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Entre la vida y la muerte
Raziel sigue en forma después de tanto tiempo y dará diversión durante toda la aventura para vengar su muerte.

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La saga de Legacy of Kain es una de las más recordadas por aquellos que tuvieron en su poder una Playstation. Esta serie constaba de tres juegos que aparecieron en el mercado a mediados del año 1996 de la mano de Crystal Dinamics, desarrolladora de los últimos Tomb Raider, y distribuidos por Eidos Interactive con su primera entrega denominada Blood Omen que tendría como protagonista a Kain. Tras su éxito, llegarían Soul Reaver y Defiance en el que el jugador toma el control de Raziel. Este análisis trata de desgranar la segunda parte y ver las luces y sombras de un juego único e irrepetible.
Así pues, Raziel comienza su aventura después de haber sido traicionado por su jefe, Kain, al que le ve como un peligro para su eterno reinado y decide desterrarle arrojándole al Lago de los Muertos. Mil años después, Raziel resucita gracias al Dios Supremo de Nosgoth con el único fin de vengar su caída en desgracia. Para ello, contaremos con la ayuda de este Dios que nos acompañará con su voz en segundo plano a lo largo de toda la aventura y nos proporcionará información de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, como al indicarnos la manera de llegar a nuestro objetivo o desvelándonos la historia de Nosgoth a medida que el jugador avance en la historia. Esto será de gran ayuda en las 10-15 horas aproximadamente que durará el juego en las que conoceremos todos los detalles de la trama que han llevado al mundo de los vampiros a la decadencia absoluta.
Para avanzar en la historia, la principal característica de Soul Reaver reside en que el protagonista se moverá entre dos mundos, uno terrenal en el que podremos interactuar con cualquier elemento: palancas, interruptores, puertas o armas, y el inframundo que nos dará la posibilidad de acceder a nuevos lugares según requieran las circunstancias. Este binomio está muy bien implementado y tendremos que jugar con él si queremos desbloquear ciertos tramos del camino para llegar a nuestro objetivo y dar caza al jefe de cada nivel.
Al matar a estos jefes, la recompensa que nos darán será una habilidad diferente que la usaremos para llegar a zonas que antes eran imposible de llegar debido a las limitadas capacidades de Raziel. Con cada habilidad aprendida podrá desde saltar más alto, atravesar rejas o escalar muros, facultades que le permitirán explorar Nosgoth en busca de objetos para incrementar la barra de salud o diversas magias que aumentarán el potencial del protagonista de cara a los numerosos enemigos. Es decir, este juego no sólo se basa en un sistema de combate simple, sino que se dará la opción para investigar cada recoveco del extenso mundo de Nosgoth. La lucha se centra en la utilización de combinaciones para aturdir a los enemigos y así poder descargar el golpe definitivo, aunque también se tendrá que tener en cuenta el entorno ya que se podrá interactuar con piedras y lanzas para arrojar a los adversarios o exponerles a los rayos de sol o tirarles al agua.
Así pues, Raziel comienza su aventura después de haber sido traicionado por su jefe, Kain, al que le ve como un peligro para su eterno reinado y decide desterrarle arrojándole al Lago de los Muertos. Mil años después, Raziel resucita gracias al Dios Supremo de Nosgoth con el único fin de vengar su caída en desgracia. Para ello, contaremos con la ayuda de este Dios que nos acompañará con su voz en segundo plano a lo largo de toda la aventura y nos proporcionará información de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, como al indicarnos la manera de llegar a nuestro objetivo o desvelándonos la historia de Nosgoth a medida que el jugador avance en la historia. Esto será de gran ayuda en las 10-15 horas aproximadamente que durará el juego en las que conoceremos todos los detalles de la trama que han llevado al mundo de los vampiros a la decadencia absoluta.
Para avanzar en la historia, la principal característica de Soul Reaver reside en que el protagonista se moverá entre dos mundos, uno terrenal en el que podremos interactuar con cualquier elemento: palancas, interruptores, puertas o armas, y el inframundo que nos dará la posibilidad de acceder a nuevos lugares según requieran las circunstancias. Este binomio está muy bien implementado y tendremos que jugar con él si queremos desbloquear ciertos tramos del camino para llegar a nuestro objetivo y dar caza al jefe de cada nivel.
Al matar a estos jefes, la recompensa que nos darán será una habilidad diferente que la usaremos para llegar a zonas que antes eran imposible de llegar debido a las limitadas capacidades de Raziel. Con cada habilidad aprendida podrá desde saltar más alto, atravesar rejas o escalar muros, facultades que le permitirán explorar Nosgoth en busca de objetos para incrementar la barra de salud o diversas magias que aumentarán el potencial del protagonista de cara a los numerosos enemigos. Es decir, este juego no sólo se basa en un sistema de combate simple, sino que se dará la opción para investigar cada recoveco del extenso mundo de Nosgoth. La lucha se centra en la utilización de combinaciones para aturdir a los enemigos y así poder descargar el golpe definitivo, aunque también se tendrá que tener en cuenta el entorno ya que se podrá interactuar con piedras y lanzas para arrojar a los adversarios o exponerles a los rayos de sol o tirarles al agua.