Canción de fuego y acero

Analizado en Xbox One. Copia física proporcionada por Koch Media.

Hubo un tiempo en el que Capcom no estaba obsesionada con los zombis y los juegos de lucha. Le molaba la fantasía medieval. En un breve repaso a su portafolios encontramos títulos tan conocidos como Knights of the Round, The King of Dragons y los dos juegos sobre Dungeons & Dragons, Tower of Doom y Shadow over Mystara. Acción de scroll lateral para varios jugadores en los que desfilaban ante nuestros ojos goblins, orcos y dragones de todo tipo y pelaje. De todos ellos hay mucho en Dragon’s Dogma, una aventura total en la que el jugador podía enfrentarse a enormes y peligrosas criaturas, a medio camino de Dark Souls y las cacerías de Monster Hunter, salvando las distancias. Acción y rol fusionados en un solo producto en el que los enemigos finales se convertían en los picos más altos de diversión.

La buena aceptación del título, sobre todo porque es un juegazo, propició una expansión conocida como Dark Arisen, más oscura y opresiva al situar la acción en las profundidades de una misteriosa isla. El juego principal se llegó a comercializar junto a esa expansión, que es justamente la entrega que ahora llega a Xbox One y PlayStation 4 con motivo del quinto aniversario. Porque en nuestra retina quedaron las cabezas cercenadas de las gigantesca Hidra o las peripecias que tuvimos que sufrir para subirnos a lo alto del Grifo antes de clavarle nuestro acero en su lomo.

Ahora relatamos aquellas hazañas con la esperanza de volverlas a vivir, por lo que volver a calzarnos esa pesada cota de malla para los que disfrutamos del juego en su día y para aquellos que no tuvieron ocasión, esta edición se convierte en un producto más que atractivo. Y lo es por un precio ajustado (menos de 30 euros tanto en digital como en formato físico), una mejora técnica para que luzca orgulloso los 1080p de resolución y una tasa de imágenes por segundo estable que disimule los bajonazos del original en consola. Una pena que no llegue a los 60 frames en esta ocasión tampoco, la ocasión lo merecía.

Entre las novedades, encontramos las voces en japonés, más de un centenar de nuevos objetos entre armaduras y armas, nuevas opciones de personalización en los personajes y en el sistema de tasación o un abanico más amplio en cuanto a los "peones" que nos acompañan en nuestras aventuras. Minucias en realidad, resulta complicado encontrar algo que señalemos con nuestro dedo que reconozcamos como nuevo. Por eso mismo este juego puede echar para atrás un poco a todos aquellos que peinaron de arriba a abajo el mundo de Gransys en la poligonada piel del "elegido". Nada realmente nuevo, pero al menos todo el contenido que apareció en su momento junto a las pinceladas que os acabamos de enumerar. Las novedades llegan con el lavado de cara (en las secuencias de video comprobaremos como los personajes están mucho más detallados), el aumento de la resolución y la mejora de la estabilidad.

Sí, puede sabernos a poco si lo jugamos en su día. Pero si lo dejamos a media o ni siquiera lo tenemos empezado, esta nueva versión puede ser el principio de una aventura sin precedentes. Una epopeya que mezcla rol, acción, habilidad y exploración como pocos juegos de Capcom hemos visto en los últimos años. Esperemos que esta versión "actualizada" sea solo un anticipo de que nos espera una segunda entrega pensada para las nuevas consolas, sobre todo con el fiasco de Deep Down en el limbo de juegos sin concebir.

Si quieres saber los motivos por los que Dragon’s Dogma y su expansión Dark Arisen nos engatusaron en su día, solamente tienes que pinchar en esos enlaces para conocer sus pormenores. En cuanto al Dragon's Dogma: Dark Arisen que hoy nos ocupa, apenas ha pasado el tiempo y se mantiene tan fresco y divertido como hace cinco años. Si ya terminaste con Skyrim y The Witcher 3, la propuesta de Capcom resulta mucho más directa y tan divertida como la de esos dos titanes del rol de acción.