Una catedral de la vieja escuela

Tras varios años desarrollando su propio propio motor de juego, el sueco Eric Lavesson vio que podía ir más allá, y de ello surgió un proyecto mucho mayor que le demandó mayor dedicación. Estamos ante Cathedral, el debut en el desarrollo de videojuegos del estudio Decemberborn Interactive que él mismo lidera, y que es producido y publicado por Elden Pixels, otro estudio ya experto en desarrollos de estilo retro como este. Hablamos de un metroidvania que, a pesar de no diferenciarse en gran medida del resto, demuestra de forma sólida el amor de sus desarrolladores a este género y a esta época tan recordada por tantos.

El juego nos pone en las manos de un caballero mudo con armadura roja que se despierta en una catedral misteriosa sin saber qué hacer ni a dónde ir. De hecho no se te indica en ningún momento hacia dónde debes avanzar, ni cuál es el siguiente paso, sino que debes averiguarlo simplemente explorando, moviéndote entre sus diferentes pantallas. El propio mapa se encarga de guiarte sin que tú te des cuenta. Poco a poco, y de forma sutil a través de conversaciones con personajes secundarios o de libros encontrados en sus escenarios, irás descubriendo más sobre su historia. No es que ésta sea su punto fuerte ya que se basa en la fórmula clásica del caballero que salva al pueblo de las fuerzas del mal, pero han sabido integrarla de forma inteligente sin parar el ritmo del juego.



Cathedral es un metroidvania, con todo lo que ello conlleva. Esto es, un mapa enorme que recorrer una y otra vez, teniendo que volver atrás en múltiples ocasiones tras obtener la habilidad necesaria, y con muchos secretos escondidos por sus escenarios. Estos pueden incluir diferentes mejoras que le faciliten la dura supervivencia a nuestro caballero, como pociones que curen más, aumentos de la vida o la defensa de nuestra armadura, o incluso nuevas armas. Además, desperdigadas por las más del medio millar de habitaciones encontraremos monedas o gemas, que básicamente serían el dinero del juego, y que sirve para comprar algunas mejoras importantes en las tiendas localizadas en pequeños y tranquilos pueblos. Gestionarlo correctamente es una parte importante de la jugabilidad, ya que al morir perderemos un porcentaje del total que tengamos. Por suerte en las citadas tiendas podremos depositar el dinero de forma limitada para mantenerlo a salvo, pudiendo pagar una cantidad razonable si queremos poder dejar más.

Si ya peinas canas es imposible que Cathedral no te atraiga visualmente. Es un precioso homenaje a la época de los 8 bits, transportándote inevitablemente a aquella época mientras recorres sus diferentes secciones, que van desde una catedral (¡sorpresa!) hasta una montaña nevada o unas alcantarillas. De hecho hay una parte del mapa que es un cementerio y las sensaciones mientras avanzas por él es de, salvando las distancias, estar viendo el mítico Ghosts 'n Goblins. El apartado sonoro también sigue ese estilo retro tan característico del juego, estando a la altura del resto de apartados. Nos ofrece pegadizas melodías chiptune que acompañan a la perfección durante toda la aventura, variando de forma muy diferencial entre cada zona.



Homenajear aquellos maravillosos años 80 va más allá de un aspecto gráfico o sonoro. Aunque las primeras horas puedan parecer algo livianas, no te dejes engañar. La curva de dificultad poco a poco se va pronunciando hasta llegar a unos picos algo elevados, siendo los últimos niveles un escollo importante si no has investigado para conseguir mejoras de vida o armadura. Prepárate para saltos milimétricos, enemigos que de un golpe te quitarán casi todas tus reservas de vida o jefes finales rápidos y agresivos, así como a checkpoints que en ocasiones estarán muy lejanos entre sí. No es que vaya a convertirse en un exponente de la dificultad, pero sí podrá sacarte de quicio en algún momento; en especial si vas a por su platino, para el cual has de pasarte el juego sin mejorar la armadura inicial. El que esto sea un punto negativo o positivo depende mucho de lo que estés buscando. En mi caso fue un aliciente para seguir jugando y no parar hasta finalizarlo tras más de 30 horas.

CONCLUSIÓN

Cathedral es un gran metroidvania que, sin llegar a innovar, ofrece una experiencia divertida y desafiante. El argumento no es muy complejo pero sí lo suficientemente intrigante para seguir desentrañando sus misterios. Si te dejas llevar por su estética retro, su adictiva banda sonora, su buena jugabilidad y sus múltiples secretos escondidos en más de 600 habitaciones, tendrás decenas de horas por delante. Eso sí, siempre que aceptes el reto de su dificultad, con elevados picos que bien dignifican la época de los 8 bits.

Analizado en PlayStation 4. Copia digital proporcionada por Plan of Attack.