
PC
El amanecer de un género
Hace ya más de 11 años que los usuarios de PC pudimos deleitarnos con una obra maestra de los videojuegos y que fue el impulso de uno de los géneros más prolíficos del compatible. Ante ustedes, Doom.

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Seguro que al leer el titular de esta crítica pensaréis que está equivocado. Y así es, aunque sólo oficialmente, no oficiosamente. Doom fue el comienzo de algo que aún en nuestros días, después de 11 años desde ese increíble año 1993, no tiene visos de detenerse.
Un poco de historia
Doom existe por obra y gracia de un estudio ubicado en Texas: id Software, donde militaban (algunos continúan) grandes genios, como American McGee, David Taylor y dos de las personas más influyentes de todo el panorama: John Carmack y John Romero, gurús del género y creadores de muchas grandes obras posteriores, como Quake o Deus Ex. En los tiempos en los que los dos trabajaban mano a mano en id Software, crearon un juego que no se puede igualar a Doom en calidad pero si en repercusión en el mundillo, puesto que es el creador de un género y siempre recordado con algo más que simple cariño: Wolfenstein 3D, donde nos poníamos en la piel de un soldado aliado metido de lleno en un castillo nazi, con la misión de acabar con Hitler.
Y en W3D es donde nos encontrábamos por primera vez con lo que se podría definir, grosso modo, un mata-marcianos en primera persona. Jugábamos desde la perspectiva del protagonista, viendo y moviéndonos como él y, por tanto añadiendo una serie de nuevas sensaciones nunca antes vistas.
Después de este título, creado cuando corría el año 1992, aparecieron una serie de juegos que no reportaban al género más que continuidad, aunque no han de ser olvidados: Catacomb Abyss, Catacomb 3D o Spear of Destiny, la expansión de W3D. Y entonces apareció la revolución hecha juego.
Para muchos, Doom será un simple mata-marcianos bonito y con cierto grado de espectacularidad. Pero para otros, es algo mucho más allá de eso. En esencia lo es, pero en esta crítica se pretende dar suficientes razones como para llegar a la conclusión de que Doom sí es un mata-marcianos, pero también un juego digno de ocupar el puesto que ocupa en el olimpo.
¿Qué es Doom?
Para describir qué es Doom lo mejor es que empecemos por el principio, que es la historia. Tomamos el papel de un marine espacial, uno de los más duros y mejor entrenados de toda la Tierra. Años atrás, decidiste tomarte la justicia por tu mano con un oficial que mandó a sus hombres disparar sobre civiles. Mientras enviaban sus trocitos hacia Pearl Harbour, tú eras pateado a un destino insulso en Marte.
Tras llegar allí, todo lo que hacías con tu tiempo era observar videos de seguridad y aburrirte como una ostra en una de las instalaciones nucleares sitas en Marte y sus dos lunas, Phobos y Deimos. En los últimos 4 años, la UAC (Union Aerospace Corporation) ha usado esas instalaciones con fines secretos, concretamente el estudio de los portales interdimensionales. Pero, como es de suponer, las cosas empiezan a torcerse cuando el portal abierto que une Phobos con Deimos empieza a sufrir anomalías, y los "voluntarios" que entran por un lado y salen por el otro, no vuelven en plenitud de salud, muriendo al poco tiempo.
Un poco de historia
Doom existe por obra y gracia de un estudio ubicado en Texas: id Software, donde militaban (algunos continúan) grandes genios, como American McGee, David Taylor y dos de las personas más influyentes de todo el panorama: John Carmack y John Romero, gurús del género y creadores de muchas grandes obras posteriores, como Quake o Deus Ex. En los tiempos en los que los dos trabajaban mano a mano en id Software, crearon un juego que no se puede igualar a Doom en calidad pero si en repercusión en el mundillo, puesto que es el creador de un género y siempre recordado con algo más que simple cariño: Wolfenstein 3D, donde nos poníamos en la piel de un soldado aliado metido de lleno en un castillo nazi, con la misión de acabar con Hitler.
Y en W3D es donde nos encontrábamos por primera vez con lo que se podría definir, grosso modo, un mata-marcianos en primera persona. Jugábamos desde la perspectiva del protagonista, viendo y moviéndonos como él y, por tanto añadiendo una serie de nuevas sensaciones nunca antes vistas.
Después de este título, creado cuando corría el año 1992, aparecieron una serie de juegos que no reportaban al género más que continuidad, aunque no han de ser olvidados: Catacomb Abyss, Catacomb 3D o Spear of Destiny, la expansión de W3D. Y entonces apareció la revolución hecha juego.
Para muchos, Doom será un simple mata-marcianos bonito y con cierto grado de espectacularidad. Pero para otros, es algo mucho más allá de eso. En esencia lo es, pero en esta crítica se pretende dar suficientes razones como para llegar a la conclusión de que Doom sí es un mata-marcianos, pero también un juego digno de ocupar el puesto que ocupa en el olimpo.
¿Qué es Doom?
Para describir qué es Doom lo mejor es que empecemos por el principio, que es la historia. Tomamos el papel de un marine espacial, uno de los más duros y mejor entrenados de toda la Tierra. Años atrás, decidiste tomarte la justicia por tu mano con un oficial que mandó a sus hombres disparar sobre civiles. Mientras enviaban sus trocitos hacia Pearl Harbour, tú eras pateado a un destino insulso en Marte.
Tras llegar allí, todo lo que hacías con tu tiempo era observar videos de seguridad y aburrirte como una ostra en una de las instalaciones nucleares sitas en Marte y sus dos lunas, Phobos y Deimos. En los últimos 4 años, la UAC (Union Aerospace Corporation) ha usado esas instalaciones con fines secretos, concretamente el estudio de los portales interdimensionales. Pero, como es de suponer, las cosas empiezan a torcerse cuando el portal abierto que une Phobos con Deimos empieza a sufrir anomalías, y los "voluntarios" que entran por un lado y salen por el otro, no vuelven en plenitud de salud, muriendo al poco tiempo.