Espiral de emociones

La clave de todo esto es que si queremos tener éxito en la limpieza del parásito y superar las fases con una buena puntuación tenemos que acertar los disparos en nuestros enemigos al ritmo de la música. Y es que la música es la parte fundamental de todo el juego, ya que su presencia es lo que determina cómo se van desarrollando los acontecimientos y lo que nos guía a través de cada fase.

Desde el principio, Child of Eden se concibió para disfrutarlo a través de controles con sensor de movimiento. Primero fue Kinect en Xbox 360 y ahora Move hace lo propio en Playstation 3. El mando de movimiento de Sony ha encajado muy bien en el juego de Mizuguchi y jugar con él se convierte casi un imprescindible si queremos disfrutarlo en condiciones. Y ya no hablamos de que sea más o menos divertido, sino de que con Move vamos a ser capaces de conseguir mejores resultados en nuestras partidas gracias a la precisión con la que se juega. Por supuesto, para disfrutar de Child of Eden no es imprescindible y podemos seguir utilizando el Dual Shock 3 de toda la vida con grandes resultados, aunque siempre quedará esa sensación de que algo falta para disfrutar el juego al 100 %, y ese algo es Move.

Tanto el apartado técnico visual como el sonoro están estrechamente ligados en el universo de Child of Eden. En primer lugar, la capacidad que tiene para sorprender es muy alta debido a la complejidad de las formas que se van formando ante los ojos del jugador a medida que avanza por las fases. Realmente parece que estemos dentro de algo artificial, algo único como si fuera precisamente una red de información del futuro. Es difícil de explicar lo que ofrece Child of Eden en este aspecto pero una cosa sí es cierta, y es que cuenta con unos gráficos muy cuidados y originales. Respecto al sonido, pensamos que es uno de los apartados más importantes del título de Mizuguchi, si no el que más, debido a que todo gira en torno a la música, especialmente la jugabilidad. Los temas son bastante potentes y presentan un marcado patrón que mezcla lo experimental con lo sentimental, siempre con un ritmo incesante que nos mantendrá activos durante cada partida. Como ya se ha comentado en muchos medios del sector, no es nada fácil explicar qué es Child of Eden, pero sí es sencillo afirmar que es toda una experiencia muy diferente a lo que hayáis podido jugar hasta ahora. Por supuesto, Child of Eden en Playstation 3 cuenta con un modo de visualización en 3D para que la inmersión en la red neurálgica de Edén sea todavía más sorprendente.

Está claro que este juego no dejará indiferente a nadie que le dé una oportunidad. Sí, es bastante corto, aunque no dudaremos en jugarlo una y otra vez con el fin de apreciar las variaciones que se producen en los niveles. Técnicamente también es muy bueno, especialmente en el contraste de elementos que aparecen en pantalla y cómo no, en el apartado visual. En último lugar, el control con el mando de movimiento también está muy cuidado y resulta casi imprescindible para poder exprimir esta experiencia creada por Tetsuya Mizuguchi. Child of Eden es algo que todo el mundo debería probar al menos una vez para contemplar que hay todavía muchas formas innovadoras a la par que divertidas de hacer videojuegos.