
Xbox 360 - XLB
Mi vida es extraña, pero nunca una farsa
Un anciano cazador de demonios lleva su vida al teatro para sorprender a sus conciudadanos británicos de principios del siglo XX.
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La vida es sueño y el sueño es teatro
El mundo de las bambalinas es misterioso, sorprendente y tan falso como un truco de trilero. No obstante es la mejor manera de contar una historia real, de una manera más o menos fidedigna, según lo cautivador que resulte. Este entretenimiento de masas del tú-a-tú no es actualmente el más popular a día de hoy, pero en la antigüedad era un entretenimiento sin par. Este es el mayor encanto de Foul Play, el tratamiento teatral de la vida de un hombre hecho así mismo y sin miedo, en un equilibrio constante entre la realidad, la exageración y el divertimento.
El conde Dashforth es un veterano cazador de demonios ya retirado que desea relatar su vida a sus conciudadanos de la Gran Bretaña de principios del siglo XX mediante una increíble y costosa producción teatral que no escamoteará en emoción, humor y terror. Una velada única para la alegría del populacho. Junto a su inseparable ayudante Scampwick, viajará por el mundo, ayudará a los civiles, se enfrentará a seres míticos y resolverá el misterio alrededor de su padre desaparecido tiempo ha. Así pues, no vivimos una aventura convencional al uso, no corremos peligros reales ni debemos detener a un gran jefe final para salvar el mundo. Todo son actores disfrazados, trucos mecánicos y un guión preparado. Una representación de hazañas pasadas... que aún hoy siguen siendo igualmente emocionantes.
Caza de actores a golpe limpio
Estamos ante un título de "yo contra el barrio", es decir, una aventura de peleas contra multitud de enemigos en escenarios 2.5D. No hay misiones secundarias, ni exploración del escenario ni recolección de objetos, sólo golpes, más golpes y combos infinitos. Tiene los ingredientes de rigor de este género pero también cuenta con ideas interesantes relacionadas con el teatro. En el resto de juegos perdemos si nuestra barra de vida llega a cero, pero en éste además debemos vigilar el interés del público en todo momento. El "Humormetro" indica el éxito de nuestra interpretación y la felicidad de los asistentes, y para mantener dicha barra debemos realizar movimientos únicos (el "martinete", la "bala humana", el "despacha-multitudes"), combos espectaculares, usar la "atención extra" (breve espacio de tiempo que aumenta el nivel de los combos y el entusiasmo del público) o evitar ser golpeado. Otro buen aspecto son los mini-desafios que una vez superados seremos premiados con un amuleto equipable que ayuda con los ataques, combos o el interés del público.
La aventura tiene una buena duración. Son cinco actos de cinco fases cada uno (excepto el último que sólo tiene dos) y cada uno de éstos tiene una duración decente. Sin embargo se echa en falta un selector de grados de dificultad o un modo extra de desafíos, porque rara vez perderemos una partida por una mala pelea. No por ello los enemigos sean unos inútiles que no hacen nada, porque su comportamiento es variado, así como el de los numerosos jefes finales, y además algunos de éstos se transforman durante el combate. No obstante nos acabaremos olvidando de estos detalles porque conseguir todos los amuletos y las cinco estrellas de cada fase es una tarea interesante. Además como elemento desbloqueable tenemos el "Diario de monstruos" que nos muestra a modo de libro las primeras andanzas de Dashforth, un bestiario de los jefes finales con los que nos topamos y demás anécdotas vividas por el personaje. No hay nada especial para desbloquearlas, sólo ir completando las fases, pero son un buen añadido, muy cómico y ofrece bastante profundidad al mundo de nuestro demonólogo.
El mundo de las bambalinas es misterioso, sorprendente y tan falso como un truco de trilero. No obstante es la mejor manera de contar una historia real, de una manera más o menos fidedigna, según lo cautivador que resulte. Este entretenimiento de masas del tú-a-tú no es actualmente el más popular a día de hoy, pero en la antigüedad era un entretenimiento sin par. Este es el mayor encanto de Foul Play, el tratamiento teatral de la vida de un hombre hecho así mismo y sin miedo, en un equilibrio constante entre la realidad, la exageración y el divertimento.
El conde Dashforth es un veterano cazador de demonios ya retirado que desea relatar su vida a sus conciudadanos de la Gran Bretaña de principios del siglo XX mediante una increíble y costosa producción teatral que no escamoteará en emoción, humor y terror. Una velada única para la alegría del populacho. Junto a su inseparable ayudante Scampwick, viajará por el mundo, ayudará a los civiles, se enfrentará a seres míticos y resolverá el misterio alrededor de su padre desaparecido tiempo ha. Así pues, no vivimos una aventura convencional al uso, no corremos peligros reales ni debemos detener a un gran jefe final para salvar el mundo. Todo son actores disfrazados, trucos mecánicos y un guión preparado. Una representación de hazañas pasadas... que aún hoy siguen siendo igualmente emocionantes.
Caza de actores a golpe limpio
Estamos ante un título de "yo contra el barrio", es decir, una aventura de peleas contra multitud de enemigos en escenarios 2.5D. No hay misiones secundarias, ni exploración del escenario ni recolección de objetos, sólo golpes, más golpes y combos infinitos. Tiene los ingredientes de rigor de este género pero también cuenta con ideas interesantes relacionadas con el teatro. En el resto de juegos perdemos si nuestra barra de vida llega a cero, pero en éste además debemos vigilar el interés del público en todo momento. El "Humormetro" indica el éxito de nuestra interpretación y la felicidad de los asistentes, y para mantener dicha barra debemos realizar movimientos únicos (el "martinete", la "bala humana", el "despacha-multitudes"), combos espectaculares, usar la "atención extra" (breve espacio de tiempo que aumenta el nivel de los combos y el entusiasmo del público) o evitar ser golpeado. Otro buen aspecto son los mini-desafios que una vez superados seremos premiados con un amuleto equipable que ayuda con los ataques, combos o el interés del público.
La aventura tiene una buena duración. Son cinco actos de cinco fases cada uno (excepto el último que sólo tiene dos) y cada uno de éstos tiene una duración decente. Sin embargo se echa en falta un selector de grados de dificultad o un modo extra de desafíos, porque rara vez perderemos una partida por una mala pelea. No por ello los enemigos sean unos inútiles que no hacen nada, porque su comportamiento es variado, así como el de los numerosos jefes finales, y además algunos de éstos se transforman durante el combate. No obstante nos acabaremos olvidando de estos detalles porque conseguir todos los amuletos y las cinco estrellas de cada fase es una tarea interesante. Además como elemento desbloqueable tenemos el "Diario de monstruos" que nos muestra a modo de libro las primeras andanzas de Dashforth, un bestiario de los jefes finales con los que nos topamos y demás anécdotas vividas por el personaje. No hay nada especial para desbloquearlas, sólo ir completando las fases, pero son un buen añadido, muy cómico y ofrece bastante profundidad al mundo de nuestro demonólogo.