Con licencia para meter la pata

Gracias a la distribución digital, el mundo indie está en plena revolución y puede aportar su pequeño grano de arena a una industria dominada en su mayoría por las grandes productoras. La aventura gráfica suele ser el género con el que más se atreven estas pequeñas y modestas empresas. Pavo Entertainment es una de éstas y hace gala, como bien indica su nombre, de su gracia española a la hora de desarrollar James Peris: Sin licencia ni control.

James Peris (alias 0,05) es el protagonista de la aventura a la que da nombre. Se trata de un agente secreto recién licenciado demasiado torpe como para que la misión pueda salir bien. Su objetivo es rescatar al mejor agente de la organización que ha desaparecido. El personaje es un cliché en sí mismo y, consciente de ello, el juego es una parodia continua de las películas de espías. Tiene multitud de referencias a este género, incluso hay escenas que parecen sacadas de cualquier película de James Bond pero adaptadas "a la española". Los nombres de los personajes o el de los propios inventos que utiliza no están dejados al azar y son continuos guiños al género.

James Peris entra por los ojos y no es porque utilice un potente motor gráfico con el se consigan unos gráficos hiperrealistas, sino porque tiene un estilo aparentemente descuidado. Sin embargo, este aspecto del juego está muy cuidado y medido, con unos trazos pensados para que tenga esa apariencia cutre pero que en realidad se aprecia el trabajo realizado en ellos. Tanto los escenarios como los personajes están en unas coloridas dos dimensiones. Quizás sean las animaciones de estos últimos las que se llevan la peor parte.

En cuanto al sonido, las melodías que suenan son muy básicas, pero ambientan a la perfección como si estuviéramos en medio de una película agentes secretos y conspiraciones internacionales. El juego está íntegramente doblado al castellano y todo el trabajo va a cargo de los propios desarrolladores, para nada profesionales del sector. Al doblaje se le notan las limitaciones, pero encaja al dedillo con el estilo general del juego.

Si dejamos el apartado jugable para lo último es porque es lo menos novedoso. James Peris sigue a pies juntillas el canon de las aventuras gráficas actuales. Examinar objetos, interactuar, combinarlos, conversar con los personajes, investigar por el escenario, resolver puzles; la misma dinámica de toda la vida que nunca cansa a los amantes de las aventuras gráficas. Además, nuestras acciones son observadas y recompensadas con puntos. Al final del juego, veremos el resultado final y sabremos si lo hemos hecho perfectamente o si nos hemos dejado algunas cosas pendientes durante su transcurso.

James Peris: Sin licencia ni control no es un juego revolucionario, pero sí que es una aventura hecha con ganas y mucho sentido del humor. A algunos les podrá echar para atrás su apariencia. No hay que dejarse engañar por ello, ya que está muy trabajado y cuenta con un gran sentido del humor. Por 3,95€ (en su versión digital) cualquiera puede disfrutar de una larga y divertida aventura gráfica de origen español.