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Análisis de Hi-Fi Rush, un hack & slash que romperá tus bpm a base de ritmo, frescura y diversión
Pase lo que pase, el shadow drop de Tango Gameworks es posiblemente el sleeper de 2023.
Por Vins,
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Introducción
Hace algunas semanas Microsoft sorprendía a todos en su último evento digital bautizado como Xbox Developer Direct. Durante el mismo, fieles y agnósticos coincidieron en que los de Redmond apostaron por un nuevo formato muy dinámico en el que destacaron por encima tres cosas: una nueva y acertada dirección (que seguramente vaya a marcar sus próximos eventos), un enfoque mucho más realista de lo que el jugador se va a encontrar en el producto final. Y por último, una sorpresa en forma de anuncio repentino que momentos después llegaría a Game Pass, además de las tiendas digitales de Xbox y Steam. Hoy hablamos de Hi-Fi Rush, el nuevo título dirigido por John Johanas y producido Shinji Mikami, uno de esos “Siete samuráis” a los que presentamos nuestros respetos todas las mañanas cuando pasamos por delante de nuestra juegoteca.
Por su parte, Tango Gameworks era uno de esos estudios que centraba toda expectación por parte de los jugadores, ya que desde la adquisición de Bethesda, poco o nada se sabía de sus futuros proyectos exclusivos para Xbox. Esto, al tratarse de un estudio oriental, sacaba nuestro lado más morboso y nos hacía soñar con lo que quizás fuesen imposibles. Algo así como aquellos amores de instituto a los que nunca te llegaste a declarar. Lo cierto es que aunque en un primer momento nuestro sueño se vio truncado, el resultado de la espera ha sido tan contundente, que nos ha generado una sensación de gozo continuo, más placentera incluso que muchos orgasmos. Si quieres amor propio del bueno, y descubrir sensaciones, Hi-Fi Rush es tu nuevo satisfyer (musical).
La historia de esta nueva aventura de acción y plataformas nos acerca a Chai, un joven aspirante a rockstar que se presta voluntario a una intervención de mejoras cibernéticas en el Proyecto Armstrong. Por supuesto todo acaba saliendo mal, y acabamos el proceso como una anomalía de fabricación pertrechado con un brazo robótico con poderes magnéticos y un reproductor de música incrustado en el pecho, que servirá de intro para dar paso a una serie de 12 pistas a modo de nivel que engloban un álbum redondo. Y es que el ritmo lo es todo dentro de Hi-Fi Rush. Lo que en un comienzo parece una mera excusa para ponernos en sintonía del diapasón, pronto se destapa como una obra cargada de crítica social. ¿Quién no ha querido alguna vez que los jefes a los que te enfrentases en un videojuego fuesen literalmente tus jefes de la compañía para la que trabajas? Aquí lucharás contra los departamentos de marketing, producción o contabilidad. Seguro que así el manquismo de más de uno se cortaba de raíz.
Tanto es así que todo se mueve en torno a este. Un aspecto muy distintivo es que existen diferentes elementos visuales que se realzan con animaciones acompasadas por cada beat musical. Una especie de guía visual de la que tirar rápidamente si Dios no te dio orejas. Los enemigos también realizan acciones según la cadencia musical, que junto a ciertas pistas acústicas, sirven para adelantarnos a la realización del próximo parry certero. Lo que al principio parece engorroso y bastante complicado de controlar, rápidamente adquiere sentido y te notas dentrísimo de una manera muy orgánica.
Acción contra robots
Los ataques del protagonista, al igual que las esquivas o bloqueos son premiados si se realizan al compás, mejorando considerablemente la potencia de daño e incrementando la puntuación en este apartado. Chai dispone de un buen número de ataques que podemos alcanzar con diferentes pulsaciones entre el golpe débil y fuerte, que actuarían a modo de variantes de notas negras y blancas. Existen linkers aéreos, (para elevar hacia el aire al enemigo noqueado mientras le seguimos golpeando para seguir sumando a tu multiplicador de combo), remates, silencios que entrelazan nuevas combinaciones, y un sumatorio muy completo de ataques especiales que podemos realizar después de rellenar nuestra barra de reverb para aplastar al enemigo. Asimismo podemos invocar a cualquiera de nuestros aliados durante unos segundos para eliminar escudos, limpiar de llamas la pantalla, desorientar a un enemigo o activar counters. El repertorio es inmenso.
Chai también cuenta con un gancho que le permite aportar ese desenfado en combate en forma de dinamismo giocosso, y primar así a qué objetivos atacar primero. Típica lucha contra varios robots en los que los ranged nos están crujiendo….ganchito para pegarte a ellos y no darles muchas opciones a melee. También tiene su utilidad para salir de situaciones en las que nos vemos acorralados o desplazarnos por diferentes raíles haciendo grinding.
Lo cierto es que empiezas siendo un auténtico toyaco, y posteriormente el cuerpo te acaba pidiendo la perfección en cada uno de los estribillos (guiñito sutil a la bruja). Y es que una cosa es jugar a Hi-Fi Rush , pero otra muy distinta es dominarlo: Hacerlo con estilo, ser capaz de marcar los tempos en los momentos adecuados y actuar en el escenario con armonía son cosas que quedan relegadas solo para los auténticos metrónomos del mando. Tampoco te asustes, no requiere ser un Jimi Hendrix a la guitarra, pero hay un aro invisible que invita a saltar dentro de él de una forma provocativa a la vez que sutil. Pronto te encuentras atrapado repitiendo niveles para mejorar tu paso por esa fase y con tu brazo dominante lleno de circuitos cibernéticos. Es un juego que invita a grabar tus mejores jugadas con el guardado del clips de vídeo, porque realmente hay cosas que suceden en pantalla que a veces son inverosímiles de creer para personas con reflejos humanos.
¿Tobillos made in Geppetto? Quizás aún no estés diagnosticado por un profesional de la salud cualificado, pero si eres de los que sufres del “Síndrome de click de Famobil” (aquel en el que los tobillos tienen menos rango articular que el de estas figuras de culto), es posible que cuando quieras hacer una pausa y levantarte, hayas pasado de tener “pantobillos” (aquellos en los que pantorrilla y tobillo es una estructura en si misma) a desplazarte involuntariamente con un moonwalk hasta la siguiente estancia. Y todo gracias a tratar de seguir el finger snapping del protagonista con tus incesantes punteos de pie sobre sobre el suelo. No hay nada como la práctica (y el desgarro de algunas fibras del peroneo) para conseguirlo.
En cuanto a su estructura como hack and slash sigue los patrones habituales que ya hemos visto en los mayores exponentes del género, en la que se priorizan combates en arenas, alguna que otra secuencia QTE (Quick Time Event) y un plataformeo cumplidor que sirve de excusa para darte la pausa necesaria entre un punto A y un punto B para no morir así de un ataque al corazón por exceso de adrenalina. También para fomentar la exploración y ofrecer un cuantioso número de coleccionables y desafíos que completar. El comienzo es muy bueno, la parte intermedia contenida y el último tercio despunta constantemente.
Esta parte le sirve también para mostrarse tal como es, un título técnicamente doble A que sabe aprovechar sus debilidades como nadie. Y es que Tango Gameworks enseña constantemente sus costuras (que las tiene) para posteriormente maquillarlas a base de trabajo y dejarte, literalmente, embobado con la puesta en escena. No podría destacar ningún elemento en especial, pero como conjunto es tan apabullante que lo resumiría como literalmente acojonante. No hace falta tener en tu memoria a corto plazo conexión con referencias como Scott Pilgrim o Fury Cury para poder abstraerte involuntariamente de tu sofá y “volar” hasta industrias Vandelay perdiendo al mismo tiempo la capacidad de escucha por unos segundos. Créeme que lo harás.
Arte futurista con encanto
El diseño artístico tiene un sabor arcade añejo, que recuerda a la época Dreamcast si me preguntas. Es un viaje en el tiempo que te retiene voluntariamente delante del televisor una vez más. Casi toda la aventura transcurre en escenarios industriales cerrados, que aunque de vez en cuando viran a una versión 2D del mismo y algún que otro bioma, lo cierto es que quizás es el único punto destacable en el que se le puede poner una marca de mejora, una mayor variedad en este aspecto. No obstante y como decíamos, la dedicación de despuntar es tal, que cualquier fotograma luce indiscutiblemente sólido, con muy buena distancia de dibujado, con gran cantidad de elementos en pantalla y con unos constantes 4K/60fps que en un juego de estas características es un auténtico must. Las luchas contra los diferentes jefes finales se dividen en varias fases, y ponen a prueba nuestra soltura con el mando. Existe variedad, muy buenos diseños, y animaciones milimétricas que marcan los bpm, la salsita de cada combate.
Las pistas musicales han sido seleccionadas con gran gusto, mezclando temas propios con otros licenciados entre los que destacamos a artistas como Nine Inch Nails, The Black Keys, The Prodigy o The Joy Formidable. Además, los efectos sonoros conllevan consecución de trastes de guitarra, claps electrónicos, toms de batería, y otros muchos elementos acústicos pero siempre de una forma informativa para el jugador. Si eres de los que siente la música, Hi-Fi Rush es la excusa perfecta para darle amor en forma de decibelios a tu sistema de sonido. Creo honestamente que la sensación que deja el juego del estudio de Shibaura no sería el mismo (al menos en nuestro idioma) sin la participación de los grandes profesionales del doblaje. Tenemos que destacar una vez más la interpretación de Mario García (la voz del Peter Parker en Marvel´s Spider-Man) como Chai, y es que el traceur madrileño vuelve a ponerle todo el cariño del mundo a cada una de sus actuaciones, aplicando ese tono descarado y fresco en cada una de las líneas de diálogo. La elección parece de lo más acertada si consideramos el carácter descocado del protagonista.
Conclusión
Hi-Fi Rush es desde ya un videojuego de culto que querrás en tu colección (de momento solo digital) por el disfrute que aporta como experiencia jugable, visual y sonora. No es el referente en ninguno de los apartados, pero ¿desde cuando un grupo de rock ha destacado sin la ayuda de todos sus integrantes?. Chai es como protagonista lo que se le pide a cualquier líder de banda, un tío carismático que pese a su tono juvenil conecta con cualquier jugador con un mínimo de mente abierta. Es cierto que es aventurarme por las fechas que son, pero es posible que la propuesta de Tango Gameworks publicada por Bethesda Softworks se convierta en uno de los diez mejores juegos que juguemos en 2023, y no sería de extrañar que se colase en muchos Top 5 a finales de año. Disponible desde día uno en Gamepass, y en tiendas digitales de Xbox y Steam a precio reducido, esperemos que este no sea el último concierto de la banda más fresca de los últimos años.
Hace algunas semanas Microsoft sorprendía a todos en su último evento digital bautizado como Xbox Developer Direct. Durante el mismo, fieles y agnósticos coincidieron en que los de Redmond apostaron por un nuevo formato muy dinámico en el que destacaron por encima tres cosas: una nueva y acertada dirección (que seguramente vaya a marcar sus próximos eventos), un enfoque mucho más realista de lo que el jugador se va a encontrar en el producto final. Y por último, una sorpresa en forma de anuncio repentino que momentos después llegaría a Game Pass, además de las tiendas digitales de Xbox y Steam. Hoy hablamos de Hi-Fi Rush, el nuevo título dirigido por John Johanas y producido Shinji Mikami, uno de esos “Siete samuráis” a los que presentamos nuestros respetos todas las mañanas cuando pasamos por delante de nuestra juegoteca.
Por su parte, Tango Gameworks era uno de esos estudios que centraba toda expectación por parte de los jugadores, ya que desde la adquisición de Bethesda, poco o nada se sabía de sus futuros proyectos exclusivos para Xbox. Esto, al tratarse de un estudio oriental, sacaba nuestro lado más morboso y nos hacía soñar con lo que quizás fuesen imposibles. Algo así como aquellos amores de instituto a los que nunca te llegaste a declarar. Lo cierto es que aunque en un primer momento nuestro sueño se vio truncado, el resultado de la espera ha sido tan contundente, que nos ha generado una sensación de gozo continuo, más placentera incluso que muchos orgasmos. Si quieres amor propio del bueno, y descubrir sensaciones, Hi-Fi Rush es tu nuevo satisfyer (musical).
La historia de esta nueva aventura de acción y plataformas nos acerca a Chai, un joven aspirante a rockstar que se presta voluntario a una intervención de mejoras cibernéticas en el Proyecto Armstrong. Por supuesto todo acaba saliendo mal, y acabamos el proceso como una anomalía de fabricación pertrechado con un brazo robótico con poderes magnéticos y un reproductor de música incrustado en el pecho, que servirá de intro para dar paso a una serie de 12 pistas a modo de nivel que engloban un álbum redondo. Y es que el ritmo lo es todo dentro de Hi-Fi Rush. Lo que en un comienzo parece una mera excusa para ponernos en sintonía del diapasón, pronto se destapa como una obra cargada de crítica social. ¿Quién no ha querido alguna vez que los jefes a los que te enfrentases en un videojuego fuesen literalmente tus jefes de la compañía para la que trabajas? Aquí lucharás contra los departamentos de marketing, producción o contabilidad. Seguro que así el manquismo de más de uno se cortaba de raíz.
Tanto es así que todo se mueve en torno a este. Un aspecto muy distintivo es que existen diferentes elementos visuales que se realzan con animaciones acompasadas por cada beat musical. Una especie de guía visual de la que tirar rápidamente si Dios no te dio orejas. Los enemigos también realizan acciones según la cadencia musical, que junto a ciertas pistas acústicas, sirven para adelantarnos a la realización del próximo parry certero. Lo que al principio parece engorroso y bastante complicado de controlar, rápidamente adquiere sentido y te notas dentrísimo de una manera muy orgánica.
"Chai es un joven aspirante a rockstar que se presta voluntario a una intervención de mejoras cibernéticas en el Proyecto Armstrong"
Acción contra robots
Los ataques del protagonista, al igual que las esquivas o bloqueos son premiados si se realizan al compás, mejorando considerablemente la potencia de daño e incrementando la puntuación en este apartado. Chai dispone de un buen número de ataques que podemos alcanzar con diferentes pulsaciones entre el golpe débil y fuerte, que actuarían a modo de variantes de notas negras y blancas. Existen linkers aéreos, (para elevar hacia el aire al enemigo noqueado mientras le seguimos golpeando para seguir sumando a tu multiplicador de combo), remates, silencios que entrelazan nuevas combinaciones, y un sumatorio muy completo de ataques especiales que podemos realizar después de rellenar nuestra barra de reverb para aplastar al enemigo. Asimismo podemos invocar a cualquiera de nuestros aliados durante unos segundos para eliminar escudos, limpiar de llamas la pantalla, desorientar a un enemigo o activar counters. El repertorio es inmenso.
Chai también cuenta con un gancho que le permite aportar ese desenfado en combate en forma de dinamismo giocosso, y primar así a qué objetivos atacar primero. Típica lucha contra varios robots en los que los ranged nos están crujiendo….ganchito para pegarte a ellos y no darles muchas opciones a melee. También tiene su utilidad para salir de situaciones en las que nos vemos acorralados o desplazarnos por diferentes raíles haciendo grinding.
Lo cierto es que empiezas siendo un auténtico toyaco, y posteriormente el cuerpo te acaba pidiendo la perfección en cada uno de los estribillos (guiñito sutil a la bruja). Y es que una cosa es jugar a Hi-Fi Rush , pero otra muy distinta es dominarlo: Hacerlo con estilo, ser capaz de marcar los tempos en los momentos adecuados y actuar en el escenario con armonía son cosas que quedan relegadas solo para los auténticos metrónomos del mando. Tampoco te asustes, no requiere ser un Jimi Hendrix a la guitarra, pero hay un aro invisible que invita a saltar dentro de él de una forma provocativa a la vez que sutil. Pronto te encuentras atrapado repitiendo niveles para mejorar tu paso por esa fase y con tu brazo dominante lleno de circuitos cibernéticos. Es un juego que invita a grabar tus mejores jugadas con el guardado del clips de vídeo, porque realmente hay cosas que suceden en pantalla que a veces son inverosímiles de creer para personas con reflejos humanos.
¿Tobillos made in Geppetto? Quizás aún no estés diagnosticado por un profesional de la salud cualificado, pero si eres de los que sufres del “Síndrome de click de Famobil” (aquel en el que los tobillos tienen menos rango articular que el de estas figuras de culto), es posible que cuando quieras hacer una pausa y levantarte, hayas pasado de tener “pantobillos” (aquellos en los que pantorrilla y tobillo es una estructura en si misma) a desplazarte involuntariamente con un moonwalk hasta la siguiente estancia. Y todo gracias a tratar de seguir el finger snapping del protagonista con tus incesantes punteos de pie sobre sobre el suelo. No hay nada como la práctica (y el desgarro de algunas fibras del peroneo) para conseguirlo.
"Es un juego que invita a grabar tus mejores jugadas con el guardado del clips de vídeo, porque realmente hay cosas que suceden en pantalla que a veces son inverosímiles de creer para personas con reflejos humanos."
En cuanto a su estructura como hack and slash sigue los patrones habituales que ya hemos visto en los mayores exponentes del género, en la que se priorizan combates en arenas, alguna que otra secuencia QTE (Quick Time Event) y un plataformeo cumplidor que sirve de excusa para darte la pausa necesaria entre un punto A y un punto B para no morir así de un ataque al corazón por exceso de adrenalina. También para fomentar la exploración y ofrecer un cuantioso número de coleccionables y desafíos que completar. El comienzo es muy bueno, la parte intermedia contenida y el último tercio despunta constantemente.
Esta parte le sirve también para mostrarse tal como es, un título técnicamente doble A que sabe aprovechar sus debilidades como nadie. Y es que Tango Gameworks enseña constantemente sus costuras (que las tiene) para posteriormente maquillarlas a base de trabajo y dejarte, literalmente, embobado con la puesta en escena. No podría destacar ningún elemento en especial, pero como conjunto es tan apabullante que lo resumiría como literalmente acojonante. No hace falta tener en tu memoria a corto plazo conexión con referencias como Scott Pilgrim o Fury Cury para poder abstraerte involuntariamente de tu sofá y “volar” hasta industrias Vandelay perdiendo al mismo tiempo la capacidad de escucha por unos segundos. Créeme que lo harás.
Arte futurista con encanto
El diseño artístico tiene un sabor arcade añejo, que recuerda a la época Dreamcast si me preguntas. Es un viaje en el tiempo que te retiene voluntariamente delante del televisor una vez más. Casi toda la aventura transcurre en escenarios industriales cerrados, que aunque de vez en cuando viran a una versión 2D del mismo y algún que otro bioma, lo cierto es que quizás es el único punto destacable en el que se le puede poner una marca de mejora, una mayor variedad en este aspecto. No obstante y como decíamos, la dedicación de despuntar es tal, que cualquier fotograma luce indiscutiblemente sólido, con muy buena distancia de dibujado, con gran cantidad de elementos en pantalla y con unos constantes 4K/60fps que en un juego de estas características es un auténtico must. Las luchas contra los diferentes jefes finales se dividen en varias fases, y ponen a prueba nuestra soltura con el mando. Existe variedad, muy buenos diseños, y animaciones milimétricas que marcan los bpm, la salsita de cada combate.
Las pistas musicales han sido seleccionadas con gran gusto, mezclando temas propios con otros licenciados entre los que destacamos a artistas como Nine Inch Nails, The Black Keys, The Prodigy o The Joy Formidable. Además, los efectos sonoros conllevan consecución de trastes de guitarra, claps electrónicos, toms de batería, y otros muchos elementos acústicos pero siempre de una forma informativa para el jugador. Si eres de los que siente la música, Hi-Fi Rush es la excusa perfecta para darle amor en forma de decibelios a tu sistema de sonido. Creo honestamente que la sensación que deja el juego del estudio de Shibaura no sería el mismo (al menos en nuestro idioma) sin la participación de los grandes profesionales del doblaje. Tenemos que destacar una vez más la interpretación de Mario García (la voz del Peter Parker en Marvel´s Spider-Man) como Chai, y es que el traceur madrileño vuelve a ponerle todo el cariño del mundo a cada una de sus actuaciones, aplicando ese tono descarado y fresco en cada una de las líneas de diálogo. La elección parece de lo más acertada si consideramos el carácter descocado del protagonista.
"El diseño artístico tiene un sabor arcade añejo, que recuerda a la época Dreamcast."
Conclusión
Hi-Fi Rush es desde ya un videojuego de culto que querrás en tu colección (de momento solo digital) por el disfrute que aporta como experiencia jugable, visual y sonora. No es el referente en ninguno de los apartados, pero ¿desde cuando un grupo de rock ha destacado sin la ayuda de todos sus integrantes?. Chai es como protagonista lo que se le pide a cualquier líder de banda, un tío carismático que pese a su tono juvenil conecta con cualquier jugador con un mínimo de mente abierta. Es cierto que es aventurarme por las fechas que son, pero es posible que la propuesta de Tango Gameworks publicada por Bethesda Softworks se convierta en uno de los diez mejores juegos que juguemos en 2023, y no sería de extrañar que se colase en muchos Top 5 a finales de año. Disponible desde día uno en Gamepass, y en tiendas digitales de Xbox y Steam a precio reducido, esperemos que este no sea el último concierto de la banda más fresca de los últimos años.
Jugado en Xbox Series. Copia digital proporcionada por Ziran
Como conjunto es una experiencia rompedora: Fresco, jugabilidad endiablada y técnicamente brillante.
Quizás se echa en falta algún escenario más abierto y de temática no industrial.
Hi-Fi Rush es una anomalía hecha videojuego, pero también una experiencia de lo más gratificante.