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Análisis Doom: The Dark Ages - No importa la época, el Doom Slayer siempre masacrará a sus enemigos
PC PlayStation 5 Xbox Series

Análisis Doom: The Dark Ages - No importa la época, el Doom Slayer siempre masacrará a sus enemigos

Una nueva aventura que nos sitúa en los orígenes del conflicto entre la humanidad y los demonios, así como los orígenes del Doom Slayer

Por Pablo Sánchez ,
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El 15 de mayo de 2025 seremos transportados a un oscuro y siniestro mundo medieval en Doom: The Dark Ages, la precuela de los aclamados Doom (2016) y Doom Eternal. Desarrollado por id Software y publicado por Bethesda Softworks, forma parte de la familia Xbox pero disponible también para PC y PlayStation 5. Como de todos es bien sabido, este shooter en primera persona combina la brutalidad más visceral posible y la velocidad pasmosa que han caracterizado desde siempre a la franquicia con una ambientación medieval épica.

Durante este análisis no nos limitaremos a explicar sólo cómo son las mecánicas jugables, sino que también haremos un repaso exhaustivo del entorno, los nuevos enemigos y armas que nos esperan en esta nueva entrega. Además, hay muy buenas noticias para todos los puristas de las voces dobladas y es que Doom: The Dark Ages saldrá completamente en español. Todo ello para que las ansías de sangre y evisceración de demonios alcance a un mayor público.




El medievo y los orígenes del conflicto

El nuevo enfoque narrativo en Doom: The Dark Ages va más allá de la simple acción ambientada en un futuro distópico; pues se sumerge en el origen de la lucha entre la humanidad medieval y las fuerzas demoníacas. Podremos observar el origen del conflicto aportando una mayor profundidad histórica y mítica que enriquece el universo del Doom Slayer. Además, hay que destacar que nos encontramos en un pasado muy futurista (a pesar de lo excéntrico que suene eso), pero no por ello tenemos que anquilosarnos en una única realidad. Al fin y al cabo estos protohumanos futuristas han conseguido hitos como la teletransportación entre realidades y no sólo en el mundo material, sino a otros reinos cuanto menos turbios salidos de la mente del propio H.P. Lovecraft. También tenemos que entender que durante la partida percibiremos la influencia recibida de otros juegos de corte similar, sobre todo Warhammer 40.000, cuyo mundo futurista aboga por las formas más tradicionales de combate y tecnología anclada en su pasado lejano.

En Doom: The Dark Ages nos encontramos ante el caso contrario. A pesar de que su mundo está claramente fundamentado en un periodo medieval, las nociones y conceptos futuristas están presentes, no sólo en la arquitectura y los edificios sino también en la propia estética general del juego. Por poner un ejemplo, tenemos el caso del famoso dragón del Doom Slayer, una bestia a la altura de tan poderoso dueño, que pese a su dracónida nobleza inherente ha sido mejorado a niveles cibernéticos. Ahora es un cyborg (o "dracocyborg") dotado de cierto toque fantástico pero sin perder ciertos matices futuristas. Otro amiguito mitológico y tecnológico es el Mecha Atlan, un coloso de chatarra que ya conocíamos de otras entregas y al cual ahora podemos cabalgar, aunque no resulte especialmente divertido. Gracias a estos dos aliados tenemos como resultado una muy buena combinación de elementos contrapuestos que no dejan indiferentes a los amantes de ambos géneros.

Ahora bien, a nivel narrativo estamos ante un Doom desde un punto de vista ligeramente diferente, puesto que la humanidad está inmersa en un candente conflicto a vida o a muerte. La desesperación de la humanidad es tan palpable como la esperanza que tienen puesta en el Doom Slayer, aunque también el miedo que sienten hacia él. Todo esto sirve para desplegar esa continua hazaña de constante heroísmo, donde la supervivencia de la humanidad depende de las incontables batallas contra enemigos que parecen surgir de las mismas entrañas del Infierno sin descanso. Esta nueva forma de contar la historia nos sirve no sólo para apreciar los orígenes, sino que también invita a reflexionar sobre los conflictos de poder y la lucha que se mantendrá durante eones, puesto que hay que recordar que esto es una precuela y por tanto este conflicto perdurará.



La increíble ambientación y la puesta en escena medieval

No es sólo el hecho de que esta nueva ambientación esté hecha de manera impecable, sino que además el nivel de detalle de los castillos y fortalezas es todo cuanto cabría esperar para esta franquicia. No sólo ha sido el hecho de crear estos castillos, sino de tener la visión espacial de convertirlos en escenarios de intensos combates, en los que pasillos estrechos, salones grandiosos y torres elevadas dan lugar a batallas frenéticas contra hordas de demonios. Las mazmorras subterráneas, repletas de trampas mortales y criaturas infernales, ofrecen desafíos únicos y recompensas valiosas a aquellos que se atreven a adentrarse en sus oscuros recovecos.

Además, los bosques tenebrosos, plagados de bestias salvajes y demonios, imbuyen al juego un tono de misterio y terror, mientras que los pueblos arrasados por la invasión demencial ofrecen un vívido reflejo del sufrimiento y la desesperación de la humanidad en su lucha contra las fuerzas infernales. El diseño de niveles y la atmósfera están impregnados de una sensación de peligro permanente: la iluminación tenue, las sombras amenazantes y los efectos de sonido inquietantes refuerzan la inmersión, haciendo que cada rincón del mundo se sienta hostil y esté cargado de sorpresas. De esta manera, nos aguardan veintidós niveles en la campaña principal repletos de siniestra imaginería medieval, cada uno de ellos muy disfrutables. Incluso si nos quedamos con ganas de más, podemos rejugar la experiencia en busca de los coleccionables ocultos, como juguetes basados en los demonios o aspectos únicos para Doom Slayer. Es más, existen desafíos secundarios con recompensas que consisten en eliminar un número concreto de demonios, ejecutar combos especiales o reunir oro. No son la repanocha pero es un añadido más.



La nueva estética que ofrece un aire rejuvenecedor a la saga

A pesar de conservar la esencia brutal de la saga, Doom: The Dark Ages introduce cambios significativos que lo distinguen de las entregas anteriores. La ambientación medieval sustituye los escenarios futuristas por entornos más orgánicos y místicos, donde castillos imponentes, mazmorras repletas de peligros y bosques oscuros intensifican la atmósfera de terror. Respecto al equipamiento, el arsenal clásico de Doom se ve complementado con armas adaptadas a la época, tales como La Pulverizadora lanzadora de cráneos como proyectiles o el famoso Sierra-Escudo, sin embargo sus imponentes puños seguirán aplastando las cabezas enemigas con gran eficacia. También se aprecia la fusión entre fantasía y tecnología que permite, por ejemplo, combinar la antes mencionada Pulverizadora con unas runas potenciadoras para mejorar su velocidad de disparo y una mayor comodidad de movimiento mientras la tengamos equipada.

Además, los enemigos y jefes se inspiran en mitos medievales, incorporando demonios caballeros, dragones infernales, jinetes de dracoperros infernales, cadáveres con escudos, seudoarañas, cazadores Aggadon y otras criaturas sobrenaturales. Esta oscura jauría enriquece significativamente la diversidad de enfrentamientos, puesto que además cada uno de esos enemigos cuenta con diferentes vertientes.




Las nuevas y viscerales armas del Doom Slayer

Una de las incorporaciones más emocionantes de esta entrega es la amplia variedad de nuevas armas, que enriquecen de manera notable el arsenal del Doom Slayer. Ahora, además de las clásicas armas de fuego, se introducen elementos arcaicamente innovadores, aunque suene contradictorio, puesto que entre otras cosas reventar hordas de demonios con un mangual se siente absurdamente satisfactorio.

Muchas de las armas del arsenal incluyen algunas vistas en los tráilers previos como la clásica escopeta, la Lanzadora de clavos o la Empaladora y una de las armas que más nos llamó la atención que es el intento de escopeta que lanza una bola de cadena que viene y va. Este concepto de arma no sólo es original sino que tiene una reminiscencia lovecraftiana que casa extremadamente bien con el arsenal del Doom Slayer. El sistema de combate se ha revisado para combinar la agresividad clásica de la saga con nuevas mecánicas estratégicas, permitiendo experimentar combinaciones tanto a corta como a larga distancia. Esta integración aporta un dinamismo retador que eleva el nivel de dificultad y enriquece la experiencia de juego.

Además a todo esto hay que añadirle el absurdo nivel de mejoras que pueden llegar a alcanzar, tales como prender fuego a tus enemigos o darte la capacidad de recuperar balas. Si bien es cierto que se irán desbloqueando a medida que recolectemos los materiales necesarios, esto no supone ningún impedimento para disfrutar de todas y cada una de las armas y sus modificaciones. Cuando me refiero a disfrutar lo digo en todos los aspectos, puesto que cada arma suena como tiene que sonar y transmite todo el cariño que los desarrolladores han puesto en ellas.



La nueva y controvertida mecánica: el escudo

Uno de los elementos más discutidos es la introducción de un escudo que permite realizar parries, una mecánica completamente inédita en la franquicia. Este escudo, capaz de deflectar una gran cantidad de ataques, genera opiniones encontradas entre la comunidad: por una parte, se encuentra su aspecto potencialmente “roto”: Algunos jugadores temen que su gran eficacia simplifique el combate, reduciendo la necesidad de esquivar y, de esta forma, alterando el ritmo frenético que define Doom.

Pero por otra parte, nos aporta una nueva dimensión estratégica. De hecho, la posibilidad de realizar parries abre un abanico de estrategias tácticas que aportan una nueva dimensión al juego, permitiendo contrarrestar enemigos de manera calculada. Este enfoque táctico, sumado a un diseño visual espectacular, enriquece la experiencia sin perder la ferocidad inherente a la serie. Así, aunque el escudo pueda parecer excesivamente poderoso a primera vista, ofrece una experiencia de juego que añade profundidad y variedad, forjando un nuevo estilo que, sin duda, marcará una evolución en la jugabilidad de Doom.



Ahora bien, después de haber jugado con él hay varios matices que debemos recalcar y el primero de ellos es que no está roto. Hay que matizar este aspecto, puesto que antes sólo quería mencionar las inquietudes de la gente, pero hay que decir que tras jugar con el escudo en esta aventura resulta ser un elemento necesario, así que vamos a exponer qué es lo que hace realmente.

Para empezar la función del escudo es hacer como bien hemos dichos parries, pero no se le pude hacer parry a todo. Por una parte tenemos los ataques a melé a los que sí que se les puede hacer parry de forma normal y por otra los ataques a distancia. Para poder hacer el dicho parry a estos ataques a distancia tenemos que esperar a un ataque concreto, de un color concreto, el verde, solo podremos deflectar este tipo de ataque y volverlos contra los lanzadores. Esta mecánica a simple vista y que puede estar rota se complica a niveles altos de dificultad porque no te viene solo un ataque a distancia, sino una ráfaga de varios enemigos, los demonios que atacan cuerpo a cuerpo y demás, así que si alguien esperaba un gameplay estático por la inclusión del escudo va a ser que no.



Para finalizar hay que destacar la variante ofensiva del escudo una vez que desbloqueemos sus cuchillas y es que principalmente tiene dos. Lo podemos cargar, el cual nos dará unos segundos de tiempo bala para lanzárselo a los enemigos. Al lanzarlo aplicaremos dos efectos dependiendo de si es un enemigo débil, el cuál será aniquilado o de si es un enemigo fuerte que se quedará estuneado durante unos segundos. Ahora bien, también nos servirá para destruir metal candente y esto quiere decir elementos del entorno para los puzles, escudos de los enemigos y piezas de armaduras de los enemigos.

Sinceramente como opinión personal me encanta el escudo en Doom: The Dark Ages no solo ofrece un nuevo nivel de gameplay, sino que ofrece muchas variedades y muchas mejoras, así que no se siente solo como un añadido y ya. Además hay que decir que podremos configurar la ventana de acción de estos parries teniendo un total de cinco niveles que podremos ajustar en cualquier momento dependiendo de nuestras habilidades.



La banda sonora: un homenaje a lo épico y visceral

La banda sonora de Doom: TheDark Ages es impecable y juega un papel fundamental en la creación de su atmósfera oscura y violenta. Compuesta por Finishing Move (equipo formado por Brian Trifon y Brian Lee White, con trabajos en Halo Wars 2, Grounded y Borderlands 3), la música se adapta con maestría a cada situación, reforzando la sensación de inmediatez y peligro en cada enfrentamiento. Los arreglos orquestales se combinan con toques electrónicos y coros sombríos, logrando que cada escena adquiera una dimensión épica única. Este meticuloso trabajo musical no solo intensifica la inmersión al juego, sino que también sirve como un homenaje a la violencia y el dramatismo característicos de la franquicia. Además, la banda sonora produce una sensación de epicidad a la altura de grandes títulos. Un gran acompañamiento para esta guerra santa, al igual que el potente doblaje español para sus numerosas cinemáticas.

Por un lado, un detalle que particularmente me agrada en un videojuego es la sensación de peso, no solo de las armas, sino del personaje y es que, aunque el Doom Slayer es tremendamente más rápido que un humano promedio también es cierto que pesa mucho más. Esta sensación de peso en un juego tan frenético es muy difícil de realizar con tanta exactitud como lo han conseguido hacer en esta nueva entrega de Doom. Por otra parte, el sonido de las armas está muy bien pulido, no sólo desde los efectos de impactos contra el metal, sino desde los huesos astillados que vuelan desde nuestra pulverizadora hasta los miembros de los demonios que resultan eviscerados tras nuestro aluvión de ataques.




Conclusión

Doom: The Dark Ages se presenta como una adición emocionante y renovada a la franquicia, al combinar la osadía de una ambientación medieval sombría con nuevas mecánicas, un armamento variado y un sistema de combate estratégicamente retador. La innovadora inclusión del escudo con capacidad de parries, que añade una dimensión táctica sin precedentes, junto con una banda sonora y efectos sonoros que elevan la experiencia a niveles épicos, confieren a este título un carácter distintivo.

Si bien persiste cierta controversia sobre el potencial desequilibrio que pueda generar el escudo, éste introduce posibilidades que enriquecen la jugabilidad, ofreciendo a los jugadores veteranos desafíos renovados y a nuevos usuarios una experiencia rica en estrategia y adrenalina. En definitiva, este análisis concluye que Doom: The Dark Ages es un título ambicioso que busca evolucionar la esencia brutal de la serie, manteniendo su identidad y, a la vez, explorando nuevas fronteras en el diseño y la experiencia del usuario.

Analizado en PC. Copia digital proporcionada por Ziran.

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La banda sonora, la ambientación, el diseño de niveles y armas.
Lo único es que para tanto tiempo que te pasas ejecutando demonios la variedad de remates es escasa.
Doom: The Dark Ages nos sitúa en una época tecnomedieval que sienta genial a la franquicia y sólo nos hace querer más y más.
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