
PlayStation 2
Al otro lado de la ley
La saga GTA por fin se decide a dar el salto a las 3D, y no podía haberlo hecho de mejor manera. Jugabilidad en estado puro y violencia sin límites nos esperan en el nuevo juego de Rockstar.

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Redefiniendo un género
Pocos son los videojuegos que pueden considerarse obras maestras. Y menos aun los que han marcado un antes y un después dentro de su género, haciendo que los juegos posteriores se fijasen en ellos como referente a seguir. ¿Ejemplos? The Legend of Zelda: Ocarina of Time en los action RPG en 3D, Half-Life en los FPS, Gran Turismo en los juegos de coches, Super Mario 64 en los plataformas en 3D... y Grand Theft Auto 3 en las aventuras de conducción, el juego que ahora nos ocupa.
El género de las aventuras de conducción había nacido unos años antes con Driver, el juego de Reflections que nos ponía en el papel de un policía infiltrado en las mafias callejeras, y en donde debíamos superar multitud de misiones al volante de un coche. Después salió su secuela, y un par de juegos más que aportaban pequeñas novedades al género, pero no las suficientes como para hacer que evolucionase de verdad. Tuvo que ser Rockstar la que redefiniera el género en cuestión con su GTA3, un juego en el que todos los desarrolladores se fijan a la hora de sacar sus títulos. Ejemplos los hay a montones: True Crime, The Simpsons Hit & Run, Wreckless, e incluso la tercera entrega de la saga Driver adoptará algunas de las características del juego de Rockstar, como salir del coche y disparar.
¿Y a que se debió tan descomunal éxito? ¿Qué fue lo que hizo Rockstar para conseguir vender millones y millones de copias de un juego que, hasta pocos días antes de su lanzamiento, había pasado casi desapercibido? Pues ni más ni menos que conseguir trasladar intacta la jugabilidad de las entregas anteriores a las 3 dimensiones, algo de lo que muy pocas sagas pueden alardear. El concepto de juego ya estaba creado desde 1997, cuando salió el primer GTA a la calle para PSX y PC. Desde una perspectiva cenital manejábamos a un macarrilla, por así llamarlo, y teníamos total libertad para movernos por la ciudad. Para ello podíamos robar cualquier coche que viéramos por la calle, y dirigirnos a nuestro destino, atropellando por el camino a cualquiera que se nos pusiera por delante. Nuestro objetivo era ir completando misiones, a cada cual más bestia, como matar a los de la banda rival, llevar un coche bomba a algún sitio, o hacer explosionar un local. En definitiva, un planteamiento bastante violento, por el cual el juego no era recomendado a menores de 18 años. Sin embargo, pese a lo original de la idea, GTA no gozó de demasiado éxito, aunque sí tuvo bastante fama dado el alto nivel de violencia que contenía. La razón era clara: estaba en 2D. Y eso, en un mercado donde el 99% de los juegos eran en 3D, fue una lacra para la saga.
Pero llegó PS2. Llegó la nueva generación de consolas. Ya no había ningún impedimento técnico para hacer un GTA en 3D. Rockstar se encontraba ante el reto de su carrera: llevar el original planteamiento de la saga a las 3D, manteniendo el encanto de anteriores entregas. ¿Lo consiguieron? ¿Mantuvieron la diversión de las anteriores entregas? La respuesta es clara y contundente: NO. La superaron. Y con creces.
Pocos son los videojuegos que pueden considerarse obras maestras. Y menos aun los que han marcado un antes y un después dentro de su género, haciendo que los juegos posteriores se fijasen en ellos como referente a seguir. ¿Ejemplos? The Legend of Zelda: Ocarina of Time en los action RPG en 3D, Half-Life en los FPS, Gran Turismo en los juegos de coches, Super Mario 64 en los plataformas en 3D... y Grand Theft Auto 3 en las aventuras de conducción, el juego que ahora nos ocupa.
El género de las aventuras de conducción había nacido unos años antes con Driver, el juego de Reflections que nos ponía en el papel de un policía infiltrado en las mafias callejeras, y en donde debíamos superar multitud de misiones al volante de un coche. Después salió su secuela, y un par de juegos más que aportaban pequeñas novedades al género, pero no las suficientes como para hacer que evolucionase de verdad. Tuvo que ser Rockstar la que redefiniera el género en cuestión con su GTA3, un juego en el que todos los desarrolladores se fijan a la hora de sacar sus títulos. Ejemplos los hay a montones: True Crime, The Simpsons Hit & Run, Wreckless, e incluso la tercera entrega de la saga Driver adoptará algunas de las características del juego de Rockstar, como salir del coche y disparar.
¿Y a que se debió tan descomunal éxito? ¿Qué fue lo que hizo Rockstar para conseguir vender millones y millones de copias de un juego que, hasta pocos días antes de su lanzamiento, había pasado casi desapercibido? Pues ni más ni menos que conseguir trasladar intacta la jugabilidad de las entregas anteriores a las 3 dimensiones, algo de lo que muy pocas sagas pueden alardear. El concepto de juego ya estaba creado desde 1997, cuando salió el primer GTA a la calle para PSX y PC. Desde una perspectiva cenital manejábamos a un macarrilla, por así llamarlo, y teníamos total libertad para movernos por la ciudad. Para ello podíamos robar cualquier coche que viéramos por la calle, y dirigirnos a nuestro destino, atropellando por el camino a cualquiera que se nos pusiera por delante. Nuestro objetivo era ir completando misiones, a cada cual más bestia, como matar a los de la banda rival, llevar un coche bomba a algún sitio, o hacer explosionar un local. En definitiva, un planteamiento bastante violento, por el cual el juego no era recomendado a menores de 18 años. Sin embargo, pese a lo original de la idea, GTA no gozó de demasiado éxito, aunque sí tuvo bastante fama dado el alto nivel de violencia que contenía. La razón era clara: estaba en 2D. Y eso, en un mercado donde el 99% de los juegos eran en 3D, fue una lacra para la saga.
Pero llegó PS2. Llegó la nueva generación de consolas. Ya no había ningún impedimento técnico para hacer un GTA en 3D. Rockstar se encontraba ante el reto de su carrera: llevar el original planteamiento de la saga a las 3D, manteniendo el encanto de anteriores entregas. ¿Lo consiguieron? ¿Mantuvieron la diversión de las anteriores entregas? La respuesta es clara y contundente: NO. La superaron. Y con creces.