Detective, ergo fumador. Review Lacuna

Si tuviera que encontrar una referencia para explicar cómo es el mundo de Lacuna, esa podría ser Blade Runner, pero también podría ser cualquier novela policíaca de hoy en día. A decir verdad, aunque el subtítulo de Lacuna se llama A sci-fi Noir Adventure, la parte "sci-fi" de esta fórmula tiene menos peso que la parte "noir". Este es un juego de detectives, con todos los clichés del género: un asesinato que esconde más de lo que parece, un romance de algún tipo, una habitación de hotel que registrar y varios sospechosos entre los cuales, el culpable es quien menos te esperas.

La oscuridad del crimen

Eres Neil Conrad, agente del CDI, la sede de la policía especializada en casos de alto riesgo en el planeta Ghara. Estás a punto de enfrentarte al asesinato que será determinante para el resto de tu vida, y puede que para el resto de la humanidad. El máximo mandatario de un planeta colonial ha acudido a tu ciudad, en una actitud desafiante con ínfulas independentistas. Cuando la situación política no podía estar más tensa, este hombre ha sido asesinado de forma imprevisible, despertando toda una ola de indignación en la colonia, y un movimiento reaccionario que dice apropiarse del asesinato. Múltiples actores, facciones y posibles explicaciones se abren ante este caso, y resolver este rompecabezas está en tu mano. Además, siempre puedes dejar de lado el trabajo un momento para fumar un cigarro, o acariciar a tu camaleón.



Lo primero que salta a la vista de Lacuna es su minimalismo gráfico. Utilizando un estilo 2D no demasiado alejado de los 8 o 16 bits, pero con unos cuantos efectos visuales de factura actual, que colorean los escenarios y los personajes de forma dinámica. Esta estética ya ha sido utilizada por un buen número de juegos independientes con resultados más que satisfactorios, como por ejemplo el español The Count Lucanor. Aquel juego conseguía, con herramientas muy primitivas, infundir una verdadera sensación de terror, demuestra que los gráficos no son lo más importante, sino saber crear una atmósfera y jugar con la psique humana adecuadamente. Lo mismo sucede con Lacuna, a pesar de su sencillez, es capaz de crear un mundo denso e interesante, como una buena novela policíaca es hábil sabiendo introducirnos en esa calma tensa tan típica del género, en la que sentimos la gravedad de la situación, pero siempre hay tiempo para relajarse con un café y un cigarro.

«Lacuna, a pesar de su sencillez, es capaz de crear un mundo denso e interesante»

A grandes rasgos, Lacuna se juega como una aventura gráfica, en la que hablar con otros personajes, interactuar con el entorno y utilizar bastante los menús para revisar evidencias y escribir informes del caso. Por si no ha quedado claro, nos va a tocar leer mucho, y prestar mucha atención a lo que leemos. A diferencia de una aventura gráfica convencional, no encontramos algunas mecánicas como tener que presentar objetos a los personajes para obtener información a cambio, ni tampoco combinarlos para conseguir avanzar en la trama. Este tipo de acciones se realizan de forma automática, pero a cambio sí tenemos que estar atentos al escenario para conseguir todas las evidencias que hay, ya que algunas las podemos perder, y en consecuencia, no descubrir determinadas subtramas, e incluso no llegar a averiguar la verdad del caso que estamos investigando.



En este aspecto, encontramos un sistema de juego bastante accesible, ya que la aventura casi nunca va a bloquear su progreso aunque no sepamos acertar con nuestras deducciones. A menudo durante el juego se nos presentan varias situaciones en las que tomar una decisión, ya sea en un diálogo o a la hora de elaborar un informe policial, y de forma independiente a nuestra elección la historia va a continuar, aunque cambia de manera sustancial en algunos capítulos. En principio, la idea es buena, porque convierte cada decisión del jugador en importante, y determina cuál será el desarrollo de los acontecimientos, hasta desembocar en uno de los ocho finales distintos. En la práctica, este sistema no funciona tan bien como nos gustaría, porque muchas de estas decisiones se apoyan en factores algo aleatorios, en los que podemos acertar solo por casualidad.

«Hay una alta probabilidad de que en la primera partida no seamos capaces de descubrir varios entresijos de la historia»

La consecuencia de un sistema de decisiones enclenque es que, aunque la trama es correcta y tiene personajes interesantes, a menudo escapa de nuestro control. En algunos juegos de este tipo, la solución a este problema es cargar la partida para tomar la decisión correcta, una opción que no existe en Lacuna, así que hay una alta probabilidad de que en la primera partida no seamos capaces de descubrir varios entresijos de la historia. La opción de volver a jugar todo el juego siempre está ahí, pero no es demasiado atractiva, ya que requiere volver a pasar por muchos diálogos y capítulos intrascendentes que no varían, y que no se pueden saltar. Aunque este defecto no empaña una buena experiencia con Lacuna, y de haber vivido su historia desde un punto de vista personal confeccionado por el jugador, es inevitable sentir que falta algo para que la jugabilidad se sienta del todo consistente.

Conclusiones

A pesar de sus múltiples clichés, no le falta encanto a Lacuna. Es un juego que convierte las decisiones del jugador en importantes, haciendo que la historia se desenvuelva de distintas formas según lo que haces. Sin embargo, es fácil sentir que la forma de progresar en este crimen puede ser un poco desalentadora, al no poder enmendar nuestros errores de ninguna forma más allá de volver a empezar la partida desde el principio. Eso no impide que haya un valor notable en Lacuna como una aventura interesante y estilosa. Eso sí, si te planteas jugarlo, más te vale saber alguno de los idiomas que ofrece, entre los cuales no está el español.