
Xbox 360 - XLB
Mi vida es extraña, pero nunca una farsa
Un anciano cazador de demonios lleva su vida al teatro para sorprender a sus conciudadanos británicos de principios del siglo XX.
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El cooperativo, tanto en línea como en local, es un ingrediente importante. Argumentalmente tiene sentido puesto que Dashforth cuenta con la ayuda de su socio el joven Scampwick viviendo aventuras juntos en todo momento y dialogando en cada escena hablada. Este modo tiene sus aspectos negativos y positivos. Jugar con un amigo siempre es divertido, más ágil y es útil para conseguir mayores combos o ataques especiales, así como sacar el máximo rendimiento de amuletos de equipo. No obstante la aventura acaba siendo más fácil y más corta porque no aumenta la dificultad aunque haya dos jugadores, también resulta más caótico. Además si se juega en línea notaremos lag y será habitual ver a los enemigos teletransportarse de de un lugar a otro, algo prejudicial para conseguir los combos o las escenas perfectas.
El arte de vestir
La estética es encantadora, pues opta por personajes desproporcionadamente cómicos y geométricos cuya apariencia recuerda a las ilustraciones de la publicidad antigua de productos para el hogar y de medicinas. Estos humanos cabezones con sus formas y sus rasgos sencillos resaltan un montón, nacidos como un espectáculo para alegrar al populacho del siglo XX. sin embargo lo mejor es el doble juego de ficción-realidad y los entresijos del teatro: los disfraces, la maquinaria para sujetar a los actores en el aire (la Deus Ex Machina), el decorado móvil de cartón, el bedel que trabaja duro para controlar el orden, el escenario, el telón, el público vitoreando y lanzando sus chisteras cuando está contento o abucheando y dejando la butaca libre cuando se aburren. Toda una clase magistral del teatro.
A pesar de que todos sean extras disfrazados y decorados de cartón no son cutreces horribles, al contrario, los enemigos tienen un diseño muy original y divertido mientras que los escenarios son realmente disfrutables y están muy cuidados. La variedad de ambos es incuestionable: vampiros amariposados, hombres lobos garrulos, momias sugerentes, robots educados, matones violentos, setos vivientes, gárgolas voladoras, zombis-pulpos, escarabajos, sectarios; todos ellos como habitantes de escenarios dispares como calles metropolitanas, la Atlántida, muelles, castillos, cementerios, pirámides, ect.
La banda sonora es una gran sorpresa. Consigue mezclar con maestría temas siniestros, misteriosos y épicos con un tono de vodevil diecinovesco tardío. No se conseguía unas melodías tan alegres, bonita, retro-añejas y que inciten a jugar desde Stacking, ambientado también en la misma época. Quizás no tengamos mucho tiempo para escuchar las melodías durante el fragor del combate, pero son de buen merecer y se adaptan a la perfección a la temática de los escenarios. No hay doblaje como tal, los personajes sueltan algún sonido, gruñido o bravuconada indefinidos cuando hablan, y aunque no digan nada les queda muy bien por su entusiasmo, especialmente los villanos. No se puede negar que una voz con marcado acento británico de noble narrando los ingeniosos diálogos hubiera estado bien, pero el resultado también es óptimo.
Se cierra el telón y finaliza la función
Foul Play es un juego divertido, original y con encanto propio, pero que corre riesgo de pasar desapercibido injustamente al no contar con la fama de un estudio famoso o de un gurú indie egocéntrico detrás.. Su mecánica jugable no es original, pero su variedad de ataques y la importancia de los combos tienen mucha chicha. Sin lugar a dudas lo que hacen único a este juego es su estética animada en 2D, el argumento y su planteamiento de ficción-teatro, y sus altas dosis de humor, ya sea por sus estupendos diálogos y por el humor blanco de los secundarios como el bedel.
También tiene sus fallos, como un online con lag que dificulta los combates, y también que no resulta demasiado difícil ni hay selector de dificultad. Quitando estos detalles negativos menores, estamos ante un producto recomendable por su diversión, encanto y curioso trasfondo argumental-cultural. Un estupendo debut para la joven empresa Mediatonic.
El arte de vestir
La estética es encantadora, pues opta por personajes desproporcionadamente cómicos y geométricos cuya apariencia recuerda a las ilustraciones de la publicidad antigua de productos para el hogar y de medicinas. Estos humanos cabezones con sus formas y sus rasgos sencillos resaltan un montón, nacidos como un espectáculo para alegrar al populacho del siglo XX. sin embargo lo mejor es el doble juego de ficción-realidad y los entresijos del teatro: los disfraces, la maquinaria para sujetar a los actores en el aire (la Deus Ex Machina), el decorado móvil de cartón, el bedel que trabaja duro para controlar el orden, el escenario, el telón, el público vitoreando y lanzando sus chisteras cuando está contento o abucheando y dejando la butaca libre cuando se aburren. Toda una clase magistral del teatro.
A pesar de que todos sean extras disfrazados y decorados de cartón no son cutreces horribles, al contrario, los enemigos tienen un diseño muy original y divertido mientras que los escenarios son realmente disfrutables y están muy cuidados. La variedad de ambos es incuestionable: vampiros amariposados, hombres lobos garrulos, momias sugerentes, robots educados, matones violentos, setos vivientes, gárgolas voladoras, zombis-pulpos, escarabajos, sectarios; todos ellos como habitantes de escenarios dispares como calles metropolitanas, la Atlántida, muelles, castillos, cementerios, pirámides, ect.
La banda sonora es una gran sorpresa. Consigue mezclar con maestría temas siniestros, misteriosos y épicos con un tono de vodevil diecinovesco tardío. No se conseguía unas melodías tan alegres, bonita, retro-añejas y que inciten a jugar desde Stacking, ambientado también en la misma época. Quizás no tengamos mucho tiempo para escuchar las melodías durante el fragor del combate, pero son de buen merecer y se adaptan a la perfección a la temática de los escenarios. No hay doblaje como tal, los personajes sueltan algún sonido, gruñido o bravuconada indefinidos cuando hablan, y aunque no digan nada les queda muy bien por su entusiasmo, especialmente los villanos. No se puede negar que una voz con marcado acento británico de noble narrando los ingeniosos diálogos hubiera estado bien, pero el resultado también es óptimo.
Se cierra el telón y finaliza la función
Foul Play es un juego divertido, original y con encanto propio, pero que corre riesgo de pasar desapercibido injustamente al no contar con la fama de un estudio famoso o de un gurú indie egocéntrico detrás.. Su mecánica jugable no es original, pero su variedad de ataques y la importancia de los combos tienen mucha chicha. Sin lugar a dudas lo que hacen único a este juego es su estética animada en 2D, el argumento y su planteamiento de ficción-teatro, y sus altas dosis de humor, ya sea por sus estupendos diálogos y por el humor blanco de los secundarios como el bedel.
También tiene sus fallos, como un online con lag que dificulta los combates, y también que no resulta demasiado difícil ni hay selector de dificultad. Quitando estos detalles negativos menores, estamos ante un producto recomendable por su diversión, encanto y curioso trasfondo argumental-cultural. Un estupendo debut para la joven empresa Mediatonic.
Alternativas
Títulos de peleas "yo contra el barrio" hay muchos, pero los más recientes son Charlie Murder y Las tortugas ninja: Entre las sombras.
El argumento y el coqueteo entre ficción-realidad. Divertido. Estética singular. Tiene cooperativo.
No es muy difícil y la mecánica de juego no es excesivamente original. Cooperativo con lag.
El argumento es original y la mecánica de juego, a pesar de no ser innovadora, es muy divertida. Además tiene encanto propio y un humor muy inglés.