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Análisis de Another Crab's Treasure - El soulslike más divertido de 2024
La segunda obra de Aggro Crab está protagonizada por un cangrejo y es el soplo de aire fresco que necesitaba el género.

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Pocos estudios, por no decir ninguno, con la capacidad que tiene Aggro Crab para llevar sus alocadas ideas a un género y materializarlas en algo tan divertido como funcional. El estudio ya nos había conquistado con su primera (y única) obra: Going Under, un roguelike ambientado en una megacorporación en la que a través del humor ingenioso se hace una crítica al capitalismo salvaje. En esa satírica aventura, cada objeto del escenario se convertía en un arma, lo que fomentaba la improvisación en el combate. Ahora, más de cuatro años después de su primer juego y unos cuantos más de desarrollo, nos llega Another Crab's Treasure, la primera incursión del estudio a un género tan abarrotado como el de los soulslike. Sabemos qué ocurre con los prejuicios, pero confiando en la filosofía de diseño de Aggro Crab, os aseguramos que estamos ante una aventura tan divertida como refrescante que sabe llevar las ideas del género a su terreno para ofrecer un desafío tan difícil como simpático (artísticamente hablando).
Es irónico que el mayor soplo de aire fresco que ha recibido el género soulslike provenga de una aventura que tiene a un cangrejo ermitaño como protagonista. La mayoría de estos juegos de acción son, por qué no decirlo, monótonos en cuanto a temática. Apartando a FromSoftware de la ecuación, que juega en otra liga, el resto no ha terminado de aportar nada novedoso en lo que respecta a temática y ambientación. En ese aspecto, Another Crab's Treasure está repleto de colores, criaturas marinas que bien podrían haber aparecido en una película de Pixar de la década de los 90 y un humor muy tonto pero muy divertido. Esa temática totalmente opuesta a lo visceral y espeluznante le hace destacar en un género tan populoso. Tiene sus carencias, como un combate que no termina de profundizar tanto como podría, una cámara errática y secciones de plataformeo que se podrían haber replanteado de otro modo. Aún con todo, es divertidísimo.
El One Piece existe
En Another Crab's Treasure nos sumergimos en la historia de Kril, un pequeño e inocente cangrejo ermitaño que se ha visto endeudado por un extraño tiburón prestamista que se ha hecho con su valor más preciado: su concha. Así pues, Kril descubre que ha habido un cambio de autoridad bajo el mar y él no está dispuesto a pagar las consecuencias. Es por ello que el cangrejo se ve arrastrado a lo más profundo del arrecife para participar en la búsqueda de un mapa que, si se logran juntar las tres piezas desperdigadas, se podrá hallar la localización de un tesoro que podría utilizar para saldar su deuda. Por supuesto, Kril no es el único que quiere hacerse con este tesoro, por lo que la competencia está asegurada, y la única forma de defenderse será con un tenedor oxidado y cualquier deshecho que pueda utilizar como concha.
Al tratarse de Aggro Crab, un estudio que sabe muy bien cómo darle un punto de crítica social a sus historias cómicas, nada de eso falta en esta aventura. El arrecife tiene su propia jerarquía y entramado político, con personajes y situaciones calcados de nuestro día a día. Los problemas geopolíticos tienen su versión en este universo acuático y están tratados con un sentido del humor muy inteligente. Es fácil que estos diálogos nos empujen a echar más de una carcajada, todo ello gracias a unos diálogos muy bien escritos y traducidos (traducidos al latino, eso sí). También porque los actores de doblaje funcionan a las mil maravillas pese a ser un proyecto indie de bajo presupuesto.
Al mismo tiempo, y tal y como ya hizo con Going Under, Aggro Crab aprovecha la ocasión para presentar una fuerte crítica a la contaminación de los oceanos. El mundo de Another Crab's Treasure está rodeado de basura, y para algunos habitantes la caída de los desperdicios al arrecife es una especie de fiesta local en la que todos se pelean entre sí para hacerse con un objeto de valor. Esta decadencia, que para muchos es algo poco menos que religioso, algunos políticos del arrecife lo utilizan a su favor para sacar un provecho económico de ello. Sin ir más lejos, la moneda de cambio son microplásticos.
La basura de unos es el tesoro de otros
En el apartado jugable, Another Crab's Treasure mantiene la filosofía que inició el estudio con su primera obra. Es una idea que tiene como principal baza la improvisación en combate, pero en esta ocasión enfocada a la faceta defensiva. Nos han quitado nuestra concha, sí, pero eso no nos impide improvisar y hacernos con cualquier cosa que encontremos en el arrecife: una pelota de tenis, el tapón de una botella, una lata de refresco o un pato de goma. Todo vale cuando se trata de fortalecer nuestra defensa, no solo porque el daño que recibimos se redirige en parte a nuestro caparazón (en caso de que tengamos uno equipado, claro), sino porque cada uno tiene su habilidad propia, lo que nos incita a trazar una estrategia que será el pilar central de la experiencia de juego.
Cada concha tiene una habilidad asociada a lo que es el ítem. La cápsula de café nos otorga un pequeño empujón extra de velocidad, la pelota de tenis nos hace chocar contra un enemigo y empujarlo o la galleta de la suerte, una de mis favoritas, que podemos restar durabilidad al caparazón a cambio de ganar un poco más de salud. Además, con el caparazón activo, independientemente de cuál sea, activamos la posibilidad de hacer un bloqueo (el parry, vaya), un movimiento indispensable que, si bien es cierto que en Another Crab's Treasure su uso no es indispensable, sí nos puede facilitar (y mucho) el progreso si logramos dominarlo.
Descanse en pez
En lo demás, es un juego claramente influenciado por el diseño de FromSoftware: un botón para rodar, el R1 como ataque básico, el marcado de personajes... Todas esas rutinas del género están presentes y son muy similares a las que pueda tener un Dark Souls, incluyendo la variedad de enemigos, sus patrones de ataques y movimientos a la hora de atacar. Sin embargo, Aggro Crab hace la labor de distanciarse un poco del esquema de FromSoftware con unos puntos de habilidad con los que obtener nuevas habilidades, tanto activas como pasivas. Hay tres caminos distintos por los que podemos optar para desbloquear nodos de habilidades, y aunque no hay limitación en cuanto a qué especialización podemos enfocarnos, será necesario obtener muchos puntos de habilidad para hacerse con todos.
Ahora bien, en lo que respecta al progreso por los niveles, e incluso en el combate en ciertos aspectos, tiene detalles que recuerdan, y mucho, a Sekiro: Shadows Die Twice, empezando por un gancho que podemos utilizar para sortear obstáculos, abrir nuevos atajos e incluso utilizarlo para atraer a los enemigos y atacarles rápidamente. En este punto se le ven las costuras, y es que tal y como ocurre en muchísimos otros soulslike, el refinamiento en el diseño de enemigos o en el desarrollo de niveles no está tan pulido. Esto se evidencia con las pequeñas injusticias que llegan de la mano de algunos enemigos a los que es difícil pillarles el patrón de movimientos por lo errático que golpean, o en algunas secciones de plataformeo un tanto abruptas, en ocasiones casi injustificadas, que empañan un poco la experiencia. Por suerte, no se insiste demasiado en este tipo de enemigos o situaciones, y como se trata de un juego tan variado y divertido, inconscientemente se puede pasar por alto estos malos ratos (que insisto, son muy breves).
El soulslike más accesible (y bonito) de todos
Como Another Crab's Treasure busca ser divertido y no pretende cerrar las puertas a nadie, zanja rápidamente el debate sobre si un soulslike debería tener o no un modo fácil. Eso sí, lo hace de una manera muy ingeniosa con distintas opciones de accesibilidad que nos permiten moldear la experiencia a nuestro gusto. Además, lo hace de tal forma que podemos personalizar la dificultad activando (o no) algunas opciones en función de nuestras preferencias. Podemos aumentar el daño que mitiga nuestro escudo (poco, mucho o todo el daño), aumentar la ventana del parry o disminuir (en tres niveles) la velocidad a la que va el juego. Esto no solo afecta a los enemigos, sino que también nos moveremos más lento, pero está comprobado que es la manera de fácil de leer su patrón de movimientos. Por último, podemos activar un caparazón especial que puede acabar con cualquier enemigo, incluyendo a los jefes, de un solo disparo. ¡Y no hay penalización de ningún tipo! Lo cierto es que es realmente divertido ver a un cangrejo disparar un arma de fuego, y no negaré que para hacer un poco de backtracking ha sido una herramienta indispensable para quitarme de encima a los enemigos más molestos con los que no tenía los ánimos de volver a enfrentarme.
Visualmente también es muy bonito. Es un juego que se toma muy en serio la crítica que quiere hacer y lo lleva al terreno del apartado artístico. Todo lo que baña el arrecife son los restos de la basura humana, abriendo así un mundo de posibilidades en la decoración de escenarios y en el diseño de personajes. Es una pena que este trabajo para quitarse el sombrero se haya visto ciertamente empañado por unos errores de lanzamiento que, una semana después del lanzamiento, seguimos sufriendo. Algunos como fugas de memoria que nos fuerzan a cerrar el juego para que el rendimiento no se vea afectado o constantes caídas de FPS, casi llevándonos al bloqueo del juego, cuando cambiamos de zona. Cabe resaltar que todo esto se está arreglando estos días con los continuos parches que se están lanzando, aunque todavía queda trabajo por hacer. La versión para Nintendo Switch, una de las primeras en ser anunciadas, parece la más afectada por estos problemas.
CONCLUSIÓN
Another Crab’s Treasure es el soplo de aire fresco que demandaba el género. Es un videojuego en el que fácilmente se puede caer en prejuicios, pero es una demostración del talento y maestría que tienen en Aggro Crab: una aventura divertidísima y repleta de sorpresas, que sabe sacar el máximo provecho al género al tiempo que se lo lleva a su terreno. Tiene algún que otro excesivo pico de dificultad y algunas secciones de plataformeo no terminan de estar bien ejecutadas, pero todo lo demás es un derroche de virtudes y buenas ideas que bien merecen darle una oportunidad.
Es irónico que el mayor soplo de aire fresco que ha recibido el género soulslike provenga de una aventura que tiene a un cangrejo ermitaño como protagonista. La mayoría de estos juegos de acción son, por qué no decirlo, monótonos en cuanto a temática. Apartando a FromSoftware de la ecuación, que juega en otra liga, el resto no ha terminado de aportar nada novedoso en lo que respecta a temática y ambientación. En ese aspecto, Another Crab's Treasure está repleto de colores, criaturas marinas que bien podrían haber aparecido en una película de Pixar de la década de los 90 y un humor muy tonto pero muy divertido. Esa temática totalmente opuesta a lo visceral y espeluznante le hace destacar en un género tan populoso. Tiene sus carencias, como un combate que no termina de profundizar tanto como podría, una cámara errática y secciones de plataformeo que se podrían haber replanteado de otro modo. Aún con todo, es divertidísimo.

El One Piece existe
En Another Crab's Treasure nos sumergimos en la historia de Kril, un pequeño e inocente cangrejo ermitaño que se ha visto endeudado por un extraño tiburón prestamista que se ha hecho con su valor más preciado: su concha. Así pues, Kril descubre que ha habido un cambio de autoridad bajo el mar y él no está dispuesto a pagar las consecuencias. Es por ello que el cangrejo se ve arrastrado a lo más profundo del arrecife para participar en la búsqueda de un mapa que, si se logran juntar las tres piezas desperdigadas, se podrá hallar la localización de un tesoro que podría utilizar para saldar su deuda. Por supuesto, Kril no es el único que quiere hacerse con este tesoro, por lo que la competencia está asegurada, y la única forma de defenderse será con un tenedor oxidado y cualquier deshecho que pueda utilizar como concha.
Al tratarse de Aggro Crab, un estudio que sabe muy bien cómo darle un punto de crítica social a sus historias cómicas, nada de eso falta en esta aventura. El arrecife tiene su propia jerarquía y entramado político, con personajes y situaciones calcados de nuestro día a día. Los problemas geopolíticos tienen su versión en este universo acuático y están tratados con un sentido del humor muy inteligente. Es fácil que estos diálogos nos empujen a echar más de una carcajada, todo ello gracias a unos diálogos muy bien escritos y traducidos (traducidos al latino, eso sí). También porque los actores de doblaje funcionan a las mil maravillas pese a ser un proyecto indie de bajo presupuesto.
Al mismo tiempo, y tal y como ya hizo con Going Under, Aggro Crab aprovecha la ocasión para presentar una fuerte crítica a la contaminación de los oceanos. El mundo de Another Crab's Treasure está rodeado de basura, y para algunos habitantes la caída de los desperdicios al arrecife es una especie de fiesta local en la que todos se pelean entre sí para hacerse con un objeto de valor. Esta decadencia, que para muchos es algo poco menos que religioso, algunos políticos del arrecife lo utilizan a su favor para sacar un provecho económico de ello. Sin ir más lejos, la moneda de cambio son microplásticos.

Nadie va a impedir que disfrute del bonito paisaje (morí 10 segundos después).
La basura de unos es el tesoro de otros
En el apartado jugable, Another Crab's Treasure mantiene la filosofía que inició el estudio con su primera obra. Es una idea que tiene como principal baza la improvisación en combate, pero en esta ocasión enfocada a la faceta defensiva. Nos han quitado nuestra concha, sí, pero eso no nos impide improvisar y hacernos con cualquier cosa que encontremos en el arrecife: una pelota de tenis, el tapón de una botella, una lata de refresco o un pato de goma. Todo vale cuando se trata de fortalecer nuestra defensa, no solo porque el daño que recibimos se redirige en parte a nuestro caparazón (en caso de que tengamos uno equipado, claro), sino porque cada uno tiene su habilidad propia, lo que nos incita a trazar una estrategia que será el pilar central de la experiencia de juego.
Cada concha tiene una habilidad asociada a lo que es el ítem. La cápsula de café nos otorga un pequeño empujón extra de velocidad, la pelota de tenis nos hace chocar contra un enemigo y empujarlo o la galleta de la suerte, una de mis favoritas, que podemos restar durabilidad al caparazón a cambio de ganar un poco más de salud. Además, con el caparazón activo, independientemente de cuál sea, activamos la posibilidad de hacer un bloqueo (el parry, vaya), un movimiento indispensable que, si bien es cierto que en Another Crab's Treasure su uso no es indispensable, sí nos puede facilitar (y mucho) el progreso si logramos dominarlo.

Hay jefes que se sienten realmente complicados, pero hay distintos ajustes de accesibilidad para mejorar nuestra experiencia.
Descanse en pez
En lo demás, es un juego claramente influenciado por el diseño de FromSoftware: un botón para rodar, el R1 como ataque básico, el marcado de personajes... Todas esas rutinas del género están presentes y son muy similares a las que pueda tener un Dark Souls, incluyendo la variedad de enemigos, sus patrones de ataques y movimientos a la hora de atacar. Sin embargo, Aggro Crab hace la labor de distanciarse un poco del esquema de FromSoftware con unos puntos de habilidad con los que obtener nuevas habilidades, tanto activas como pasivas. Hay tres caminos distintos por los que podemos optar para desbloquear nodos de habilidades, y aunque no hay limitación en cuanto a qué especialización podemos enfocarnos, será necesario obtener muchos puntos de habilidad para hacerse con todos.
Ahora bien, en lo que respecta al progreso por los niveles, e incluso en el combate en ciertos aspectos, tiene detalles que recuerdan, y mucho, a Sekiro: Shadows Die Twice, empezando por un gancho que podemos utilizar para sortear obstáculos, abrir nuevos atajos e incluso utilizarlo para atraer a los enemigos y atacarles rápidamente. En este punto se le ven las costuras, y es que tal y como ocurre en muchísimos otros soulslike, el refinamiento en el diseño de enemigos o en el desarrollo de niveles no está tan pulido. Esto se evidencia con las pequeñas injusticias que llegan de la mano de algunos enemigos a los que es difícil pillarles el patrón de movimientos por lo errático que golpean, o en algunas secciones de plataformeo un tanto abruptas, en ocasiones casi injustificadas, que empañan un poco la experiencia. Por suerte, no se insiste demasiado en este tipo de enemigos o situaciones, y como se trata de un juego tan variado y divertido, inconscientemente se puede pasar por alto estos malos ratos (que insisto, son muy breves).

También existe la clásica distribución de puntos, aunque las builds no son tan importantes y subir de nivel es realmente fácil.
El soulslike más accesible (y bonito) de todos
Como Another Crab's Treasure busca ser divertido y no pretende cerrar las puertas a nadie, zanja rápidamente el debate sobre si un soulslike debería tener o no un modo fácil. Eso sí, lo hace de una manera muy ingeniosa con distintas opciones de accesibilidad que nos permiten moldear la experiencia a nuestro gusto. Además, lo hace de tal forma que podemos personalizar la dificultad activando (o no) algunas opciones en función de nuestras preferencias. Podemos aumentar el daño que mitiga nuestro escudo (poco, mucho o todo el daño), aumentar la ventana del parry o disminuir (en tres niveles) la velocidad a la que va el juego. Esto no solo afecta a los enemigos, sino que también nos moveremos más lento, pero está comprobado que es la manera de fácil de leer su patrón de movimientos. Por último, podemos activar un caparazón especial que puede acabar con cualquier enemigo, incluyendo a los jefes, de un solo disparo. ¡Y no hay penalización de ningún tipo! Lo cierto es que es realmente divertido ver a un cangrejo disparar un arma de fuego, y no negaré que para hacer un poco de backtracking ha sido una herramienta indispensable para quitarme de encima a los enemigos más molestos con los que no tenía los ánimos de volver a enfrentarme.
Visualmente también es muy bonito. Es un juego que se toma muy en serio la crítica que quiere hacer y lo lleva al terreno del apartado artístico. Todo lo que baña el arrecife son los restos de la basura humana, abriendo así un mundo de posibilidades en la decoración de escenarios y en el diseño de personajes. Es una pena que este trabajo para quitarse el sombrero se haya visto ciertamente empañado por unos errores de lanzamiento que, una semana después del lanzamiento, seguimos sufriendo. Algunos como fugas de memoria que nos fuerzan a cerrar el juego para que el rendimiento no se vea afectado o constantes caídas de FPS, casi llevándonos al bloqueo del juego, cuando cambiamos de zona. Cabe resaltar que todo esto se está arreglando estos días con los continuos parches que se están lanzando, aunque todavía queda trabajo por hacer. La versión para Nintendo Switch, una de las primeras en ser anunciadas, parece la más afectada por estos problemas.

Los polizones es un sistema que nos permite añadir adornos a nuestro caparazón para ganar estadísticas. Hay muchos, aunque solo podemos tener activos unos pocos al mismo tiempo.
CONCLUSIÓN
Another Crab’s Treasure es el soplo de aire fresco que demandaba el género. Es un videojuego en el que fácilmente se puede caer en prejuicios, pero es una demostración del talento y maestría que tienen en Aggro Crab: una aventura divertidísima y repleta de sorpresas, que sabe sacar el máximo provecho al género al tiempo que se lo lleva a su terreno. Tiene algún que otro excesivo pico de dificultad y algunas secciones de plataformeo no terminan de estar bien ejecutadas, pero todo lo demás es un derroche de virtudes y buenas ideas que bien merecen darle una oportunidad.
Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Perpgames.
Alternativas
Cualquier juego de FromSoftware
Un buen soulslike que coge lo mejor del género y le añade ideas propias. Muy bonito visualmente.
Algunas secciones un tanto injustas. Muchos bugs de lanzamiento.
Another Crab's Treasure es un soulslike divertidísimo y original que no le cierra las puertas a nadie. Desafiante y satisfactorio como pocos.