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Análisis de Dead Island 2: operación bikini ensangrentado
El Retorno del Zombi: una década después de su anuncio, por fin llega la secuela más esperada

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Cuesta de creer, pero por fin podemos decir que estamos ante el inminente lanzamiento de uno de los juegos más esperados de la historia. Quizá no tanto por la repercusión generada, sino por el tiempo literal de espera desde su anuncio. ‘ Dead Island 2’ llega a las tiendas tras un desarrollo más que tumultuoso, pero con ganas de ofrecer más y mejor que su primer episodio masacrando zombis ahora en Los Angeles.
Decir que la espera ante el lanzamiento de ‘Dead Island 2’ ha sido larga se queda, irónicamente, muy corto. Desde su anuncio en 2014 hemos vivido el Brexit, un presidente de Estados Unidos naranja, huracanes, atentados terroristas e incluso una pandemia mundial que le habría venido de perlas a la promoción. Pero mientras todo eso sucedía, ‘Dead Island 2’ se construía no una, ni dos, sino hasta tres veces. El desarrollo de esta secuela del clásico matazombis en primera persona de 2011 se merece un libro, una telenovela y hasta una saga de películas. Tras la secuela no numerada ‘ Dead Island Riptide’ y el spin off ‘ Escape Dead Island’ se anunció en 2014 la segunda parte con un tráiler que quedó en la memoria de todos.
Deep Silver decidió ceder el desarrollo a Jagger Development, y justo después de este anuncio y un gameplay en la Gamescom de 2014, anunciaron que ahora se encargaría del diseño Sumo Digital. Pero no duró mucho, en 2019 volvieron a cambiar de desarrolladora y pasaron a Dambuster Studios, un equipo interno de Deep Silver y el que hoy presenta y firma el juego final.
‘Dead Island 2’ no es tan continuista como lo fue ‘Riptide’, principalmente porque han pasado 12 años y tres desarrolladoras de por medio, pero mantiene un claro equilibrio entre la intensidad de un buen gameplay y la frivolidad desenfrenada de encontrarse matando zombis con cualquier arma disponible a tu alcance. De hecho, empiezas el juego eligiendo a uno de varios personajes sin que te den demasiado contexto sobre ellos. A partir de ahí, vivirás tu historia y, si quieres conocer la de los otros personajes, podrás empezar en cualquier momento una partida paralela.

Esta vez nos olvidamos de las islas para irnos más bien a la costa más famosa de Estados Unidos, la Costa Oeste. Concretamente Los Angeles o, como los mismos habitantes la llaman en el juego, Hell-A. Han pasado 10 años de los eventos del primer ‘Dead Island’ y California está sumida en una enorme cuarentena debido a la epidemia zombi que ya todos conocemos. Todo arranca con un accidente de avión que nos llevará a conocer a una celebridad mundial y una tentadora invitación a su mansión. Los escenarios serán pequeños mundos abiertos conectados por puertas y, eventualmente, por el querido viaje rápido, pero nos va a tocar andar y correr constantemente. Tenemos a nuestra disposición los ricos y extravagantes barrios de Bel Air, Beverly Hills, las calurosas playas de Santa Monica y Venice Beach, un par de hoteles, la gala de los ya conocidísimos premios Romero y, cómo no, las clásicas y laberínticas alcantarillas por las que perderse. Son escenarios muy jugosos que hubieran sido aún mejor si la conexión entre ellos fuera más realista. Hoy en día hay mundos abiertos mucho más grandes y no solo hablamos de evitar pantallas de carga, sino de la sensación de que cada nivel se ha construido de forma totalmente independiente, con ejes en común pero de forma más paralela que conjunta.
El diseño de los escenarios es visualmente muy atractivo, aunque las limitaciones de espacio son tan visibles que al final siempre nos queda un camino muy estrecho por el que pasar en un escenario enorme. Especialmente sucede en los interiores de edificios, donde todo está muy guiado, aportando un poco de linealidad a un mundo que sin ser abierto del todo es bastante amplio. Iremos desgranando los escenarios poco a poco y el juego nos acompañará en todo momento. Será difícil perderse, aunque si lo hacemos será por voluntad propia. Las propias zonas, especialmente los vecindarios, nos animan a desviarnos para explorar cada rincón y descubrir cómo son las casas de los famosos. Si de paso nos llevamos una misión secundaria con una buena recompensa, mejor. ‘Dead Island 2’ premia a los curiosos, por lo que podremos explorar estos mini mundos abiertos con total libertad, aunque algunos espacios permanezcan cerrados esperando a su activación en la misión secundaria correspondiente. Cabe destacar que en uno de los escenarios, los estudios de rodaje, podremos disfrutar de los decorados de películas y series, aportando variedad visual. Nos hubiera encantado explotar mucho más ese aspecto y se queda en un nivel especialmente corto tanto de historia como de misione. Tenemos a nuestra disposición una buena cantidad de coleccionables: diarios, armas y objetos varios repartidos por cada rincón de Hell-A, y podremos llevar las cuentas, así que los más coleccionistas tienen faena para rato.

Una de las claves de la saga ‘Dead Island’ son sus armas, prácticas, variadas y que te permiten destrozar zombis a tu gusto, y su secuela consigue explotarla aún más. Porque el gameplay es muy diferente si usas una lanza, una espada, una pistola, un martillo o un sable. Con cualquier arma de fuego te aseguras una distancia del enemigo (es bastante fácil apuntar a la cabeza) y con un cuchillo, machete o sable sabes que podrás desmembrar a tu zombi de confianza. Sin duda, el contacto directo es el formato más celebrado por el propio juego, que te empuja a usarlo antes que las armas. La sensación de desmembrar a un zombi a rodajas es satisfactoria y tiene sentido. Si le cortas las piernas, los zombis perderán movilidad, si se quedan sin brazos, no podrán atacarte tan fuerte. Y no hace falta que te digamos lo que pasa si les dejas sin cabeza. Aún así, es extremadamente recomendable usar todos los tipos de armas, incluyendo las más lentas, como los grandes martillos o mazas, y saber cuándo utilizarlos y contra qué enemigos. Las armas se desgastan pero no se rompen. Eso quiere decir que podemos “estropear” por completo una a media misión, pero encontrar una mesa de trabajo y, por un buen puñado de dólares, devolverla a su posición original. Este medio camino convence, ya que sino las mejoras de las armas perderían todo el sentido. Con todo lo que crafteamos por los escenarios (que no es poco) podremos mejorar nuestras armas añadiendo los clásicos ataques elementales: fuego, rayo, sangrado… y, a medida que avance el juego, descubriremos nuevas mejoras que tienen sus pros y contras y que hacen el juego mucho más entretenido. El sistema más que implantado de colores está presente, por lo tanto, a medida que subamos de nivel y avancemos en la historia, veremos armas de nivel más alto. Algo que nos ha parecido interesante ha sido la opción de poder igualar de nivel nuestras armas favoritas, aunque a un precio demasiado alto para nuestro gusto. Habrá que reservarlo solo para aquellas armas que queramos de verdad. Pero tranquilos, si de algo va sobrado el mundo de ‘Dead Island 2’ es de armas potentes repartidas por todos los escenarios. También disponemos de pequeñas armas que podemos lanzar a los enemigos de forma infinita (aunque conllevan un tiempo de recarga) como bombas de clavos, cócteles molotov, estrellas ninja... objetos que nos permiten diseñar aún más nuestra estrategia.
Los enemigos vuelven y, por supuesto, son una fiel recreación de la población a la que representan. Podremos ver personas de todos los géneros, tamaños, colores y vestimentas muy acorde a la vida en Los Angeles y alrededores. Por lo tanto, prepárate para luchar contra culturistas, chicas en bikini, turistas con sobrepeso y mucho más. Además, la diversidad también está en la “edad” del zombi. Por eso mismo encontraremos a personas prácticamente humanas, que acaban de convertirse, y otros que llevan tanto tiempo que la piel se les cae a pedazos. Dentro de la diversidad también está la dificultad: hay zombis con características especiales, como los que corren y corren hasta que no te detengas a derrotarlos, los que escupen gas, los que lanzan fuego o los que se curan constantemente. Tampoco nos olvidemos de uno de los más puñeteros y que cada vez vemos en más y más juegos: el zombi gritón que alerta a los demás y te deja aturdido durante unos segundos. Cada uno conlleva sus propias estrategias, que incluyen maneras de abordarlos, armas específicas o, directamente, huir siempre que podamos.

Pero si hay un nuevo añadido que llama la atención desde el primer momento es el sistema de cartas. Como bien dijeron sus desarrolladores, el hecho de contar con cartas de habilidad especiales fomenta que cada jugador pueda personalizar su partida lo máximo posible. ¿Y cómo funciona? De una manera muy sencilla. Cuatro categorías diferentes con muchas cartas y pocos huecos para colocarlas. Seleccionas tu hueco y tendrás a tu disposición todas las cartas disponibles de esa categoría. Eliges la que más te guste y vas completando tu baraja de juego. Por ejemplo, puedes tener 30 cartas disponibles pero solo usarás 4 porque son los huecos que tienes. Estos beneficios son muy variados, pueden ir del tipo: “Aumenta el daño” a “Si causas un efecto (como el rayo) se contagia a los zombis de alrededor, y también desatar poderes como golpear al suelo para aturdir a los enemigos, algo muy útil cuando te encuentres arrinconado. Hay que destacar que en cualquier momento del juego podemos cambiar qué cartas estamos jugando, por lo que si te gusta jugar de una manera pero llegas a un enemigo fuerte que necesita otra estrategia, puedes cambiarlo sin problema. No hubiera estado mal contar con diferentes sets que te puedas guardar y renombrar para tipos de batalla más rápida, más específica de ataque con fuego, pensado para usarse con pistolas… Aunque al final nos damos cuenta que aunque se usen cartas, lo que estamos haciendo es colocar habilidades como en cualquier juego de acción con ligeros elementos RPG. La diversión aumenta cuanto más avanza el juego y descubrimos cartas muy potentes que tienen beneficios y penalizaciones. Será nuestra decisión considerar si nos compensa usarla.
El juego en sí no es especialmente largo si vamos directos a los objetivos de la campaña individual, pero ya os avisamos que será excesivamente tentador perderse investigando los escenarios, colarnos en las casas de los famosos o abrir esa misteriosa puerta que nadie nos ha dicho que podemos abrir. En cada uno de los escenarios contaremos con una base principal que iremos destapando a medida que avancemos en la historia. Allí encontraremos a nuestros aliados, aquellos NPC que nos desbloquearán las misiones secundarias y los comerciantes, a los que podremos vender o comprar objetos, armas, munición para mejorar nuestro arsenal. También contaremos con una taquilla para guardar unas (demasiado) pocas armas que no queramos perder de ninguna manera, y la clásica mesa de trabajo, aunque esta la encontraremos en muchos otros lugares del mapa. Las misiones secundarias de primer nivel tienen su miga, obligándonos a cruzar entre mapas, investigar historias e ir desarrollando pequeñas narrativas que nos ponen en contexto y nos darán una muy buena recompensa. También contamos con las misiones de desaparecidos, dónde diarios y documentos nos darán pistas para dar con personas u objetos que debemos encontrar. El hecho de que exista hueco para una partida con cada uno de los protagonistas nos anima a conseguir el 100% del juego con todos, pero parece que las diferencias entre las campañas no son muchas, sino que se limitan a la actuación de voz del protagonista y una serie de habilidades y cartas exclusivas.

El componente online del juego tiene mucho potencial, ya que es puramente cooperativo y permite hasta un máximo de 3 jugadores unirse en las misiones del juego. No hemos podido explorar esta opción hasta el lanzamiento, pero le auguramos un buen futuro si deciden cuidarlo. Algún tipo de incentivo como eventos temporales, bonus, armas especiales y demás motivarían a que la gente decida pasarse el juego en compañía y compartirlo en streams. Por no hablar de un futurible modo competitivo online en el que todos seamos zombis y luchemos por ver quién convierte a más humanos o quién es el último superviviente. Hay mucho potencial y dependerá seguramente de la recepción del juego, pero aprovechamos para celebrar que se haya puesto tanto empeño en que el juego sea una campaña de un jugador y no un juego online, como servicio, etc. La dificultad del juego tampoco es elevada, ya que son las propias armas y las estrategias que usamos las que nos permiten derrotar a los enemigos con más o menos facilidad. Si sabes qué arma encaja con cada zombi, no tendrás muchos problemas, y los puntos de guardado automáticos son muy recurrentes, por lo que si mueres, lo más probable es que vuelvas unos metros atrás y, en la mayoría de los casos, con los enemigos ya heridos de tu anterior batalla.
‘Dead Island 2’ ha llegado por fin a las tiendas y esperamos que el público lo reciba como se merece. Una secuela muy digna, que pese a que ha vivido un desarrollo complejo, pasando por hasta tres desarrolladoras diferentes y más de una década de trabajo, ha encontrado el punto perfecto de frivolidad y diversión para una buena partida en solitario. El juego mantiene su primera persona para dar más emoción a la destrucción de los zombis, cuenta una historia interesante, relativamente realista pero de forma muy ligera, dando prioridad a la jugabilidad que es el punto clave. Los gráficos están a muy buen nivel, mostrando las zonas más conocidas de Los Angeles con un nivel de detalle sorprendente. Hay que reconocer que la conexión entre los diferentes mapas es muy floja y muchas veces sentimos que estamos en un menú eligiendo nivel más allá de estar en un mismo universo. Aún y así, cada uno de esos escenarios tiene sus propios retos, secretos y zonas para explorar con total libertad, uno de los puntos más divertidos de ‘Dead Island 2’. En más de una ocasión te encontrarás desviándote de la historia principal para resolver algún misterio o simplemente explorar aquella zona que te parece interesante. Algo que el juego premia siempre con algún objeto o arma de valor y nosotros lo celebramos. Creemos que se podría explotar mucho más el sistema de cartas de habilidad y que su coexistencia con el sistema de niveles y experiencia de toda la vida no tienen mucho sentido. Al final, el subir de nivel se convierte en algo anecdótico y lo que de verdad queremos en encontrar nuevas armas más potentes y cartas que nos permitan hacer verdaderas locuras. Podemos elegir el personaje con el que más nos identificamos, aunque la historia no se desviará precisamente mucho. ‘Dead Island 2’ es un juego notable, que sigue la línea del primer juego pero recordando que hace prácticamente una década de la última entrega. ¿Se acordará el mundo de lo importante que fue y es a día de hoy la saga ‘Dead Island’ para los matazombis? El juego ya ha cumplido, ahora todo está en manos de los jugadores.
Decir que la espera ante el lanzamiento de ‘Dead Island 2’ ha sido larga se queda, irónicamente, muy corto. Desde su anuncio en 2014 hemos vivido el Brexit, un presidente de Estados Unidos naranja, huracanes, atentados terroristas e incluso una pandemia mundial que le habría venido de perlas a la promoción. Pero mientras todo eso sucedía, ‘Dead Island 2’ se construía no una, ni dos, sino hasta tres veces. El desarrollo de esta secuela del clásico matazombis en primera persona de 2011 se merece un libro, una telenovela y hasta una saga de películas. Tras la secuela no numerada ‘ Dead Island Riptide’ y el spin off ‘ Escape Dead Island’ se anunció en 2014 la segunda parte con un tráiler que quedó en la memoria de todos.
Deep Silver decidió ceder el desarrollo a Jagger Development, y justo después de este anuncio y un gameplay en la Gamescom de 2014, anunciaron que ahora se encargaría del diseño Sumo Digital. Pero no duró mucho, en 2019 volvieron a cambiar de desarrolladora y pasaron a Dambuster Studios, un equipo interno de Deep Silver y el que hoy presenta y firma el juego final.
‘Dead Island 2’ no es tan continuista como lo fue ‘Riptide’, principalmente porque han pasado 12 años y tres desarrolladoras de por medio, pero mantiene un claro equilibrio entre la intensidad de un buen gameplay y la frivolidad desenfrenada de encontrarse matando zombis con cualquier arma disponible a tu alcance. De hecho, empiezas el juego eligiendo a uno de varios personajes sin que te den demasiado contexto sobre ellos. A partir de ahí, vivirás tu historia y, si quieres conocer la de los otros personajes, podrás empezar en cualquier momento una partida paralela.

El nivel de detalle de cada escenario es increíble
Esta vez nos olvidamos de las islas para irnos más bien a la costa más famosa de Estados Unidos, la Costa Oeste. Concretamente Los Angeles o, como los mismos habitantes la llaman en el juego, Hell-A. Han pasado 10 años de los eventos del primer ‘Dead Island’ y California está sumida en una enorme cuarentena debido a la epidemia zombi que ya todos conocemos. Todo arranca con un accidente de avión que nos llevará a conocer a una celebridad mundial y una tentadora invitación a su mansión. Los escenarios serán pequeños mundos abiertos conectados por puertas y, eventualmente, por el querido viaje rápido, pero nos va a tocar andar y correr constantemente. Tenemos a nuestra disposición los ricos y extravagantes barrios de Bel Air, Beverly Hills, las calurosas playas de Santa Monica y Venice Beach, un par de hoteles, la gala de los ya conocidísimos premios Romero y, cómo no, las clásicas y laberínticas alcantarillas por las que perderse. Son escenarios muy jugosos que hubieran sido aún mejor si la conexión entre ellos fuera más realista. Hoy en día hay mundos abiertos mucho más grandes y no solo hablamos de evitar pantallas de carga, sino de la sensación de que cada nivel se ha construido de forma totalmente independiente, con ejes en común pero de forma más paralela que conjunta.
«El juego mantiene un claro equilibrio entre la intensidad de un buen gameplay y la frivolidad desenfrenada de encontrarse matando zombis con cualquier arma disponible a tu alcance»
El diseño de los escenarios es visualmente muy atractivo, aunque las limitaciones de espacio son tan visibles que al final siempre nos queda un camino muy estrecho por el que pasar en un escenario enorme. Especialmente sucede en los interiores de edificios, donde todo está muy guiado, aportando un poco de linealidad a un mundo que sin ser abierto del todo es bastante amplio. Iremos desgranando los escenarios poco a poco y el juego nos acompañará en todo momento. Será difícil perderse, aunque si lo hacemos será por voluntad propia. Las propias zonas, especialmente los vecindarios, nos animan a desviarnos para explorar cada rincón y descubrir cómo son las casas de los famosos. Si de paso nos llevamos una misión secundaria con una buena recompensa, mejor. ‘Dead Island 2’ premia a los curiosos, por lo que podremos explorar estos mini mundos abiertos con total libertad, aunque algunos espacios permanezcan cerrados esperando a su activación en la misión secundaria correspondiente. Cabe destacar que en uno de los escenarios, los estudios de rodaje, podremos disfrutar de los decorados de películas y series, aportando variedad visual. Nos hubiera encantado explotar mucho más ese aspecto y se queda en un nivel especialmente corto tanto de historia como de misione. Tenemos a nuestra disposición una buena cantidad de coleccionables: diarios, armas y objetos varios repartidos por cada rincón de Hell-A, y podremos llevar las cuentas, así que los más coleccionistas tienen faena para rato.

Vamos a tener sangre y zombis para aburrir
Una de las claves de la saga ‘Dead Island’ son sus armas, prácticas, variadas y que te permiten destrozar zombis a tu gusto, y su secuela consigue explotarla aún más. Porque el gameplay es muy diferente si usas una lanza, una espada, una pistola, un martillo o un sable. Con cualquier arma de fuego te aseguras una distancia del enemigo (es bastante fácil apuntar a la cabeza) y con un cuchillo, machete o sable sabes que podrás desmembrar a tu zombi de confianza. Sin duda, el contacto directo es el formato más celebrado por el propio juego, que te empuja a usarlo antes que las armas. La sensación de desmembrar a un zombi a rodajas es satisfactoria y tiene sentido. Si le cortas las piernas, los zombis perderán movilidad, si se quedan sin brazos, no podrán atacarte tan fuerte. Y no hace falta que te digamos lo que pasa si les dejas sin cabeza. Aún así, es extremadamente recomendable usar todos los tipos de armas, incluyendo las más lentas, como los grandes martillos o mazas, y saber cuándo utilizarlos y contra qué enemigos. Las armas se desgastan pero no se rompen. Eso quiere decir que podemos “estropear” por completo una a media misión, pero encontrar una mesa de trabajo y, por un buen puñado de dólares, devolverla a su posición original. Este medio camino convence, ya que sino las mejoras de las armas perderían todo el sentido. Con todo lo que crafteamos por los escenarios (que no es poco) podremos mejorar nuestras armas añadiendo los clásicos ataques elementales: fuego, rayo, sangrado… y, a medida que avance el juego, descubriremos nuevas mejoras que tienen sus pros y contras y que hacen el juego mucho más entretenido. El sistema más que implantado de colores está presente, por lo tanto, a medida que subamos de nivel y avancemos en la historia, veremos armas de nivel más alto. Algo que nos ha parecido interesante ha sido la opción de poder igualar de nivel nuestras armas favoritas, aunque a un precio demasiado alto para nuestro gusto. Habrá que reservarlo solo para aquellas armas que queramos de verdad. Pero tranquilos, si de algo va sobrado el mundo de ‘Dead Island 2’ es de armas potentes repartidas por todos los escenarios. También disponemos de pequeñas armas que podemos lanzar a los enemigos de forma infinita (aunque conllevan un tiempo de recarga) como bombas de clavos, cócteles molotov, estrellas ninja... objetos que nos permiten diseñar aún más nuestra estrategia.
Los enemigos vuelven y, por supuesto, son una fiel recreación de la población a la que representan. Podremos ver personas de todos los géneros, tamaños, colores y vestimentas muy acorde a la vida en Los Angeles y alrededores. Por lo tanto, prepárate para luchar contra culturistas, chicas en bikini, turistas con sobrepeso y mucho más. Además, la diversidad también está en la “edad” del zombi. Por eso mismo encontraremos a personas prácticamente humanas, que acaban de convertirse, y otros que llevan tanto tiempo que la piel se les cae a pedazos. Dentro de la diversidad también está la dificultad: hay zombis con características especiales, como los que corren y corren hasta que no te detengas a derrotarlos, los que escupen gas, los que lanzan fuego o los que se curan constantemente. Tampoco nos olvidemos de uno de los más puñeteros y que cada vez vemos en más y más juegos: el zombi gritón que alerta a los demás y te deja aturdido durante unos segundos. Cada uno conlleva sus propias estrategias, que incluyen maneras de abordarlos, armas específicas o, directamente, huir siempre que podamos.

Podremos elegir el personaje que más se ajuste a nuestras preferencias
Pero si hay un nuevo añadido que llama la atención desde el primer momento es el sistema de cartas. Como bien dijeron sus desarrolladores, el hecho de contar con cartas de habilidad especiales fomenta que cada jugador pueda personalizar su partida lo máximo posible. ¿Y cómo funciona? De una manera muy sencilla. Cuatro categorías diferentes con muchas cartas y pocos huecos para colocarlas. Seleccionas tu hueco y tendrás a tu disposición todas las cartas disponibles de esa categoría. Eliges la que más te guste y vas completando tu baraja de juego. Por ejemplo, puedes tener 30 cartas disponibles pero solo usarás 4 porque son los huecos que tienes. Estos beneficios son muy variados, pueden ir del tipo: “Aumenta el daño” a “Si causas un efecto (como el rayo) se contagia a los zombis de alrededor, y también desatar poderes como golpear al suelo para aturdir a los enemigos, algo muy útil cuando te encuentres arrinconado. Hay que destacar que en cualquier momento del juego podemos cambiar qué cartas estamos jugando, por lo que si te gusta jugar de una manera pero llegas a un enemigo fuerte que necesita otra estrategia, puedes cambiarlo sin problema. No hubiera estado mal contar con diferentes sets que te puedas guardar y renombrar para tipos de batalla más rápida, más específica de ataque con fuego, pensado para usarse con pistolas… Aunque al final nos damos cuenta que aunque se usen cartas, lo que estamos haciendo es colocar habilidades como en cualquier juego de acción con ligeros elementos RPG. La diversión aumenta cuanto más avanza el juego y descubrimos cartas muy potentes que tienen beneficios y penalizaciones. Será nuestra decisión considerar si nos compensa usarla.
El juego en sí no es especialmente largo si vamos directos a los objetivos de la campaña individual, pero ya os avisamos que será excesivamente tentador perderse investigando los escenarios, colarnos en las casas de los famosos o abrir esa misteriosa puerta que nadie nos ha dicho que podemos abrir. En cada uno de los escenarios contaremos con una base principal que iremos destapando a medida que avancemos en la historia. Allí encontraremos a nuestros aliados, aquellos NPC que nos desbloquearán las misiones secundarias y los comerciantes, a los que podremos vender o comprar objetos, armas, munición para mejorar nuestro arsenal. También contaremos con una taquilla para guardar unas (demasiado) pocas armas que no queramos perder de ninguna manera, y la clásica mesa de trabajo, aunque esta la encontraremos en muchos otros lugares del mapa. Las misiones secundarias de primer nivel tienen su miga, obligándonos a cruzar entre mapas, investigar historias e ir desarrollando pequeñas narrativas que nos ponen en contexto y nos darán una muy buena recompensa. También contamos con las misiones de desaparecidos, dónde diarios y documentos nos darán pistas para dar con personas u objetos que debemos encontrar. El hecho de que exista hueco para una partida con cada uno de los protagonistas nos anima a conseguir el 100% del juego con todos, pero parece que las diferencias entre las campañas no son muchas, sino que se limitan a la actuación de voz del protagonista y una serie de habilidades y cartas exclusivas.

El nivel de detalle de cada escenario es increíble
El componente online del juego tiene mucho potencial, ya que es puramente cooperativo y permite hasta un máximo de 3 jugadores unirse en las misiones del juego. No hemos podido explorar esta opción hasta el lanzamiento, pero le auguramos un buen futuro si deciden cuidarlo. Algún tipo de incentivo como eventos temporales, bonus, armas especiales y demás motivarían a que la gente decida pasarse el juego en compañía y compartirlo en streams. Por no hablar de un futurible modo competitivo online en el que todos seamos zombis y luchemos por ver quién convierte a más humanos o quién es el último superviviente. Hay mucho potencial y dependerá seguramente de la recepción del juego, pero aprovechamos para celebrar que se haya puesto tanto empeño en que el juego sea una campaña de un jugador y no un juego online, como servicio, etc. La dificultad del juego tampoco es elevada, ya que son las propias armas y las estrategias que usamos las que nos permiten derrotar a los enemigos con más o menos facilidad. Si sabes qué arma encaja con cada zombi, no tendrás muchos problemas, y los puntos de guardado automáticos son muy recurrentes, por lo que si mueres, lo más probable es que vuelvas unos metros atrás y, en la mayoría de los casos, con los enemigos ya heridos de tu anterior batalla.
«Una secuela muy digna, pese a que ha vivido un desarrollo complejo»
‘Dead Island 2’ ha llegado por fin a las tiendas y esperamos que el público lo reciba como se merece. Una secuela muy digna, que pese a que ha vivido un desarrollo complejo, pasando por hasta tres desarrolladoras diferentes y más de una década de trabajo, ha encontrado el punto perfecto de frivolidad y diversión para una buena partida en solitario. El juego mantiene su primera persona para dar más emoción a la destrucción de los zombis, cuenta una historia interesante, relativamente realista pero de forma muy ligera, dando prioridad a la jugabilidad que es el punto clave. Los gráficos están a muy buen nivel, mostrando las zonas más conocidas de Los Angeles con un nivel de detalle sorprendente. Hay que reconocer que la conexión entre los diferentes mapas es muy floja y muchas veces sentimos que estamos en un menú eligiendo nivel más allá de estar en un mismo universo. Aún y así, cada uno de esos escenarios tiene sus propios retos, secretos y zonas para explorar con total libertad, uno de los puntos más divertidos de ‘Dead Island 2’. En más de una ocasión te encontrarás desviándote de la historia principal para resolver algún misterio o simplemente explorar aquella zona que te parece interesante. Algo que el juego premia siempre con algún objeto o arma de valor y nosotros lo celebramos. Creemos que se podría explotar mucho más el sistema de cartas de habilidad y que su coexistencia con el sistema de niveles y experiencia de toda la vida no tienen mucho sentido. Al final, el subir de nivel se convierte en algo anecdótico y lo que de verdad queremos en encontrar nuevas armas más potentes y cartas que nos permitan hacer verdaderas locuras. Podemos elegir el personaje con el que más nos identificamos, aunque la historia no se desviará precisamente mucho. ‘Dead Island 2’ es un juego notable, que sigue la línea del primer juego pero recordando que hace prácticamente una década de la última entrega. ¿Se acordará el mundo de lo importante que fue y es a día de hoy la saga ‘Dead Island’ para los matazombis? El juego ya ha cumplido, ahora todo está en manos de los jugadores.
Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por PLAION.
El sistema de cartas y la calidad gráfica
Falta de conexión entre los niveles y poca innovación
‘Dead Island 2’ mejora el original y nos lleva a 2023 con unos gráficos y una jugabilidad que te pondrán difícil dejar el mando