Wii
La liga de las estrellas fugaces
El popular manganime de fútbol aterriza en la sobremesa de Nintendo para darle una simpática despedida.
Por Andrés JC,
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Inazuma Eleven es el Oliver y Benji de las nuevas generaciones, aunque para qué negarlo, muchos fans clásicos de Oliver Aton han llegado al Equipo Raimon con ganas del fútbol más espectacular como si aún estuviesen en su infancia. Inazuma Eleven Strikers es un intento de redirección de los videojuegos de la serie, hasta ahora relegada a las portátiles, y que por fin llega a pantalla grande con un planteamiento mucho más directo. La serie ha cosechado un moderado éxito internacional (en España los cosplay están a la orden del día en Salones del Manga) y los videojuegos también han conseguido una representación respetable.
Y es que el fútbol en los videojuegos da para mucho. Más allá de lo más "simulador" de lo que encontramos con FIFA o PES, darle un enfoque más desenfadado y acorde con el universo Inazuma era una idea que Level 5 quería aprovechar, para beneplácito de los fans, como ya hizo en las anteriores entregas de Nintendo DS. En esta ocasión el planteamiento está más enfocado al juego, al manejo de los personajes durante el partido y deja un poco de lado el componente RPG.
El control, a la par de sencillo, es muy fácil de aprender, y nos da la posibilidad de adaptarlo a nuestras necesidades, ya que podemos jugar con el mando de Wii y el nunchuk, sólo con el mando, o con el mando clásico. El manejo es igual, en términos generales, al que nos ofrezca un FIFA: manejar a un jugador y realizar todas las acciones posibles, como pasar, tirar a puerta, regatear, y lo más importante, realizar una de las supertécnicas. Estas habilidades especiales sólo estarán disponibles después de rellenar una barra superior. Para realizar algunos de estos trucos, y por tanto, para marcar goles con facilidad hay que mantener la posesión y jugar con soltura, y a la hora de ejecutarlo, estar desmarcado suficiente tiempo. Con lo que, a priori, el sistema de juego tiene los ingredientes necesarios para resultar desafiante (de hecho, cuesta un tiempo hacerse a él) y sencillo a la vez, aunque excesivamente dependiente de su propia mecánica más que de la habilidad del jugador.
Es una lástima que los modos de juego sean tan escasos. No hay ninguna sección con demasiada profundidad, excepto la principal "Club", en la que tenemos que gestionar nuestro propio equipo, superar desafíos y fichar jugadores en un intento de simulación muy superficial. La modalidad "Amistoso", para partidos sueltos, el "Torneo" para montarnos nuestra competición, y los minijuegos, pequeñas pruebas al estilo Mario Party que no aportan nada interesante. El multijugador, exclusivamente offline, permite que hasta cuatro jugadores se disputen la victoria (en dos equipos), o que un jugador ayude a otro haciendo el papel de entrenador, y facilitando al primero la tarea con un ingenioso sistema cooperativo.
Y es que el fútbol en los videojuegos da para mucho. Más allá de lo más "simulador" de lo que encontramos con FIFA o PES, darle un enfoque más desenfadado y acorde con el universo Inazuma era una idea que Level 5 quería aprovechar, para beneplácito de los fans, como ya hizo en las anteriores entregas de Nintendo DS. En esta ocasión el planteamiento está más enfocado al juego, al manejo de los personajes durante el partido y deja un poco de lado el componente RPG.
El control, a la par de sencillo, es muy fácil de aprender, y nos da la posibilidad de adaptarlo a nuestras necesidades, ya que podemos jugar con el mando de Wii y el nunchuk, sólo con el mando, o con el mando clásico. El manejo es igual, en términos generales, al que nos ofrezca un FIFA: manejar a un jugador y realizar todas las acciones posibles, como pasar, tirar a puerta, regatear, y lo más importante, realizar una de las supertécnicas. Estas habilidades especiales sólo estarán disponibles después de rellenar una barra superior. Para realizar algunos de estos trucos, y por tanto, para marcar goles con facilidad hay que mantener la posesión y jugar con soltura, y a la hora de ejecutarlo, estar desmarcado suficiente tiempo. Con lo que, a priori, el sistema de juego tiene los ingredientes necesarios para resultar desafiante (de hecho, cuesta un tiempo hacerse a él) y sencillo a la vez, aunque excesivamente dependiente de su propia mecánica más que de la habilidad del jugador.
Es una lástima que los modos de juego sean tan escasos. No hay ninguna sección con demasiada profundidad, excepto la principal "Club", en la que tenemos que gestionar nuestro propio equipo, superar desafíos y fichar jugadores en un intento de simulación muy superficial. La modalidad "Amistoso", para partidos sueltos, el "Torneo" para montarnos nuestra competición, y los minijuegos, pequeñas pruebas al estilo Mario Party que no aportan nada interesante. El multijugador, exclusivamente offline, permite que hasta cuatro jugadores se disputen la victoria (en dos equipos), o que un jugador ayude a otro haciendo el papel de entrenador, y facilitando al primero la tarea con un ingenioso sistema cooperativo.
