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Análisis de Darkest Dungeon II, un dungeon crawler roguelite de genial ambientación y elevadísima dificultad
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Análisis de Darkest Dungeon II, un dungeon crawler roguelite de genial ambientación y elevadísima dificultad

La segunda entrega de Darkest Dungeon II repite con la estética de fantasía oscura y unos sensacionales combates por turnos, pero incursiona también en los dominios del roguelite.

Por Sergi Bosch [@GriffithDidNW],
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Ciertamente, 2016 fue un año un tanto extraño para la industria del videojuego; no hablo ya únicamente de que Overwatch fuera galardonado como GOTY en los The Game Awards por encima de Uncharted 4: El desenlace del ladrón, Dark Souls III, Inside o Stardew Valley, decisión como mínimo cuestionable, sino también me refiero a que fue un año de transición entre dos locuras monumentales: 2015, con Bloodborne, The Witcher 3: Wild Hunt y Undertale como puntas de lanza, y 2017, con Persona 5, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, NieR: Automata, Horizon Zero Dawn y Hollow Knight haciendo de estandartes absolutos para, sin duda, una de las mejores cosechas de la historia de nuestro medio. Con todo, hay algunos títulos que, en cualquiera de estos años, pasaron un poquito por debajo del radar, especialmente en términos de recepción por parte del público general. En 2015, mismamente, los sensacionales SOMA o Pillars of Eternity reflejan ese cierto ostracismo que luego en 2017 emularon el maravilloso What Remains of Edith Finch o el genial Divinity: Original Sin II, el prolegómeno jugable de Baldur’s Gate 3 (probablemente el mejor videojuego de rol de los últimos quince años), sin duda todos ellos propuestas más de nicho, más alejadas del foco mediático.

¿Y en 2016? En 2016 tienes unos cuantos también, como Inside o The Witness, pero hay uno muy especial: Darkest Dungeon, una fusión inexplicable, brutal y súper adictiva de los esquemas tradicionales de los dungeon crawler de antaño con un sistema de combates por turnos y un diseño de sonido y una atmósfera de fantasía gótica-oscura-medieval-tétrica tan cautivadores como descorazonadores. Ha llovido desde entonces, desde luego… Y eso nos trae a 2023, fecha en la que Darkest Dungeon II sale, por fin, de su acceso anticipado. Ya te adelanto que repite el género y las ideas que convirtieron a su predecesor en un título de culto, pero… ¿Es tan bueno como él? ¿Es un buen punto de partida? ¿Me gustará si no me convenció el primero? Demasiadas preguntas, muchas respuestas. Vamos allá.

Darkest Dungeon II: Un viaje hacia las profundidades de lo desconocido

De la primera entrega de Darkest Dungeon a la segunda hay una disrupción en la estructura jugable muy clara: ahora ya no es el jugador el que va a la acción, con el mítico y destartalado pueblo que hacía de nexo de operaciones entre interludios jugables y los más oscuros sufrimientos del espíritu, sino que es la acción la que se aproxima continuamente al jugador, sacándolo de su zona de confort con el claro fin de romper, de una vez por todas, los últimos resquicios de su sensación de seguridad. Y esto lo digo a sabiendas de que Darkest Dungeon era un juego estresante, a veces incluso agobiante e injusto, pero es que Darkest Dungeon II es como enfrentarse al Perseguidor de Dark Souls II, o como cuando se te mete una avispa en el salón, para los profanos; sabes que hay un bicho chunguísimo que va detrás de ti, sabes que en algún momento te va a salir de la nada para amenazar tu vida… Pero no sabes exactamente ni cuándo, ni dónde, ni cómo de negras te las vas a ver para prevalecer.



Precisamente ese es el eje de Darkest Dungeon: cuatro héroes, una diligencia, el fin del mundo, y una misión desesperada por enfrentarse a la oscuridad que se cierne sobre todos nosotros. De fondo se yergue una montaña, aciaga y lejana, cuyos profetizados abismos son tu destino. El ritmo del título es vertiginoso, si te soy sincero, pues pasas de unas breves pestañas de mejora de equipo a la selección de clases y de acto (hay cinco en total, todos ellos con una ambientación diferenciada y un diseño artístico de primerísimo nivel), y ahí ya te encuentras inmediatamente luchando contra viento y marea por sobrevivir y llegar a la próxima posada, donde podrás reponer fuerza, reparar el carro o curar las enfermedades de tus personajes. Este planteamiento, además, acerca a Darkest Dungeon II todavía más a los dominios de los roguelites, debido en parte a su repetición de patrones y zonas pero también a la aleatoriedad que define el itinerario de la diligencia, a los combates especiales y a los distintos eventos que habrás de encontrarte en cada uno de los mapas. Ya te advierto de que te tocará reintentar más de una misión, un mapa o un acto, pero ahí se encuentra parte de la magia, en tener éxito donde antes todo parecía imposible.

Por su parte, los eventos son de distinto tipo, desde interactuar con los escasos supervivientes del espeluznante apocalipsis que atenazan el sórdido mundo de Darkest Dungeon a combates contra sectarios, humanos, monstruos, expolíticos y demás fuerzas del mal. Entre medias también te encuentras con obstáculos o problemas ambientales y, lo que es más importante, no faltan múltiples sucesos de corte narrativo, por supuesto; no solo de la historia principal, que se cuenta de manera fragmentada, muy evocadora, como si fuera un sueño o un recuerdo (de nuevo, con una sensacional actuación de voz que pone los pelos de punta), también del trasfondo de los personajes y de qué serie de desafortunados incidentes los han llevado hasta ahí. Asimismo, en estos momentos el título se pone algo más experimental con sus mecánicas jugables, y deja sensaciones un pelín encontradas, fruto de una creatividad viva que no ha sido afinada al máximo en todas y cada una de las ocasiones.



Sin embargo, a pesar de esas pequeñas disonancias y de sus marcados, y a veces erráticos, picos de dificultad, la campaña de Darkest Dungeon II está casi al nivel de la historia de la primera entrega, que no es precisamente poca cosa. Le faltó un pelín más de puntería a la hora de hilar zonas, quizás a través de un ciclo jugable que no sea ir del punto A al B, parar en una posada y seguir, y también echo en falta una experiencia algo más variada conforme pasan las horas, pero es indiscutible que la campaña es súper divertida. En líneas generales, es adictiva, deja momentazos con bastante frecuencia, y te pone el corazón al límite constantemente, que es justamente lo que se le pedía a un título de estas características.

Un sistema de combate por turnos despiadado y táctico

Como te decía unos cuantos párrafos más atrás, Darkest Dungeon II, aunque explore nuevas cotas de generación aleatoria en los confines del roguelite, no deja de tener un corazón de dungeon crawler. La exploración en la diligencia es un poco el cómo, esa herramienta de ritmo que hilvana los combates y las movidas de fantasía oscura híper turbia, que es a lo que en en el fondo vamos todos, como polillas a las llamas. A grandes rasgos, puedes esperarte algo muy similar a la primera entrega: cuatro héroes contra el mundo, cada uno de ellos con sus fortalezas, su posición dentro de la refriega y sus habilidades propias, que puedes ir cambiando o mejorando conforme avances en los actos, y una inconmensurable colección de estados alterados, tanto beneficiosos como perjudiciales, cuya razón de ser consiste en añadir una capa estratégica más a la jugabilidad. También tienes que tener en cuenta que los personajes tienen rasgos de carácter y, por tanto, pueden desarrollar relaciones positivas o negativas entre ellos (envidia, respeto, amistad...), hecho que añade una pequeña línea más de narrativa emergente.



Hay ocho personajes jugables en total; sobra decir que hay combinaciones con más sinergia que otras (de atrás a adelante: Doctor de Peste, Asaltatumbas, Flagelante y Hombre de Armas es una favorita personal), pero el sistema de combate es lo suficientemente bueno como para permitirte experimentar y encontrar la solución que más encaje con tu manera de entender los desafíos que te plantea el título en distintas circunstancias. Lo que funciona para ti puede que no sea del agrado de otros, y viceversa, algo que me parece muy digno de mención, porque no hace sino aportar ese granito de interacción, de expresión personal, que consigue que cada partida se sienta como algo distinto, a pesar de que hasta cierto punto estés haciendo lo mismo. Si redondeas todo esto con distintos abalorios que alteran las capacidades de los personajes, o incluso con estilos de combate que permiten que se especialicen todavía más para adaptarse a tus necesidades, se te queda un apartado fabuloso y absorbente en el que siempre tienes la impresión de que te dejas algo nuevo por probar para mantenerte con vida... Y quién sabe, quizás también para acabar con el mal milenario que ha convertido el mundo en una pesadilla decadente y despiadada.

CONCLUSIONES

Darkest Dungeon II es un videojuego difícil, táctico, e inmisericorde, donde la oscuridad de su fantasía gótica y apocalíptica actúa en consonancia con una historia grave, desarticulada a propósito, y con un diseño artístico magistral para poner al jugador continuamente en una situación precaria que puede llegar a tener tanto de frustrante como de absorbente y catártica. Sin embargo, es verdad que repite muchos esquemas de la primera parte y que no necesariamente los mejora todos, más allá de la exploración, de los eventos y de la marcada profundización en su sistema de clases, circunstancia que por desgracia atenúa un pelín las sensaciones finales, especialmente si recuerdas bien Darkest Dungeon o si lo tienes todavía bastante reciente. En esencia, es un juegazo y no me cabe duda de que en el futuro seguiremos hablando de él como una de las obras más distintivas y de culto de 2023, pero a lo nuevo de Red Hook Games le faltado un poquito de claridad para sobreponerse a los demonios de su predecesor e incluso superarlo. Si te atreves con él, dale una oportunidad, que merece muchísimo la pena.

Copia digital proporcionada por PressEngine

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Los combates por turnos. Los eventos y la narrativa. La atmósfera es genial. Súper tenso y divertido
Menos rompedor que el primero. Con frecuencia es aleatorio. Le falta un poquito más de variedad.
Solo un pelín lejos de la primera entrega en temas de calidad y frescura, Darkest Dungeon II demuestra que su fórmula sigue siendo brutal y adictiva.

Información del juego

Fecha de lanzamiento: 8 de mayo de 2023
Desarrollado por: Red Hook Studios
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