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Un invitado no deseado
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Un invitado no deseado

Un soulslike con ambientación de aventura de terror cósmico. Os contamos lo que nos ha parecido Dolmen, una aventura con más sombras que luces.

Por Juan B.,
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FromSoftware no ha inventado la rueda, pero casi. Obras como Demon's Souls, Dark Souls o Sekiro han conseguido que del género soulslike esperemos poco menos que la excelencia. Otras propuestas, como Nioh o The Surge, nos han dejado con muy buen sabor de boca al saber hacerse al género e incluir dinámicas propias que los hacen ser más frescos y no un producto puramente clónico. Y luego está Dolmen, el primer juego del equipo brasileño Massive Work Studio que no oculta su inspiración en las obras de FromSoftware. Tras unas cuantas demostraciones a lo largo de los años, el producto final está plagado de fallos, aunque tenemos que admitir que hemos tenido nuestros buenos ratos a los mandos. Hoy os contamos lo que nos ha parecido.

El desarrollo de Dolmen comienza en 2018 como parte de un pequeño Kickstarter que debía conseguir cerca de 100.000 dólares para ser viable. Finalmente lo consiguieron, y más tarde, en 2020, se ganaron el apoyo de Prime Matter, el sello premium de Koch Media que ya ha editado juegos como Outward y que hará lo mismo en 2023 con Payday 3. Las demostraciones de Dolmen invitaban a ilusionarse: lucían muy bien, el diseño de escenarios, aunque un tanto vacíos, ofrecían unas pequeñas secciones de exploración y plataformeo. Los enemigos, sin ser muy variados, eran justos y desafiantes, y la ambientación nos alucinaba por aquello de mezclar el género soulslike con el terror espacial, pero nada de esto lo hemos visto en la versión final. O sí, pero a medias.

Visualmente no es nada del otro mundo, se aprecia una pequeña bajada en la calidad gráfica tras la última demostración.


La historia de Dolmen arranca, como no podía ser de otra manera, con la raza humana molestando a unas criaturas alienígenas con cara de pocos amigos. Nosotros trabajamos para Zoan Corp., una compañía que se ha visto interesada en un nuevo sistema bautizado como Reviam, y es que allí se detecta la emisión de unas radiaciones que no son para nada las habituales. Allí se descubre un único planeta, Revion Prime, en el que la llegada del hombre desata un caos tras descubrir que unos cristales llamados Dolmen desencadenan la apertura de brechas dimensionales y dan la bienvenida a criaturas peligrosas conocidas como los Vahani. Lo cierto es que la historia está mal contada, hay algunas incoherencias y lagunas que estropean el poco interés que podamos tener. No existe un hilo conductor claro ni tampoco un gancho que nos pueda atrapar durante unas cuantas horas para saber más. Todo esto también se puede aplicar a los personajes secundarios, que brillan por ausencia y dependemos de algunos documentos de texto, que no son muchos, para empaparnos del contexto del universo. No teníamos las expectativas altas, por lo que tampoco podemos decir que nos ha decepcionado.

Entrando ya en lo que es su jugabilidad, Dolmen tiene un sistema de combate inspirado en los soulslike, por lo que nos es muy familiar cuando ponemos por primera vez las manos en el mando. Las acciones son típicas y van desde el bloqueo, la esquiva, los ataques fuertes y débiles, que hay varias categorías como los ataques en salto o de carga (estos últimos muy difíciles de ejecutar), y la sanación. Aunque no podemos editar a nuestro personaje (sí el color de su exoesqueleto), sí podemos seleccionar una clase. Son tres a elegir y una cuarta que arranca sin estadísticas adicionales, pero en cualquier momento podemos alterar nuestras estadísticas y virar a otra clase si así lo queremos. Lo que hace único a Dolmen es que integra el combate a distancia de una manera bastante dinámica y peculiar, y aunque el en proceso de aprendizaje cuesta hacerse a los controles, finalmente funciona correctamente. Podemos portar distinto arsenal que va desde una pistola hasta una escopeta, con rifles de pulso y lanzagranadas por el camino. Con el gatillo izquierdo apuntamos, mientras que el R1 y R2 (en un mando PlayStation) ejecutan disparos débiles y potenciados.

La base de Dolmen es la de un souslike clásico, aunque con la posibilidad de utilizar armas de fuego.


Usar el arma a distancia es esencial en Dolmen, pues todas ellas añaden un perjuicio al enemigo que le causará un gran daño si llenamos su barra de debilidad. Existe el veneno, la escarcha y el fuego, cada uno con sus propiedades, pero algunos enemigos cuentan con una resistencia extra y eso nos llevará a probar con otras armas. En ese apartado entra en juego una de las mecánicas que diferencia a Dolmen del resto. Aparte de la barra de salud, debemos ir con cautela con nuestra resistencia y la energía de nuestro traje. La resistencia hace lo que ya os podéis imaginar, indicar la cantidad de golpes cuerpo a cuerpo que podemos realizar o cuántas veces podemos esquivar el golpe del enemigo. Por su parte, la barra de energía equivale al maná, que servirá para disparar las armas a distancia, para curarnos, o para imbuir nuestras armas cuerpo a cuerpo con distintos elementos que podemos aplicar desde el menú de gestión de inventario. El sistema de combate nos ha dejado un sabor agridulce: mientras que consideramos que hay ideas muy bien ejecutadas, hay otras que arrastran todo lo bueno al lado negativo. Hemos echado en falta más agilidad a la hora de atacar y esquivar, una experiencia más frenética y dinámica le habría sentado como un guante.

En cuanto a la dificultad, nos ha resultado un tanto desbalanceada. El primer nivel es cortito y sencillo, es el mismo que habíamos podido probar en los últimos años, por lo que ya sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. No obstante, presenta los mismos problemas que ya se habían reportado durante las fases preview. Por ejemplo, el enemigo más común de la zona es un insecto con forma arácnica que nos lanza veneno y nos ralentiza, pero que caen de pocos golpes. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a dos enemigos que en apareciencia son idénticos, descubrimos que uno de ellos tiene el triple de vida y acaba con nosotros de dos ataques. La sorpresa es negativa y esto ocurre en muchísimas ocasiones, se repiten muchos de los diseños y eso lleva lugar a la confusión. Tampoco nos convence la decisión de distribuir enemigos aparentemente invisibles -o que salen de debajo de la arena- que nos pueden aniquilar de dos golpes, siendo "gratis" el primero de ellos. En cambio los jefes sí nos han agradado, difíciles como pocos, pero justos y satisfactorios. El diseño es variado y el conjunto de habilidades de cada uno de ellos es completamente distinto. ¿Punto negativo? Muchos de ellos se atascan en zonas del escenario al colisionar con según qué estructuras. Nada grave, pero debería solucionarse con el parche de lanzamiento.



Si algo esperamos de un título que bebe de la fórmula Souls es de un buen diseño de escenarios; no es la única característica que tenemos en cuenta para añadir el juego a nuestro carrito de la compra, pero sí una de las que más peso tienen. En Dolmen nos encontramos un diseño de niveles muy pobre que pierde en cualquier comparativa, no hay incentivo para explorar los niveles. Nos movemos por escenarios lineales que rara vez se bifurcan, y si eso sucede es para conseguir nuevos materiales con los que confeccionar nuevas piezas de armadura. Los escenarios están vacíos a excepción de unas cajas resaltadas con un aura blanca que, tras romperlas, arrojan nuevos materiales para la forja. La sensación es que la aventura nos empujaba a ir directos a por el jefe final sin explorar mucho, y eso se resiente en el nivel de nuestro personaje cuando avanzamos por las últimas secciones. Eso sí, podemos reclamar la ayuda de otros jugadores para los jefazos a través de unos terminales que se encuentran cerca de ellos.

A nivel visual Dolmen es mucho más interesante de lo que podría parecer en un principio. Hablamos de un proyecto pequeño con un valor de producción muy bajo, pero sorprende el buen uso de las luces y las sombras, así como el diseño artístico de algunos escenarios y criaturas. Por otro lado, el apartado gráfico sí deja ver lo humilde que es, pero se entiende al tratarse del primer videojuego por parte del estudio. Hay unas texturas un tanto pobres en cuanto a calidad, ciertos dientes de sierra y algunas ralentizaciones que se dan al activar las balizas de curación. Nosotros hemos podido probar tanto la versión de PlayStation 4 como la de PlayStation 5 y apenas hemos notado alguna diferencia.

Los jefes son de lo mejor que tiene el juego, aunque muchos de ellos colisionan en estructuras y se quedan congelados.


CONCLUSIÓN

Dolmen no está exento de pecados y el juego peca de ser demasiado conservador. En ningún momento arriesga con una propuesta que sea suya, careciendo de cierta personalidad y, por lo tanto, alejándolo del aprobado. Por lo tanto, creemos que Dolmen que no colmará las expectativas de muchos aficionados al género por no aportar nada fresco o característico a una fórmula que cada vez está más y más machacada. No obstante, si te pica el gusanillo y quieres seguir explorando la categoría de los soulslike, aquí tienes una alternativa que te puede llegar a entretener unas diez horas.

Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Koch Media.


Análisis de Dolmen para PS5: Un invitado no deseado
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Alternativas
The Surge
El diseño artístico, los jefes y el dinamismo en combate.
Muy lineal y con poca exploración. Un tanto injusto en combate.
Dolmen tiene ideas buenas, pero lo negativo pesa mucho más.
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