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Cinco noches con Cawthon
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Cinco noches con Cawthon

Somos un vigilante de seguridad que trabaja en un pizzería rodeado de muñecos asesinos.

Por David Vigón Rodríguez,
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Versión analizada PC. Copia digital obtenida por el redactor.

Ser vigilante de seguridad suele tener un problema: si todo va bien es aburrido, si algo sale mal hay un problema serio. El nuevo velador de la paz de la famosa pizzería Freddy Fazzbear daba por hecho sus noches de absoluta tranquilidad, en soledad y con un pacto de aburrimiento mutuo con los inanimados muñecos animatrónicos. Mike Schmidt no está tan solo como creía... en ocasiones recibe la llamada de su predecesor quien le ofrece consejos y le explica que el chip de inteligencia artificial de los muñecos necesita "desestresarse" desatando su libre albedrío por las noches. De ahí a que deambulen por los pasillos y las habitaciones, así que no hay de lo que preocuparse. Eso sí, si el trabajador recibe daño o pierde una extremidad la compañía no se hace responsable.

El trabajo de tus sueños

El comienzo es cuanto menos abrupto. Una breve escena introductoria y un desencadenante aparentemente sencillo: anuncio de empleo en un periódico y primer día de trabajo. Comenzamos directamente en el primer nivel, sin tutorial ni explicación de las mecánicas. La verdad es que no es necesario nada de esto porque todo se controla con el puntero del ratón (o con el dedo táctil en la versión de móvil), el aprendizaje es instantáneo, la historia se contextualiza con el periódico mencionado y con las llamadas telefónicas de un misterioso personaje. Como segurata, tenemos acceso a las videocámaras instaladas por el restaurante, desde el comedor principal, el salón de actos, pasillos, servicios hasta el taller de los repuestos de piezas de animatrónicos. Todos los cuartos son distintos entre sí, unos son más grandes y otros más pequeños, unos más oscuros y otros más luminosos, en otros la cámara tiene una perspectiva cenital y en otros de frente. Cabe destacar que la cámara de la cocina tiene la imagen estropeada y sólo se escucha el audio.

Sólo es posible vigilar una cámara a la vez, lo que nos deja expuestos a la incertidumbre de lo que acontece en las demás salas. Gracias a las videocámaras monitorizaremos el camino que toman los animatrónicos para así estar preparados para cuando estén cerca de nuestra sala de control. Llegado el momento debemos cerrar las compuertas para evitar que los robots entren y nos maten. Suena factible y básico en autoconservación básica, ¿verdad? Por desgracia el jefe es un tacaño y tiene el chiringuito anticuado y poco optimizado, como si no se hubiese reformado en todos estos años. La energía de nuestro cubículo es limitada y se consume cada vez que bajamos las compuertas o activamos los focos, así pues habrá que racionar el consumo. Hablando de los focos exteriores, son una herramienta útil pero no indispensable. Son un buen apoyo para iluminar los pasillos adyacentes a nosotros, para saber si lo animatrónicos están cerca o si se han ido. Si ya es seguro abrir las compuertas o si las dejamos bajadas. También hay que vigilar este detalle, porque si las puertas permanecen activas durante un rato largo se sobrecalientan y estropean. Incluso en ocasiones se estropean si bajamos y subimos de manera muy continuada... o quizá porque alguien o "algo" nos sabotean maliciosamente.

La banda de la pizzería

Nuestra rutina de trabajo consistirá en vigilar a los muñecos caminantes a la vez que ahorramos la fuente de energía de la sala de vigilancia. Es inevitable que se acerquen hasta nosotros por eso debemos estar atentos para cerrar las puertas. Tras esperar un rato afuera los muñecos se acaban alejando para seguir con su ruta e intentar atacarnos otra vez más adelante. Tenemos que gestionar bien la energía porque si el contador llega al 0% las compuertas y focos dejarán de funcionar. Totalmente indefensos nos quedaremos. Durante cinco noches lucharemos por mantener nuestra cordura e integridad física intactas. Cada jornada dura de 12:00 a 6:00 de la madrugada, unos ocho minutos de juego real. Unos ocho minutos realmente angustiosos. La primera noche es la más aburrida y fácil, puesto que es un tutorial encubierto, pero las posteriores son progresivamente más difíciles y terroríficas.

Los muñecos cada vez comenzarán a moverse más temprano, a ser más insistentes y agresivos, serán una presencia más perseverantes enfrente de nuestras puertas, a distorsionarse como pesadillas vivas. Poco a poco iremos conociendo a todos los miembros de la banda musical de Freddy Fazzbear, porque no todos tienen un ritmo igual al tener su propia rutina de paseo. Bonnie el conejo es el madrugador, Chica la pollita no tarda en actuar, Foxy el zorro quiere abrazarnos y Freddy el oso ríe sin cesar. Un grupo jovial con ansías de matar. El conejo guitarrista, la pollita camarera, el zorro pirata y el oso cantante son los villanos pero a su vez los protagonistas.
¡Miradle, el oso éste, con su superioridad moral!
¡Miradle, el oso éste, con su superioridad moral!
¡Mírame, soy tu destino!
¡Mírame, soy tu destino!
El circuito de videocámaras señaliza bien el local
El circuito de videocámaras señaliza bien el local
¡Hola! ¿Estás sola?
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