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Shooter Boy Pocket
Es un metroidvania, es monocromo y aprovecha toda la resolución de tu ordenador
Por Andrés JC,
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Construir un juego con una gama de cuatro colores es más difícil de lo que parece. Sí, ahorra mucho trabajo de diseño disponer de solo cuatro tonalidades para dar forma al mundo, pero al mismo tiempo establece una limitación férrea en la cantidad de detalle que se puede incorporar, en especial cuando los personajes o objetos son muy grandes. Sin embargo, Small Bros decidieron mantener las cosas pequeñas, como si estuvieran en la pantalla de la Game Boy, con muñequitos pequeños pero escenarios grandes. B.I.O.T.A. es una carta de amor al videojuego monocromo.
Explorando las profundidades
Es difícil describir B.I.O.T.A. sin caer en el término metroidvania. Es el género retro de moda, y no tan retro, pues el esquema de descubrimiento de un mundo e interconexión de niveles también se aplica a juegos modernos como Elden Ring. Sin embargo, estamos ante algo más cercano a Metroid que a Castlevania, y en concreto, más cercano a su segunda parte: Metroid II: Return of Samus, posiblemente el gran desconocido de la franquicia al haber quedado atrapado en la Game Boy. Eso si obviamos el pedazo de remake con firma española que salió en Nintendo 3DS. Pero en este se obviaban las muchas limitaciones que un juego enorme como Metroid tuvo que enfrentar para "caber" en la primera portátil de Nintendo. De esas limitaciones, B.I.O.T.A. sabe escoger algunas de ellas y aprovecharlas a su favor, pero también sucumbe ante sus propios defectos.
Tomamos el papel de un escuadrón de soldados, cada uno con unas habilidades concretas. Uno maneja una escopeta con amplia potencia de fuego pero cortísimo alcance; el francotirador puede alcanzar el otro extremo de la pantalla; el resto de personajes, a grandes rasgos tienen pocas diferencias, pues usan una ametralladora con diferente cadencia de fuego. Lo interesante empieza cuando entramos en los niveles subterráneos de un planeta en el que ha habido una catástrofe bacteriológica, en una historia no muy diferente a la propuesta por Metroid o Axiom Verge. Sin embargo la historia se olvida con facilidad, puesto que nos esperan pasillos y túneles para dar y tomar, en los cuales encontraremos varios caminos pero solo uno de ellos nos permitirá avanzar.
Todos los requisitos del metroidvania convencional están aquí, excepto uno: el sistema de guardado permite salvar nuestro progreso en cualquier momento, siempre y cuando hayamos derrotado a nuestros enemigos. Para restaurar salud, sin embargo, es necesario teletransportarnos a la superficie para más tarde, continuar por el ascensor más cercano que hayamos desbloqueado. Esta mecánica de "guardado" es extravagante, porque potencialmente se puede guardar prácticamente todo el rato, sin embargo, debemos pulsar un botón para hacerlo, con lo cual debemos estar pensando en guardar con demasiada frecuencia, o por el contrario perder el progreso si no lo hacemos. Es extraño que el guardado no sea automático o en su defecto, relegado a puntos específicos para establecer un desafío calculado.
El progreso por este inframundo lleno de criaturas violentas nos lleva también a enfrentarnos a jefes finales, sin duda lo más interesante y que rompe la excesiva monotonía general. Los niveles no tienen una estructura demasiado creativa, suelen ser pasillos con plataformas sencillas y los mismos enemigos repetidos muchas veces. Se echan en falta momentos que distingan unas secciones de otras o un diseño que nos obligue a jugar de distinto modo conforme avanzamos en la aventura. En un par de ocasiones sucede, pero dada la poca duración del título, que apenas alcanza las 5 horas, la experiencia general es poco estimulante. Tampoco ayuda que no aprendamos nuevas habilidades ni podamos cambiar de personaje sin volver al último ascensor.
La estética pixelada y monocroma son excelentes, y capturan con bastante habilidad el espíritu de la Game Boy. El jugador puede elegir entre un buen número de paletas de colores, para emular el verde de Game Boy, blanco y negro, o mezclas irreverentes de todos rosas, morados, naranjas, azules... en general, es un título visualmente agradable. Incluye una opción para poner "scanlines" e imitar una televisión de tubo, pero por alguna razón esta configuración lastra mucho el rendimiento del juego e introduce bastante lag, al menos en la versión que hemos jugado. El notable ejercicio visual no se extiende a la banda sonora. La música no imita el fantástico chip de sonido de la portátil, y no solo eso, sino que está compuesta por melodías muy sosas y poco interesantes que estropean lo que podría haber sido un homenaje excelente a la portátil de Nintendo.
Conclusiones
B.I.O.T.A. llama la atención a primera vista sin duda, pero cuando nos ponemos a los mandos, su pobre diseño de niveles y escasa profundidad jugable hace que nuestro interés decaiga rápidamente. Es un juego bien construido, agradable de jugar, y sin duda enamorará a los aficionados de la monocromática, pero podemos encontrar mejores juegos en el mercado con esta misma propuesta y más sabor. Es difícil enfadarse con B.I.O.T.A. porque sus pretensiones no son más altas de lo que se propone, pero nos deja con ganas de más.
Explorando las profundidades
Es difícil describir B.I.O.T.A. sin caer en el término metroidvania. Es el género retro de moda, y no tan retro, pues el esquema de descubrimiento de un mundo e interconexión de niveles también se aplica a juegos modernos como Elden Ring. Sin embargo, estamos ante algo más cercano a Metroid que a Castlevania, y en concreto, más cercano a su segunda parte: Metroid II: Return of Samus, posiblemente el gran desconocido de la franquicia al haber quedado atrapado en la Game Boy. Eso si obviamos el pedazo de remake con firma española que salió en Nintendo 3DS. Pero en este se obviaban las muchas limitaciones que un juego enorme como Metroid tuvo que enfrentar para "caber" en la primera portátil de Nintendo. De esas limitaciones, B.I.O.T.A. sabe escoger algunas de ellas y aprovecharlas a su favor, pero también sucumbe ante sus propios defectos.
Tomamos el papel de un escuadrón de soldados, cada uno con unas habilidades concretas. Uno maneja una escopeta con amplia potencia de fuego pero cortísimo alcance; el francotirador puede alcanzar el otro extremo de la pantalla; el resto de personajes, a grandes rasgos tienen pocas diferencias, pues usan una ametralladora con diferente cadencia de fuego. Lo interesante empieza cuando entramos en los niveles subterráneos de un planeta en el que ha habido una catástrofe bacteriológica, en una historia no muy diferente a la propuesta por Metroid o Axiom Verge. Sin embargo la historia se olvida con facilidad, puesto que nos esperan pasillos y túneles para dar y tomar, en los cuales encontraremos varios caminos pero solo uno de ellos nos permitirá avanzar.
«Debemos estar pensando en guardar con demasiada frecuencia»
Todos los requisitos del metroidvania convencional están aquí, excepto uno: el sistema de guardado permite salvar nuestro progreso en cualquier momento, siempre y cuando hayamos derrotado a nuestros enemigos. Para restaurar salud, sin embargo, es necesario teletransportarnos a la superficie para más tarde, continuar por el ascensor más cercano que hayamos desbloqueado. Esta mecánica de "guardado" es extravagante, porque potencialmente se puede guardar prácticamente todo el rato, sin embargo, debemos pulsar un botón para hacerlo, con lo cual debemos estar pensando en guardar con demasiada frecuencia, o por el contrario perder el progreso si no lo hacemos. Es extraño que el guardado no sea automático o en su defecto, relegado a puntos específicos para establecer un desafío calculado.
El progreso por este inframundo lleno de criaturas violentas nos lleva también a enfrentarnos a jefes finales, sin duda lo más interesante y que rompe la excesiva monotonía general. Los niveles no tienen una estructura demasiado creativa, suelen ser pasillos con plataformas sencillas y los mismos enemigos repetidos muchas veces. Se echan en falta momentos que distingan unas secciones de otras o un diseño que nos obligue a jugar de distinto modo conforme avanzamos en la aventura. En un par de ocasiones sucede, pero dada la poca duración del título, que apenas alcanza las 5 horas, la experiencia general es poco estimulante. Tampoco ayuda que no aprendamos nuevas habilidades ni podamos cambiar de personaje sin volver al último ascensor.
«En general, es un título visualmente agradable»
La estética pixelada y monocroma son excelentes, y capturan con bastante habilidad el espíritu de la Game Boy. El jugador puede elegir entre un buen número de paletas de colores, para emular el verde de Game Boy, blanco y negro, o mezclas irreverentes de todos rosas, morados, naranjas, azules... en general, es un título visualmente agradable. Incluye una opción para poner "scanlines" e imitar una televisión de tubo, pero por alguna razón esta configuración lastra mucho el rendimiento del juego e introduce bastante lag, al menos en la versión que hemos jugado. El notable ejercicio visual no se extiende a la banda sonora. La música no imita el fantástico chip de sonido de la portátil, y no solo eso, sino que está compuesta por melodías muy sosas y poco interesantes que estropean lo que podría haber sido un homenaje excelente a la portátil de Nintendo.
Conclusiones
B.I.O.T.A. llama la atención a primera vista sin duda, pero cuando nos ponemos a los mandos, su pobre diseño de niveles y escasa profundidad jugable hace que nuestro interés decaiga rápidamente. Es un juego bien construido, agradable de jugar, y sin duda enamorará a los aficionados de la monocromática, pero podemos encontrar mejores juegos en el mercado con esta misma propuesta y más sabor. Es difícil enfadarse con B.I.O.T.A. porque sus pretensiones no son más altas de lo que se propone, pero nos deja con ganas de más.
Alternativas
Gato Roboto, XeoDrifter
Es como la Game Boy pero a 1080p
Niveles sosos y repetitivos. Sistema de guardado extraño
Buen juego que exhibe un aire retro muy específico aunque necesita algo más de personalidad
