, Kiryu pasa la mayoría de sus días enclaustrado en un templo shinto, esperando a su próxima misión. Esta situación es una continuación directa de lo ocurrido tras Yakuza 6, cuyo dramático final dejaba a Kiryu fuera del crimen organizado en el que siempre había participado. El personaje tiene ya un trasfondo muy denso y complejo, que abarca un gran número de juegos, donde hemos presenciado traiciones, amor, muertes dolorosas, vínculos inolvidables, y un camino lleno de desafíos para convertirse lo que ahora es: el yakuza legendario, el hombre capaz de decidir el futuro del crimen organizado japonés. Ahora conocemos a un Kiryu cansado, estoico, con un temple especial. Es un hombre que supera los 50 años, y cuya trayectoria ha dejado mella en su ser.
«La historia sucede de forma paralela a la de Yakuza: Like a Dragon»
Like a Dragon Gaiden se puede catalogar como un spin-off que continúa con todo el legado de los juegos de Kiryu, que mira al pasado con frecuencia, y no solo de forma referencial. La historia sucede de forma paralela a la de Yakuza: Like a Dragon: mientras que Ichiban resuelve la trama de Masumi Arakawa y descubre el plan secreto entre el clan Tojo y la Alianza Omi, Kiryu se topa con la facción Kijin, que ya había aparecido en Yakuza 0, y ahora cuenta con un nuevo patriarca y principal antagonista, Homare Nishitani III. Este hombre regenta un espectacular castillo flotante, un paraíso de la ilegalidad a bordo de un gigantesco crucero que surca el mar de Japón, y es un nuevo escenario disponible desde los primeros compases de la historia. Sin embargo, la historia principal sucede en Sotenbori, siendo así Like a Dragon Gaiden el primer juego en la serie que otorga a Osaka el papel protagonista por encima de Kamurocho (Tokio) e Isezaki Ijincho (Yokohama). Si bien no es una versión de Sotenbori tan elaborada como la que vimos en Yakuza 0, sí que es la más viva, con más interacciones y pasatiempos.
Agente secreto Joryu, basado en Sotenbori
Este nuevo Kiryu tiene la obligación de ocultar su verdadera identidad, y en consecuencia toma un alias: Joryu. Vestido con traje, corbata y gafas, Joryu participa en varias intrigas de la yakuza una vez más, como siempre desde una posición externa. Como es natural, todo el mundo le conoce por mucho que se esfuerce en esconderse, pero la historia no desaprovecha la oportunidad para jugar con los nuevos personajes introducidos aquí, todos de la Alianza Omi, que en esta ocasión tiene el papel protagonista y nos presenta a unas cuantas caras nuevas. Ryu ga Gotoku Studio ha demostrado en varias ocasiones su habilidad para tejer personajes interesantes, con inclinaciones complejas y mucha expresividad, y aquí lo vuelven a hacer. Tanto los aliados de Joryu como sus enemigos desprenden una gran presencia, como de costumbre, y podemos esperar varios giros de guión sorprendentes que convierten un argumento sencillo en un viaje muy intenso. Hay que hacer notar, eso sí, que varias situaciones y misiones secundarias, aún con el encanto de siempre, son un poco reiterativas con lo que ya hemos jugado en otras entregas de la saga.


La serie recupera su jugabilidad beat'em up, añadiendo un nuevo estilo de lucha. Kiryu ahora puede alternar entre el clásico estilo yakuza y el nuevo estilo agente, que le otorga varios gadgets para machacar a los macarras. Si en el estilo yakuza podemos ejecutar poderosos ataques cargados y muy poderosos, el estilo agente permite golpear a grandes grupos de enemigos con habildades especiales, como lanzar hilos invisibles a lo spiderman y estamparlos contra la pared, lanzar drones que aturden o lanzar un placaje con unos zapatos que llevan cohetes integrados. Es tan absurdo y divertido como suena, y es un enfoque refrescante, en especial cuando tenemos que enfrentar muchos enemigos a la vez. En varias etapas de la aventura nos toca enfrentar decenas de enemigos a la vez, una batalla campal como nunca antes habíamos visto en la saga y resulta realmente hilarante arrasarlos con el nuevo repertorio de Joryu. Estas novedades no ocultan, sin embargo, que el sistema de combate se maneja en los mismos parámetros desde hace una década, sigue siendo un control a menudo impreciso y el comportamiento de los enemigos un tanto difícil de leer.
«En varias etapas de la aventura nos toca enfrentar decenas de enemigos a la vez, una batalla campal como nunca antes habíamos visto en la saga»
Se nota que esta es una entrega con menos profundidad que las demás en cuanto a que la historia solo dura cinco capítulos, que se pueden superar en unas 10 horas. Pero ojo, porque el juego da mucho más de sí, y el contenido secundario es una colección de grandes éxitos de lo que ya vimos en otras entregas y algunas novedades. De entre lo ya conocido encontramos las carreras de cochecitos de Pocket Circuit, el Coliseo que ahora permite luchar con un equipo de personajes aliados y las máquinas recreativas de Sega, que esta vez nos traen el irrepetible Sonic Fighters, Virtua Fighter 2, Fighting Vipers 2, Motor Raid y el inédito hasta ahora en consolas, Daytona USA 2, una secuela fantástica del juego de carreras clásico de Sega. Si esta ya es de por sí la selección más interesante de clásicos arcade que ha tenido nunca la serie Like a Dragon, hay que sumar también una colección de juegos de Master System, 12 juegos que se desbloquean cuando conseguimos el cartucho correspondiente durante la aventura. Se ejecutan en un emulador que permite guardar partida y rebobinar, y entre otros, hallamos auténticas joyas como Fantasy Zone, Enduro Racer, Galaxy Force o Secret Command. Este añadido es realmente interesante, ya que a diferencia de lo que hacen otras compañías como Capcom en Street Fighter 6, está totalmente incluido en el juego de forma gratuita, sin descargas adicionales ni micropagos.
Un final para recordar
Seré sincero, la trama principal de Like a Dragon Gaiden parece a grandes rasgos un arreglo para conectar las historias de Kiryu e Ichiban, que como ya sabemos, serán aliados en Like a Dragon: Infinite Wealth. Al menos, eso es lo que parece durante gran parte del juego. Sin embargo, esa predisposición y bajas expectativas dan un vuelco totalmente inesperado hacia el final. Like a Dragon Gaiden tiene, quizá, el final más intenso y emocionante que he visto nunca en un juego de esta franquicia, y posiblemente de todo lo que he jugado nunca. La historia de Kiryu toma aquí un golpe de efecto absolutamente dramático, consecuencia directa de todo el trasfondo del personaje, que se lleva cociendo durante varias entregas y termina por explotar aquí. Si bien Kiryu siempre me pareció un personaje divertido y con giros hacia la seriedad más dramática excelentes, en Like a Dragon Gaiden conocemos una faceta insólita de este personaje, una que es capaz de llevarte a las lágrimas más insoportables. Pocas veces ocurre, pero esta es una de ellas en las que la conclusión de un videojuego eleva drásticamente la experiencia completa con él.

El final de la historia ha conseguido que Like a Dragon Gaiden tenga un lugar especial en mi corazón, y estoy seguro de que también ocurrirá lo mismo con otros jugadores. Sin embargo, va con letra pequeña: el efecto dramático de esta conclusión argumental es especialmente potente tras haber dedicado muchas horas a estar con Kiryu, a vivir su trayectoria a lo largo de varios juegos. Mientras que no es imprescindible jugar a los anteriores Yakuza para apreciar el desarrollo y desenlace de Gaiden, considero que su premisa narrativa es muchísimo más efectiva para el jugador si hemos experimentado, al menos, los tres primeros juegos de la serie, disponibles ahora como Yakuza Kiwami, Kiwami 2 y Yakuza 3 Remastered.
Conclusiones
Ryu ga Gotoku Studio es capaz de convertir el agua en vino, y obrar con pocos recursos una entrega de Like a Dragon que tiene entidad suficiente para estar a la altura de las demás. Like a Dragon Gaiden salda una deuda pendiente con Kiryu, que regresa por todo lo alto a la serie tras Yakuza 6, también otorga el protagonismo que siempre había merecido a Sotenbori, el barrio de Osaka basado en Dotonbori. Por encima de eso, nos regala una nueva trama llena de sorpresas y momentos tan divertidos como lacrimógenos. El legado de la serie Like a Dragon es ancho y largo, pero Gaiden hace un gran trabajo para continuarlo, con una historia concentrada en pocas horas que ofrece una experiencia muy notable. Se nota que es una entrega menor, sí, pero también es una experiencia capaz de llegar más profundo de lo que otras han llegado, y conectar varios juegos de la serie con mucha elegancia.
Alternativas
Los demás Like a Dragon
El final de la historia es magnífico. Acertados añadidos al combate. Sotenbori más viva que nunca
Repetición de situaciones ya vistas en la saga. Menos contenido del habitual.
Una entrega de Like a Dragon con menores ambiciones que consigue dejar huella y celebra todo el camino recorrido por Kiryu Kazuma