
Nintendo Switch
La metamorfosis rosa
Nintendo transforma a Kirby como nunca antes en su aventura por la tierra olvidada

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Kirby y la tierra olvidada, ya antes de su salida, consiguió despertar el interés de muchos jugadores, muchos más de los que históricamente ha logrado atraer la mascota rosa. Este interés se ha visto reflejado rápidamente por unos registros de ventas sin precedente, colocando la nueva entrega de Kirby en las posiciones más altas del ranking de la franquicia, como habíamos anticipado en nuestra Cronología de Kirby. La tierra olvidada llama la atención por su enfoque tridimensional que potencia como nunca antes el concepto transformador de Kirby, y además se presenta con un trabajo artístico delicioso. Lo que no esperábamos era que este Kirby alcanzase cotas de perfeccionamiento tan elevadas en su diseño y se convirtiese, de facto, en uno de los mejores juegos de Nintendo Switch.
Un viaje hacia lo desconocido
No debería sorprender a nadie a estas alturas que lo postapocalíptico está de moda. Elegir un entorno abandonado, ruinoso y golpeado por el tiempo para ambientar un videojuego es una decisión inteligente porque permite jugar con las expectativas del jugador. La tierra olvidada es un mundo previamente habitado, con muchos paralelismos con el mundo humano, y Kirby se ve forzado a sumergirse en él para encontrar la razón del cataclismo que le ha arrancado de Dream Land, así como rescatar a sus inestimables compañeros, los adorables Waddle Dees. En esta aventura, que no está carente de momentos épicos, se van descubriendo poco a poco los detalles de cómo era el mundo, qué hacían sus antiguos habitantes y sobre todo, cómo se divertían.

Esto último es revelador. Mientras el mundo postapocalíptico habitual nos muestra la cara más oscura, la tierra olvidada es un festival de luz, color y entretenimiento. Lo que queda en este lugar abandonado son parques de atracciones, playas paradisíacas, centros comerciales y preciosas ciudades de juguete. Y mientras Kirby descubre todas estas ubicaciones y rescata a sus amigos, estos van construyendo una aldea para volver a traer vida a este lugar. La aventura, pues, no es tanto un viaje para acabar con los malvados que han orquestado la catástrofe, sino un relato de reconstrucción y esperanza.
Pese a su aspecto inofensivo, Kirby tiene muchos recursos para adentrarse en lo desconocido. Es fácil identificar muchos elementos clásicos de la serie, que se remontan a su origen hace 30 años, y ahora cobran una fascinante tridimensionalidad. Varios enemigos, muchas transformaciones nuevas y antiguas y los elementos estructurales de la jugabilidad reciben una drástica adaptación. Este no es el primer juego de Kirby en 3D (ese honor le pertenece a Kirby Air Ride, o en su defecto, Kirby Blowout Blast) pero sí que es la primera vez que toda la esencia del personaje rosa se plasma con total fidelidad en un entorno tridimensional. Eso significa que es también la primera vez que muchas mecánicas jugables se tienen que reformular para que encajen correctamente de su origen 2D. Puede parecer una traslación sencilla, pero para nada es el caso.
Un plataformas poco ortodoxo
Lo más interesante de la serie Kirby es su capacidad para subvertir la fórmula clásica de plataformas: saltar ya no es el principal desafío, ni tampoco existe una única manera de superar cada nivel. Gracias su habilidad para flotar en el aire, y de sus múltiples habilidades que copia de los enemigos, el desafío es otro: lidiar con los obstáculos del camino y encontrar todos los secretos escondidos tras pequeños puzzles o senderos secundarios no visibles a simple vista. Kirby y la tierra olvidada explota estos conceptos de manera increíblemente efectiva, presentando un sistema de fases tradicional e integrando en cada fase varios pequeños retos, algunos obligatorios y otros opcionales, de tal modo que dar un pasito es enfrentarse a un nuevo reto. Las habilidades tradicionales de Kirby se han potenciado o reducido para mantener una jugabilidad efectiva: ya no es posible flotar hasta el infinito, y algunas habilidades permiten fijar el blanco para acertar con facilidad, algo que de otro modo sería frustrante.

Desde la primera toma de contacto queda claro que no estamos ante un Super Mario ni equivalente, donde los jugadores más expertos pueden superar los niveles a la máxima velocidad y sorteando los peligros con habilidad. En Kirby la jugabilidad es más pausada, más contemplativa. Se asemeja mucho a Super Mario 3D Land y World, pero el ritmo de juego es muy distinto. Técnicamente, podemos avanzar con una venda en los ojos ignorando varios de los pequeños desafíos que nos propone, pero no solo no vamos a cumplir con los objetivos que nos señala el juego, sino que la experiencia será insípida y alejada se su propósito. Para evitar esto, el diseño está meticulosamente calculado para fomentar la curiosidad. Nos empuja a experimentar con todas las transformaciones de Kirby, nos da pequeñas pistas para encontrar aquellos Waddle Dee más escondidos, y nos da recompenas en forma de coleccionables si exploramos bien cada rincón, sin desviarnos excesivamente del camino principal.
La filosofía de diseño que hay tras estas ideas no se aleja mucho de la que Nintendo imprime en sus juegos desde hace una temporada. Juegos como Paper Mario: The Origami King, Yoshi's Crafted World o Luigi's Mansion también emplean la misma estructura de niveles, sobre la cual elaboran su estilo de juego particular. Es una manera de diseñar juegos muy eficaz, porque permite incorporar varios niveles de dificultad en el mismo escenario y potenciar la atención al detalle en el jugador. Es la antítesis más extrema que se me ocurre a los juegos de mundo abierto, en los que hay mucho terreno por explorar, pero la mayor parte del mismo es jugablemente irrelevante, su función es escénica. Con esto no quiero posicionarme hacia un lado u otro del diseño de niveles, solo hacer explícita la validez de ambos. Y en el momento actual, donde la tendencia es hacia el mundo abierto, experimentar Kirby y la tierra olvidada se siente fresco y muy gratificante: no necesitas recorrer miles de hectáreas para encontrar todo lo que el juego tiene para ti, sino que está todo al alcance, solo necesita cierta astucia para ser descubierto.
Come Kirby, come
Algunas transformaciones de Kirby, por primera vez en su historia, inician una especie de minijuego que rompe la monotonía típica. Kirby puede tragarse objetos inanimados, como coches, tuberías, bombillas, máquinas expendedoras y más. Cada vez que lo hace durante una pequeña parcela del nivel, puede hacer cosas de otro modo imposibles, como destruir muros infranqueables, iluminar habitaciones oscuras o planear al más puro estilo Pilotwings. Este siempre fue el carácter de Kirby: probar nuevas transformaciones, pero en este caso además añaden pequeños retos muy específicos que es un placer superar.

Conforme avanza la aventura se despliega una interesante cantidad de contenido opcional, en forma de misiones secundarias que nos motivan a volver a jugar cada fase; fases opcionales diseñadas en torno a una transformación en concreto, y unos cuantos minijuegos extra, como ya es habitual en la serie. Aquí Kirby y la tierra olvidada saca a relucir su máxima dificultad, que nunca llega a ser agobiante, pero sí deja cancha para perfeccionar nuestras habilidades. Algunos objetivos secundarios son muy divertidos, como tener que derrotar a un jefe final con una transformación concreta o sin perder vida, que de verdad hacen atractivo volver a jugar las mismas fases. Hay unos cuantos coleccionables en forma de figuras al más puro estilo Smash Bros. que se consiguen de varias formas, aunque en general de forma aleatoria, una solución que resulta algo decepcionante.
La tierra olvidada es como un postre con muchos sabores que da gusto paladear con tranquilidad. Se siente una obra de orfebrería muy bien construida, con preciosos lugares para descubrir, secretos que desentrañar y que saca un buen partido de Nintendo Switch. Se nota el mimo tras cada esquina del escenario, un ejemplar trabajo en la banda sonora que se nos quedará metida en la sesera, y varios guiños a otros juegos de la saga. Todo esto lo podemos experimentar también en multijugador, donde Kirby y su amigo Waddle Dee con pañuelo pueden enfrentar las fases principales offline. En este aspecto, cabe mencionar que la experiencia de dos jugadores es claramente inferior a la que tuvimos en propuestas similares como Super Mario 3D World ya que el segundo jugador no puede adquirir las habilidades de Kirby, y de hecho no puede salirse de la cámara, siempre enfocada en el muñeco rosa. Es divertido jugar con otra persona, pero siempre uno de los dos tendrá una experiencia notablemente peor.
Conclusiones
Cuando pensemos en aquellos juegos que sacan el máximo partido de Switch y se van a mantener como grandes juegos atemporales, me atrevo a afirmar que Kirby y la tierra olvidada será de los primeros. Es un juego redondo, cuya superficie está pulida y brilla por todos sus ángulos. Además, ofrece una experiencia fresca y distinta en el género, uno que ya cuenta con décadas de antigüedad y no permite fácil innovación. Es un juego tan accesible como divertido, con ese tipo de atractivo magnético que despierta la curiosidad y nos empuja a descubrir más y más. Junto a Super Mario Odyssey, el mejor plataformas del sistema.
Un viaje hacia lo desconocido
No debería sorprender a nadie a estas alturas que lo postapocalíptico está de moda. Elegir un entorno abandonado, ruinoso y golpeado por el tiempo para ambientar un videojuego es una decisión inteligente porque permite jugar con las expectativas del jugador. La tierra olvidada es un mundo previamente habitado, con muchos paralelismos con el mundo humano, y Kirby se ve forzado a sumergirse en él para encontrar la razón del cataclismo que le ha arrancado de Dream Land, así como rescatar a sus inestimables compañeros, los adorables Waddle Dees. En esta aventura, que no está carente de momentos épicos, se van descubriendo poco a poco los detalles de cómo era el mundo, qué hacían sus antiguos habitantes y sobre todo, cómo se divertían.


Encuentra a los Waddle Dee para desbloquear minijuegos y más contenido
Esto último es revelador. Mientras el mundo postapocalíptico habitual nos muestra la cara más oscura, la tierra olvidada es un festival de luz, color y entretenimiento. Lo que queda en este lugar abandonado son parques de atracciones, playas paradisíacas, centros comerciales y preciosas ciudades de juguete. Y mientras Kirby descubre todas estas ubicaciones y rescata a sus amigos, estos van construyendo una aldea para volver a traer vida a este lugar. La aventura, pues, no es tanto un viaje para acabar con los malvados que han orquestado la catástrofe, sino un relato de reconstrucción y esperanza.
«Es la primera vez que muchas mecánicas jugables se tienen que reformular para que encajen correctamente de su origen 2D»
Pese a su aspecto inofensivo, Kirby tiene muchos recursos para adentrarse en lo desconocido. Es fácil identificar muchos elementos clásicos de la serie, que se remontan a su origen hace 30 años, y ahora cobran una fascinante tridimensionalidad. Varios enemigos, muchas transformaciones nuevas y antiguas y los elementos estructurales de la jugabilidad reciben una drástica adaptación. Este no es el primer juego de Kirby en 3D (ese honor le pertenece a Kirby Air Ride, o en su defecto, Kirby Blowout Blast) pero sí que es la primera vez que toda la esencia del personaje rosa se plasma con total fidelidad en un entorno tridimensional. Eso significa que es también la primera vez que muchas mecánicas jugables se tienen que reformular para que encajen correctamente de su origen 2D. Puede parecer una traslación sencilla, pero para nada es el caso.
Un plataformas poco ortodoxo
Lo más interesante de la serie Kirby es su capacidad para subvertir la fórmula clásica de plataformas: saltar ya no es el principal desafío, ni tampoco existe una única manera de superar cada nivel. Gracias su habilidad para flotar en el aire, y de sus múltiples habilidades que copia de los enemigos, el desafío es otro: lidiar con los obstáculos del camino y encontrar todos los secretos escondidos tras pequeños puzzles o senderos secundarios no visibles a simple vista. Kirby y la tierra olvidada explota estos conceptos de manera increíblemente efectiva, presentando un sistema de fases tradicional e integrando en cada fase varios pequeños retos, algunos obligatorios y otros opcionales, de tal modo que dar un pasito es enfrentarse a un nuevo reto. Las habilidades tradicionales de Kirby se han potenciado o reducido para mantener una jugabilidad efectiva: ya no es posible flotar hasta el infinito, y algunas habilidades permiten fijar el blanco para acertar con facilidad, algo que de otro modo sería frustrante.


Podemos vencer a los jefes finales de muchas maneras distintas
Desde la primera toma de contacto queda claro que no estamos ante un Super Mario ni equivalente, donde los jugadores más expertos pueden superar los niveles a la máxima velocidad y sorteando los peligros con habilidad. En Kirby la jugabilidad es más pausada, más contemplativa. Se asemeja mucho a Super Mario 3D Land y World, pero el ritmo de juego es muy distinto. Técnicamente, podemos avanzar con una venda en los ojos ignorando varios de los pequeños desafíos que nos propone, pero no solo no vamos a cumplir con los objetivos que nos señala el juego, sino que la experiencia será insípida y alejada se su propósito. Para evitar esto, el diseño está meticulosamente calculado para fomentar la curiosidad. Nos empuja a experimentar con todas las transformaciones de Kirby, nos da pequeñas pistas para encontrar aquellos Waddle Dee más escondidos, y nos da recompenas en forma de coleccionables si exploramos bien cada rincón, sin desviarnos excesivamente del camino principal.
«Es la antítesis más extrema que se me ocurre a los juegos de mundo abierto»
La filosofía de diseño que hay tras estas ideas no se aleja mucho de la que Nintendo imprime en sus juegos desde hace una temporada. Juegos como Paper Mario: The Origami King, Yoshi's Crafted World o Luigi's Mansion también emplean la misma estructura de niveles, sobre la cual elaboran su estilo de juego particular. Es una manera de diseñar juegos muy eficaz, porque permite incorporar varios niveles de dificultad en el mismo escenario y potenciar la atención al detalle en el jugador. Es la antítesis más extrema que se me ocurre a los juegos de mundo abierto, en los que hay mucho terreno por explorar, pero la mayor parte del mismo es jugablemente irrelevante, su función es escénica. Con esto no quiero posicionarme hacia un lado u otro del diseño de niveles, solo hacer explícita la validez de ambos. Y en el momento actual, donde la tendencia es hacia el mundo abierto, experimentar Kirby y la tierra olvidada se siente fresco y muy gratificante: no necesitas recorrer miles de hectáreas para encontrar todo lo que el juego tiene para ti, sino que está todo al alcance, solo necesita cierta astucia para ser descubierto.
Come Kirby, come
Algunas transformaciones de Kirby, por primera vez en su historia, inician una especie de minijuego que rompe la monotonía típica. Kirby puede tragarse objetos inanimados, como coches, tuberías, bombillas, máquinas expendedoras y más. Cada vez que lo hace durante una pequeña parcela del nivel, puede hacer cosas de otro modo imposibles, como destruir muros infranqueables, iluminar habitaciones oscuras o planear al más puro estilo Pilotwings. Este siempre fue el carácter de Kirby: probar nuevas transformaciones, pero en este caso además añaden pequeños retos muy específicos que es un placer superar.


¡Encuentra a todos los patitos y descubrirás algo!
Conforme avanza la aventura se despliega una interesante cantidad de contenido opcional, en forma de misiones secundarias que nos motivan a volver a jugar cada fase; fases opcionales diseñadas en torno a una transformación en concreto, y unos cuantos minijuegos extra, como ya es habitual en la serie. Aquí Kirby y la tierra olvidada saca a relucir su máxima dificultad, que nunca llega a ser agobiante, pero sí deja cancha para perfeccionar nuestras habilidades. Algunos objetivos secundarios son muy divertidos, como tener que derrotar a un jefe final con una transformación concreta o sin perder vida, que de verdad hacen atractivo volver a jugar las mismas fases. Hay unos cuantos coleccionables en forma de figuras al más puro estilo Smash Bros. que se consiguen de varias formas, aunque en general de forma aleatoria, una solución que resulta algo decepcionante.
«Se nota el mimo tras cada esquina del escenario»
La tierra olvidada es como un postre con muchos sabores que da gusto paladear con tranquilidad. Se siente una obra de orfebrería muy bien construida, con preciosos lugares para descubrir, secretos que desentrañar y que saca un buen partido de Nintendo Switch. Se nota el mimo tras cada esquina del escenario, un ejemplar trabajo en la banda sonora que se nos quedará metida en la sesera, y varios guiños a otros juegos de la saga. Todo esto lo podemos experimentar también en multijugador, donde Kirby y su amigo Waddle Dee con pañuelo pueden enfrentar las fases principales offline. En este aspecto, cabe mencionar que la experiencia de dos jugadores es claramente inferior a la que tuvimos en propuestas similares como Super Mario 3D World ya que el segundo jugador no puede adquirir las habilidades de Kirby, y de hecho no puede salirse de la cámara, siempre enfocada en el muñeco rosa. Es divertido jugar con otra persona, pero siempre uno de los dos tendrá una experiencia notablemente peor.
Conclusiones
Cuando pensemos en aquellos juegos que sacan el máximo partido de Switch y se van a mantener como grandes juegos atemporales, me atrevo a afirmar que Kirby y la tierra olvidada será de los primeros. Es un juego redondo, cuya superficie está pulida y brilla por todos sus ángulos. Además, ofrece una experiencia fresca y distinta en el género, uno que ya cuenta con décadas de antigüedad y no permite fácil innovación. Es un juego tan accesible como divertido, con ese tipo de atractivo magnético que despierta la curiosidad y nos empuja a descubrir más y más. Junto a Super Mario Odyssey, el mejor plataformas del sistema.
Alternativas
Super Mario 3D World, New Super Lucky's Tale, Crash Bandicoot 4
Diversión pura. Diseño de niveles magnífico
Multijugador con limitaciones. Conseguir coleccionables se hace anodino
De los plataformas más compactos y efectivos de la década, gratificante y repleto de sorpresas