Mega Drive
Ven, ven a mí, calavera sin calcio
Una peculiar momia sin cabeza debe salvar una isla con forma de esqueleto a manos de un troll subterráno. Sin duda Sega era rompedora en los años 90.
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Huesos y rostros desquiciados por todas partes
Lo que prima son los diseños de personajes entre lo terrorífico y lo cómico. No son personajes cursis pero tampoco de horror puro, están más cerca de esas entrañables películas ochenteras de monstruitos o de esas parodias anime de los monstruos clásicos. Sólo hay que ver al protagonista y sus aliados. Las animaciones de Chuck son geniales: su forma de planear en el aire moviendo las patitas como una mosca, su cara de dolor y sorpresa al recibir daños (parece que piensa "oh, me han hecho pupa por culpa del jugador, que malo debe de ser") y la forma de atacar, porque literalmente ataca con la cara. Ver sus tripas y sus ojos saliendo del torso para golpear a un pez loco no tiene precio.
También los escenarios son muy vistosos por su gran colorido y su temática total dedicada a los huesos. Veremos huesos por todas partes: los que forman los muros, los árboles, el suelo, las paredes, lo que sea, pero tampoco menospreciemos los que recuerdan a la cultura azteca o elementos más perturbadores como las viscosidades del interior de un cuerpo vivo, como el castillo de Max D. Cap. Así pues, la riqueza cromática y los detalles dotan a cada mundo de un encanto propio.
La orquesta infernal ha llegado a su localidad
Las melodías son muy pegadizas y acorde con el juego. El aire retro junto a los ritmos siniestros son buenos ingredientes; se consigue una sensación de peligro constante y necesidad de moverse en todo momento, no vaya ser que aparezca un enemigo o una máquina destructora de cualquier rincón. La mayoría son muy frenéticas pero también hay momento para las más suaves y melancólicas, especialmente la de la escena final, que añade cierta emotividad y sensación de superación cuando Chuck consigue cumplir su mayor sueño.
Años más tarde su influencia llegaría hasta The House of the Dead, o al menos es lo que parece tras escuchar la canción del menú principal, entre otras, que podría sonar en cualquiera de las habitaciones de la mansión Curien. La orquesta del Infierno hizo un buen trabajo. Los efectos de sonido son inclasificables como ellos solos, alejados de los convencionales.
Conclusión
Decap Attack es una aventura divertida, graciosa, llena de acción de la buena y protagonizada por personajes inolvidables. Entre el terror y el humor está el punto medio y el equilibrio para gustar a todo tipo de público. Sus numerosas fases y su dificultad creciente nos mantendrán pegados a la pantalla con gusto. Si esto juntamos la curiosa historia de su origen la leyenda se acrecienta, pero también resulta un poco descorazonador que sea un rediseño completo de un videojuego basado en un anime desconocido en Occidente y que su fórmula jugable haya sido tan explotada por Vic Tokai en los anteriores juegos. Eso sí, de todas las versiones y anteriores entregas, Decap Attack es la mejor.
Lo que prima son los diseños de personajes entre lo terrorífico y lo cómico. No son personajes cursis pero tampoco de horror puro, están más cerca de esas entrañables películas ochenteras de monstruitos o de esas parodias anime de los monstruos clásicos. Sólo hay que ver al protagonista y sus aliados. Las animaciones de Chuck son geniales: su forma de planear en el aire moviendo las patitas como una mosca, su cara de dolor y sorpresa al recibir daños (parece que piensa "oh, me han hecho pupa por culpa del jugador, que malo debe de ser") y la forma de atacar, porque literalmente ataca con la cara. Ver sus tripas y sus ojos saliendo del torso para golpear a un pez loco no tiene precio.
También los escenarios son muy vistosos por su gran colorido y su temática total dedicada a los huesos. Veremos huesos por todas partes: los que forman los muros, los árboles, el suelo, las paredes, lo que sea, pero tampoco menospreciemos los que recuerdan a la cultura azteca o elementos más perturbadores como las viscosidades del interior de un cuerpo vivo, como el castillo de Max D. Cap. Así pues, la riqueza cromática y los detalles dotan a cada mundo de un encanto propio.
La orquesta infernal ha llegado a su localidad
Las melodías son muy pegadizas y acorde con el juego. El aire retro junto a los ritmos siniestros son buenos ingredientes; se consigue una sensación de peligro constante y necesidad de moverse en todo momento, no vaya ser que aparezca un enemigo o una máquina destructora de cualquier rincón. La mayoría son muy frenéticas pero también hay momento para las más suaves y melancólicas, especialmente la de la escena final, que añade cierta emotividad y sensación de superación cuando Chuck consigue cumplir su mayor sueño.
Años más tarde su influencia llegaría hasta The House of the Dead, o al menos es lo que parece tras escuchar la canción del menú principal, entre otras, que podría sonar en cualquiera de las habitaciones de la mansión Curien. La orquesta del Infierno hizo un buen trabajo. Los efectos de sonido son inclasificables como ellos solos, alejados de los convencionales.
Conclusión
Decap Attack es una aventura divertida, graciosa, llena de acción de la buena y protagonizada por personajes inolvidables. Entre el terror y el humor está el punto medio y el equilibrio para gustar a todo tipo de público. Sus numerosas fases y su dificultad creciente nos mantendrán pegados a la pantalla con gusto. Si esto juntamos la curiosa historia de su origen la leyenda se acrecienta, pero también resulta un poco descorazonador que sea un rediseño completo de un videojuego basado en un anime desconocido en Occidente y que su fórmula jugable haya sido tan explotada por Vic Tokai en los anteriores juegos. Eso sí, de todas las versiones y anteriores entregas, Decap Attack es la mejor.
El jefe tribal es grimoso por su humanidad
La rana a veces se ausenta en horas laborales: lo que tiene ser madre soltera
Este jefe domina el fuego, el agua y su cuello es flexible, todo un crack
Sexta planta: sucedáneo de Rampage
Gráficos
El diseño mácabro-cómico casa muy bien con el juego. Los escenarios y los personajes lo agradecen.
80
Sonido
Melodías muy cuidadas, pegadizas y agudas. Es imposible no imaginarse una orquesta infernal interpretándolas.
80
Jugabilidad
Sencillo pero cuidado. Entre la simplicidad y la complejidad de los ataques en el momento justo y la exploración por los escenarios.
80
Diversión
Los niveles no se parecen entre sí y siempre hay que estar en movimiento, y más con la dificultad creciente. Buena curva de aprendizaje, eso sí.
80
Alternativas
Psycho Fox o la versión japonesa de Decap Attack llamada Magical Hat no Buttobi Tabo! Daiboken.
Divertido, largo y un reto constante, además de un gran diseño tenebroso a la par que cómico.
Vic Tokai abusaba de su fórmula para las plataformas. Saber que es un rediseño de otro juego.
Recomendable y divertido, pero olvidado. Más allá del recopilatorio Sega no lo mantiene vivo por ser una versión occidental de otro juego.
