Simios de paseo

Retro Studios lo volvió a hacer. Ya consiguieron adaptar la serie Metroid a una nueva generación de jugadores con las tres entregas de Prime y repitieron al lograr revitalizar Donkey Kong Country para Wii. El juego de Rare marcó un hito dentro del catálogo de Super Nintendo, y aunque la desarrolladora británica lanzó dos continuaciones, ninguna llegó a tener la repercusión y el carisma de la primera. Por eso mismo, los chicos de Retro se plantearon hacer una "segunda parte" de aquel juego y el resultado fue uno de los mejores títulos que ha tenido la penúltima consola de sobremesa de Nintendo. Y de los más difíciles. Donkey Kong Country Returns puede jactarse de ser el título que más Wiimotes ha roto sin contar el juego de bolos de Wii Sports (benditas correras atadas a la muñeca).

Banana Joe

El caso es que en Nintendo han pensado que sería una gran idea trasladar este juego a Nintendo 3DS y para ello han contado con la inestimable ayuda de Monster Games, empresa que conoce bien la casa y que se ha encagado de juegos como Excite Truck o Pilotwings Resort. Como no podía ser de otra forma, han querido meter baza y la versión portáil tendrá una serie de novedades que os relataremos a lo largo de este texto, pero el juego como tal, ha sido encogido desde el DVD para que entre en el pequeño cartucho de la consola. Es más, aquellos que opten por la versión descarga de la eShop que se preparen a dejar su tarjeta SD tiritando porque el juego ocupa la friolera de 17.693 bloques y a poco que tengamos algo ya descargado, es probable que no entre en las memorias de 2GB que venían de serie en las primeras 3DS (los modelos XL incluyen tarjetas de 4GB).

Para el que no lo sepa, estamos ante un juego de plataformas en dos dimensiones y media, de manera que solamente nos movemos de izquierda a derechas aunque los personajes y los escenarios están realizados con polígonos. Los niveles están enlazados de forma secuencial en un mapa de mayor envergadura, aunque las rutas secretas y los atajos son posibles como si de un juego de Mario se tratase. Las diferencias que encontramos entre este título y los protagonizados por el fontanero de la gran N son numerosas. Para empezar si liberamos Diddy Kong del cautiverio de su barril conseguiremos planear durante unos instantes, además claro, de que aguantaremos más impactos. Otra diferencia es que mientras que en los juegos de Mario tenemos que coger tres estrellas (en algunos hasta monedas rojas) que están más o menos escondidas, en esta ocasión tendremos que buscar las letras que forman la palabra KONG, las piezas de puzles que hay dispersas (de número variable) y rejugar el nivel para marcar un tiempo contrarreloj. Estos tres objetivos multiplican las veces que tenemos que superar cada uno de los niveles, lo que puede provocar en muchas ocasiones que nos decantemos por la siguiente fase en lugar de repetir la que acabamos de concluir.

Pero si hay algo que diferencia a este juego, es su desmedida dificultad. Mientras que otros juegos invitan a que terminemos los niveles sin problemas y nos esforcemos en conseguir el cien por cién, Donkey Kong Country Returns obliga al jugador a sudar lo indecible para superar los niveles medios. Ver cómo desciende el número de vidas (representada por globos) que creíamos suficiente para concluir la aventura será una práctica demasiada habitual para lo que estamos acostumbrados. Si a eso sumamos los coleccionables mencionados anteriormente y los exigentes tiempos de la contrarreloj, nos queda un juego destinado para los más virtuosos o los más constantes.