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PlayStation 4
La leyenda de los reyes
Brigandine es el juego de rol táctico que no esperábamos que volviese desde los 32 bits, y viene a enriquecer un género cada vez más de moda
Por Andrés JC,
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El rol táctico está volviendo con fuerza de la mano del renacimiento general de los juegos retro, como los metroidvania, los matamarcianos o los beat'em up. Brigandine fue un juego de la primera PlayStation que, sin demasiada notoriedad, ofrecía una mecánica interesante al ofrecer la opción de progresar en la conquista de un continente tal como el jugador deseara. En lugar de establecer un argumento lineal con combates prefijados, se pueden tomar decisiones sobre el mapa para distribuir a las tropas y atacar o defender distintos puntos cada turno. Esta misma idea llega intacta a la actualidad, y se siente fantástica.
Brigandine: The Legend of Runersia permite elegir entre varios reinos, todos ellos localizados en el continente de Runersia. Al igual que ocurre en un juego de estrategia convencional, cada reino está ubicado en un lugar distinto y ofrece un desafío distinto, además de características únicas en el combate. Así, el juego empieza con el reino elegido, y la historia se cuenta desde esa perspectiva. El protagonista, normalmente líder de esa facción, tiene unos objetivos que cumplir que chocan de lleno con los demás reinos, haciendo estallar así la guerra. Por supuesto, no está solo. Varios caballeros de las runas a su servicio colaborarán en su misión, la de conquistar todo Runersia.
Encontramos ingredientes similares a juegos como Total War, en el que cada caballero es el cabecilla de un batallón compuesto por varios soldados. En este caso, los soldados rasos son criaturas invocables, al más puro estilo Disgaea. Y cuando empieza el combate, encontramos un sistema de fortalezas/debilidades similar a Fire Emblem con un triángulo de magias. Si no conoces alguno de estos juegos que estoy usando como referencia, debes tener claro que Brigandine no es un juego sencillo e inmediato de entender. Requiere ciertas horas de aprendizaje, incluso para los veteranos de la estrategia y el rol táctico. Su propuesta toma elementos de otras ya conocidas, y el resultado es un sofisticado sistema de juego que combina la gestión del imperio y los combates por turnos en una parrilla hexagonal.
Pero que nadie se asuste, porque el juego permite jugar en dificultad fácil y otorga diversas indicaciones para entender cómo funciona todo. Solo necesitamos cierta disposición para invertir una primera partida "de prueba" y asimilar sus conceptos, una vez hecho, su ritmo de juego es asequible fácil de seguir. Cada turno tiene tres partes, en las cuales podemos organizar a nuestras unidades, invocar nuevas criaturas para luchar, mover a los ejércitos por el mapa y atacar (o ser atacados) en alguna provincia. El objetivo del juego es tener en nuestra posesión todas las provincias del mapa en un número determinado de turnos (24 en normal, 12 en difícil e infinito en fácil), así que el tiempo apremia para combatir al enemigo en general. En este aspecto, el modo fácil quizás sea demasiado sencillo porque nos permite prepararnos para los combates con mucho margen, el modo normal está bastante ajustado y el modo difícil es un desafío muy exigente.
Tanto los caballeros como las invocaciones son unidades que tienen todos los elementos que podemos esperar en un juego de esta naturaleza: suben de nivel, pueden ser equipados con armas, armaduras y amuletos, y tienen unos puntos fuertes y débiles. Así, por ejemplo, la sirena puede desplazarse con mucha velocidad en el agua y mejorar sus estadísticas, pero si la movemos hacia una montaña sufrirá penalizaciones adicionales y será muy vulnerable. Hay unidades de todo tipo, como es de esperar, algunas centradas en ataque, defensa, magia, curación, ataque a distancia... y cada caballero solo puede invocar un número limitado de criaturas, normalmente entre 3 y 5, aunque depende del poder del caballero y de las invocaciones. Un detalle interesante es que las invocaciones mueren de forma definitiva cuando son derrotadas, pero los caballeros no, solo necesitan descansar durante un turno.
Con todo lo descrito, es fácil darse cuenta de que todas las decisiones implican un cierto grado de riesgo/recompensa, y cuando tenemos unidades muy poderosas, debemos tener cuidado de no ponerlas en peligro y poder perderlas para siempre, aunque hay una pequeñísima probabilidad de recuperarlas con un objeto especial. También hay pequeñas mecánicas que aderezan el resultado, como poder robar unidades al enemigo, reclutar nuevos caballeros conforme avanza la campaña o subir de categoría a las unidades para que aumenten su poder. En términos generales, Brigandine: The Legend of Runersia ofrece un desafío táctico efectivo e interesante, que nos exige sacar provecho de varias de sus mecánicas para alcanzar la victoria.
Lo que he notado es que, pese a que todo está en orden sobre el papel, en la práctica hay situaciones desequilibradas o directamente pesadas. Algunos combates se hacen demasiado largos, o requieren muchos turnos iniciales hasta que se desata la acción. También es habitual sentir que muchos enfrentamientos se desarrollan de manera muy similar: los dos ejércitos compactados entre sí, con la vanguardia delante y la retaguardia detrás, se enfrentan en el centro del mapa. Raras veces es útil usar formaciones alternativas o forzar al enemigo hacia una posición concreta. También es común que, conforme avanza la campaña, algunas unidades sean excesivamente poderosas, y desequilibran drásticamente la contienda. Especialmente los magos, que pueden machacar a un gran número de enemigos con un solo hechizo. Conocer estos desequilibrios nos permite sacar provecho de ellos pero también sufrirlos y no hace un favor a la riqueza estratégica del juego.
También vale la pena mencionar que, desde el punto de vista argumental, Brigandine: The Legend of Runersia es una propuesta tímida y sucinta. Está diseñado para ser jugado con varios reinos, decenas de personajes distintos y ubicaciones, así que nunca se centra en ninguno de ellos. La historia se desarrolla con pequeños diálogos en los que conocemos ligeramente a los personajes de nuestra facción, y ciertos aspectos del trasfondo común al continente. Pero nunca llega a la profundidad de Fire Emblem, Shining Force u otros juegos de este tipo. En su lugar, dedica todos los esfuerzos a concentrarse en la jugabilidad. Esto agradará especialmente a los más puristas del rol táctico y la estrategia. Su falta de profundidad también se extiende al apartado técnico, con escenarios muy poco detallados, texturas de bajísima calidad y animaciones escasas, algo que solo se compensa con el extraordinario apartado artístico en los retratos de los personajes y banda sonora.
Conclusiones
Lo que encontré en Brigandine: The Legend of Runersia apeló a mi afición más profunda hacia los RPG de estilo táctico, pero también a mi apreciación hacia la estrategia tradicional, típica del PC. Esta combinación de conceptos es interesante y funciona de maravilla, pero también es complicada de equilibrar. En ciertos puntos, Brigandine se siente fantástico y motiva sumergirse en él cientos de horas; pero de vez en cuando su estructura tan abierta provoca que no haya profundidad narrativa y combates muy desiguales. Sigue siendo un gran juego, pero solo apto para los más dedicados al género.
Brigandine: The Legend of Runersia permite elegir entre varios reinos, todos ellos localizados en el continente de Runersia. Al igual que ocurre en un juego de estrategia convencional, cada reino está ubicado en un lugar distinto y ofrece un desafío distinto, además de características únicas en el combate. Así, el juego empieza con el reino elegido, y la historia se cuenta desde esa perspectiva. El protagonista, normalmente líder de esa facción, tiene unos objetivos que cumplir que chocan de lleno con los demás reinos, haciendo estallar así la guerra. Por supuesto, no está solo. Varios caballeros de las runas a su servicio colaborarán en su misión, la de conquistar todo Runersia.
«Requiere ciertas horas de aprendizaje, incluso para los veteranos de la estrategia y el rol táctico»
Encontramos ingredientes similares a juegos como Total War, en el que cada caballero es el cabecilla de un batallón compuesto por varios soldados. En este caso, los soldados rasos son criaturas invocables, al más puro estilo Disgaea. Y cuando empieza el combate, encontramos un sistema de fortalezas/debilidades similar a Fire Emblem con un triángulo de magias. Si no conoces alguno de estos juegos que estoy usando como referencia, debes tener claro que Brigandine no es un juego sencillo e inmediato de entender. Requiere ciertas horas de aprendizaje, incluso para los veteranos de la estrategia y el rol táctico. Su propuesta toma elementos de otras ya conocidas, y el resultado es un sofisticado sistema de juego que combina la gestión del imperio y los combates por turnos en una parrilla hexagonal.
Pero que nadie se asuste, porque el juego permite jugar en dificultad fácil y otorga diversas indicaciones para entender cómo funciona todo. Solo necesitamos cierta disposición para invertir una primera partida "de prueba" y asimilar sus conceptos, una vez hecho, su ritmo de juego es asequible fácil de seguir. Cada turno tiene tres partes, en las cuales podemos organizar a nuestras unidades, invocar nuevas criaturas para luchar, mover a los ejércitos por el mapa y atacar (o ser atacados) en alguna provincia. El objetivo del juego es tener en nuestra posesión todas las provincias del mapa en un número determinado de turnos (24 en normal, 12 en difícil e infinito en fácil), así que el tiempo apremia para combatir al enemigo en general. En este aspecto, el modo fácil quizás sea demasiado sencillo porque nos permite prepararnos para los combates con mucho margen, el modo normal está bastante ajustado y el modo difícil es un desafío muy exigente.
Tanto los caballeros como las invocaciones son unidades que tienen todos los elementos que podemos esperar en un juego de esta naturaleza: suben de nivel, pueden ser equipados con armas, armaduras y amuletos, y tienen unos puntos fuertes y débiles. Así, por ejemplo, la sirena puede desplazarse con mucha velocidad en el agua y mejorar sus estadísticas, pero si la movemos hacia una montaña sufrirá penalizaciones adicionales y será muy vulnerable. Hay unidades de todo tipo, como es de esperar, algunas centradas en ataque, defensa, magia, curación, ataque a distancia... y cada caballero solo puede invocar un número limitado de criaturas, normalmente entre 3 y 5, aunque depende del poder del caballero y de las invocaciones. Un detalle interesante es que las invocaciones mueren de forma definitiva cuando son derrotadas, pero los caballeros no, solo necesitan descansar durante un turno.
Con todo lo descrito, es fácil darse cuenta de que todas las decisiones implican un cierto grado de riesgo/recompensa, y cuando tenemos unidades muy poderosas, debemos tener cuidado de no ponerlas en peligro y poder perderlas para siempre, aunque hay una pequeñísima probabilidad de recuperarlas con un objeto especial. También hay pequeñas mecánicas que aderezan el resultado, como poder robar unidades al enemigo, reclutar nuevos caballeros conforme avanza la campaña o subir de categoría a las unidades para que aumenten su poder. En términos generales, Brigandine: The Legend of Runersia ofrece un desafío táctico efectivo e interesante, que nos exige sacar provecho de varias de sus mecánicas para alcanzar la victoria.
«Pese a que todo está en orden sobre el papel, en la práctica hay situaciones desequilibradas o directamente pesadas»
Lo que he notado es que, pese a que todo está en orden sobre el papel, en la práctica hay situaciones desequilibradas o directamente pesadas. Algunos combates se hacen demasiado largos, o requieren muchos turnos iniciales hasta que se desata la acción. También es habitual sentir que muchos enfrentamientos se desarrollan de manera muy similar: los dos ejércitos compactados entre sí, con la vanguardia delante y la retaguardia detrás, se enfrentan en el centro del mapa. Raras veces es útil usar formaciones alternativas o forzar al enemigo hacia una posición concreta. También es común que, conforme avanza la campaña, algunas unidades sean excesivamente poderosas, y desequilibran drásticamente la contienda. Especialmente los magos, que pueden machacar a un gran número de enemigos con un solo hechizo. Conocer estos desequilibrios nos permite sacar provecho de ellos pero también sufrirlos y no hace un favor a la riqueza estratégica del juego.
También vale la pena mencionar que, desde el punto de vista argumental, Brigandine: The Legend of Runersia es una propuesta tímida y sucinta. Está diseñado para ser jugado con varios reinos, decenas de personajes distintos y ubicaciones, así que nunca se centra en ninguno de ellos. La historia se desarrolla con pequeños diálogos en los que conocemos ligeramente a los personajes de nuestra facción, y ciertos aspectos del trasfondo común al continente. Pero nunca llega a la profundidad de Fire Emblem, Shining Force u otros juegos de este tipo. En su lugar, dedica todos los esfuerzos a concentrarse en la jugabilidad. Esto agradará especialmente a los más puristas del rol táctico y la estrategia. Su falta de profundidad también se extiende al apartado técnico, con escenarios muy poco detallados, texturas de bajísima calidad y animaciones escasas, algo que solo se compensa con el extraordinario apartado artístico en los retratos de los personajes y banda sonora.
Conclusiones
Lo que encontré en Brigandine: The Legend of Runersia apeló a mi afición más profunda hacia los RPG de estilo táctico, pero también a mi apreciación hacia la estrategia tradicional, típica del PC. Esta combinación de conceptos es interesante y funciona de maravilla, pero también es complicada de equilibrar. En ciertos puntos, Brigandine se siente fantástico y motiva sumergirse en él cientos de horas; pero de vez en cuando su estructura tan abierta provoca que no haya profundidad narrativa y combates muy desiguales. Sigue siendo un gran juego, pero solo apto para los más dedicados al género.
Alternativas
Disgaea, The Banner Saga
Tiene bastante personalidad y permite experimentar la historia varias veces de forma distinta
Poco depurado en temas de balanceo, gráficos e Inteligencia Artificial
Notable juego de estrategia y rol táctico que ofrece una gran rejugabilidad y una fórmula interesante