Cinco noches con Cawthon

El chico del teléfono

El apartado sonoro es mas funcional que artístico. Lo primordial son los ruidos ambientales, los cuales escucharemos con detenimiento para vigilar a los monstruos; los sonidos distorsionados que indican que todo va mal y los rugidos infrahumanos de los animatronicos, los cuales nos provocan un ataque al corazón, aún a pesar de ser bastante genéricos. La música es casi inexistente más allá del tema principal, por lo que destaca aún más la canción "Toreador" del musical Carmen, que suena cuando perdemos la partida. Una pieza fácilmente identificable por el publico, bonita y cogedora. No se explica el porqué de su elección pero sin duda su tono alegre y clásico es el contrapunto inesperado ante nuestra inminente muerte. ¿Seremos un torero que viene aquí a ser un héroe o seremos el toro que será sacrificado por la diversión del público?

Conviene destacar algunos defectos de este apartado. Las conversaciones telefónicas con el personaje misterioso (The Phone Guy), interpretado por el propio Cawthon, no cuentan con ningún subtitulo, un inconveniente para involucrarnos con la historia. Después está las casi inexistentes opciones de resolución de pantalla, lo que impide elegir al gusto del usuario. Por último está la salida brusca y sin avisar al menú principal tras apretar e botón "Escape".

Conclusión

Five Nights Freddy's supuso una (pequeña) revolución en el género de terror, se volvió muy popular gracias al boca-a-boca de los youtubers y cambió la vida de su creador Scott Cawthon. Su planteamiento es sencillo, e incluso repetitivo para algunas personas, su argumento muy enigmático, sus mecánicas jugables son funcionales, sus ideas están bien planteadas, y el diseño artístico es personal y reconocible. De hecho los cuatro animatrónicos, Freddy, Foxy, Bonnie y Chica, se convirtieron en personajes icónicos del mundo indie, y posteriormente del mundo empresarial. Han calado hondo en el corazón viviente de los usuarios, ya sea por su apariencia siniestra sea por su condición de villanos entrañables o héroes trágicos, según se vea.

No debemos infravalorar su sentido del terror ni reducirlo a los engañosos jumpscares. Sabe conjugar eficazmente la angustia de desamparo ante el peligro constante y manipula nuestros sentidos. La tensión se acumula ante los ruidos constantes y las pesadas pisadas, a las llamadas angustiosas de la persona anónima, a las extrañas imágenes que aparecen por las cámaras de seguridad y a las incomodas visitas de los muñecos a nuestro cubículo. Contemplar a Bonny y sus espasmos es inquietante, pero peor es no encontrarle por ningún sitio. Foxy suele estar escondido en su cueva todo el rato pero si le perdemos de vista vendrá corriendo a pillarnos ¿Le vigilamos a él o a los demás? ¡Eh, ya no está en su escondite! Quizá FNAF no tenga los mejores gráficos debido a su presupuesto y su argumento pueda parece ser simple en un primer momento, o que incluso sea corto una vez dominada la ruta de los animatrónicos, pero ante todo es un juego muy recomendable y que no nos dejará indiferente.