Nintendo Switch
PC
PlayStation 4
Un tributo a lo bizarro
¿Y si Twink Peaks se mezclase con Zelda y Monkey Island? Algo así es lo que ha intentado Baobabs Mausoleum, con aciertos y errores.
Por Juan B.,
0
0
0
Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Tesura Games.
Acostumbro a emplear la introducción de un análisis como una forma de poner en contexto de lo que quiero hablar, pero hoy no va a ser el caso. Principalmente porque es imposible introducir algo tan bizarro como Baobabs Mausoleum, y es que es una de esas aventuras que me recuerdan por qué es tan importante que se siga dando visibilidad a los proyectos indies. Grandes distribuidoras como Ubisoft o Electronic Arts no se atreverían a dar cobijo a un título así, pero por suerte Baobabs Mausoleum ha encontrado los brazos de la buena gente de Zerouno Games, que siempre se preocupa por dar visibilidad a esos proyectos pequeños y tan personales. ¿Y qué es Baobabs Mausoleum? Pues una de las mayores bizarradas que se hayan hecho en España, esta vez por la desarrolladora Celery Emblem, que sólo cuenta con un trabajador, Jacob Jazz (Jacobo Estevez). No sabría decir si Jacob es un genio o un loco, tal vez ambas. Porque seamos sinceros, a quién se le ocurriría mezclar Twink Peaks, Monkey Island y Zelda Link's Awakening DX con un resultado lejos de ser horrible.
Baobabs Mausoleum: Grindhouse Edition es la edición definitiva de los tres capítulos que componen la historia de Watracio Walpurgis, una berenja vampiro (sí, lo que lees) que sufre un accidente de coche mientras desempeñaba su trabajo como agente del FBI. Por suerte para él, el accidente ha tenido lugar cerca de su destino, Flamingo’s Creek, una ciudad de mala muerte la cual acaba de sufrir el impacto de un terrible asesinato. ¿La tarea de Watracio? Descubrir quién se esconde detrás del asesinato, pero el misterio no acaba ahí, ya que debe averiguar quién es el misterioso habitante número 64. Lo fascinante de Baobabs Mausoleum es que, si bien todo parece una ida de olla, la historia va ganando enteros y teniendo sentido. Quiero decir, somos una calabaza vampiro, el cura de la ciudad es un castor... si hasta un John Carpenter alcohólico es un personaje más de este surrealista universo. Sí, cierto que Baobabs Mausoleum abusa en cierta medida del humor y las metareferencias, algunas de ellas muy personales para el creador como para comprenderlas, pero el argumento se sostiene con solidez.
Las fases en primera persona son de lo más bizarro.
El primer capítulo, Ovnifagos don’t eat flamingos, es el más loco de los tres. Hay una inspiración muy evidente a referentes como David Lynch y su Twink Peaks o Tim Burton por la estética y presencia de los personajes. Además, tenemos ese filtro (opcional, dicho sea) a VHS de los 90 que, junto a una excelente combinación de melodías retro y estética de producción de serie B, consigue transmitirnos ese gusto nostálgico que tanto nos atrapa al recordar tiempos pasados. Este primer capítulo lo componen 10 actos, y cuando decimos que nos recuerda a The Legend of Zelda: Link Awakening DX no lo decimos por nada. El mayor grueso de este capítulo se nos presenta desde una perspectiva cenital donde pasamos a manejar a Watracio mientras intentamos arreglar nuestro vehículo. Sorprendentemente, Baobabs Mausoleum se atreve a coquetear en los últimos actos con mecánicas RPG y de plataformeo en primera persona. Desafortunadamente el control no funciona como debería, al menos jugando con los sticks, ya que control de Watracio es un tanto impreciso y resulta complicado reaccionar tras un error que nos lleve directos a la muerte. La parte negativa de este Ovnifagos don’t eat flamingos, que hace las veces de introducción, es que abarca mucho en muy poco tiempo. Las mecánicas no llegan a estar del todo depuradas y le pasa factura. ¿Lo mejor? Que mantiene el interés en la trama a través de varios ganchos.
1313 Barnabas Dead End Drive es el segundo capítulo, y el más sólido de los tres que componen la historia. En esta parte sí tenemos la sensación de estar metidos en una suerte de Twin Peaks, manteniendo la vista cenital y aprovechando la inspiración en Monkey Island para incluir conversaciones con los habitantes de Flamingo's Creek y la recolección de objetos que nos servirán para resolver los rompecabezas. ¿Recuerdas el mítico "¿quién mató a Laura Palmer?"? Pues este capítulo utiliza este mismo recurso para sembrar la duda y el misterio de quién es el habitante número 64. Nos moveremos en todo momento sobre esa idea y la búsqueda de Daphne, la amiga desaparecida de Watracio. Este capítulo brilla al presentarnos a los 63 habitantes del pueblo, con los que tendremos que conversar para hallar pistas y tirar de la manta de corrupción y vileza de Flamingo's Creek. Hay tramas muy interesantes, como la hija poseida de Jason Voorhees (que a su vez tiene el apellido Myers, el mítico asesino de Halloween) o descubrir quién es el verdadero creador de polybius. Para esta segunda parte se añade una mecánica de tiempo real donde los diálogos y las situaciones varían si es de noche o de día. Una mecánica interesante, sí, pero muy frustrante cuando no podemos avanzar por no estar en una hora determinada. La solución es sencilla, volver al hotel y descansar unas horas, pero el juego no te alerta de esta característica. Alejándonos de este problema, si bien 1313 Barnabas Dead End Drive se asienta como una aventura gráfica, está lejos de sorprendernos como sí lo hizo el primer capítulo. Se conforma con experimentar lo justo y lo necesario, lo que le pasa factura.
Combates por turnos o persecuciones en moto. En Baobabs Mausoleum hay para todos.
Para finalizar, Un Pato en Muertoburgo es una absoluta maravilla. Durante los dos primeros capítulos la trama se iba asentando y dibujando un camino fácil de seguir, pero en este capítulo todo queda en el olvido. El capítulo da inicio con un vídeo en VHS de un señor con una bolsa en la cabeza... y la sucesión de situaciones absurdas nos atrapa sin que podamos pestañear. Visitamos el cielo, las profundidades de Internet o un casino plagado de gente extraña. Llegados a este punto la trama intenta darnos un respiro con diálogos algo más trabajados, pero nos da igual, después de tanto disparate sólo queremos seguir hablando con el resto de habitantes y abrazar su locura. Tras completar este último capítulo somos conscientes de que estamos ante una obra de autor, una experimentación que evidencia el amor por el medio por parte del creador. Esto tiene su parte positiva y negativa. Por un lado, la trama nos genera interés y siempre queremos seguir jugando para admirar esta bizarrada, aunque por el otro cojea en muchos aspectos tan importantes como el control o puzzles con una dificultad descompensada.
Gráficamente cumple sin alardes, aunque hay que destacar que el aspecto retro le sienta como un guante. Cumple a la perfección y casa a las mil maravillas con la estética de Flamingo's Creek. Ocasionalmente hemos percibido problemas en el rendimiento, con algún momento que otro sufriendo ralentizaciones, pero lo más grave lo encontramos en las faltas de ortografía. Aún con todo, entendemos que son problemas que se pueden dar cuando hay una sola persona al cargo de todo. Nada grave, dicho sea. En lo que respecta a la banda sonora sí vamos a aplaudir la selección de temas, que mezclan el chiptune con el jazz, agregando unos sonidos tétricos que ayudan a que el repertorio de melodías vaya en sintonía con lo que busca transmitir cada escenario.
Flamingo's Creek está plagada de referencias.
CONCLUSIÓN
Baobabs Mausoleum es una auténtica locura. Es una de las aventuras más originales que se hayan hecho en nuestro país en mucho tiempo, pero al mismo tiempo no es una experiencia apta para todo el mundo. Sí, es fácil caer en la tentación cuando lees que Baobabs Mausoleum mezcla la temática Twin Peaks con mecánicas de Monkey Island, pero va mucho más allá. Ofrece una gran versatilidad de mecánicas que, si bien acierta en muchas de ellas, también se tropieza con otras tantas. Es entretenido descubrir lo que nos puede ofrecer esta ciudad, pero nos echa para atrás cuando añade secciones de plataformeo con un control tan poco cuidado. Sucede lo mismo en el tercer capítulo, que si bien estamos motivados a continuar la historia, se nos pone delante una fase de conducción que estropea la experiencia del momento. Es innegable que Baobabs Mausoleum es un producto fascinante por su atrevimiento, pero muchos jugadores pueden encontrar en este abanico de posibilidades un título frustrante.
Alternativas
No hay nada que se le parezca
Su humor absurdo y referencias. El diseño de arte y la banda sonora. La ambientación.
El control es mejorable. Más no significa mejor.
Lo amas o lo odias. Con Baobabs Mausoleum no hay un punto medio. Recomendable si buscas una aventura fuera de la norma.