Nintendo DS
Un juguete con dos pantallas
Zinkia se atreve con el primer juego de Pocoyó. Nintendo DS ha sido la elegida.
Por Pablo Ayllón Lolo,
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Cualquiera que tenga niños en casa, trate a menudo con ellos o haya visto las estanterías repletas de artículos relacionados en los centros comerciales estará al tanto del fenómeno Pocoyó. La serie de animación digital del estudio Zinkia ha sido un auténtico bombazo entre los más pequeños, no en vano se ha exportado a más de cien países. Nintendo DS es, posiblemente, la consola preferida por este sector. Títulos como los Imagina ser de Ubisoft, Super Princess Peach y hasta Mario Kart DS se han ganado el aprecio de aquellos que disfrutarán con los mandos en el futuro. Los mandos o lo que haya en su lugar, claro.
Zinkia no ha dejado pasar la oportunidad de extender aún más su negocio y por fin se ha decidido a poner a la venta el primer juego protagonizado por el niño del gorro azul, Hello, Pocoyó!, que naturalmente está pensado para hacer las delicias de los reyes de la casa. No obstante, es un producto que pretende reunir toda a la familia ante las dos pantallas de la portátil de Nintendo para dar lugar a una experiencia divertida a la par que educativa. Veamos qué tal se defiende este juego cien por cien nacional.
Las señas de identidad que han hecho triunfar a la serie Pocoyó están bastante claras. Por un lado, cuenta con una animación fluida, minimalista y colorida que entra por los ojos. Por otro, los capítulos presentan un desarrollo de los acontecimientos muy particular que se fundamenta en la expresividad de los personajes y la actuación del narrador, que en todo momento indica las intenciones del protagonista y sus amigos, prácticamente mudos. Pocoyó está pensada para divertir a los niños y ofrecerles un mensaje moral no demasiado evidente.
El argumento del juego es sencillo. Un pequeño extraterrestre de color naranja pierde un lapicero mágico que, por cosas del destino, acaba en manos de Pocoyó. Éste, sin querer, dibuja un cuadrado en el suelo que hace desaparecer a todos sus amigos. La misión está clara: Pocoyó debe recorrer los ocho niveles que componen la aventura en busca de sus compañeros, que son la perrita Loula, la elefanta Elly y el pato... Pato.
El desarrollo es parecido al de una aventura gráfica, sólo que más simplificado. El control es puramente táctil y basta con dar un toque con el Stylus para que Pocoyó se dirija hacia un objeto. A medida que avanzamos en la aventura encontramos a Elly, Loula y Pato. Podemos elegir al que queramos, pero cada uno tiene unas habilidades características que son indispensables para avanzar.
La pantalla superior muestra un mapa muy sencillo de los niveles (lineales y con unas pocas pantallas), la situación de los personajes en él y habilidad seleccionada. La pantalla táctil se reserva para la acción y un menú que se despliega al pinchar en un icono que está en la parte inferior derecha. Pasar de una pantalla a otra es muy sencillo, ya que hay un par de flechas en los extremos.
Hablemos un poco del menú. Al pulsar en el icono aparece una columna para seleccionar el personaje (o reunirlos con un silbato por si algunos se quedan atrás) y una fila con las opciones de interacción con el entorno. Por ejemplo, la lupa permite ver pistas ocultas en fotografías, la máquina de bloques nos deja construir estructuras predefinidas y el lápiz mágico sirve para hacer desaparecer manchas.
Zinkia no ha dejado pasar la oportunidad de extender aún más su negocio y por fin se ha decidido a poner a la venta el primer juego protagonizado por el niño del gorro azul, Hello, Pocoyó!, que naturalmente está pensado para hacer las delicias de los reyes de la casa. No obstante, es un producto que pretende reunir toda a la familia ante las dos pantallas de la portátil de Nintendo para dar lugar a una experiencia divertida a la par que educativa. Veamos qué tal se defiende este juego cien por cien nacional.
Las señas de identidad que han hecho triunfar a la serie Pocoyó están bastante claras. Por un lado, cuenta con una animación fluida, minimalista y colorida que entra por los ojos. Por otro, los capítulos presentan un desarrollo de los acontecimientos muy particular que se fundamenta en la expresividad de los personajes y la actuación del narrador, que en todo momento indica las intenciones del protagonista y sus amigos, prácticamente mudos. Pocoyó está pensada para divertir a los niños y ofrecerles un mensaje moral no demasiado evidente.
El argumento del juego es sencillo. Un pequeño extraterrestre de color naranja pierde un lapicero mágico que, por cosas del destino, acaba en manos de Pocoyó. Éste, sin querer, dibuja un cuadrado en el suelo que hace desaparecer a todos sus amigos. La misión está clara: Pocoyó debe recorrer los ocho niveles que componen la aventura en busca de sus compañeros, que son la perrita Loula, la elefanta Elly y el pato... Pato.
El desarrollo es parecido al de una aventura gráfica, sólo que más simplificado. El control es puramente táctil y basta con dar un toque con el Stylus para que Pocoyó se dirija hacia un objeto. A medida que avanzamos en la aventura encontramos a Elly, Loula y Pato. Podemos elegir al que queramos, pero cada uno tiene unas habilidades características que son indispensables para avanzar.
La pantalla superior muestra un mapa muy sencillo de los niveles (lineales y con unas pocas pantallas), la situación de los personajes en él y habilidad seleccionada. La pantalla táctil se reserva para la acción y un menú que se despliega al pinchar en un icono que está en la parte inferior derecha. Pasar de una pantalla a otra es muy sencillo, ya que hay un par de flechas en los extremos.
Hablemos un poco del menú. Al pulsar en el icono aparece una columna para seleccionar el personaje (o reunirlos con un silbato por si algunos se quedan atrás) y una fila con las opciones de interacción con el entorno. Por ejemplo, la lupa permite ver pistas ocultas en fotografías, la máquina de bloques nos deja construir estructuras predefinidas y el lápiz mágico sirve para hacer desaparecer manchas.