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Análisis de Call of Duty: Modern Warfare 2, el regreso del shooter estrella de Activision
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Análisis de Call of Duty: Modern Warfare 2, el regreso del shooter estrella de Activision

El nuevo Call of Duty peca de continuista, pero ofrece una campaña muy divertida y variada junto a un multijugador excelente

Por Juan B.,
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Detrás del título Modern Warfare se esconde algo más que un videojuego o una saga. Se aglutina una cultura, un fenómeno de masas, unos recuerdos imborrables, una comunidad... Para muchos, entre los que me incluyo, significa rememorar aquella generación que arrancó en 2006 y que desembocó en una proliferación de Xbox 360 en el mercado. ¿Quién no se estrenó, o conoce a alguien que lo haya hecho, con la consola de Microsoft y Call of Duty 4: Modern Warfare? Decenas no, miles de horas invertidas en un videojuego único que asentó las bases de lo que sería el shooter bélico para consolas y que nos voló la cabeza con la integración de una infraestructura en línea que aún a día de hoy se mantiene fresco y divertido y ha sido un referente para muchos videojuegos que, aún hoy en día, se inspiran en el trabajo de Infinity Ward. Pero la guerra cambia. El usuario de entonces, tal vez frustrado por la apatía que causaba una sensación generalizada de que todos los shooters se quedaban estancados en la guerra moderna, demandaba un cambio en la dirección, un paso más allá que llevase la acción a entornos futuristas. En un abrir y cerrar de ojos, lo que duró un suspiro, Call of Duty volvió a la Segunda Guerra Mundial. El resultado, por cierto, fue desastroso.

Infinity Ward se ha encontrado en la última década entre la espada y la pared. Su obra, Modern Warfare, fue un éxito de ventas, y como tal demandaba continuaciones. El estudio no se podía hacer cargo de una entrega anual, por lo que Activision se apoyó en Treyarch (los creadores de la serie Black Ops y Vanguard) y en Sledgehammer Games (Advanced Warfare y WWII). Este cambio anual de estudios nos llevó a cambiar el habitual "más y mejor" por un "igual, o incluso peor". Cada tropiezo suponía un golpe terrible para Call of Duty, que veía como había pasado de ser un referente a sumarse a las tendencias que veían convenientes. Se lanzó Titanfall, que fue toda una sorpresa, y Activision aprovechó para publicar su Advanced Warfare, que cambiaba la jugabilidad clásica por una más frenética y con saltos imposibles, con unos resultados por debajo de lo esperado. Cuando Electronic Arts decidió que era un buen momento para volver al pasado, Activision hizo lo propio con WW II . Y una vez más, cuando el fenómeno del Battle-Royale se encontraba en su apogeo, el lanzamiento de Black Ops 4 fue la excusa para la inclusión del modo Blackout. ¿Quién sino Infinity Ward para recuperar la hegemonía de Call of Duty?



Ya han pasado unos cuantos años desde que en 2019, poco antes de la pandemia, Infinity Ward tomase las riendas del cambio de rumbo de Call of Duty con su reboot de Modern Warfare. Una propuesta que rozaba el excelente en sus apartados audiovisual y jugable. Por el camino, eso sí, Cold War y Vanguard han estado muy lejos de alcanzar las expectativas tras la entrega de 2019. Tal vez por eso mismo la llegada de Modern Warfare II supone una nueva esperanza para aquellos que se quedaron embobados con las nuevas aventuras de la Fuerza Operativa 141. Y no nos ha defraudado. Quizás no esté al mismo nivel que el anterior y tampoco ofrezca secuencias icónicas como el original, pero no se puede negar que es sobresaliente como campaña de juego bélico.

LA CRONOLOGÍA DE MODERN WARFARE

¿Confundido con la serie Modern Warfare? No te preocupes, no eres el único. Puede que te estés preguntando si este Modern Warfare II tiene algún tipo de relación con la entrega que se publicó en 2009, y la respuesta es sí y no. Verás, Activision era plenamente consciente de que Modern Warfare significaba mucho no, muchísimo, para Call of Duty, y no solo para la saga, también para los jugadores. Por ello, era inevitable recuperar el nombre y reenganchar a una comunidad frustrada a causa de tantos batacazos. Así pues, en 2019 se publicó Modern Warfare como un reinicio total de la serie, pero manteniendo algunas situaciones y a sus icónicos protagonistas. Algunos de ellos cuentan con más tiempo en pantalla, especialmente para agradar a los fans que estaban ansiosos de verlos, otros tal vez no tanto. Los momentos más icónicos que puedas recordar de la campaña están ahí, no todos, eso sí, algunos de ellos se encuentran ahora bajo otro contexto. En definitiva, se trata de un juego totalmente nuevo.



Modern Warfare II, con números romanos, es la entrega que se acaba de lanzar en PC y plataformas actuales. La historia de esta reimaginación poco, o prácticamente nada, tiene que ver con los acontecimientos de la obra original. Por lo que si esperas rememorar aquellas misiones icónicas en la estación nevada o la cruda Nada de ruso, siento decirte que nada de eso está aquí presente. Las aventuras continúan con nuestro equipo al cierre del epílogo del juego anterior, pero no su historia. Para ponerte en contexto y resumir los acontecimientos, con la llegada de Warzone, el Battle-Royale de Call of Duty, se introdujo a la organización terrorista Al-Qatala. Durante los hechos narrados en Modern Warfare se les daba caza a sus principales cabecillas hasta que finalmente Price, tras una conversación con Laswell, organizaba la creación de la Fuerza Operativa 141, y mencionaba a Garrick, John "Soap" MacTavish y Simon "Ghost" Riley como hombres de interés para el grupo.

En esta ocasión, la trama arranca en una de las tantas incursiones de la Fuerza Operativa 141. Esta descubre que hay aún quedan remantes de Al-Qatala en forma de células activas que, para sorpresa de nadie, podrían poner en jaque a los Estados Unidos. Tras descubrir que la organización terrorista cuenta en su haber con varios misiles de largo alcance, el tozudo General Shepherd y la CIA deciden reclutar, a quién sino, a Price, Soap, Gaz y a Ghost para que neutralicen a los terroristas y recuperen el control de los misiles. La campaña nos ofrece cerca de siete horas de acción ininterrumpida, situaciones extremas y escenas que quitan el hipo. Es un Call of Duty, eso sí, de lo más comedido. Se le puede reprochar a la campaña de 2009 que los distintos saltos por todo el globo impedían cerrar una historia creíble, pero en esta ocasión se imponen situaciones realistas que bien podrían darse en la vida real. Al-Qatala ya no trabaja sola, sino que junto el cártel Las Almas han creado varios puntos de tráfico en ciudades como Amsterdam, México o las costas de Galicía. Sí, habéis leído bien, hay un homenaje a la misión Todos camuflados en nuestro país, y es una de esas misiones que se graban a fuego por lo bien dirigida que está. También se suman a la ecuación nuevos personajes como Valeria y el Sargento Vargas, que si me lo permitís, diré que ha sido la gran sorpresa de esta campaña y su actuación se come al resto del elenco.



INFINITY WARD EXPERIMENTA CON LA CAMPAÑA

El enfoque de la campaña es diferente, tanto es así que ha dividido las opiniones en dos. Definiría la campaña de Modern Warfare II como más táctica y pausada, mucho más adulta y personal. Se aprecia en la desaparición de la velocidad vertiginosa a la que estábamos acostumbrados. No es un Call of Duty clásico al uso, las misiones clásicas han dado paso a la aparición de nuevas mecánicas que varían en función de lo que demanda el argumento. No se le puede achacar la falta de variedad, porque si algo está haciendo Infinity Ward es experimentar. Lo hace, en su medida, gracias a los conceptos que los jugadores ya conocen de antemano con Warzone y que en Modern Warfare II se aplican de forma muy refinada. Hay una misión, para mí una de las mejores del juego, que bien podría haberse inspirado en Uncharted 4, y que nos lleva a abrirnos paso a través de un convoy de Al-Qatala mientras colgamos de un helicóptero a ras de suelo. La misión continúa sobre el asfalto, debemos hacernos con los vehículos, saltando de uno a otro, y avanzar hasta nuestro objetivo.

Entre tantas de estas nos encontramos con las clásicas misiones orquestadas en las cuales nos dejamos llevar al ritmo del sonido de las balas. Una de mis favoritas ha sido Aguas oscuras, el claro ejemplo de que la campaña de un Call of Duty puede hacer maravillas si encuentra una buena dirección. Nos encontramos en un barco, la marea está revoltosa y oleaje provoca que, con cada impacto, los contenedores se muevan de lado a lado. La inercia de nuestro personaje en esta situación nos lleva a esquivar a estos contenedores que, con suerte, se llevarán a algún enemigo por delante. Nos tambaleamos, eso sí, en una campaña que apuesta por misiones increíbles y otras muy, tal vez demasiado, experimentales. Hay una misión que se me ha atragantado, una en la que cambia por completo el concepto y nos fuerza a buscar recursos a nuestro alrededor para crear objetos que nos ayuden a avanzar. Los punzones nos servirán como arma arrojadiza para acabar con los enemigos sin levantar sospechas, mientras que un poco de detergente y un montón de cera se puede convertir en una bomba de humo. Estas secciones no marcan la diferencia por la falta de oportunidades que tienen para brillar estas mecánicas añadidas para la ocasión. No obstante, sí agradecemos un cambio de registro y una mayor variedad que ofrecen estos cambios de ritmo.



Ahora bien, no todo funciona. Hay tropiezos en forma de situaciones surrealistas que poco o nada tienen que ver con la verosimilitud que transmite la historia. Hay dos misiones que son excesivamente cómicas, e intuyo que no ha sido intencionado. En la primera de ellas nos tenemos que infiltrar en el cártel para descubrir la identidad del Sin Nombre, la mente pensante tras la organización que se oculta en las sombras. El concepto de esta misión es puro Hitman, pero que evidencia que los desarrolladores no están hechos a este concepto del sigilo. Nos colamos en en una mansión como un invitado más, y aunque delatamos nuestra identidad como miembro de un equipo de fuerzas especiales, rápidamente nos colocamos una máscara para ser un camaleón en el entorno. Es una mansión laberíntica, muchos puntos muertos en los cuales la cámara nos impide ver si hay un enemigo a la vuelta de la esquina y un montón de objetos útiles, como botellas de cristal o cuchillos que sirven para crear una distracción y ejecutar al vigilante de turno. Hasta ahí todo bien, una misión de infiltración como otra cualquiera, pero es el tono de comedia involuntaria que choca de lleno con nuestras intenciones de parar a una organización que planea usar misiles a su favor. Me he guardado para el final un momento que me dejó ojiplático. ¿La misión del convoy de la que os hable antes? Bueno, mantengo que me parece una de las mejores de Modern Warfare II, pero hay una sección, de no más de cinco minutos, eso sí, en los que hay que perseguir a un camión que arroja minas como si fuesen caparazones de Mario Kart. Fue un bofetón en toda la cara que no me impidió soltar una carcajada al tiempo que inmortalizaba el momento para no olvidarlo jamás.

Dejando a un lado estas misiones experimentales y otras situaciones que me gustaría olvidar, me lo he pasado como un crío con la campaña de Modern Warfare II. Tiene valor por sí misma y no se queda como un plato de acompañamiento para el modo multijugador, que en breves recibirá el esperadísimo Warzone 2.0. No está a la altura del original, y percibo que el equipo de guionistas ha sido prudente y moderado a la hora de crear momentos que puedan herir sensibilidades, pero aunque no mantenga el tipo durante las diez horas que lleva completarlo en modo Veterano, no resta ni un ápice de diversión a la experiencia.



EL MULTIJUGADOR: LA PUNTA DE LANZA

Es turno de hablaros del "multi" de Modern Warfare II. El multijugador de esta entrega, al menos para el que os escribe, es uno de los más divertidos que he jugado nunca en un Call of Duty. Se construye sobre los cimientos de 2019, por lo que vais a notar un ritmo mucho más pausado. Si sois asiduos a las redes sociales puede que os hayáis topado con un clip viral de un jugador que arrasa con todo lo que se cruza por su camino dando saltos y tirándose por el suelo, pero se queda para los jugadores más habilidosos, no es que suceda en cada partida. Ese ritmo un pelín más pausado equilibra las partidas entre la táctica y la habilidad, pero eso no quiere decir que podamos correr por el escenario de acá para allá como pollo sin cabeza. Esto es posible gracias a un diseño muy sólido de mapas, 10 de lanzamiento (el mapa Museo, ambientado en España, ha desaparecido del juego, habrá que esperar a que Activision-Blizzard se pronuncie) y alguno más que llegará en futuras temporadas, y que recuperan la esencia de Treyarch de mapas divididos en tres líneas. Esta decisión ha sido muy, pero que muy acertada. De esta manera, las pillerías de los "camperos" ya no están a la orden del día y cualquier tipo de jugador se puede adaptar a las necesidad de cada escenario.

Para Modern Warfare II se han recuperado los filtros para los modos habituales de otras entregas. Esto es, podemos jugar el clásico punto caliente, buscar y destruir, duelo por equipos o baja confirmada, uno de mis modos preferidos. Está todo lo que podéis esperar de los Call of Duty clásicos, vaya. A estos modos competitivos para tamaño de grupos reducidos se suman Guerra Terrestre e Invasión, modos de juego para 32 jugadores por equipo. Es un modo que va a traer cola y no me cabe la menor duda de que dividirá a la comunidad. Es habitual que se juegue en el mapa de Santa Seña, es un mapa extraño donde nos movemos por una carretera bloqueado por vehículos destrozados que hacen las veces de cobertura. La problemática está en que todos estos vehículos explotan rápidamente a poco que se les dispare, y como nosotros reaparecemos cerca de ellos, lo habitual es morir más de cinco veces por minuto. Todo lo contrario sucede con Rescate de prisioneros, un buen añadido que está claramente inspirado en Rainbow Six Siege. Es un modo puramente táctico donde la reaparición está deshabilitada. Un equipo debe proteger a un VIP, mientras que el otro debe acabar con él.



El cambio más drástico en la vertiente en línea la encontramos en el sistema de desbloqueos. Las armas ya no se desbloquean en función del nivel del jugador, sino que cada una de las armas principales cuenta con su propio nivel. Esto sirve para que la perspectiva de progresión cambie a hacia la agrupación de armamento con características similares. Estos grupos se denominan Familia; si decidimos subir la M4, por ejemplo, al nivel 13 desbloquearemos la FTAC Recon, mientras que al 18 la 556 Icarus. Así sucede con todas las armas, que además tienen una serie de desbloqueables para cada una en forma de miras, cargadores y bocachas. De esta manera, el juego te empuja a pasar por todas las armas, no solo para desbloquear todo el arsenal, sino también para hacernos con todos los accesorios. Esta alteración del sistema de progresión supone una ruptura al sistema tradicional al que nos había acostumbrado Call of Duty hasta ahora, pero es algo que le sienta realmente bien.

Mis mejores recuerdos del multijugador de Call of Duty: Modern Warfare 2 están en el modo Operaciones Especiales, pero en esta entrega me he llevado una decepción muy grande. Están presentes, pero rellenan un hueco muy secundario y no hay mimo en su diseño. En el momento de escribir estas líneas hay disponible tres de ellas, aunque a partir del 16 de noviembre llegarán las Incursiones, pero falta ver qué nos prepara Infinity War con ese contenido. La realidad es que las misiones cooperativas para dos jugadores no suponen un reto, no hay un selector de dificultad y nuestro único incentivo es completarla con la máxima puntuación posible, que no son otra cosa que tres ellas que se añaden a nuestro perfil. La inteligencia artificial, aliada o enemiga, no oculta lo torpe que es. El esquema de las misiones es extraño: implica tiroteos, el uso del sigilo y de un dron de reconocimiento, conducción de vehículos y desactivación de trampas enemigas. Es una experiencia a la que le faltan muchos ajustes.

El contenido que sí permite que nos frotemos las manos llegará el 16 de diciembre, como ya hemos dicho. Con el estreno de la Temporada 1 tendremos un nuevo mapa y la inclusión del modo DMZ, que ofrecerá una experiencia cercana a Escape from Tarkov, el popular juego de supervivencia.



CONCLUSIÓN

Call of Duty: Modern Warfare II es una entrega muy conservadora que recoge la base del reboot de 2019. La campaña es la más experimental hasta la fecha, con mucha variedad e ideas experimentales que puede que no sean del agrado de todos. Es precisamente esto, el experimentar con algo que ya funcionaba, lo que hace que le lleve a flojear en algunos puntos. Pese a ello, es divertídisima. Por su lado, el modo multijugador sigue demostrando que Infinity Ward debe ser la punta de lanza de la saga Call of Duty: es el estudio más preparado para las entregas que se vienen. Es divertidísimo, no hay sensación de hastío en la progresión con el arsenal y hay una enorme variedad de modos que se irá ampliando a lo largo de las próximas temporadas. En definitiva, Modern Warfare II es un valor seguro y promete, con muchas garantías, una enorme cantidad de diversión hasta el turno de una nueva entrega.

Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Activision-Blizzard España.


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Un modo multijugador excelente. Campaña variada y divertida. El apartado gráfico
Algunas misiones de la campaña no están a la altura.
Con sus más y sus menos, Infinity Ward ha demostrado estar en forma. Modern Warfare II es un valor seguro para cualquier apasionado de Call of Duty
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