
PlayStation 3
Dos juegos de soledad
El niño con cuernos y el asesino de gigantes se reúnen en un único disco y en HD.

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Las prisas son el enemigo de las cosas bien hechas. Ése podría ser perfectamente el lema de Team Ico, estudio que con Famito Ueda al frente ha parido dos juegos inolvidables en su corta trayectoria. Nos referimos a Ico (2001) y Shadow of the Colossus (2005), viejos conocidos para los usuarios de Playstation 2 que llegan a su sucesora en HD y 3D mientras The Last Guardian sigue madurando hasta el año que viene. El hecho de que ambos alcanzaran el estatus de juegos de culto hace de este recopilatorio uno de los más interesantes para PS3, y es que, pese al merecido éxito comercial de Shadow of the Colossus, no fueron pocos los que dejaron pasar Ico. Cuando se reeditó en Europa mucho tiempo después Sony estuvo a punto de no traerlo a España, pero finalmente el clamor popular se impuso y se colocaron nuevos ejemplares en las tiendas.
Nos encontramos ante dos juegos no aptos para todos los paladares que desafiaron y desafían el concepto de aventura en nuestro medio. Por mucho que nos estrujemos el cerebro no hay comparación posible, cosa que no se dice muy a menudo por aquí y menos cuando se evalúa algo con presupuesto. Ambos confían poco o nada en las palabras, sólo una de tantas características por las que generan semejante división de opiniones. Pero, por encima de todo, son de los primeros que se mencionan en el eterno debate sobre si los videojuegos son arte o no. ¿Les habrá sentado bien la restauración?
Ico es la historia y el nombre de un niño rechazado por su gente. Los cuernos que le salen de la cabeza son un signo de mal augurio, motivo por el cual unos guardias se lo llevan a un castillo perdido y lo dejan encerrado en un féretro del que por suerte consigue escapar. Pero Ico no está solo. Para su sorpresa, en una sala contigua se topa con una jaula gigante suspendida y una joven radiante en su interior. Se trata de la princesa Yorda, a la que no duda en rescatar y coger de la mano para ir en busca de una salida mientras ambos huyen del acoso de unas sombras.
Para ello la pareja tendrá que recorrer el castillo de una punta a otra, claro está. Ico es un juego extraño: aunque no podemos separarnos de Yorda, la sensación de aislamiento es sobrecogedora. A nuestro alrededor no hay ni un alma, sólo un lugar inmenso comido por la vegetación y con multitud de caminos por descubrir a fuerza de empujar bloques, pulsar interruptores y encender antorchas. Los magníficos puzles están pensados para hacernos pasar por varias salas, volver atrás y, sobre todo, complicarnos la tarea de guiar a Yorda. Un laberinto del minotauro, vaya.
Ico puede ayudar a la princesa a escalar una pared o saltar al otro lado de un foso, pero cuando toca subir por una cadena o unos salientes no le queda más remedio que dejarla desatendida. No es aconsejable alejarse demasiado, ya que en cualquier momento pueden aparecer las sombras acechantes del suelo y capturarla. En tal caso tendremos que darnos prisa y atacar con una de las dos armas existentes (palo o espada) antes de que la oscuridad engulla a Yorda y se acabe la partida.
Nos encontramos ante dos juegos no aptos para todos los paladares que desafiaron y desafían el concepto de aventura en nuestro medio. Por mucho que nos estrujemos el cerebro no hay comparación posible, cosa que no se dice muy a menudo por aquí y menos cuando se evalúa algo con presupuesto. Ambos confían poco o nada en las palabras, sólo una de tantas características por las que generan semejante división de opiniones. Pero, por encima de todo, son de los primeros que se mencionan en el eterno debate sobre si los videojuegos son arte o no. ¿Les habrá sentado bien la restauración?
Ico es la historia y el nombre de un niño rechazado por su gente. Los cuernos que le salen de la cabeza son un signo de mal augurio, motivo por el cual unos guardias se lo llevan a un castillo perdido y lo dejan encerrado en un féretro del que por suerte consigue escapar. Pero Ico no está solo. Para su sorpresa, en una sala contigua se topa con una jaula gigante suspendida y una joven radiante en su interior. Se trata de la princesa Yorda, a la que no duda en rescatar y coger de la mano para ir en busca de una salida mientras ambos huyen del acoso de unas sombras.
Para ello la pareja tendrá que recorrer el castillo de una punta a otra, claro está. Ico es un juego extraño: aunque no podemos separarnos de Yorda, la sensación de aislamiento es sobrecogedora. A nuestro alrededor no hay ni un alma, sólo un lugar inmenso comido por la vegetación y con multitud de caminos por descubrir a fuerza de empujar bloques, pulsar interruptores y encender antorchas. Los magníficos puzles están pensados para hacernos pasar por varias salas, volver atrás y, sobre todo, complicarnos la tarea de guiar a Yorda. Un laberinto del minotauro, vaya.
Ico puede ayudar a la princesa a escalar una pared o saltar al otro lado de un foso, pero cuando toca subir por una cadena o unos salientes no le queda más remedio que dejarla desatendida. No es aconsejable alejarse demasiado, ya que en cualquier momento pueden aparecer las sombras acechantes del suelo y capturarla. En tal caso tendremos que darnos prisa y atacar con una de las dos armas existentes (palo o espada) antes de que la oscuridad engulla a Yorda y se acabe la partida.
Información del juego
Fecha de lanzamiento: 29 de septiembre de 2011
Desarrollado por:
Bluepoint Games