
Nintendo Switch
Análisis de Bayonetta 3, la aventura más endiablada, creativa e inconexa de una heroína de acción irrepetible
Nuestra bruja de Umbra favorita regresa con Bayonetta 3, un tributo a su propia franquicia y al hack & slash que viene cargado de adrenalina, originalidad y estilo... Y de algunos problemillas.
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¡Cómo son las cosas! Si me hubieran preguntado hace unos cuantos años sobre cuál es el máximo representante del hack and slash frenético, estético en los combos y descarado en lo narrativo, probablemente el primer nombre que se me habría venido a la cabeza hubiera sido Devil May Cry… Y ahora, en cambio, estoy un poco en una encrucijada, porque no sé hasta qué punto podría llegar a pensar primero en Bayonetta. Siempre se ha dicho que el alumno supera al maestro y, aunque no es mi intención entrar a debatir el empirismo de nuestro refranero y de la cultura popular histórica, no sé si de verdad podemos aplicar la frase a este caso en concreto; sí, Bayoneta es increíblemente divertido, incluso para los estándares de su género, pero nunca ha conseguido, ni ha pretendido, ser fundacional, como sí que hizo Capcom con el bueno de Dante, ni tampoco ha sublimado el género, véase el caso de God of War II, probablemente el último broche de oro de la legendaria PlayStation 2 y magnífico cierre generacional donde los haya.
No obstante, si ponemos las cosas en esa bella y esclarecedora perspectiva temporal que tanto nos gusta… Es difícil pensar que los crueles azares del destino hayan sido más duros con Bayonetta que con Dante, por mucho que la tercera aventura de nuestra bruja favorita se haya hecho de rogar mucho más de lo necesario. Me explico: mientras Devil May Cry se debate entre reinicios un tanto polémicos y quintas partes algo ambivalentes, la hechicera oscura de Platinum firma una tercera entrega continuista, sin duda, pero también increíblemente divertida, honesta, y especialmente fiel a sus principios, a sus motivos temáticos y a sus bases jugables y narrativas. Si esperabas un flash de información rápida sobre si te recomiendo Bayonetta 3, ya te puedo adelantar que la respuesta es afirmativa; en las siguientes líneas nos vamos a centrar en el porqué de la cuestión.
La historia de Bayonetta 3: Enter the Bayoverse
Ahí va un detalle que mucha gente tiende a pasar por alto: sí, Bayonetta tiene lore, y además es muy bueno. Está repleto de detalles geniales, tiene varias líneas temporales y, a pesar de que cae en el tan manido maniqueísmo del género (y de los videojuegos, de las artes en general si nos ponemos exquisitos), lo cierto es que el resultado final funciona. No te esperes tampoco un hilo argumental del nivel de NieR: Automata, el mejor título de Platinum y uno de las obras más especiales de su generación, porque ya te digo que no te lo vas a encontrar; vamos a dejarlo, en cualquier caso, en que Bayonetta va sobre algo más que una bruja de piernas infinitas y de miradas de sensualidad inenarrable. El viaje que tienes que hacer para descubrir la trama de Bayonetta es más críptico de lo que debería ser, desde luego, en parte porque la narrativa del título disfruta moviéndose en el tremedal de lo ambiguo, pero también se debe a que la cosa es más complicada de lo que parece.

La tercera entrega, como es lógico, sigue la estela de las dos anteriores, pero cambia drásticamente el foco: ahora ya no estamos ante la enésima movida con los ángeles de Paradiso, ni con los demonios de Inferno, sino que el problema viene de universos paralelos, circunstancia que me gusta llamar Bayoverse (la referencia es muy, muy perezosa, sí). No me voy a meter mucho en temas argumentales por razones evidentes, pero hay seres incomprensibles de otras dimensiones, unas cuantas Bayonettas y, por ende, también otros personajes clásicos repetidos. Además de los archiconocidos Jeanne y Luka, que siguen cada uno con sus respectivas historias personales, destaca la adición de Viola, una nueva deuteragonista/personaje secundario que precisamente conecta la dimensión “real”, la de la bruja Umbra que todos conocemos y adoramos, con la del resto del multiverso. Ah, y los enemigos son homúnculos del espacio exterior. Sí. Cómo te quedas.
Si estás familiarizado con el trasfondo de la franquicia, sabrás que los “planos de la realidad” se dividen en tres: Paradiso, con los cansinos celestiales, Inferno, de donde las brujas Umbra obtienen sus poderes de invocación, y Caos, que viene a ser un poco como la realidad cotidiana que todos conocemos. El nombre es apropiado, desde luego, pero lo que más nos interesa de ese plano es que de ahí vienen los homúnculos espaciales de Bayonetta 3, mas con un truquito: son de otro universo. No obstante, en la práctica la diferencia es más burocrática y argumental que otra cosa; a la hora de la verdad, la inmensa mayoría de seres que verás en lo nuevo de Platinum son bichos muy feos, muy grandes y muy despreciables que se prestan maravillosamente al arte de la paliza gitana termodinámica, que es lo que nos interesa a todos desde los albores de los tiempos. Por el contrario, en lo que respecta a la narrativa en sí, hay algunos cambios muy llamativos.

El más radical quizás es que el título apuesta por un enfoque más tradicional a la hora de desarrollar su trama, en el sentido de que es imposible entender el hilo argumental de Bayonetta 3 sin la importancia de las cinemáticas. Lo que tradicionalmente se contaba, en su mayoría, a través de unos procedimientos algo más inconexos, como la narrativa ambiental o pequeños fogonazos de información en descripciones a priori intrascendentes, ahora se trata directamente en una escena de vídeo. ¿Es algo malo? Sí y no. El resultado deja buenos momentos y, en líneas generales, suele ser la opción predilecta de los juegos de enfoque argumental, pero al mismo tiempo es verdad que en la obra de Platinum se puede llegar a percibir como algo foráneo, algo que está fuera de lugar. Sea como fuere, lo dejamos en un empate: puede que te guste más ahora que antes, o al revés. Ambas filosofías de diseño funcionan y, lo que es más importante, permiten que los personajes principales se luzcan con frecuencia.
Eso sí, tengo que decir que he notado un poco más de pereza temática en lo que a Bayonetta 3 se refiere, especialmente si lo comparamos con la primera entrega, que a día de hoy sigue siendo la mejor; en ella, Bayonetta, Cereza para los amigos (aceptémoslo, es española), no solo hacía frente a incontables hordas de ángeles enfurecidos, sino que también debía lidiar con la amnesia y una serie de conspiraciones históricas que se remontaban a siglos atrás y que sacudían los cimientos del mundo… Y de la propia Bayonetta. No te voy a vender que fuera la mejor premisa de la historia del mundillo, pero sí que generaba interés por su mundo desde el primer momento, cosa que Bayonetta 3 no siempre consigue. Como decía antes, al final todo se subsana un poquito porque la bruja sigue teniendo carisma para parar un camión, y porque hay unas cuantas sorpresas ahí, escondidas, esperando al momento oportuno para saltar sobre el jugador, pero es verdad que no consigue enamorar. Vamos, que el argumento es interesante pero no brillante.
El regreso de la bruja oscura
Sin embargo, que Bayonetta 3 tenga alguna que otra pequeña desavenencia narrativa no es algo especialmente importante porque todos tenemos claro a lo que hemos venido: a reventar seres incomprensibles a base de patadas, invocaciones demoníacas, disparos en posiciones que desafían las leyes de la anatomía humana, muchísimo tiempo bala (o “tiempo brujo”, como se llama aquí) mediante. Lo cierto es que lo nuevo de Platinum tiene muy claro su legado dentro del hack and slash y ofrece sensaciones clásicas, con un sistema de combos muy frenéticos, elegantes y cuidados, y también distintos rangos o valoraciones en función de nuestro desempeño, ideas que podemos rastrear hasta su hermano mayor, Devil May Cry. En este sentido, la fórmula de Bayonetta sigue siendo brutal; es divertida, muy absorbente, porque consigue “picarte” contigo mismo, a fin de sacar mejores resultados en los combates, y también ha evolucionado de manera coherente con el paso de los años.

¿Cuáles son las novedades más importantes de Bayonetta 3, entonces? La que más destaca tiene que ver, por supuesto, con todo el tema de las invocaciones. Como bien sabrás, en anteriores títulos de la franquicia, Bayonetta podía llamar a una de sus deidades infernales (Gomorah, Lady Butterfly…) para rematar a los jefes finales, circunstancia que normalmente llevaba a escenas machacabotones increíblemente pasadas de rosca y de mala leche. No obstante, el papel de estos seres no tenía ningún otro tipo de arista o implicación jugable; ahora, en cambio, existe la posibilidad de traerlos al combate y controlarlos de manera directa, aunque sea solo durante cortos periodos de tiempo. La mecánica es una pieza central del esquema de Bayonetta 3, y sus implicaciones son unas cuantas: las áreas de combate ahora son mucho más grandes que de costumbre (para que quepan estos bichos), solo se puede alcanzar los rangos más altos invocando (algo que, de cara al jugador más tradicional, puede ser problemático), y la dificultad ha sufrido algún que otro reajuste involuntario.
Por consiguiente, si ya Bayonetta 2 era más sencillito que la sensacional entrega original, que tenía determinados quick time event infames y mucho boss rush malintencionado, la tercera parte es algo más asequible que la segunda, al menos en la dificultad por defecto. No son pocas las situaciones adversas que se resuelven de forma un tanto telegrafiada, con demonios cada vez más extraños que escupen charcos de baba ácida, o que se llevan volando a los enemigos por los aires, por lo que a veces se pierde esa sensación de “intimidad”, de combate cercano que tenían los anteriores títulos de la franquicia. No me malinterpretes, los desajustes en la dificultad no me parecen algo malo per se (si quieres un desafío, siempre te quedará subir la dificultad o intentar sacar el platino puro en cada secuencia), pero es verdad que conducen a una sobresimplificación que no me termina de convencer.

Por suerte, la sensación más frecuente ante Bayonetta 3 es más de asombro que de costumbre, puesto que el título no para de innovar constantemente a lo largo de las doce horas que dura la aventura principal. La mezcla es muy loca y, además, se va haciendo más extraña capítulo a capítulo; imagínate hasta dónde llega el tema que no es solo que se introduzcan nuevas mecánicas, sino que a veces se altera incluso la estructura del juego, desde acertijos y puzles en plan Zelda a sigilo en 2D (un poco a lo Invisible), pasando entre medias por juegos de ritmo y shooters de scroll lateral. En general, cada mundo plantea algo distinto, siempre con un enfoque que te rompe los esquemas y que te tiene de aquí para allá intentando descubrir cómo funciona ese nuevo juguetito de destrucción masiva que has desbloqueado, o qué es lo que te espera detrás de ese misterioso portal a otro universo. Además, como te comentaba antes, los escenarios son más grandes que nunca y están repletos de actividades (combates secretos, plataformas, coleccionables…), lo que rompe con la histórica linealidad de la franquicia.
Y lo mejor: los jefes dejan momentazos, en parte porque muchas veces restringen las invocaciones. Todavía a día de hoy, en pleno 2022, con más de una revisión del género hack and slash en el horizonte reciente, sigue siendo bestial liarse a palos vertiginosos con un enemigo importante de la historia, a ritmo de balas infinitas y esquivando golpes mortales al milímetro en el último instante, lo que transmite una de las mejores sensaciones de cohesión de mecánicas que he experimentado en mucho tiempo. Esto no solo se aplica a la propia Bayonetta, sino también a Viola, cuyos segmentos introducen características también distintivas, lo que ayuda a revitalizar aún más la experiencia. Es más, si acaso, Bayonetta 3 peca más de excesos que de quedarse corto… Idea que respeto y que entiendo, porque además también da pie a una mayor rejugabilidad.
La polémica: ¿Qué pasa con los gráficos de Bayonetta 3?
Antes de cerrar, la movida. Primero que nada, permíteme que aclare que no me voy a meter en temas de doblaje, ni en qué demonios ha pasado con Hellena Taylor, Jennifer Hale y Platinum porque es algo ajeno a la obra. En cualquier caso, como respuesta a la propia pregunta que formulamos en el encabezado, lo cierto es que los gráficos de Bayonetta 3 se encuentran, con relativa frecuencia, con las limitaciones técnicas propias del sistema en el que funciona. Ahí va el dato: en modo portátil, el juego funciona en torno a 480p dinámicos (para mayor extenuación), mientras que sobremesa se queda en 810p. ¿Lo peor? Que en ninguno de los dos casos consigue mantener una tasa de 60 imágenes por segundo estable, con las consecuentes fluctuaciones en estabilidad que ello implica. Esto no es el fin del mundo, pero ya llueve sobre mojado. Hay ciertos estudios que exprimen el hardware al máximo (todavía no me creo que Xenoblade 3 se vea así en Switch) y otros que se quedan por el camino.

No es que tampoco nos vayamos a poner a contar polígonos en Bayonetta 3, todo sea dicho. El diseño artístico es, una vez más, brillante, y la banda sonora también, por lo que tampoco es que el apartado audiovisual sea un desastre… Y, a decir verdad, Platinum tampoco se ha cortado especialmente a la hora de plantear enfrentamientos y persecuciones a escala masiva, y con catástrofes bíblicas sucediendo alrededor en un abrir y cerrar de ojos. Solo nos queda ese regusto agridulce del “qué maravilla sería esto a 1080p y 60fps”, pero quizás tendremos que esperar a una hipotética sucesora de Switch para verlo.
CONCLUSIONES
Bayonetta 3 tenía una tarea muy difícil por delante, esto es, enfrentarse no solo a sus sensacionales entregas anteriores, sino también vérselas con todo el legado de hack and slash frenéticos y brutalmente estéticos que inauguró Devil May Cry allá por 2001, obra también del polémico y extraño Hideki Kamiya. En esencia, lo consigue a medias, porque algunos desajustes en su curva de dificultad a partir de la inclusión de mecánicas que no terminan de brillar con luz propia, una narrativa un pelín previsible, y sobre todo unas importantes limitaciones técnicas lo convierten en el Bayonetta menos inspirado… Pero no lo alejan de un notable alto con todas las de la ley. ¿Las razones? Que la fórmula estrella de Platinum, que ahora encima bebe del maravilloso NieR: Automata en lo que a variedad jugable e hibridez de géneros se refiere, se mantiene tan fresca, divertida y emocionante como el primer día. Incluso con sus problemillas, no me cabe ninguna duda de que perdurá en nuestro recuerdo como uno de los videojuegos más únicos, locos y especiales de los últimos años.
No obstante, si ponemos las cosas en esa bella y esclarecedora perspectiva temporal que tanto nos gusta… Es difícil pensar que los crueles azares del destino hayan sido más duros con Bayonetta que con Dante, por mucho que la tercera aventura de nuestra bruja favorita se haya hecho de rogar mucho más de lo necesario. Me explico: mientras Devil May Cry se debate entre reinicios un tanto polémicos y quintas partes algo ambivalentes, la hechicera oscura de Platinum firma una tercera entrega continuista, sin duda, pero también increíblemente divertida, honesta, y especialmente fiel a sus principios, a sus motivos temáticos y a sus bases jugables y narrativas. Si esperabas un flash de información rápida sobre si te recomiendo Bayonetta 3, ya te puedo adelantar que la respuesta es afirmativa; en las siguientes líneas nos vamos a centrar en el porqué de la cuestión.
La historia de Bayonetta 3: Enter the Bayoverse
Ahí va un detalle que mucha gente tiende a pasar por alto: sí, Bayonetta tiene lore, y además es muy bueno. Está repleto de detalles geniales, tiene varias líneas temporales y, a pesar de que cae en el tan manido maniqueísmo del género (y de los videojuegos, de las artes en general si nos ponemos exquisitos), lo cierto es que el resultado final funciona. No te esperes tampoco un hilo argumental del nivel de NieR: Automata, el mejor título de Platinum y uno de las obras más especiales de su generación, porque ya te digo que no te lo vas a encontrar; vamos a dejarlo, en cualquier caso, en que Bayonetta va sobre algo más que una bruja de piernas infinitas y de miradas de sensualidad inenarrable. El viaje que tienes que hacer para descubrir la trama de Bayonetta es más críptico de lo que debería ser, desde luego, en parte porque la narrativa del título disfruta moviéndose en el tremedal de lo ambiguo, pero también se debe a que la cosa es más complicada de lo que parece.

La tercera entrega, como es lógico, sigue la estela de las dos anteriores, pero cambia drásticamente el foco: ahora ya no estamos ante la enésima movida con los ángeles de Paradiso, ni con los demonios de Inferno, sino que el problema viene de universos paralelos, circunstancia que me gusta llamar Bayoverse (la referencia es muy, muy perezosa, sí). No me voy a meter mucho en temas argumentales por razones evidentes, pero hay seres incomprensibles de otras dimensiones, unas cuantas Bayonettas y, por ende, también otros personajes clásicos repetidos. Además de los archiconocidos Jeanne y Luka, que siguen cada uno con sus respectivas historias personales, destaca la adición de Viola, una nueva deuteragonista/personaje secundario que precisamente conecta la dimensión “real”, la de la bruja Umbra que todos conocemos y adoramos, con la del resto del multiverso. Ah, y los enemigos son homúnculos del espacio exterior. Sí. Cómo te quedas.
Si estás familiarizado con el trasfondo de la franquicia, sabrás que los “planos de la realidad” se dividen en tres: Paradiso, con los cansinos celestiales, Inferno, de donde las brujas Umbra obtienen sus poderes de invocación, y Caos, que viene a ser un poco como la realidad cotidiana que todos conocemos. El nombre es apropiado, desde luego, pero lo que más nos interesa de ese plano es que de ahí vienen los homúnculos espaciales de Bayonetta 3, mas con un truquito: son de otro universo. No obstante, en la práctica la diferencia es más burocrática y argumental que otra cosa; a la hora de la verdad, la inmensa mayoría de seres que verás en lo nuevo de Platinum son bichos muy feos, muy grandes y muy despreciables que se prestan maravillosamente al arte de la paliza gitana termodinámica, que es lo que nos interesa a todos desde los albores de los tiempos. Por el contrario, en lo que respecta a la narrativa en sí, hay algunos cambios muy llamativos.

El más radical quizás es que el título apuesta por un enfoque más tradicional a la hora de desarrollar su trama, en el sentido de que es imposible entender el hilo argumental de Bayonetta 3 sin la importancia de las cinemáticas. Lo que tradicionalmente se contaba, en su mayoría, a través de unos procedimientos algo más inconexos, como la narrativa ambiental o pequeños fogonazos de información en descripciones a priori intrascendentes, ahora se trata directamente en una escena de vídeo. ¿Es algo malo? Sí y no. El resultado deja buenos momentos y, en líneas generales, suele ser la opción predilecta de los juegos de enfoque argumental, pero al mismo tiempo es verdad que en la obra de Platinum se puede llegar a percibir como algo foráneo, algo que está fuera de lugar. Sea como fuere, lo dejamos en un empate: puede que te guste más ahora que antes, o al revés. Ambas filosofías de diseño funcionan y, lo que es más importante, permiten que los personajes principales se luzcan con frecuencia.
"Platinum apuesta aquí por un enfoque más tradicional a la hora de desarrollar la trama, es imposible entender la narrativa de Bayonetta 3 sin las cinemáticas"
Eso sí, tengo que decir que he notado un poco más de pereza temática en lo que a Bayonetta 3 se refiere, especialmente si lo comparamos con la primera entrega, que a día de hoy sigue siendo la mejor; en ella, Bayonetta, Cereza para los amigos (aceptémoslo, es española), no solo hacía frente a incontables hordas de ángeles enfurecidos, sino que también debía lidiar con la amnesia y una serie de conspiraciones históricas que se remontaban a siglos atrás y que sacudían los cimientos del mundo… Y de la propia Bayonetta. No te voy a vender que fuera la mejor premisa de la historia del mundillo, pero sí que generaba interés por su mundo desde el primer momento, cosa que Bayonetta 3 no siempre consigue. Como decía antes, al final todo se subsana un poquito porque la bruja sigue teniendo carisma para parar un camión, y porque hay unas cuantas sorpresas ahí, escondidas, esperando al momento oportuno para saltar sobre el jugador, pero es verdad que no consigue enamorar. Vamos, que el argumento es interesante pero no brillante.
El regreso de la bruja oscura
Sin embargo, que Bayonetta 3 tenga alguna que otra pequeña desavenencia narrativa no es algo especialmente importante porque todos tenemos claro a lo que hemos venido: a reventar seres incomprensibles a base de patadas, invocaciones demoníacas, disparos en posiciones que desafían las leyes de la anatomía humana, muchísimo tiempo bala (o “tiempo brujo”, como se llama aquí) mediante. Lo cierto es que lo nuevo de Platinum tiene muy claro su legado dentro del hack and slash y ofrece sensaciones clásicas, con un sistema de combos muy frenéticos, elegantes y cuidados, y también distintos rangos o valoraciones en función de nuestro desempeño, ideas que podemos rastrear hasta su hermano mayor, Devil May Cry. En este sentido, la fórmula de Bayonetta sigue siendo brutal; es divertida, muy absorbente, porque consigue “picarte” contigo mismo, a fin de sacar mejores resultados en los combates, y también ha evolucionado de manera coherente con el paso de los años.

¿Cuáles son las novedades más importantes de Bayonetta 3, entonces? La que más destaca tiene que ver, por supuesto, con todo el tema de las invocaciones. Como bien sabrás, en anteriores títulos de la franquicia, Bayonetta podía llamar a una de sus deidades infernales (Gomorah, Lady Butterfly…) para rematar a los jefes finales, circunstancia que normalmente llevaba a escenas machacabotones increíblemente pasadas de rosca y de mala leche. No obstante, el papel de estos seres no tenía ningún otro tipo de arista o implicación jugable; ahora, en cambio, existe la posibilidad de traerlos al combate y controlarlos de manera directa, aunque sea solo durante cortos periodos de tiempo. La mecánica es una pieza central del esquema de Bayonetta 3, y sus implicaciones son unas cuantas: las áreas de combate ahora son mucho más grandes que de costumbre (para que quepan estos bichos), solo se puede alcanzar los rangos más altos invocando (algo que, de cara al jugador más tradicional, puede ser problemático), y la dificultad ha sufrido algún que otro reajuste involuntario.
Por consiguiente, si ya Bayonetta 2 era más sencillito que la sensacional entrega original, que tenía determinados quick time event infames y mucho boss rush malintencionado, la tercera parte es algo más asequible que la segunda, al menos en la dificultad por defecto. No son pocas las situaciones adversas que se resuelven de forma un tanto telegrafiada, con demonios cada vez más extraños que escupen charcos de baba ácida, o que se llevan volando a los enemigos por los aires, por lo que a veces se pierde esa sensación de “intimidad”, de combate cercano que tenían los anteriores títulos de la franquicia. No me malinterpretes, los desajustes en la dificultad no me parecen algo malo per se (si quieres un desafío, siempre te quedará subir la dificultad o intentar sacar el platino puro en cada secuencia), pero es verdad que conducen a una sobresimplificación que no me termina de convencer.

Por suerte, la sensación más frecuente ante Bayonetta 3 es más de asombro que de costumbre, puesto que el título no para de innovar constantemente a lo largo de las doce horas que dura la aventura principal. La mezcla es muy loca y, además, se va haciendo más extraña capítulo a capítulo; imagínate hasta dónde llega el tema que no es solo que se introduzcan nuevas mecánicas, sino que a veces se altera incluso la estructura del juego, desde acertijos y puzles en plan Zelda a sigilo en 2D (un poco a lo Invisible), pasando entre medias por juegos de ritmo y shooters de scroll lateral. En general, cada mundo plantea algo distinto, siempre con un enfoque que te rompe los esquemas y que te tiene de aquí para allá intentando descubrir cómo funciona ese nuevo juguetito de destrucción masiva que has desbloqueado, o qué es lo que te espera detrás de ese misterioso portal a otro universo. Además, como te comentaba antes, los escenarios son más grandes que nunca y están repletos de actividades (combates secretos, plataformas, coleccionables…), lo que rompe con la histórica linealidad de la franquicia.
"La sensación más frecuente ante Bayonetta 3 es más de asombro que de costumbre, puesto que el título no para de innovar constantemente a lo largo de las doce horas que dura la aventura principal"
Y lo mejor: los jefes dejan momentazos, en parte porque muchas veces restringen las invocaciones. Todavía a día de hoy, en pleno 2022, con más de una revisión del género hack and slash en el horizonte reciente, sigue siendo bestial liarse a palos vertiginosos con un enemigo importante de la historia, a ritmo de balas infinitas y esquivando golpes mortales al milímetro en el último instante, lo que transmite una de las mejores sensaciones de cohesión de mecánicas que he experimentado en mucho tiempo. Esto no solo se aplica a la propia Bayonetta, sino también a Viola, cuyos segmentos introducen características también distintivas, lo que ayuda a revitalizar aún más la experiencia. Es más, si acaso, Bayonetta 3 peca más de excesos que de quedarse corto… Idea que respeto y que entiendo, porque además también da pie a una mayor rejugabilidad.
La polémica: ¿Qué pasa con los gráficos de Bayonetta 3?
Antes de cerrar, la movida. Primero que nada, permíteme que aclare que no me voy a meter en temas de doblaje, ni en qué demonios ha pasado con Hellena Taylor, Jennifer Hale y Platinum porque es algo ajeno a la obra. En cualquier caso, como respuesta a la propia pregunta que formulamos en el encabezado, lo cierto es que los gráficos de Bayonetta 3 se encuentran, con relativa frecuencia, con las limitaciones técnicas propias del sistema en el que funciona. Ahí va el dato: en modo portátil, el juego funciona en torno a 480p dinámicos (para mayor extenuación), mientras que sobremesa se queda en 810p. ¿Lo peor? Que en ninguno de los dos casos consigue mantener una tasa de 60 imágenes por segundo estable, con las consecuentes fluctuaciones en estabilidad que ello implica. Esto no es el fin del mundo, pero ya llueve sobre mojado. Hay ciertos estudios que exprimen el hardware al máximo (todavía no me creo que Xenoblade 3 se vea así en Switch) y otros que se quedan por el camino.

No es que tampoco nos vayamos a poner a contar polígonos en Bayonetta 3, todo sea dicho. El diseño artístico es, una vez más, brillante, y la banda sonora también, por lo que tampoco es que el apartado audiovisual sea un desastre… Y, a decir verdad, Platinum tampoco se ha cortado especialmente a la hora de plantear enfrentamientos y persecuciones a escala masiva, y con catástrofes bíblicas sucediendo alrededor en un abrir y cerrar de ojos. Solo nos queda ese regusto agridulce del “qué maravilla sería esto a 1080p y 60fps”, pero quizás tendremos que esperar a una hipotética sucesora de Switch para verlo.
CONCLUSIONES
Bayonetta 3 tenía una tarea muy difícil por delante, esto es, enfrentarse no solo a sus sensacionales entregas anteriores, sino también vérselas con todo el legado de hack and slash frenéticos y brutalmente estéticos que inauguró Devil May Cry allá por 2001, obra también del polémico y extraño Hideki Kamiya. En esencia, lo consigue a medias, porque algunos desajustes en su curva de dificultad a partir de la inclusión de mecánicas que no terminan de brillar con luz propia, una narrativa un pelín previsible, y sobre todo unas importantes limitaciones técnicas lo convierten en el Bayonetta menos inspirado… Pero no lo alejan de un notable alto con todas las de la ley. ¿Las razones? Que la fórmula estrella de Platinum, que ahora encima bebe del maravilloso NieR: Automata en lo que a variedad jugable e hibridez de géneros se refiere, se mantiene tan fresca, divertida y emocionante como el primer día. Incluso con sus problemillas, no me cabe ninguna duda de que perdurá en nuestro recuerdo como uno de los videojuegos más únicos, locos y especiales de los últimos años.
Copia digital proporcionada por Nintendo
Los combates especiales. Muchísima variedad y mezcla de géneros. Muy loco y divertido. Bayonetta.
Tiene problemas técnicos a tener en cuenta. La dificultad no está bien ajustada.
Sus pequeñas imperfecciones lo alejan del techo de la franquicia, pero Bayonetta sigue siendo tan brutalmente increíble como siempre.