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Análisis de Harvestella, cosecha Final Fantasy que mezcla JRPG y granjas
‘Harvestella’ se suma a la tendencia de los juegos de cuidar tu granja con el clásico rol de Square Enix

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Madrugar. Levantarse de la cama. Preparar algo de desayuno. Salir al jardín. Recoger la cosecha del día anterior. Cosechar la del día siguiente. Estas tareas cotidianas y hasta cierto punto relajantes llevan años acompañándonos en multitud de juegos, desde el clásico Harvest Moon hasta Animal Crossing, pasando por el bombazo que fue Stardew Valley o la infinidad de juegos de PC y móviles que tienen un denominador común: la importancia del paso del tiempo y de la calma que lleva cuidar tu propia granja, tu hogar, día a día.
¿Por qué nos gusta tanto cuidar de nuestro jardín virtual? De la misma manera que no todas las series de televisión son epopeyas épicas como Game of Thrones, necesitamos un poco de costumbrismo hasta en nuestras pantallas. Hay algo atractivo en vivir un juego tranquilo, sin - aparentes - peligros, que te anima a avanzar un poco cada día, a vivir el concepto de la jornada desde el primer atisbo de luz hasta que ya no puedas más y caigas rendido.
Square Enix es consciente del pedazo de pastel de los “cozy gamers” y ha querido darles lo que piden con el sello de calidad de una compañía que nos ha traído probablemente los mayores JRPG clásicos de la historia. El resultado es Harvestella y ya está disponible tanto en Switch como en PC, desarrollado por Live Wire. Harvestella tiene todo lo que podemos imaginar de un simulador de granja de los creadores de Final Fantasy: una historia en principio muy intensa, una ambientación increíble y un cuidado en algunos detalles que celebramos enormemente. Quizá su objetivo no es revolucionar


El juego arranca con el personaje protagonista - que puedes decidir si es chico, chica o no binario - envuelto en la “Quietud”, un acontecimiento que tiene lugar un día al mes en el que el cielo se torna oscuro y todos los ciudadanos se esconden en casa presos del terror. Entonces descubrimos un clásico que nunca falla: no recordamos nada y nos acogen en un pueblo, Lethe, donde no seremos el único invitado sorpresa. Para no crear inquietud entre los vecinos, somos invitados a alojarnos en una pequeña casa a las afueras del pueblo, un rancho en el que podemos cosechar plantas, cuidar animales y preparar todo tipo de objetos, cocinar y las habituales tareas de este tipo de juegos. Y no son pocas las opciones granjeras del juego.
La historia nos va a llevar por diferentes ciudades de un mundo con los ojos puestos en los lumiciclos, relacionados con las diferentes estaciones y la “Quietud”, y en pocos capítulos la complejidad va a dominar la narrativa, con personajes que vienen de otros tiempos y el descubrimiento de nuestros orígenes como personaje. Las primeras horas de juego van a estar repletas de tutoriales, nuevas funcionalidades y aprendizaje, lo que se puede hacer un poco lento, pero ya sabemos cómo funcionan estos juegos, así que hay que armarse de paciencia y esperar a que termine el primer capítulo para poder tener la autonomía de vivir la vida como tú quieres.
En nuestro rancho vamos a poder sembrar todo tipo de semillas o árboles, que habrá que regar diariamente (excepto si llueve) y en función del tiempo que requieran, cosechar los frutos para sus diferentes usos. Podremos venderlos a transportistas para llevarnos un buen pellizco de dinero, usarlos para cocinar o directamente comerlos. Alimentarse de ellos en crudo va a tener un beneficio breve pero nos ayudará a tener el estómago lleno (literalmente tenemos el icono de un estómago) que nos dará resistencia, algo que nos ayudará en batalla. También podremos ir avanzando en la mejora del lugar, ganando espacio, rompiendo piedras y cuidando de animales que nos harán la vida un poco más fácil.
Uno de los puntos más controvertidos en los últimos meses, gracias a la demo que Square Enix puso a disposición del público, es el paso del tiempo. Como en todo farm sim el tiempo pasa y, no precisamente despacio. Tras escuchar las críticas de los fans a lo rápido que se sucedía el día, se han mejorado los tiempos tanto de movimiento como de pesca. En resumen, que en la versión final del juego se aprovecha mucho más nuestro día.


El paso del tiempo tiene una característica heredada de otros juegos del estilo, que es el cambio de temporada. Cada 30 días llega la famosa “Quietud” y entonces te recomiendan no sembrar nada porque la extraña lluvia que tiene lugar ese día puede destrozarlo y cosecharemos alimentos sin utilidad. Esto es algo habitual en estos juegos para promover las cosechas por temporadas, las plantas y árboles exclusivos de un tiempo, pero aquí se ha integrado de forma muy inteligente con la narrativa.
A nivel de artesanía podemos mejorar armas, fabricar objetos y, como ya hemos dicho, cocinar y vender nuestros platos a modo de “check list” que se completa en cada pueblo. Es una manera de animarnos a cocinar no solo para los beneficios en batalla, sino para completar listas, otro clásico de este tipo de juegos.
Junto con esta simulación de granja debe convivir el JRPG clásico de Square Enix, con sus personajes carismáticos y arquetípicos. Tenemos a Cres, la doctora del pueblo, que nos ayudará mucho pero no tiene pelos en la lengua: será la encargada de llevarte a tu cama si se te acaba el día y se lo va a cobrar con creces. También tenemos al alcalde de Lethe y todos sus vecinos, a los que acabaremos conociendo al completar las misiones secundarias, que son bastante irregulares: algunas son interesantes y exploran la historia de los personajes, las vicisitudes de la guerra y del mundo en el que viven, mientras que otras son acciones de recadero del punto A al punto B sin recompensa de interés. Así sucede en cada pueblo al que nos acercamos y en algún momento desmotiva a seguir resolviendo misiones secundarias sin gran valor. En las conversaciones vamos a tener muy a menudo la opción de elegir entre dos respuestas, pero nunca da la impresión de que vayan a cambiar el rumbo de la conversación más allá de obtener una contestación más pasivo-agresiva de lo habitual. Es otra de esas situaciones en las que la inclusión de “opciones” de conversación no deberían hacerse si no van a aportar nada de valor.


El sistema de batalla es sencillo pero efectivo. Con la generosa cifra de 10 trabajos diferentes, podremos personalizar nuestro estilo de lucha a nuestro gusto. Hemos de decir que los ataques a distancia lo ponen muy fácil en comparación con otros ataques más cuerpo a cuerpo, pero en la variedad está el gusto, y podremos desarrollar cada uno de esos trabajos con una serie de puntos y habilidades. Se ataca con solo un botón, que combinado con los gatillos nos permite hacer ataques especiales e incluso cambiar de trabajo a media batalla. Los enemigos están equilibrados, podemos ver su nivel y vitalidad en todo momento y no resultan un reto. Exceptuando los enemigos MIEDO, unos monstruos gigantes, que tienen por defecto un nivel altísimo y que están indicados con un icono rojo (o amarillo, si no es tan difícil). Puede ser un reto para los que quieran intentarlo, pero la idea es mantener algo de interés para volver a la mazmorra con un nivel más avanzado.
Siguiendo con la parte JRPG de Harvestella, las mazmorras no decepcionan porque incluyen todo lo que interesa en estas situaciones: escenarios grandes, semilineales, con diferentes caminos y, lo más importante: atajos que se construyen con objetos de reparación. Nos quitan tiempo literal del día pero nos lo ahorran a la larga porque así nos saltamos muchos caminos innecesarios. Puede asustar la idea de entrar a una mazmorra y tener que mirar el reloj como si fuéramos Cenicienta, pero el diseño del juego ya piensa en eso y los propios escenarios tienen niveles y puntos de control que facilitan marcharnos a casa en cuestión de segundos. Es en esos momentos cuando queda claro que para Square Enix la parte narrativa y rolera del juego pesa más que el simulador de granja. Lo único que nos echa un poco para atrás es el concepto del vigor. Situado debajo de la vitalidad, se gasta constantemente, con cualquier acción, ya sea cosechando, corriendo o batallando. Cuando se termina, no puedes hacer nada más que andar y cruzar los dedos para tener algún alimento a mano. Se tienen que alinear unos cuantos astros para que sea un verdadero problema, pero nos parece una limitación mejorable, especialmente porque comparte gasto con las dos vertientes: el farm sim y el JRPG.
A nivel visual, Harvestella goza de una dirección artística potente, atractiva y colorida. En algunos puntos podría ser un ejemplo de la potencia gráfica de Switch. Pero hay otros escenarios más monótonos, mazmorras que palidecen frente a otras, y la calidad gráfica desciende. Tampoco podemos obviar los tirones que da en ciertos espacios, pero lo que más molesta es esa sensación de borrosidad en los escenarios más detallados, algo que se limita a las capacidades de Nintendo Switch. Aún así, es un juego notable a nivel visual sin ser un AAA.
Uno de los puntos más fuertes del juego, sin ser protagonista, es su banda sonora. Las melodías compuestas por Go Shiina se te quedan en la cabeza y tienen un aire melancólico que nos trae a los mejores JRPG de finales de los 90. Teniendo en cuenta que Harvestella exige dedicación de horas, que la música que siempre te acompañe sea agradable, es un punto muy a favor. A nivel de sonido, los personajes no hablan, y quizá por eso se mantiene esa estela de juego de rol japonés clásico, pero no molesta en absoluto.


El juego peca de dar demasiada importancia al componente rolero, dejando el farm sim como un mero mecanismo para conseguir objetos que nos ayuden en nuestra aventura. Mucho más cercano al crafting que a la simulación de granja, encontraremos muchísimos materiales, objetos y semillas para cosechar, pero no tanto por coleccionismo sino para complementar la historia principal.
Harvestella es un juego largo, de dedicación profunda y con el que las horas pasan volando, siempre con muchos frentes abiertos. Misiones secundarias, cosechas, objetos, cocina, batallas, historia principal, pesca y muchas más acciones que no caben ni de lejos en un solo día, pero una vez coges el ritmo, ya aprendes a compartimentar las necesidades y priorizar las acciones a llevar a cabo. Se agradecería disfrutar de unos días más largos, aunque hay mecanismos (como los vehículos) que aligeran un poco el paso del tiempo. La gran pregunta es si Harvestella funcionaría bien sin su historia principal, sus mazmorras y aventuras, y la respuesta es que probablemente no. Por eso, hay que entender esta aventura como un juego de rol con un gran componente de farm sim, no a la inversa.
Sin duda, Harvestella marca un buen inicio para una saga que esperamos que continúe, porque si Square Enix ya tomó nota de los comentarios de los fans con la demo, seguro que escuchará atentamente a los seguidores con el juego completo, y nos asegura una larga vida a un género híbrido que hay que explotar más: el de los JRPG + farm sim. Probablemente lo disfrutes más si eres seguidor del rol japonés, en cambio, si eres un ávido jugador de Stardew Valley, Rune Factory y demás variantes, se te quede algo corto. Sea como sea, recomendamos probarlo y meterse de cabeza en su compleja historia y su atractivo aspecto visual y sonoro.
¿Por qué nos gusta tanto cuidar de nuestro jardín virtual? De la misma manera que no todas las series de televisión son epopeyas épicas como Game of Thrones, necesitamos un poco de costumbrismo hasta en nuestras pantallas. Hay algo atractivo en vivir un juego tranquilo, sin - aparentes - peligros, que te anima a avanzar un poco cada día, a vivir el concepto de la jornada desde el primer atisbo de luz hasta que ya no puedas más y caigas rendido.
«¿Por qué nos gusta tanto cuidar de nuestro jardín virtual?»
Square Enix es consciente del pedazo de pastel de los “cozy gamers” y ha querido darles lo que piden con el sello de calidad de una compañía que nos ha traído probablemente los mayores JRPG clásicos de la historia. El resultado es Harvestella y ya está disponible tanto en Switch como en PC, desarrollado por Live Wire. Harvestella tiene todo lo que podemos imaginar de un simulador de granja de los creadores de Final Fantasy: una historia en principio muy intensa, una ambientación increíble y un cuidado en algunos detalles que celebramos enormemente. Quizá su objetivo no es revolucionar


El juego arranca con el personaje protagonista - que puedes decidir si es chico, chica o no binario - envuelto en la “Quietud”, un acontecimiento que tiene lugar un día al mes en el que el cielo se torna oscuro y todos los ciudadanos se esconden en casa presos del terror. Entonces descubrimos un clásico que nunca falla: no recordamos nada y nos acogen en un pueblo, Lethe, donde no seremos el único invitado sorpresa. Para no crear inquietud entre los vecinos, somos invitados a alojarnos en una pequeña casa a las afueras del pueblo, un rancho en el que podemos cosechar plantas, cuidar animales y preparar todo tipo de objetos, cocinar y las habituales tareas de este tipo de juegos. Y no son pocas las opciones granjeras del juego.
La historia nos va a llevar por diferentes ciudades de un mundo con los ojos puestos en los lumiciclos, relacionados con las diferentes estaciones y la “Quietud”, y en pocos capítulos la complejidad va a dominar la narrativa, con personajes que vienen de otros tiempos y el descubrimiento de nuestros orígenes como personaje. Las primeras horas de juego van a estar repletas de tutoriales, nuevas funcionalidades y aprendizaje, lo que se puede hacer un poco lento, pero ya sabemos cómo funcionan estos juegos, así que hay que armarse de paciencia y esperar a que termine el primer capítulo para poder tener la autonomía de vivir la vida como tú quieres.
« Como en todo farm sim el tiempo pasa y, no precisamente despacio»
En nuestro rancho vamos a poder sembrar todo tipo de semillas o árboles, que habrá que regar diariamente (excepto si llueve) y en función del tiempo que requieran, cosechar los frutos para sus diferentes usos. Podremos venderlos a transportistas para llevarnos un buen pellizco de dinero, usarlos para cocinar o directamente comerlos. Alimentarse de ellos en crudo va a tener un beneficio breve pero nos ayudará a tener el estómago lleno (literalmente tenemos el icono de un estómago) que nos dará resistencia, algo que nos ayudará en batalla. También podremos ir avanzando en la mejora del lugar, ganando espacio, rompiendo piedras y cuidando de animales que nos harán la vida un poco más fácil.
Uno de los puntos más controvertidos en los últimos meses, gracias a la demo que Square Enix puso a disposición del público, es el paso del tiempo. Como en todo farm sim el tiempo pasa y, no precisamente despacio. Tras escuchar las críticas de los fans a lo rápido que se sucedía el día, se han mejorado los tiempos tanto de movimiento como de pesca. En resumen, que en la versión final del juego se aprovecha mucho más nuestro día.


El paso del tiempo tiene una característica heredada de otros juegos del estilo, que es el cambio de temporada. Cada 30 días llega la famosa “Quietud” y entonces te recomiendan no sembrar nada porque la extraña lluvia que tiene lugar ese día puede destrozarlo y cosecharemos alimentos sin utilidad. Esto es algo habitual en estos juegos para promover las cosechas por temporadas, las plantas y árboles exclusivos de un tiempo, pero aquí se ha integrado de forma muy inteligente con la narrativa.
A nivel de artesanía podemos mejorar armas, fabricar objetos y, como ya hemos dicho, cocinar y vender nuestros platos a modo de “check list” que se completa en cada pueblo. Es una manera de animarnos a cocinar no solo para los beneficios en batalla, sino para completar listas, otro clásico de este tipo de juegos.
«El paso del tiempo tiene una característica heredada de otros juegos del estilo, que es el cambio de temporada»
Junto con esta simulación de granja debe convivir el JRPG clásico de Square Enix, con sus personajes carismáticos y arquetípicos. Tenemos a Cres, la doctora del pueblo, que nos ayudará mucho pero no tiene pelos en la lengua: será la encargada de llevarte a tu cama si se te acaba el día y se lo va a cobrar con creces. También tenemos al alcalde de Lethe y todos sus vecinos, a los que acabaremos conociendo al completar las misiones secundarias, que son bastante irregulares: algunas son interesantes y exploran la historia de los personajes, las vicisitudes de la guerra y del mundo en el que viven, mientras que otras son acciones de recadero del punto A al punto B sin recompensa de interés. Así sucede en cada pueblo al que nos acercamos y en algún momento desmotiva a seguir resolviendo misiones secundarias sin gran valor. En las conversaciones vamos a tener muy a menudo la opción de elegir entre dos respuestas, pero nunca da la impresión de que vayan a cambiar el rumbo de la conversación más allá de obtener una contestación más pasivo-agresiva de lo habitual. Es otra de esas situaciones en las que la inclusión de “opciones” de conversación no deberían hacerse si no van a aportar nada de valor.


El sistema de batalla es sencillo pero efectivo. Con la generosa cifra de 10 trabajos diferentes, podremos personalizar nuestro estilo de lucha a nuestro gusto. Hemos de decir que los ataques a distancia lo ponen muy fácil en comparación con otros ataques más cuerpo a cuerpo, pero en la variedad está el gusto, y podremos desarrollar cada uno de esos trabajos con una serie de puntos y habilidades. Se ataca con solo un botón, que combinado con los gatillos nos permite hacer ataques especiales e incluso cambiar de trabajo a media batalla. Los enemigos están equilibrados, podemos ver su nivel y vitalidad en todo momento y no resultan un reto. Exceptuando los enemigos MIEDO, unos monstruos gigantes, que tienen por defecto un nivel altísimo y que están indicados con un icono rojo (o amarillo, si no es tan difícil). Puede ser un reto para los que quieran intentarlo, pero la idea es mantener algo de interés para volver a la mazmorra con un nivel más avanzado.
Siguiendo con la parte JRPG de Harvestella, las mazmorras no decepcionan porque incluyen todo lo que interesa en estas situaciones: escenarios grandes, semilineales, con diferentes caminos y, lo más importante: atajos que se construyen con objetos de reparación. Nos quitan tiempo literal del día pero nos lo ahorran a la larga porque así nos saltamos muchos caminos innecesarios. Puede asustar la idea de entrar a una mazmorra y tener que mirar el reloj como si fuéramos Cenicienta, pero el diseño del juego ya piensa en eso y los propios escenarios tienen niveles y puntos de control que facilitan marcharnos a casa en cuestión de segundos. Es en esos momentos cuando queda claro que para Square Enix la parte narrativa y rolera del juego pesa más que el simulador de granja. Lo único que nos echa un poco para atrás es el concepto del vigor. Situado debajo de la vitalidad, se gasta constantemente, con cualquier acción, ya sea cosechando, corriendo o batallando. Cuando se termina, no puedes hacer nada más que andar y cruzar los dedos para tener algún alimento a mano. Se tienen que alinear unos cuantos astros para que sea un verdadero problema, pero nos parece una limitación mejorable, especialmente porque comparte gasto con las dos vertientes: el farm sim y el JRPG.
«Uno de los puntos más fuertes del juego es su banda sonora»
A nivel visual, Harvestella goza de una dirección artística potente, atractiva y colorida. En algunos puntos podría ser un ejemplo de la potencia gráfica de Switch. Pero hay otros escenarios más monótonos, mazmorras que palidecen frente a otras, y la calidad gráfica desciende. Tampoco podemos obviar los tirones que da en ciertos espacios, pero lo que más molesta es esa sensación de borrosidad en los escenarios más detallados, algo que se limita a las capacidades de Nintendo Switch. Aún así, es un juego notable a nivel visual sin ser un AAA.
Uno de los puntos más fuertes del juego, sin ser protagonista, es su banda sonora. Las melodías compuestas por Go Shiina se te quedan en la cabeza y tienen un aire melancólico que nos trae a los mejores JRPG de finales de los 90. Teniendo en cuenta que Harvestella exige dedicación de horas, que la música que siempre te acompañe sea agradable, es un punto muy a favor. A nivel de sonido, los personajes no hablan, y quizá por eso se mantiene esa estela de juego de rol japonés clásico, pero no molesta en absoluto.


El juego peca de dar demasiada importancia al componente rolero, dejando el farm sim como un mero mecanismo para conseguir objetos que nos ayuden en nuestra aventura. Mucho más cercano al crafting que a la simulación de granja, encontraremos muchísimos materiales, objetos y semillas para cosechar, pero no tanto por coleccionismo sino para complementar la historia principal.
Harvestella es un juego largo, de dedicación profunda y con el que las horas pasan volando, siempre con muchos frentes abiertos. Misiones secundarias, cosechas, objetos, cocina, batallas, historia principal, pesca y muchas más acciones que no caben ni de lejos en un solo día, pero una vez coges el ritmo, ya aprendes a compartimentar las necesidades y priorizar las acciones a llevar a cabo. Se agradecería disfrutar de unos días más largos, aunque hay mecanismos (como los vehículos) que aligeran un poco el paso del tiempo. La gran pregunta es si Harvestella funcionaría bien sin su historia principal, sus mazmorras y aventuras, y la respuesta es que probablemente no. Por eso, hay que entender esta aventura como un juego de rol con un gran componente de farm sim, no a la inversa.
Sin duda, Harvestella marca un buen inicio para una saga que esperamos que continúe, porque si Square Enix ya tomó nota de los comentarios de los fans con la demo, seguro que escuchará atentamente a los seguidores con el juego completo, y nos asegura una larga vida a un género híbrido que hay que explotar más: el de los JRPG + farm sim. Probablemente lo disfrutes más si eres seguidor del rol japonés, en cambio, si eres un ávido jugador de Stardew Valley, Rune Factory y demás variantes, se te quede algo corto. Sea como sea, recomendamos probarlo y meterse de cabeza en su compleja historia y su atractivo aspecto visual y sonoro.
Jugado en Switch. Copia digital proporcionada por Plaion.
Alternativas
Stardew Valley, Doraemon: Story of Seasons, la saga Rune Factory
El sistema de trabajos y una música inolvidable
No explota suficiente el concepto de granja, que palidece bajo el protagonismo de la aventura
Una apuesta interesante por combinar el JRPG con los cuidados de una granja, pero con mucho margen de mejora