
PlayStation 4
Xbox One
Chivato de profesión
Cuando tu trabajo consiste en vigilar a tus vecinos, tendrás que cuidar tus espaldas.
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Versión analizada Xbox One X. Copia digital proporcionada por Terminal.io
Hay una serie de propuestas que resultan inquietantes ya desde su planteamiento. Títulos como Papers, Please o This War of Mine consiguen dejarnos un mal sabor de boca, y no porque no sean juegos divertidos, que lo son, si no porque su planteamiento y finalidad ahondan en las penurias de la humanidad hasta hacernos regurgitar nuestra propia bilis. Beholder encaja dentro de esa categoría. El título de Warm Lamp Games no es ningún veterano en estas lides, hace poco más de un año apareció en PC y ahora hace lo propio en Xbox One y PlayStation 4 con la Complete Edition que incluye el contenido descargable que apareció posteriormente. Estamos ante una propuesta áspera, incómoda. Un juego de estrategia y gestión que nos propone amordazar nuestra moralidad para conseguir nuestros objetivos... por lo menos por lo que nos conviene.
Estamos en un futuro distópico, en un país con un Estado autoritario que controla con mano de hierro a su población. Ellos saben y dictan lo que se puede y lo que no se puede decir o hacer. Carl Stein acaba de conseguir un nuevo trabajo. Y no uno cualquiera, el Estado le ha asignado un complejo de apartamentos para que lo "regente". De hecho, Carl y familia (su mujer Anna con sus hijos Patrick y Martha) se cruza con el anterior dueño de ese puesto nada más entrar en el edificio... la autoridad competente se lo lleva esposado. Y en ese momento, cuando están tomando acomodo en el sótano del inmueble, le detallan toda su labor en su nuevo trabajo. Carl tendrá que vigilar a todos los inquilinos, elaborar informes sobre ellos, detallar sus aficiones, sus pertenencias y sus secretos para que el Estado pueda apresar a todos aquellos que resulten culpables... con los métodos que sean necesarios.
Y claro, esto es algo a lo que Carl no está acostumbrado. Como nuevo vigilante del edificio tendrá que revisar las circulares del Estado para conocer lo que está prohibido y lo que no, escuchar conversaciones privadas, mirar por las mirillas de las puertas y colocar cámaras sin que los inquilinos lo sepan para tener dominio de todo lo que ocurre en la privacidad de sus viviendas. Hasta podrá entrar en sus habitaciones para elaborar informes o sustraer pruebas. Carl contará con un presupuesto, bien por cumplir las directrices del Estado, bien por chantajear a los vecinos por hacer la vista gorda. Con ese dinero podrá adquirir mejor equipamiento (cámaras principalmente), pero casi todo se reducirá en estar atento a las rutinas y costumbres de las personas que tenemos que vigilar, interactuar con el mobiliario para rebuscar en sus pertenencias y tener cuidado con la autoridad que le pide informes constantemente. Sí, igual que cuando el profesor dejaba a uno en la pizarra para que apuntase quien hablaba y quien no.
El juego plantea un desarrollo lateral, como si de un tebeo de 13, Rue del Percebe se tratase. El sótano estará habitado por la familia Stein, pero las otras cuatro plantas tendrán sus inquilinos, con sus habitaciones siempre oscurecidos si no tenemos cámaras que nos delaten su interior. Poco a poco empezaremos a ganar en recursos, equipamiento y vecinos más desconfiados. Siempre con el tira y afloja con nuestra moralidad, si queremos delatar, obviar o chantajear pero evitando acabar como el anterior vigilante del edificio. El manejo es bueno, con el gatillo izquierdo podremos mandar a Carl directamente a otra planta, mientras que con el gatillo derecho podremos alejar o acercar la imagen para tener una mejor perspectiva de todo lo que nos rodea. Cuesta al principio, pero una vez que lo tengamos asimilado todo resultará fluido.
La estética es gris, oscura y muy deprimente. De hecho, todos los personajes son sombras negras en las que se destacan sus peculiaridades con marcas de color blanco. Aunque la voz de la introducción esté en castellano, la que nos relata la carta en la que nos anuncian nuestro nuevo trabajo, las pocas voces que aparecen en el juego serán guturales (sonidos inteligibles como los que suele utilizar RARE en sus títulos) pero resultan cuanto menos curiosas. Beholder: Complete Edition es un buen título, inquietante y oscuro, que nos engancha con ese voyerismo de manual que va minando nuestra moral. Conseguir nuestros objetivos y mejorar nuestro patrimonio a costa de entregar a nuestros inquilinos a esta Inquisición inventada resulta divertido... aunque en cuanto caigamos en la cuenta de lo que estamos haciendo, torceremos la boca de desaprobación. No es comparable a lo que le pasó a Sharon Stone en Acosada, pero por ahí van los tiros.