
PC
PlayStation 3
Xbox 360
La guerra civil más destructiva
Controlamos a un mercenario occidental para intervenir en una guerra civil en un país ficticio post-comunista.
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Con tu muerte uno el país
Hay géneros que triunfan más en los que otros. Un juego de baloncesto o de carreras tiene el éxito más asegurado que otros más concretos como de equitación o de cricket, cuyo público es menor pero éste existe y reclama su ración de diversión. Lo mismo ocurre con los simuladores bélicos de aviación, que tiene juegos conocidos como Ace Combat de Namco-Bandai y otros ya no tanto. Esto es lo que ocurre con Jane's Advanced Striker Fighters, que está destinado a un público muy especifico y no cuenta con el nombre de una gran serie ni con su calidad.
Nos encontramos en Azbaristán. El país está divido en dos regiones independientes que permanecen en guerra entre sí. Nosotros encarnamos a un piloto occidental, de nombre clave Razor, que ayuda a Azbaristán del Sur en su lucha contra Azbaristán del Norte y su presidente Borzai para reunificar el país. Parece un trabajo complicado, pero la deserción de un general del bando contrario y su consiguiente incorporación al nuestro resulta vital por su valiosa información.
Aviones a la carrera del cielo al infierno
La tónica general de la acción consiste en despegar el avión, llegar a una zona concreta tras una charla con los personajes secundarios, eliminar las defensas del lugar, destruir el objetivo principal (sean aviones o edificios), proteger a los aliados y luego destruir unos enemigos inesperados antes de que se escapen o ataquen a nuestras bases. Así pues, el desarrollo resulta poco original y repetitivo.
Controlar el avión es una ardua tarea hasta que nos acostumbramos. En este aspecto tiene cierto detalle técnico dentro de su sencillez, porque debemos calcular bien los giros, la altura, los empujes vectoriales o los ángulos para lanzar los misiles, ya que si no actuamos bien acabaremos estrellándonos (algo muy habitual), volando desorientados por los cielos o atacando ineficazmente. Aunque en un principio puede ser un incordio, calcular nuestros movimientos acaba resultando emocionante (y arriesgado a partes iguales) al volar boca abajo para pillar a un enemigo o realizar numerosas acrobacias a gran velocidad. Desde luego se agradece que tenga más parte de arcade que de simulador puro y duro porque de esa forma llega a más gente, es más entretenido, accesible y no tenemos que preocuparnos por esos detalles que sólo unos elegidos pueden llegar a comprender. Eso no quiere decir que sea un juego fácil, y si a alguien se lo parece tiene tres grados de dificultad para elegir.
Existen tres tipos de misiles: aire-aire, aire-tierra y tierra-tierra, cada uno con sus bondades y limitaciones. Los de aire-tierra son los más flexibles porque atacan a cualquier objetivo, pero su daño es muy bajo, en cambio los de aire-aire o tierra-tierra atacan a menos objetivos pero su daño es mucho más elevado al estar especializados. Un misil cobra puede atacar tanto a edificios como aviones, pero su daño es tan ínfimo que casi mejor usar un Hawk (aire) o una Pinata (tierra) para realizar la tarea. La forma de utilizar los dos tipos de explosivos es diferente: los misiles están teledirigidos y son veloces porque van tras objetos en movimiento una vez han sido marcados; en cambio las bombas son para objetos estáticos o muy lentos, apuntar con ellos es más complicado. También podemos disparar con la metralleta, que es algo más difícil para apuntar pero a cambio no necesita recargarse, y también realizar contramedidas para esquivar el fuego enemigo.
Un aspecto que agradecerán todos los fans de la aviación bélica es la amplia selección de aviones para controlar. Al completar cada misión desbloquearemos dos o tres ejemplares de nueva generación hasta la quinta. Cada uno tiene sus características, como un buen blindaje, mayor velocidad o facilidad para esquivar misiles enemigos, y algunos están diseñados para infiltrarse en las bases enemigas sin ser detectados por el radar a poca altura, lanzar bombas terrestres o atacar a los demás cazas. Luego están los aviones multifuncionales, que tienen un poco de todo.
Hay géneros que triunfan más en los que otros. Un juego de baloncesto o de carreras tiene el éxito más asegurado que otros más concretos como de equitación o de cricket, cuyo público es menor pero éste existe y reclama su ración de diversión. Lo mismo ocurre con los simuladores bélicos de aviación, que tiene juegos conocidos como Ace Combat de Namco-Bandai y otros ya no tanto. Esto es lo que ocurre con Jane's Advanced Striker Fighters, que está destinado a un público muy especifico y no cuenta con el nombre de una gran serie ni con su calidad.
Nos encontramos en Azbaristán. El país está divido en dos regiones independientes que permanecen en guerra entre sí. Nosotros encarnamos a un piloto occidental, de nombre clave Razor, que ayuda a Azbaristán del Sur en su lucha contra Azbaristán del Norte y su presidente Borzai para reunificar el país. Parece un trabajo complicado, pero la deserción de un general del bando contrario y su consiguiente incorporación al nuestro resulta vital por su valiosa información.
Aviones a la carrera del cielo al infierno
La tónica general de la acción consiste en despegar el avión, llegar a una zona concreta tras una charla con los personajes secundarios, eliminar las defensas del lugar, destruir el objetivo principal (sean aviones o edificios), proteger a los aliados y luego destruir unos enemigos inesperados antes de que se escapen o ataquen a nuestras bases. Así pues, el desarrollo resulta poco original y repetitivo.
Controlar el avión es una ardua tarea hasta que nos acostumbramos. En este aspecto tiene cierto detalle técnico dentro de su sencillez, porque debemos calcular bien los giros, la altura, los empujes vectoriales o los ángulos para lanzar los misiles, ya que si no actuamos bien acabaremos estrellándonos (algo muy habitual), volando desorientados por los cielos o atacando ineficazmente. Aunque en un principio puede ser un incordio, calcular nuestros movimientos acaba resultando emocionante (y arriesgado a partes iguales) al volar boca abajo para pillar a un enemigo o realizar numerosas acrobacias a gran velocidad. Desde luego se agradece que tenga más parte de arcade que de simulador puro y duro porque de esa forma llega a más gente, es más entretenido, accesible y no tenemos que preocuparnos por esos detalles que sólo unos elegidos pueden llegar a comprender. Eso no quiere decir que sea un juego fácil, y si a alguien se lo parece tiene tres grados de dificultad para elegir.
Existen tres tipos de misiles: aire-aire, aire-tierra y tierra-tierra, cada uno con sus bondades y limitaciones. Los de aire-tierra son los más flexibles porque atacan a cualquier objetivo, pero su daño es muy bajo, en cambio los de aire-aire o tierra-tierra atacan a menos objetivos pero su daño es mucho más elevado al estar especializados. Un misil cobra puede atacar tanto a edificios como aviones, pero su daño es tan ínfimo que casi mejor usar un Hawk (aire) o una Pinata (tierra) para realizar la tarea. La forma de utilizar los dos tipos de explosivos es diferente: los misiles están teledirigidos y son veloces porque van tras objetos en movimiento una vez han sido marcados; en cambio las bombas son para objetos estáticos o muy lentos, apuntar con ellos es más complicado. También podemos disparar con la metralleta, que es algo más difícil para apuntar pero a cambio no necesita recargarse, y también realizar contramedidas para esquivar el fuego enemigo.
Un aspecto que agradecerán todos los fans de la aviación bélica es la amplia selección de aviones para controlar. Al completar cada misión desbloquearemos dos o tres ejemplares de nueva generación hasta la quinta. Cada uno tiene sus características, como un buen blindaje, mayor velocidad o facilidad para esquivar misiles enemigos, y algunos están diseñados para infiltrarse en las bases enemigas sin ser detectados por el radar a poca altura, lanzar bombas terrestres o atacar a los demás cazas. Luego están los aviones multifuncionales, que tienen un poco de todo.