
PlayStation 4
Xbox One
Lecturas y mazmorras
Llega a las consolas el libro-videojuego basado en los libros-aventuras.
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Versión analizada Xbox One. Copia digital facilitada por 505 Games.
Joe Dever es un frikazo. De jugar al rol, de escribir novelas de fantasía medieval y de los videojuegos. Uno que ya peina canas y que puede echar la vista atrás y contemplar el legado que deja a sus espaldas. Hace unas décadas (ochentero que es uno) publicó nada más y nada menos que 28 libros de Lone Wolf, que se dice pronto. Lo suyo no eran libros normales, eran libro-juegos, de esos de "elige tu propia aventura" en los que si queríamos ir por el puente medio derruído teníamos que pasar a una página determinada, pero si queríamos hacer frente a la horda de enemigos que nos perseguía debíamos saltar a otra diferente. Libros con las páginas desordenadas que conseguían un orden al elegir nosotros el destino del protagonista. Luego apareció el juego de rol de mesa y las novelas "de toda la vida", pero hechas por otros autores. Joe Dever se pasó a los videojuegos en los noventa. Lo dicho, todo un personaje.
Pues llega a PlayStation 4 y Xbox One su última propuesta, Joe Dever´s Lone Wolf: Console Edition, el videojuego con el nombre más descriptivo que recordamos en años. Anteriormente apareció en PC y dispositivos móviles, pero ahora se viste de gala en las actuales consolas de sobremesa mediante distribución digital. Y es justamente lo que encontramos, un libro-aventura de las peripecias del Lobo Solitario. Primero definiremos a nuestro personaje, casi siempre con dos o tres opciones diferentes, de manera que elegiremos entre diferentes opciones como el arma que porta (espada, maza o hacha) o las habilidades que lo hacen especial respecto a los demás (como invisibilidad temporal para pasar inadvertidos o sexto sentido que nos avise de los peligros).
Y después viene la novela. Porque el juego es una novela, en perfecto castellano (menos mal), en la que pasamos las páginas y elegimos las opciones que creamos convenientes. Tendremos nuestras barras de vida, magia y acciones, de manera que las habilidades especiales estarán restringidas para que no sea un paseo. Todo con sus eventos y situaciones que se solventan con los socorridos Quick Time Events. Que si pulsar a toda prisa un botón, que si realizar un movimiento concreto con el stick... todo pensado para que nos penalice en el caso de errar. Los combates con los enemigos son una mezcla de los enfrentamientos por turnos de los juegos de rol japoneses y los citados QTE. Elegiremos nuestras acciones, siempre con el medidor de acciones como principal restricción, y nuestro héroe saldrá lanzado hacia los enemigos para ejecutar las órdenes. Hasta tendremos eventos aleatorios al movernos por el mapa que hay al lado de la página de lectura del libro. Entre medias algún que otro minijuego, como el de las ganzúas que data de los años mozos de Sam Fisher, y poco más.
Pero que quede claro que estamos ante un libro-juego, o más bien un libro-videojuego. Que aquí lo importante y lo principal es leer. Si empezamos a pasar páginas, lo único que conseguiremos en pasar de un QTE a un combate casi sin saber lo que ocurre. El argumento es entretenido, no como para competir con George R.R. Martin, pero sí como para que estemos entretenidos una buena temporada. Estamos ante un título muy rejugable, ya que nuestras elecciones nos llevarán por derroteros bastante diferenciados, lo que supondrá conocer a unos personajes o a otros en función de lo elegido. Esto junto a los tres niveles de dificultad y los logros, invita a que volvamos otra una vez hayamos completado los cuatro actos del juego. Lo que falta por valorar es la idoneidad de este Lone Wolf. Como juego para tablet o smartphone, pues sí, tiene su lógica, pero para la pantalla grande del salón como que chirría un poco. Tanto texto y tanto QTE no terminan de encajar con lo que debe ofrecer una consola de sobremesa. Pero quizás eso ya sea una decisión muy personal de cada uno. El que quiera algo distinto y no tenga un ebook, pues ya sabe que tiene juego para rato.